-Nada de irse que todavía no terminamos- el hombre tiró de él y lo sentó en una silla delante del espejo- Vamos a hacer algo con ese cabello y los lentes.
Jinsu hizo el intento de levantarse para quedar sentado otra vez.
-Con mis gafas no te metas, se quedan en su lugar- gruñó el vampiro demasiado obstinado para tanto jaleo, tan temprano en la mañana. A esa hora su cerebro siempre estaba en estado de reposo, a menos que su pareja de cama en ese momento no quisiera cooperar por lo que su mal humor estaba rayando en el límite.
Casi diez minutos después, su cabello, por arte de magia, había sido domado hacia atrás, en un peinado elegante. Aunque al final podía divisar los diversos ganchos que lo mantenían en su lugar y también había mucho, mucho, pero mucho gel.
-Ufff, terminé- el hombre soltó a su lado el peine con que lo había torturado- Ahora vamos a ver a Victory, estoy seguro de que serás de su gusto- le guiñó el ojo.
-Ni que fuera gay- Jinsu hizo una mueca, frunciendo a sus labios.
-Nunca se sabe-
El hombre le pasó el brazo por encima de los hombros y le dio una última revisión. Parecía inconforme.
-Eres lindo, al menos lo que veo de tu rostro. Eres pálido, delgado, tienes buen cuerpo, tu voz es bonita ¿estás soltero?- le sonrió.
Jinsu suspiró.
-Y sin compromiso, pero nada interesado en el tema- se desenrolló de su brazo y caminó hacia la parte delantera de la tienda. Si otros tenían tiempo para perderlo, él no. Necesitaba terminar el proyecto para poder ganarse su sueldo. Sabía que ese mes se quedaría corto- Ya estoy listo-
Victor bajó la revista en sus manos, sin muchas ganas y sus dos orbes azules se quedaron fijos en el joven delante de él y lo repasaron de arriba abajo. Su mirada fue tan intensa que Jin retrocedió un paso inconscientemente y se revisó él también por si algo en él estaba mal.
-¿Ocurre algo? ¿Me veo tan feo en traje?- pestañeó algo confundido y nervioso. Ese tipo lo ponía ansioso y no sabía por qué. Quizás porque era el tipo de personas que solía evitar. La palabra problemas estaba tatuada en su frente.
-Nada- Victor apartó sus orbes y se levantó- Solo me pareciste familiar-
Si como no. Claro que le iba a resultar familiar. Trabajaba en su empresa. Jinsu apretó los labios. Era un gesto que acostumbraba a hacer y estos sufrían siempre las consecuencias cuarteándose.
-¿Victory, ya te vas?- el dueño de la tienda salió de forma trágica. El nombrado ya estaba dándole la espalda en dirección a la puerta- Tacaño, nunca me prestas atención- protestó para después guiñarle el ojo a Jin.
El vampiro se estremeció y fue detrás de su jefe. Afuera Luca ya estaba parado delante del auto y también posó su mirada sobre Jin, aunque no fue tan intensa como el Presidente. Simplemente este no sintió nada esta vez.
Durante el viaje no hubo una sola palabra dentro del auto a menos que indicaciones por parte de Victor de cosas pendientes a hacer. Jin no le prestó atención. En cambio pensaba en como resolvería su estado financiero. Un segundo trabajo sería una buena opción, solo tendría que despedirse del sexo nocturno y cambiarlo por una agotadora jornada a cambio de unos billetes. Qué asco de vida.
Victor dejó al lado el sobre que estaba leyendo una vez que habían llegado. Ya había revisado lo dado por su empleado y pensó que había sido una buena idea haber dejado que se encargara del proyecto. Al menos lo que le había presentado estaba decente.
-Compórtate y no hables más de lo necesario- la voz de Victor era grave y autoritaria antes de bajar.
-¿Qué demonios tienen todos con mi boca y lengua?- protestó murmurando- Si supieran de lo que es capaz-
El peso de la mirada de Victor de nuevo sobre él le indicó que el hombre, al parecer había escuchado sus palabras por lo que se dignó a sonreírle inocentemente. Por suerte este lo ignoró y el vampiro suspiró aliviado.
Lo siguió hacia dentro de una estancia inmensa y tuvo que reconocer que más que nadie, el hombre estaba fuera de lugar con su traje completamente negro, incluyendo la corbata y la camisa y ajustado a su cuerpo de triangulo invertido.
Aquello era una construcción antigua y bastante deteriorada, pero allí era la sección de fotos. Utilizaban el concepto de las ruinas para después de editar las fotos hubiera un mejor impacto de los colores. A Jin le gustó la idea y se emocionó con lo que podía crear basado en aquello.
Esto se mostró en su rostro que mantuvo la sonrisa de inicio a fin. Su rostro giraba de un lado a otro apreciando todo como si estuviera loco, no dándose cuenta que el hombre frente a él se detenía y por consiguiente chocara con un sonido sordo contra él.
-Duele- se sobó la nariz adolorida y se acomodó rápido las gafas. Notó que Victor lo acusaba por encima de su hombro y Jin puso distancia entre ellos- Lo siento- levantó sus manos en son de paz y de que no había sido intencionado.
Estar tan cerca de él le daba constancia de lo alto que era y de lo ancha y fuerte que era su espalda. Inconscientemente se relamió los labios. Había un ligero olor proveniente del humano que picó en su nariz y de buena manera. Olía rico.
-Señor Niles- alguien se acercó corriendo a él con una cámara en las manos- Bienvenido-
-Hola Ric- este lo saludó estrechando la mano.
-Me sorprendió cuando me dijo que vendría en persona- el tal Ric le sonrió y se acomodó el sombrero en su cabeza.
Victor señaló al joven detrás de él.
-Él es el diseñador encargado del proyecto. Quería que viera el proceso para que no cometiera errores en la realización-
-Tan exigente como siempre- el hombre se enfocó en Jin- Soy Ric, el fotógrafo a cargo. Encantado- le extendió la mano.
El vampiro avanzó hasta ponerse al lado del Presidente y le devolvió el saludo. Se sintió importante.
-Soy Jinsu, solo Jinsu, el placer es mío- se sintió extraño presentándose con su nombre completo, que usaba formalmente. Normalmente lo hacía con el diminutivo de Jin a sus acompañantes nocturnos de una sola vez. En su vida diurna no llamaba tanto la atención como para dar su nombre a todos.
-Bueno, no puedo quedarme mucho tiempo, tenemos mucho trabajo y estamos corto de tiempo- Ric se rascó la nuca, nervioso y se dio media vuelta para salir corriendo después de recibir la aceptación por parte de Victor.
El celular de este último sonó segundos después y lo sacó del bolsillo de su pantalón mirando la pantalla con el ceño fruncido.
-Quédate quieto en un lugar. Tengo que atender algo. No causes problemas- Victor en ningún momento quitó su atención de su celular hasta que descolgó y dándole la espalda comenzó a caminar hacia el auto donde Luca estaba estacionando. Le hizo algunas señas y el chofer volvió al interior del vehículo.
-Cualquiera que lo oyera pensaría que soy un problema andante- Jin chasqueó la lengua indignado- Quédate quieto en un lugar. No causes problemas- imitó su tono- Púdrete- murmuró y le sacó la lengua.
Después se recordó que era el hombre que le pagaba un sueldo y recobró la compostura soltando un poco su apretada corbata. Odiaba los trajes. No dejaba que su cuerpo fuera libre y ligero.
-Bueno, vamos a hacerle caso al jefecito no vaya a ser que se transforme en el lobo feroz- sacudió su cabeza recordando que su cabello estaba más duro que un ladrillo y comenzó a caminar buscando ese preciso lugar donde quedarse tranquilito.
Mientras tanto admiraba el trabajo de fotografía de los profesionales allí presentes y de paso a los modelos. Eran tanto hombre como mujeres de casi dos metros y 30 kilos. Por dios, como tenían esos cuerpos. Él era delgado pero ellos... ¿eso era saludable?
Prefería quedarse con unas libritas de más detrás de un escritorio. Era más sano.
Después de algunos minutos dando vuelta, más por curiosidad que por otra cosa se detuvo en una esquina. Debajo de un balcón para que le diera sombra. Podía tomar sangre y todo eso pero su piel si se exponía demasiado tiempo podría ponerse muy roja y hasta tener quemaduras.
Y era mito eso de que los vampiros se curaban así de la nada. Si podía tener un disparo, le podían abrir el estómago y sacarle las vísceras. No moriría pero al menos necesitaría todo un día para que las heridas se curaran. Y las heridas del sol quizás necesitarían un poquito más.
Esa era una de a razones por la que los vampiros tenían antiguamente Esclavos de Sangre. No solo su néctar era más dulce y más delicioso que cualquier otra cosa. La fuerza interior de cada vampiro aumentaba dependiendo de la calidad del humano. Esperaba que al menos su Esclavo fuera decente, porque le solucionaría muchos problemas.
Después de casi una hora, su jefecito no había vuelto. Nunca pensó que lo dejaría allí sin más. Mejor, no lo tenía a él y a su perro fiel detrás de su culo vigilando cada uno de sus movimientos. Aunque si le miraba el trasero con otras intenciones como que no le molestaría. Se notaba que a cualquiera de los dos hombres se le podía sacar provecho en la cama.
Al menos había visto la mayor parte de la sección de fotos y había aprovechado para interactuar con los demás, sobre todo con los estilistas admirando su trabajo. Y de paso alguno que otro consejo para domar su melena.
Dejó que su espalda se recostara contra la pared detrás de él. Ya estaba cansado. Llevó su mano a su garganta. Esta comenzaba a doler. Tenía sed. Se maldijo, no podía ser posible. Nunca tuvo un apatito tan grande. Eso era peligroso, sobre todo con tanta gente alrededor. No creía que fuera a atacar a nadie pero no podía garantizar nada si su hambre se volvía irresistible. Y como venía el panorama, la cosa como que iba en ese camino.
Debía analizar la opción de volver por su cuenta si su jefe no se presentaba pronto.
Estaba tan sumido en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando alguien gritó CUIDADO a su lado. Un grupo de rollos de fondos y otros materiales pesados del equipo de fotografía se precipitó encima de él.
Los ojos de Jin solo se abrieron para que la oscuridad lo consumiera seguido de dolor. Vaya día estaba teniendo.
Una de las cosas que me gusta de esta novela es que el prota tiene similitud conmigo. Es diseñador igual que yo. Lo creé con esa intención y se desarrolla en los otros ámbitos donde yo trabajo, editora profesional de fotos y fotógrafa como Ric. Por lo que si ven algunos conceptos extraños no duden en preguntar. Jejeje. Siempre se me olvida que el lenguaje técnico de nosotros es algo enredado.