En una habitación de hotel con poca luz...
Rena Gordon estaba besando apasionadamente al apuesto extraño.
Esa misma noche, su exnovio, Harold Moore, había anunciado su compromiso con otra mujer. Rena había quedado tan devastada con esa noticia que se emborrachó en un bar y, debido a la influencia del alcohol y el encanto de ese hombre misterioso, terminó en un hotel con él.
Como Harold se iba a casar con una chica rica, a pesar de los cuatro años de relación con Rena, esta última pensaba que tenía derecho a permitirse una aventura.
Justo cuando el hombre le estaba quitando la ropa, ella se apoyó en su hombro, se dejó llevar por el momento y murmuró: "Harold".
El hombre se detuvo abruptamente y la pasión del ambiente se disipó al instante.
Rápidamente, él encendió las luces.
El destello brillante hizo que Rena tuviera que entrecerrar los ojos, pero cuando finalmente logró adaptarse a la luz, vio claramente el rostro de su acompañante.
Era Waylen Fowler, el abogado más solicitado de todo el país. Él era muy famoso en el círculo jurídico y representaba a la élite, con innumerables activos.
Sin embargo, lo más importante era que Waylen era el futuro cuñado de Harold, quien acababa de traicionarla.
Al verlo, a Rena se le pasó la borrachera de inmediato, cerró los ojos y respiró profundo. ¡Ella casi se había acostado con el hermano de la mujer que le había quitado a su amor!
Waylen también se alejó de ella, se apoyó contra la pared y encendió un cigarrillo. Después de fumar por un rato, él la miró de pies a cabeza y le dijo con tono burlesco: "Muy interesante, señorita Gordon".
El hombre sacudió la cabeza con su cigarrillo en la boca y agregó con una sonrisa: "¿En quién estabas pensando mientras me besabas? ¿Solo querías tener sexo conmigo para poner celoso a Harold?".
Obviamente, Waylen también la había reconocido.
Así que Rena no podía fingir que no lo conocía, después de todo, él era famoso. Ella simplemente no lo había reconocido antes debido al alcohol, pero como sabía que no podía darse el lujo de ofender a un pez gordo como este hombre, solo bajó la cabeza y se disculpó con humildad: "Lo siento, señor Fowler. Bebí demasiado".
Afortunadamente, él no le hizo pasar un mal rato y, después de terminar de fumar, se enderezó, le arrojó el abrigo y le dijo: "Póntelo. Te llevaré de regreso".
Rena le agradeció en voz baja.
En el Bentley de Waylen, ninguno de los dos habló a lo largo de todo el camino. Pero ella lo miraba de vez en cuando. El hombre tenía un rostro anguloso y una mandíbula perfectamente cincelada. Aunque ella no sabía la marca de su camisa, esta era evidentemente cara.
Rena supuso que había cientos de mujeres haciendo fila para acercarse a él.
Luego de un silencioso trayecto, Waylen detuvo su auto. Él volvió ligeramente la cabeza para mirar las piernas largas y delgadas de la mujer por un momento, hasta que finalmente le entregó su tarjeta de presentación.
Rena sabía lo que eso significaba y le sorprendió que él igualmente quisiera acostarse con ella después de descubrir quién era.
Aunque Waylen era encantador y probablemente muy bueno en la cama, Rena dudó, pues era una mala idea enredarse con un pez gordo como él, así que le dijo: "Señor Fowler, es mejor que no sigamos en contacto".
Waylen simplemente se encogió de hombros con indiferencia.
Rena era realmente hermosa, pero él no iba a forzarla si la mujer no quería, así que volvió a guardar su tarjeta de presentación en el bolsillo y le dijo: "Ser conservadora te sienta bien".
Rena se sintió un poco avergonzada, pero antes de que alcanzara a responderle, Waylen se bajó del auto y le abrió la puerta como todo un caballero. Incluso, la mujer se preguntó si todo había sido un sueño y, en realidad, no había pasado nada entre ellos en ese hotel.
Tan pronto ella se bajó, el vehículo se alejó lentamente.
Una brisa fresca sopló y Rena sintió escalofríos en la espalda. Recién en ese momento, la mujer se dio cuenta de que había olvidado devolverle el abrigo.
Justo cuando ella estaba dudando si debía alcanzarlo o no, su celular comenzó a sonar.
Era Eloise, su madrastra. Al contestar, la mujer le dijo de inmediato muy nerviosa: "¡Rena, vuelve a casa ahora mismo! ¡Pasó algo malo!".
La joven trató de preguntarle qué había pasado, pero Eloise estaba tan nerviosa que no fue capaz de explicarle nada y solo le suplicó que volviera lo antes posible.