¡Basta! ¡Soy multimillonaria!
img img ¡Basta! ¡Soy multimillonaria! img Capítulo 4 Incriminándola
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Capítulo 6 Pensión alimenticia img
Capítulo 7 Una idea fantástica img
Capítulo 8 La nueva directora artística img
Capítulo 9 Ella está con otro hombre img
Capítulo 10 Ignorada img
Capítulo 11 El rechazo img
Capítulo 12 Deja Forden para siempre img
Capítulo 13 La rata ahogada img
Capítulo 14 ¿Está celoso img
Capítulo 15 El video de vigilancia img
Capítulo 16 La quiero muerta img
Capítulo 17 Extrañando a su exesposa img
Capítulo 18 Exesposa infiel img
Capítulo 19 Más pobre que ella img
Capítulo 20 Un altercado en el estacionamiento img
Capítulo 21 La confrontación img
Capítulo 22 No la conocía de verdad img
Capítulo 23 El mocoso malcriado img
Capítulo 24 Su exesposa img
Capítulo 25 Seduciendo a su hombre img
Capítulo 26 Dejándola sola img
Capítulo 27 Ajuste de cuentas img
Capítulo 28 Tortura img
Capítulo 29 Defendiéndola img
Capítulo 30 Melody img
Capítulo 31 Esta mujer sí que sabe beber img
Capítulo 32 Déjalos ir img
Capítulo 33 ¡Verte sufrir! img
Capítulo 34 ¿Lo sabías todo img
Capítulo 35 Es una desvergonzada img
Capítulo 36 La odio img
Capítulo 37 La Villa Bay img
Capítulo 38 La familia Turner img
Capítulo 39 El banquete de bienvenida img
Capítulo 40 ¿Quién está usando la falsificación img
Capítulo 41 Batalla de baile img
Capítulo 42 ¿Quién llevaba la falsificación img
Capítulo 43 Humillación sin fin img
Capítulo 44 ¡La provocó con su foto de la vergüenza! img
Capítulo 45 Solo porque es bonita img
Capítulo 46 Construye su reputación img
Capítulo 47 Ella trató de incriminarla img
Capítulo 48 No puedo esperar a verla sufrir img
Capítulo 49 ¿Quién le tendió una trampa a quién img
Capítulo 50 Tortura img
Capítulo 51 Eres malvada img
Capítulo 52 El obsequio img
Capítulo 53 Él iba a descubrir sus intenciones img
Capítulo 54 ¿Qué ocurrió hace trece años img
Capítulo 55 Te lo mereces img
Capítulo 56 Dándoles una lección img
Capítulo 57 Una mujer autoritaria img
Capítulo 58 La jugada de Presley img
Capítulo 59 La entrevista img
Capítulo 60 El señor Roberts al rescate img
Capítulo 61 ¡Noelle ha desaparecido! img
Capítulo 62 Se despedirá de este mundo img
Capítulo 63 Estilo de lucha img
Capítulo 64 Sus dos respaldos img
Capítulo 65 Este es el precio a pagar img
Capítulo 66 Rumbo a Gliethien img
Capítulo 67 ¡Al final, ella la mató! img
Capítulo 68 La confesión de Flynn img
Capítulo 69 Una mujer en casa de mi prometido img
Capítulo 70 Ella quería llevársela img
Capítulo 71 Operándola img
Capítulo 72 Lastimando a su única hermana img
Capítulo 73 Algo anda mal img
Capítulo 74 Llevársela img
Capítulo 75 Usándola después de su muerte img
Capítulo 76 Revelaré todas sus maldades img
Capítulo 77 Abandonada por todos img
Capítulo 78 No has cambiado nada img
Capítulo 79 Paga primero la multa img
Capítulo 80 Quebrando img
Capítulo 81 Buscándola img
Capítulo 82 Tess Green img
Capítulo 83 Cobardía img
Capítulo 84 Encontrándola img
Capítulo 85 Matarla img
Capítulo 86 La pelea img
Capítulo 87 Perdiste otra vez img
Capítulo 88 Aprendiza de Benico img
Capítulo 89 ¿De verdad se conocían img
Capítulo 90 No estoy satisfecha con tu disculpa img
Capítulo 91 Solo soy Lucinda img
Capítulo 92 La negociación img
Capítulo 93 La licitación img
Capítulo 94 El terreno img
Capítulo 95 Propuesta de Licitación img
Capítulo 96 Yendo demasiado lejos img
Capítulo 97 Determinación img
Capítulo 98 Me gustas mucho img
Capítulo 99 Una pequeña sorpresa img
Capítulo 100 Gravemente herido img
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Capítulo 4 Incriminándola

Amanda no podía creer la transformación que había sufrido Lucinda.

¿Su nuera, antes sumisa, ahora le plantaba cara?

"Te comportabas como si fueras mansa en el pasado". Cuanto más lo pensaba, más se enfadaba. Apretando el puño, amenazó: "No lo dejaré pasar. Le diré a Nathaniel que se divorcie de ti. Aunque te pongas de rodillas y me lo supliques, ¡no te lo perdonaré jamás!".

Lucinda no se inmutó. Una sonrisa de desprecio se dibujó en sus labios mientras respondía con desdén: "Ah, olvidé mencionarlo. Me divorcié de él hace diez minutos. Aunque te pongas de rodillas para suplicármelo, no volveré a poner un pie en casa de la familia Roberts".

'¿Qué? ¿Se acaban de divorciar? ¡¿Cómo era eso posible?!'. Amanda no se lo podía creer. Lucinda siempre se había aferrado a su hijo, ¿y ahora se había marchado así como así?

La sospecha se apoderó de Amanda mientras la veía alejarse. Necesitaba confirmarlo. Sin perder tiempo, marcó el número de su hijo y le preguntó: "¿Es verdad? ¿De cierto que te has divorciado?".

"Sí". Nathaniel frunció el ceño y preguntó: "¿Quién te lo ha contado?".

"¿Quién va a ser? Me encontré con Lucinda cuando volvía. Esa zorra me ha gritado".

Amanda estaba enojada. Pero su humor se levantó rápidamente al recordar que, efectivamente, se habían divorciado. "¡Bueno, es una gran noticia! Por fin te has librado de ella. No es más que una huérfana. ¿Cómo iba a ser digna de estar con mi excelente hijo? Debió haber vuelto a donde pertenecía hace mucho tiempo".

A pesar de la emoción de su madre, Nathaniel permaneció estoico.

No podía quitarse de encima la extraña mezcla de culpa y agitación que sentía.

Por aquel entonces, preveía que Lucinda opondría resistencia si le proponía el divorcio, así que había preparado una indemnización de tres millones de dólares y una villa para ella. Pero al final fue ella quien pidió el divorcio primero y ni siquiera exigió una compensación.

Ahora que estaban divorciados, Lucinda no tenía familia ni apoyo económico. ¿Cómo iba a sobrevivir?

Nathaniel apartó esos pensamientos. En su mente, su exesposa volvería a él cuando no tuviera a nadie más a quien recurrir.

Lucinda paró un taxi y regresó a la villa donde había vivido con Nathaniel. Los últimos tres años habían sido muy duros.

Los recuerdos le pesaban tanto que no quería seguir pensando en ellos.

La chica pasó por delante del pequeño jardín que había frente a la puerta de la villa y subió a recoger sus cosas. Estaba impaciente por salir de allí y dejar atrás todos los recuerdos de su turbulento pasado.

Pero justo cuando volvía a bajar las escaleras, una mujer despampanante estaba en el vestíbulo, mirándola fijamente.

Era Eleanor, vestida con un precioso vestido blanco. "Lucinda, cuánto tiempo sin verte".

La aludida se mostró sorprendida. Nunca pensó que vería a Eleanor allí.

Nathaniel debió de haberle dado la llave de la villa justo después de divorciarse.

Era evidente que estaba enamorado de ella.

Lucinda se sintió disgustada, pero mantuvo la sonrisa mientras bajaba las escaleras con gracia.

Su elegante comportamiento llamó la atención de Eleanor, que se detuvo un momento. Pero pronto recuperó la compostura, con una sonrisa dulce, comentó: "Solo han pasado unos años desde la última vez que te vi, pero cada día estás más elegante, como una verdadera señora Roberts".

Sin embargo, Eleanor hizo una pausa; se tapó la boca y sonrió torpemente: "Espera, olvídalo. Olvido que te has divorciado de Nate. Ya no eres su esposa".

La otra mantuvo la calma, sabiendo que su intención era provocarla. De hecho, incluso esbozó una amplia sonrisa al decir: "Ya no lo quiero, así que lo dejé. Es todo tuyo ahora. Pero no te apresures a casarte con él o la gente podría verte como la mujer que arruinó nuestro matrimonio".

El rostro de Eleanor se volvió frío.

"Nate y yo nos amamos profundamente. Si no fuera por ti, habríamos estado juntos hace mucho tiempo. Eres tú la mujer que merece ser odiada".

Lucinda le lanzó una mirada desdeñosa. "Ya veremos".

Con eso, empezó a alejarse, pero de repente le agarraron la muñeca.

Se giró y vio a Eleanor con expresión lastimera y los ojos llenos de lágrimas.

"Lucinda, lo siento. Siempre has sido una buena amiga para mí y esta vez solo quería ver cómo estabas. Mi intención era buena y no tenía ni idea de que te habías divorciado. No quise ofenderte. Por favor, no te enojes conmigo, ¿de acuerdo?".

"¿Estás fingiendo inocencia?".

Lucinda resopló y estaba a punto de liberarse del agarre de Eleanor. Pero esta se cayó inesperadamente al suelo y soltó un grito.

Desde atrás, se podía pensar que Lucinda la había empujado.

Interesante.

Esta observó con interés el drama que se desarrollaba ante ella. Si su intuición no le fallaba, Nathaniel debía estar cerca.

Como era de esperar, una voz masculina y frenética le llegó desde atrás. "Lucinda, ¿qué haces?".

            
            

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