Si el amor duele
img img Si el amor duele img Capítulo 1 Embarazo no planeado
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Capítulo 7 El funeral de Lorenzo img
Capítulo 8 Nieto desagradecido img
Capítulo 9 Una buena actriz img
Capítulo 10 Consejo amistoso img
Capítulo 11 Una bestia borracha y lujuriosa img
Capítulo 12 Sugerir el aborto img
Capítulo 13 Rescate img
Capítulo 14 Misión nocturna img
Capítulo 15 Colton se enteró img
Capítulo 16 Intento de asesinato img
Capítulo 17 La actitud de Elliott img
Capítulo 18 Necesito someterme a un aborto img
Capítulo 19 Encuentro para cenar img
Capítulo 20 No tienes derecho a decidir img
Capítulo 21 Realmente tuve un aborto img
Capítulo 22 Ven al bar y llévate a tu hombre img
Capítulo 23 Triángulo amoroso img
Capítulo 24 Asumir la responsabilidad img
Capítulo 25 Está embarazada img
Capítulo 26 Elegir gigolós img
Capítulo 27 Dos alborotadores img
Capítulo 28 Ayudar a regañadientes img
Capítulo 29 El consejo de Colton img
Capítulo 30 Fotos de la infancia img
Capítulo 31 Ser tratada como una marginada img
Capítulo 32 Cuatro años atrás img
Capítulo 33 Avergonzada img
Capítulo 34 Asignar tareas difíciles img
Capítulo 35 El trato img
Capítulo 36 Negociación img
Capítulo 37 La auditoría img
Capítulo 38 Los intrusos de la cena img
Capítulo 39 El dilema de Elliott img
Capítulo 40 Un problema oculto img
Capítulo 41 Acusación por narcotráfico img
Capítulo 42 Una llamada nerviosa img
Capítulo 43 El secreto ha sido descubierto img
Capítulo 44 Acaso no merezco ser su padre img
Capítulo 45 Estoy hambrienta img
Capítulo 46 Una escapatoria para Melissa img
Capítulo 47 Salvar a Melissa img
Capítulo 48 Hija desaparecida img
Capítulo 49 Un pretendiente demasiado insistente img
Capítulo 50 Hallándose incapaz de excitarse img
Capítulo 51 En una encrucijada img
Capítulo 52 Las vacaciones de Melissa img
Capítulo 53 Salvar a su amada img
Capítulo 54 Mi enfermedad img
Capítulo 55 Qué tipo de mujer soy img
Capítulo 56 Recuerdos img
Capítulo 57 Compañero de viaje img
Capítulo 58 Problemas empresariales img
Capítulo 59 Lesión en la cabeza img
Capítulo 60 La aparición de Jerrold img
Capítulo 61 Los rumores img
Capítulo 62 Charla emocional img
Capítulo 63 El enojo de Elliott img
Capítulo 64 Una visita inesperada img
Capítulo 65 La amenaza de Jerrold img
Capítulo 66 Asistir a la fiesta de cumpleaños de Vicky img
Capítulo 67 La hija de Vicky img
Capítulo 68 Buscar pelea img
Capítulo 69 Por qué no merezco estar con él img
Capítulo 70 La pelea img
Capítulo 71 Elliott y Jerrold img
Capítulo 72 Discutir con Elliott img
Capítulo 73 El final de la historia img
Capítulo 74 La terquedad de Elliott img
Capítulo 75 Puedes secarme img
Capítulo 76 Él solo se preocupa por Olivia img
Capítulo 77 Te gustaría dormir conmigo img
Capítulo 78 La petición de Spencer img
Capítulo 79 Una buena vida juntos img
Capítulo 80 Ven a acompañarme img
Capítulo 81 Él no morirá img
Capítulo 82 Eres su esposa img
Capítulo 83 Cenando img
Capítulo 84 La policía arrestó a Olivia img
Capítulo 85 Eres la única con quien tengo una relación img
Capítulo 86 No me envíes lejos img
Capítulo 87 Quién es más sucio img
Capítulo 88 Se supone que para eso me hiciste enojar img
Capítulo 89 La demencia de Jerrold img
Capítulo 90 Sabes qué hay en la caja img
Capítulo 91 Hacer lo que normalmente haría Olivia img
Capítulo 92 Sé tú misma img
Capítulo 93 Directo al grano img
Capítulo 94 Cinco meses img
Capítulo 95 La consideración de Elliott img
Capítulo 96 La nueva secretaria de Elliott img
Capítulo 97 Elliott estaba en problemas img
Capítulo 98 Problemas img
Capítulo 99 La crisis del Grupo Crawford img
Capítulo 100 Dejar el Grupo Crawford img
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Si el amor duele

Natal Spencer
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Capítulo 1 Embarazo no planeado

"¡Felicidades, señora! ¡Tiene seis semanas de embarazo!", dijo el sonriente doctor, entregándome el resultado de la prueba.

Temblando, intenté leer las palabras en el papel. ¡Solo me había acostado una vez con ese hombre! ¿Cómo era posible que quedara embarazada?

¿Ahora qué iba a hacer?

Si le contaba a Elliott, ¿sería feliz y seguiría adelante con el matrimonio?

¡Por supuesto que no! El Elliott que yo conocía probablemente me acusaría de tratar de atraparlo con un bebé. En definitiva, no iba a cambiar de opinión sobre el divorcio.

En medio de la confusión y la tristeza, metí el informe en mi cartera y salí del hospital.

Afuera, había un Maybach negro brillante estacionado no muy lejos de la puerta, y tenía la ventana medio abierta, dejando el rostro apuesto y frío del hombre que conducía el elegante auto.

Como siempre, el sujeto llamaba la atención por su atractivo. Mujeres de todas las edades se desmayaban por él.

La verdad era que me había acostumbrado a esa escena después de tantos años. El hombre no era otro que Elliott Crawford, el responsable de mi embarazo. Entonces, haciéndome la vista gorda con las mujeres que le guiñaban el ojo, me subí al automóvil.

Allí, Elliott, que había estado descansando con los ojos cerrados, frunció el ceño y preguntó: "¿Ya terminaste?".

"Sí", asentí, ofreciéndole el documento firmado por el director del hospital. "El señor Kershaw envía sus saludos".

Al principio el plan era que yo solo fuera con el contrato, pero me encontré con Elliott en el camino, y para mi sorpresa me llevó sin que yo se lo pidiera.

"Eres la responsable de este proyecto a partir de ahora". Él no era un hombre de muchas palabras, pero cada vez que hablaba, sonaba autoritario y no dejaba lugar a discusiones ni sugerencias. Con eso, puso en marcha el motor, sin mostrar ninguna intención de agarrar el contrato.

Retirando mi mano con torpeza, simplemente me quedé callada.

El silencio había sido mi consigna cada vez que estaba con él. ¡Oh, me había costado muchísimo lograr acostumbrarme a eso! Con el tiempo, me había vuelto muy obediente mientras trabajaba para él.

Ese día Elliott no condujo de regreso a la villa, en cambio, habíamos ido al centro. Pero, ya era de noche, ¿a dónde me estaba llevando? Aunque tenía curiosidad, no me atrevía a cuestionarlo, así que permanecí en silencio como siempre lo había hecho cada vez que hacía algo fuera de lo común.

Luego, cuando mi mente fue al resultado de la prueba de embarazo, me puse nerviosa y no tenía idea de cómo darle la noticia. Echándole un vistazo, noté que sus fríos ojos estaban fijos en el camino.

"Elliot...". Finalmente rompí el silencio cuando mis manos y mi espalda habían comenzado a sudar.

"¡Habla de una vez!", soltó él con frialdad, sintiendo que yo tenía algo que decir.

Eso no era para nada sorprendente porque siempre me había tratado así. De cualquier manera, yo poco a poco me había venido acostumbrando.

Respirando profundo, murmuré: "Estoy...". Las palabras que quería decir eran simples, de hecho, eran solo dos.

Sin embargo, su teléfono sonó de la nada, haciendo que me callara y siguiera inquieta.

"¿Qué pasa, Olivia?".

Había gente que solo podía amar a una persona en su vida. Le daban a ese ser especial todo su amor mientras trataban a todos los demás como basura, y Elliott era de ese tipo de gente. Su ternura era solo para Olivia Tucker. Me había dado cuenta de eso solo por la forma en la que le contestó.

No sabía lo que Olivia le había dicho a él, pero de repente pisó el freno y dijo de manera reconfortante: "No llores, ¿de acuerdo? Estaré ahí pronto. Quédate en casa y espérame".

Al colgar, su rostro se volvió frío y severo como si hubiera accionado un interruptor, y me dijo: "¡Bájate!".

Era una orden sin margen para la negociación.

Tampoco era la primera vez que me dejaba en el medio de la carretera, así que asentí, me tragué todas las palabras, y me bajé antes de que pudiera repetirlo.

Mi matrimonio con él había sido un accidente que no tenía nada que ver con el amor, pues la mujer a la que Elliott amaba era Olivia. Yo era solo una chica que se interpuso en su camino; alguien a quien no podía esperar para tirar una vez que tuviera la oportunidad.

Hacía dos años, el abuelo de Elliott, Lorenzo Crawford, había sufrido un infarto al miocardio, y mientras yacía en su lecho de muerte, le ordenó a su nieto que se casara conmigo. Elliott no quería, pero no tuvo elección. Debido a eso, nuestro matrimonio había sido un infierno desde el primer día. Me trataba como si yo no existiera, y ahora que Lorenzo había fallecido, no veía la hora de divorciarse de mí.

Ya estaba oscuro cuando pude regresar a la villa. Esa casa grande y vacía siempre me daba escalofríos. No podía dejar de pensar en ella como una de esas mansiones embrujadas que aparecían en las películas de terror. Esa noche no tenía apetito, quizás por el embarazo. Por lo tanto, me di una ducha y me fui a la cama.

Al rato, estaba a punto de quedarme dormida cuando escuché el vago sonido de un auto estacionándose en el patio delantero.

¿Elliott había vuelto?

¿No iba a pasar la noche con su amada Olivia?

            
            

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