Debastado por la noticia entró en un rápido estado de negación, sus ojos húmedos reprimiendo las lágrimas no paraban de leer ese mensaje una y otra vez, tratando de convencerse a sí mismo de la realidad, aunque no parecía cierto.
Su abuelo, el hombre que desde siempre fue su mentor y guía había muerto.
Un escalofrío recorrió su cuerpo en cuestiones de segundos. El aire se volvió pesado y su respiración se hizo tensa, haciendo imposible que el aire fluyera libremente por sus pulmones.
¿Cómo era posible que esto sucediera? Si la noche anterior fue a verlo y lo dejó perfectamente bien.
Su marca pasos seguía funcionando correctamente a pesar de ese susto que pasaron en su cumpleaños, cuando sufrió un pequeño infarto y tuvieron que llevarlo de emergencia a la clínica.
Debido a ese incidente se mantenía en control y su doctor le hizo consulta apenas dos días previo a su muerte.
¿Por qué pasó esto? ¿Cuál fue motivo de su muerte? ¿Por qué lo dejó justo cuando más lo necesitaba?
Esas preguntas no dejaban de rondar en su cabeza.
La voz del director de marketing dándole el pésame lo sacó por completo de su ensimismamiento.
Sus ojos se humedecieron de nuevo al sentir su mano en su hombro, cerró sus ojos sin despegar su mano de la puerta y contuvo el llanto procurando actuar de manera tranquila. Ladeó su cara ligeramente hacia el señor Decket dedicándole una mirada repleta de indiferencia y asintió en agradecimiento a sus palabras, mientras que el Don lo abrazó fuerte dándole algunas palmadas en su espalda.
Se adentró a la sala a pasos lentos, pero seguros, todos lo miraron fijamente, debido a que con la noticia de la muerte del presidente de Thompson Corporations esperaban que se cancelara la reunión.
Su semblante serio y carente de emociones mantenía consternados a todos en la sala de conferencias que segundos antes estaban ansiosos y preocupado por saber cómo tomaría esta trágica noticia.
-Buenos días -saludó poco antes de tomar asiento, aclaró su garganta tratando enfocar la atención en el trabajo-, disculpen la demora. Desde ya daremos inicio esta pequeña reunión. Los he citado esta mañana porque necesito de la colaboración de cada uno de ustedes con la reseña de los estados financieros de la empresa en el último trimestre, el itinerario de ventas programadas y las fichas de productos de los nuevos proveedores. La semana entrante tenemos reunión con los principales inversionistas y debemos tener todo en regla a la hora de informarles sobre el desempeño financiero.
Aclaró con su voz ronca, aunque apagada por el dolor de saber aquella noticia de su abuelo. Una parte de él había muerto también ese día.
-Señor Thompson, he realizado un análisis macroeconómico del último trimestre, lo acabo de enviar hace apenas unos minutos al correo principal de la empresa -indicó Zoellick, la agente contable-. Los tengo ahora mismo en físico. El flujo de efectivo de la empresa nos indica que tendremos dificultad para operar de manera eficaz a largo plazo. Preste atención a las entradas y salidas de efectivo en el periodo contable anterior y el que está en curso, le dejé una gráfica que especifica el margen de pérdida.
Le hace entrega de una carpeta de manila y Alex la recibe en silencio.
-Los proveedores de servicios y hardware estarán en la sede norte el día martes por la tarde, deberá estar presente en representación a la empresa -indicó Miriam, su asistente-.
-En cinco dias es el lanzamiento del nuevo equipo -informa Robbins, agente de marketing-, segun las estadísticas tendremos excelente recibimiento en el mercado, no podemos desperdiciar el impulso que nos genera la innovación de productos porque esta es la única forma en que podemos mantener un puesto más o menos respetable en la lista de ventas.
-Me preocupa que su participación en la conferencia del martes sea de carácter obligatoria, siendo ese mismo día la lectura del testamento de Don Jasson -agregó Miriam casi en un susurro audible para el hombre que se mantenía atento a todo, él solamente agitó su mano en señal de que tendría todo bajo control-.
Alexander sostiene en su mano el informe financiero de la empresa, lo observa detalladamente con mucha preocupación y su corazón empieza a latir aún más fuerte al pasar cada una de esas páginas.
Recordó aquel juramento que le hizo a su abuelo hace meses en su cumpleaños, donde aseguró que no dejaría perder la empresa y que lucharía contra lo que sea para mantenerla a flote.
Hoy, viendo aquellos números rojos en los que se encontraba hace poco más de dos meses, un atisbo de tristeza atravesó su pecho. Aquel juramento seguía latente y haría hasta lo imposible para cumplirlo. Así eso implique sacrificarse.
Recogió todas las carpetas que le fueron entregadas, la golpea en la mesa verticalmente para alinearlas y se levanta de su asiento.
-Debemos tomar decisiones estratégicas para mantener la competitividad y mejorar la posición de ventas en el mercado, ahora más que nunca necesito del esfuerzo de cada uno de ustedes para mejorar la rentabilidad y sostenibilidad financiera de la empresa. ¡Confío en ustedes!
Exclamó poco antes de retirarse de la sala de juntas, despues de despedirse de sus empleados y pedirle a su asistente que cancele su itinerario de los últimos tres días laborales.
Caminó hacia él estacionamiento, subió a su vehículo y condujo rumbo la villa Thompson, donde un centenar de recuerdos atropellan su mente formando un remolino de emociones dentro de sí, cosa que lo arrastró a pisar ese acelerador hasta el fondo tratando de escapar de sus pensamientos.
La desorientación le golpea el pecho al aceptar que ha perdido a la persona más leal que conservó a su lado durante toda su vida y recordar que ya no estaría más, le dolía en lo más profundo de su ser.
Alexander se bajó del su vehículo y miró fijamente hacia la entrada de la villa, cuya fachada de piedra parecía solemnemente vestida de luto.
El sol de la tarde se filtraba a través de los árboles del jardín, proyectando sombras oscuras en el suelo.
Se ajustó el nudo de su corbata y siguió caminando hasta detenerse frente a la entrada principal.
Una majestuosa puerta de madera tallada a mano con decoraciones de bronce marcaba esa delgada línea entre su negación y la realidad.
Con su mano izquierda tomó el llamador en forma de león y tocó un par de veces. Se dio vuelta pasando la mano por su rostro rogando que nada de esto sea cierto.
Elías, el mayordomo, abrió la puerta poco tiempo después permitiéndole la entrada a la villa. Al pasar al gran salón, fue recibido por el frío aroma a mármol y la cálida luz de las velas.
-"El funeral se celebra en el jardín interior, joven Alex" -indicó Elías, guiándolo a través de un largo pasillo. Donde el sonido de sus fuertes pisadas le adhería dolor a su alma destrozada.
Alexander siguió al mayordomo hasta una puerta doble de cristal que daba acceso al jardín interior.
Al abrir la puerta, una brisa suave llevó el sonido de voces susurrantes y el aroma a flores.
El jardín interior era un oasis de tranquilidad, con un estanque de agua rodeado de flores blancas y un sendero de grava que conducía a una zona de césped. En el centro del césped, junto al gran árbol de sauce llorón, se encontraba el féretro de su abuelo, cubierto de flores.
Alexander se detuvo un momento, respirando profundamente antes de acercarse al ataúd.
Ver a su abuelo allí dentro lo golpeó como un puñetazo en el estómago.