Algo fraterno
img img Algo fraterno img Capítulo 5 5
5
Capítulo 6 6 img
Capítulo 7 7 img
Capítulo 8 8 img
Capítulo 9 9 img
Capítulo 10 10 La despedida de papá img
Capítulo 11 11 img
Capítulo 12 12 img
Capítulo 13 13 La primera propuesta img
Capítulo 14 14 img
Capítulo 15 15 img
Capítulo 16 16 img
Capítulo 17 17 img
Capítulo 18 18 img
Capítulo 19 19 El Doctor Cook img
Capítulo 20 20 img
img
  /  1
img

Capítulo 5 5

No todas las personas tienen la facilidad de alcanzar sus sueños y ser felices al mismo tiempo, la familia Teylor, la familia Hall y nuestra pequeña familia de dos, los Morgan, tuvimos la desdicha de cosechar futuros con pérdidas y dolor en cada paso del camino, teniendo que superar cada momento juntos y pocas veces por separado.

Quizás por eso fue cuestión del destino agruparnos y construir una amistad fuerte, para poder apoyarnos mutuamente, ya papá decía de forma casi repetitiva su frase favorita y en cada circunstancia me convencía de que tenía cierto de razón en ello "Las coincidencias no existen"

El haberlos conocido hizo que mi corazón se llenara de felicidad en los momentos de soledad y de paz en aquellos puntos difíciles, donde caminar sola no era posible, durante ese tiempo muy corto de hecho, me ayudó no solo a procesar las pruebas que pronto se acercarían sin piedad una tras otra a mi corta vida, separándome nuevamente de personas que eran importantes para mi y que amé tanto, si no también a conocer desde ese momento

mi frase favorita "Las amistades verdaderas tienen lazos fuertes que nada puede romperlos"

Amelia la prueba viviente de esto, me demostró que los amigos pueden estar a la distancia, pero nunca te dejan sólo jamás te olvidan. Fue crucial para mí entender eso. Y en ésta etapa de mi vida que me he vuelto melancólica y auto compasible, ha vuelto a resurgir en mi con un peso mayor a la primera vez que lo pensé y de que sería la frase que representaría cada una de las personas que me dieron su amor.

Perdí a papá, otro golpe duro.

-Papá, papá, papaaa. Me duele no puedo respirar. Ayúdame papá.

-Tara despierta. Tara por favor reacciona. Ayudaaa que alguien me ayude por favor. No responde - podía escuchar a lo lejos la voz de Amelia, tan lejana y lloraba ¿era un sueño?

Abrí mis ojos y ella estaba a mi lado, mi cabeza daba vueltas y tenia una palpitación en la cien, la quede viendo.

-Soñé contigo.

-Tara - me dijo con su mirada triste - no te vayas tú también por favor

-Lo siento ¿Me ha sucedido algo? - dije soñolienta cerrando mis ojos y haciendo algo de presión con mis dedos en el entrecejo.

-Gritabas, desconsoladamente y luego no respondías. Pensé que... - hubo una pausa - Tara yo te cuido si, descansa un poco.

Sentí un nudo en mi garganta por ver que Amelia sufría, me sentí egoísta de sólo recordar que no fui capaz de cuidar mi propia salud. En el momento que quede inconsciente tuve un ataque cardíaco menor, pero no menos peligroso en mi situación. Estuve soñando con papá, no se si antes, durante o después de mi crisis cardíaca. Amaba tanto a mi padre, siempre lo tenía presente, aunque ya no estaba físicamente conmigo, cada vez q soñaba con él era como volver a estar a su lado, era tan real que podía sentir que lo tocaba.

Era una mañana de verano cuando él descubrió lo que me gustaba hacer. Pasaba las horas que tenía a solas sin Ali y Amelia, dibujando, fue cuando le confesé a papá que quería estudiar Diseño en la Universidad del Este, le platique sobre los planes de estudios y duración de los cursos. Él se sintió orgulloso de mi, saber que herede el talento de mamá.

-Nunca pensé que realmente este sería tu plan de futuro, tu madre estaría orgullosa de ti, desde que ella partió dejaste de coser e inventar cosas, hija, mi niña.

-Se emociono y me abrazó.

En ese momento sentí debilidad en papá y no me refiero a que mostrara sus sentimientos si no físicamente, lo notaba cansado, era el inicio del fin y yo lo presentía.

-Papa yo, lo he pensado mucho, esto me apasiona de verdad, quiero hacer esto por mamá y por mí, necesito tu opinión y apoyo - baje la mirada.

-Tienes todo mi apoyo hija - volvió a sonreír, me tocó el rostro y me dijo - no agaches la mirada se valiente siempre.

Iba en el primer cuatrimestre del último año de la preparación media, desde hacía un año les había comentado a mis amigas que quería estudiar Diseño, no estaba tan segura como lo estaba en el momento que papá me descubrió dibujando bocetos para mi trabajo de solicitud de becas. Recuerdo que pasamos horas y horas conversando sobre mi futuro y al estar en la Universidad del Este, no tendría que irme lejos de GreenVille, ésa fue su parte favorita. Otra separación no lo iba a resistir. Papá no volvió a casarse, ni siquiera a fijar su mirada en otra mujer. Dedicó todo su tiempo y esfuerzo en cuidar de mí y verme crecer que se olvidó de vivir para él. Se quedó un tanto inmóvil y su mirada perdida en la nada.

- ¿Papa? ¿Papá te sientes bien?- le pregunté al verlo tan cansado al momento el reaccionó.

-No lo estoy, Tara hija. Debemos hablar me escucharas con atención.

Mi corazón se aceleró, empecé a temblar, sentí frío y me puse helada, mi ser sospechaba algo de lo que él tenía para decirme, sentí miedo y negación de lo que estaba por escuchar aún antes de saberlo.

-He visitado al Señor Spencer, él es médico cardiólogo.

Me estremecí y empecé a llorar.

-No hija, por favor escucha. No llores mi pequeña.

-Pasó sus manos por mis ojos en un intento de secar mis lágrimas.

-Papa no quiero saberlo.

-Mi princesa. Necesito que escuches con atención ¿puedes? - Asentí con la cabeza sin decir nada - He tenido problemas de salud, últimamente he estado más cansado de lo normal. Tengo algunos problemitas cardíacos que con fe y cuido puedo sobrellevar.

- Papá- lo interrumpí - no me dejes sola papá.

El me abrazó, beso mi frente y dijo.

-Estaré contigo toda la vida, mientras tú respires yo también lo haré. Mientras tú vivas la parte de mí que te pertenece también vivirá porque te amo.

Empezamos su tratamiento de inmediato, tenía 17 años en ese momento. Papa parecía mejorar y otras veces retroceder. No fui al baile de graduación, no quería dejarlo solo ni un segundo. Sufría cada momento que tenía que estar lejos de él, si me lo hubiera permitido habría colocado otra cama en su habitación para cuidarlo más de cerca, pero no lo permitió.

-No te olvides de vivir y alcanza tus sueños - me decía mientras preparábamos el desayuno el día de la graduación.

-Eres bella como tu mama. Siempre la recuerdo a ver tus ojos.

-Papa gracias por ser el mejor papá del mundo, mis honores de hoy son por ti, tu me inspiras a ser mejor cada día ¿lo sabes?

-Si mi tesoro - sonrió con su mirada apacible y podía ver en sus ojos el orgullo que sentía de ser mi padre y yo su hija.

A la tarde de ese mismo día, eran las 2 pm. Ya debíamos irnos a la ceremonia de graduación. El tomo mi brazo y me escolto hacia el auto.

-Tara debes descansar - Amelia había despertado e interrumpió mis pensamientos.

-Ya lo haré, los medicamentos me obligan a dormir. Pronto viene la ronda del cóctel - le respondí refiriéndome a que seria la hora de los medicamentos. Entonces un instante después llegó la enfermera y en menos de media hora estaba bostezando.

                         

COPYRIGHT(©) 2022