Una esposa para dos herederos millonarios
img img Una esposa para dos herederos millonarios img Capítulo 3 Tu hermano está muy grave
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Capítulo 6 Es tu cuñada img
Capítulo 7 ¿Por qué habla así img
Capítulo 8 Esta situación se le está saliendo de las manos img
Capítulo 9 Esto es más de lo que él quiere aceptar img
Capítulo 10 Quiere probarlo img
Capítulo 11 Falta de autocontrol img
Capítulo 12 Obsesionado con ella img
Capítulo 13 ¿Desde cuándo se convirtió en un voyeur img
Capítulo 14 ¿Y qué estás haciendo aquí img
Capítulo 15 Ella merece ser feliz img
Capítulo 16 La inauguración img
Capítulo 17 Te deseo img
Capítulo 18 ¡Eres un maldito error! img
Capítulo 19 ¿Acaso quieres que muera img
Capítulo 20 Me estás volviendo loco img
Capítulo 21 Todo esto es por Dayana img
Capítulo 22 ¿En qué lío se acaba de meter img
Capítulo 23 El regreso de Dayana img
Capítulo 24 Sólo dime lo que quieres img
Capítulo 25 Seré feliz cuando ella sea feliz img
Capítulo 26 Me volveré loco si no te tengo img
Capítulo 27 Un baile de dos img
Capítulo 28 No sé si merezca tanto img
Capítulo 29 Lo siento img
Capítulo 30 ¡Fuera de aquí! img
Capítulo 31 Está celosa img
Capítulo 32 Apenas está comenzando img
Capítulo 33 Una promesa img
Capítulo 34 En coma depassé img
Capítulo 35 Tengo mucho frío sin ti img
Capítulo 36 Fuego puro img
Capítulo 37 ¡Terminó! img
Capítulo 38 Estar cerca de él, la relaja img
Capítulo 39 ¿Cómo sigue sin ella img
Capítulo 40 ¿Qué es esto img
Capítulo 41 Milo, su hijo img
Capítulo 42 No los volveré a perder img
Capítulo 43 Prefiero morir antes que perderla nuevamente img
Capítulo 44 Vamos a jugar img
Capítulo 45 Te extrañé tanto, mi amor img
Capítulo 46 Eres la novia más hermosa del mundo img
Capítulo 47 Luna de miel, de tres img
Capítulo 48 Epílogo img
Capítulo 49 Extra, doctor Darío Fontaine img
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Capítulo 3 Tu hermano está muy grave

Gabriel despierta atontado y cegado por el brillo intenso del sol que se cuela por la ventana de su habitación. Mira la hora en su celular y son más de las once de la mañana.

-¡Mierda! Es tardísimo -maldice levantándose bruscamente.

Busca su maleta que dejó tirada en el suelo, apenas entró al cuarto y saca sus cosas para ir al baño.

Después de una ducha larga y de sentirse con armas suficientes para empezar el día, sale del baño y abre su armario. Como se imaginó, todas sus cosas siguen así mismo como las había dejado antes de viajar. Con la diferencia que muchas de ellas ya están algo pasadas de moda y él ganó mucho músculo en estos años.

-Han pasado cinco años -Se dice a sí mismo tratando de ponerse un pantalón de Sport que tanto le gustaba, regalo de navidad de su madre.

Al final se viste con un conjunto deportivo y baja a la planta baja a buscar a su familia y darle la sorpresa de su llegada.

La primera en notarlo es su madre, que al verlo bajar por las escaleras, tira las rosas que tiene en la mano, corre y se tira a sus brazos para fundirse en un abrazo profundo con su hijo amado.

-Mi hijo -dice entre sollozos y besos. -¿A qué hora llegaste? ¿Por qué no me avisaste que llegarías tan pronto?.

-Dejé todo atendido antes de lo previsto, mamá. Además, quería darles una sorpresa.

-Estoy muy emocionada de que estés aquí, hijo. Te extrañé tanto. -La madre de Gabriel llora mientras abraza a su hijo.

-Yo también, mamá. Los extrañé mucho, a ti y a Lían.

Al terminar la última frase, Mara se echa a llorar, totalmente desconsolada, dejando sorprendido a Gabriel. Aunque él ya sabe de la situación de su hermano, ver en ese modo a su mamá lo deja alicaído.

No es común verla en ese estado, por el contrario, en la familia, ella siempre fue la más fuerte, la de la cabeza fría, la de las mejores soluciones a los problemas, la que carga con todos los asuntos, sean buenos o malos.

Verla así le confirma la gravedad de Lían.

-No soporto verte en ese estado, mamá. Cuéntame todo lo que te aflige, por favor.

Mara asiente sorbiendo la nariz y con una sonrisa que para nada le llega a los ojos, lo toma de la mano y lo lleva hasta el despacho.

-Lían empeoró, Gabriel. Tu hermano está muy grave. Su enfermedad está muy avanzada y el panorama que nos dan los médicos no es nada alentador.

-¿Buscaron una segunda opinión? ¿Agotaron todas las instancias?

Mara asiente varias veces con la cabeza.

-Fue lo primero que hicimos, hijo -contesta ella, tristemente. -Lo único que podemos hacer ahora es rogar que se encuentre un donante que sea compatible con él.

-Creí que estaba mejor o al menos eso era lo que me decías, mamá.

-Lo estaba. Hace un año tuvieron que hacerle una cirugía de urgencia y desde ahí, su salud ha ido a declive rápidamente. Su esposa lo encontró tirado en el piso y lo llevó a urgencia prácticamente sin vida. Gracias a Dios consiguieron salvarlo.

Mara sorbe su nariz para continuar.

-La expectativa de vida de Lían es muy corta, hijo, al menos que se le haga el trasplante -Añade con voz rota.

-¿Por qué nunca me llamaste para contarme de esa cirugía? -pregunta, aturdido -Las veces que me llamaste, me decías que todo estaba bien.

-Él me prohibió comentarte sobre eso, Gabriel -contesta con lágrimas en los ojos -No quería que dejaras tu vida para venir solo por eso. No quería que cambiaras tus planes por él.

-¡Es mi hermano! A pesar de nuestras diferencias, yo tenía que estar aquí con él para apoyarlo.

-¿Por qué crees que te llamé, hijo? -Mara toma de su mano haciendo que la mire. -Él no sabe que te llamé, pero era necesario que estuvieras aquí.

Madre e hijo se abrazan por un momento largo. Mara aún no puede asimilar que su hijo haya vuelto. Las sacudidas de su llanto desmoronan por completo a Gabriel.

-Dentro de cuatro semanas le realizarán otra cirugía -Continúa, Mara. -Pensé que sería bueno que estuvieras aquí para él ese día, por eso te llamé amor.

-La esperanza es lo último que se pierde, mamá. Todo saldrá bien, tengamos un poco de fe.

Mara no contesta. Solo asiente una y otra vez.

-Una vez me contaste que su esposa es doctora. Eso debe servir para algo, ¿no?. Por lo menos para mover influencias para conseguir el donante.

-En eso estamos, Gabriel. Ella ha movido todas sus influencias para que Lían esté entre los primeros en la lista. Aunque por la premura del caso, realmente necesita ese trasplante lo antes posible.

-¿Dónde está ahora mi hermano? ¿Está en la casa o en la empresa?.

-Hoy fue a la empresa temprano. Solo va allí de vez en cuando para los controles o reuniones importantes, pero generalmente está acá en la casa.

-Eso es bueno. Quiere decir que a pesar de todo está bien.

-Sí, hijo. Aunque hay días en los que amanece decaído, son más los días en que está aparentemente bien -Menciona Mara con un dejo de tristeza.

Gabriel siente un pesar enorme en el pecho. Lían es de los que aparenta hacerse el fuerte, aunque se esté desmoronando por dentro y eso siempre juega en su contra.

No puede dejar de sentir angustia por lo que está pasando. Ellos han compartido tantas cosas en la vida, aunque las elecciones que tomaron de adultos los terminó separando, son hermanos y eso es lo más valioso, ahora.

Su madre aún está abrazada a él, sollozando. El profesor entiende perfectamente lo que siente su madre porque él se siente igual que ella.

Después de un buen rato conversando, Mara lleva a su hijo al comedor.

-¿Qué es esa venda en tu cabeza? ¿Qué te pasó, Gabriel? ¿Estás bien? -Se sobresalta cuando nota la herida en la cabeza de su hijo.

-Anoche tuve un pequeño contratiempo, mamá, pero todo está bien. Solo es un corte sin importancia.

-¿Estás seguro? -tira de su hombro para mirar de cerca. -¿Dónde te hiciste eso? ¿Fue en el avión?

-Cuando llegué a casa a la noche tuve un tropiezo y me hice esta herida sin querer -Gabriel hace una mueca con la boca que su madre nota al instante.

-¿A la noche? ¿Te encontraste con Dayana?.

-Sí, ella me ayudó con la curación. -Gabriel no sabe por qué no puede borrarla de su mente.

-Entonces no es nada -dice Mara restándole importancia al asunto.

-Sí, no fue nada -Replica Gabriel en un susurro pensando en esa pequeña mujer que se encontró anoche.

            
            

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