Capítulo 4 Tanto tiempo sin verte

Ramon avanzó con determinación por el pasillo del hospital, con la mirada fría y amenazante. Todos se apartaron a su paso, percibiendo su furia.

Aquella doctora recién llegada estaba condenada. Ella no era nada comparada con Ramon; solo era una recién llegada a la ciudad. No debería estar causando problemas, pero se negó a atender a un niño moribundo, poniendo en peligro su vida.

Lo peor era que el chico no era un niño cualquiera, sino el único hijo de Ramon. A pesar de que ella lo operó y logró salvarlo, todavía tenía que enfrentar las consecuencias del retraso que su negativa había causado.

Al llegar a la oficina de Ximena, Ramon empujó la puerta sin previo aviso.

La enfermera de guardia casi saltó de su asiento sorprendida. "¿En qué puedo ayudarlo, señor?".

"¿Dónde está?". Se escuchó la profunda voz del hombre en la habitación.

La enfermera se estremeció un poco. Tras darse cuenta de a quién buscaba, explicó apresuradamente: "Salió a cenar. Volverá después. ¿Necesita algo de parte de ella?".

Ramon no respondió, sino que se encaminó rápidamente hacia el escritorio de Ximena y tomó una tarjeta de presentación, estudiándola pensativamente.

Tras calmarse, la enfermera se puso de pie y agregó: "Lo siento, señor, pero no puede quedarse aquí. La doctora no estará aquí hasta más tarde. Puede esperarla afuera si tiene algo que discutir con ella".

De repente, la puerta se abrió de golpe otra vez, revelando al director del hospital.

Al enterarse de que Ramon buscaba a la doctora Griffin, el director se apresuró hacia la oficina de ésta, casi rompiendo su bastón al caminar. Su miedo desapareció cuando vio que ella no estaba dentro.

Con una disculpa, le explicó a Ramon la situación: "Lo siento mucho, señor Mitchell. Hubo un malentendido. La doctora Griffin no quiso desatender la emergencia de su hijo, pero resulta que había realizado varias cirugías hoy. Cada cirugía es físicamente exigente, así que estaba exhausta. No tuve en cuenta eso antes de asignarle la cirugía. Es todo culpa mía. Me siento terrible".

Ramon ni siquiera lo vio. Deshizo la tarjeta de presentación en cuestión de segundos. "Necesito verla en treinta minutos. Encuéntrala".

El director palideció. No estaba seguro de si era correcto hacer lo que Ramon pedía. Sin embargo, aún así marcó el número de Ximena.

Después de varios timbres, la joven contestó. Cuando le contó el propósito de la llamada, ella respondió de manera tajante antes de colgar: "¡Dile que se largue!".

El director se sintió tan avergonzado al transmitir su respuesta a Ramon.

Su expresión se volvió inmediatamente furiosa.

Por otro lado, después de finalizar la llamada, Ximena estuvo a punto de lanzar su celular de la rabia que sentía. En cualquier caso, no quería desperdiciar su tiempo en Ramon.

Condujo hasta la casa de su hermano mayor, Marcel Griffin: Mansión Serenidad, una villa de dos pisos en las afueras.

Casi era medianoche cuando llegó. Los niños ya dormían. Marcel era el único despierto y la esperaba en el patio delantero. Al ver el auto de Ximena, corrió hacia él y le abrió la puerta.

Desde que ella regresó al país, Marcel siempre la esperaba para que llegara a casa, sin importar lo tarde que fuera. Siempre había sido un hermano cariñoso, y Ximena sabía que él se preocupaba por ella más que nadie en el mundo.

Al salir del auto, la chica estudió el rostro de su hermano antes de preguntar: "¿Cuántos hijos tengo realmente, Marcel?".

Desconcertado, él frunció el ceño y rio: "¿Por qué? ¿Tienes amnesia o algo así? Tuviste dos niños adorables. ¿Hay otro? Debes estar muy cansada del trabajo. Deberías tomarte un descanso".

Puso su mano sobre su hombro para llevarla adentro, pero Ximena lo apartó.

"Hoy había un niño en el hospital. Es el hijo de Ramon y se parece exactamente a Shawn", dijo, mirando fijamente a su hermano.

La sonrisa del hombre se desvaneció. Tratando de lucir tranquilo y fingir inocencia, dijo: "¿En serio? Bueno, qué coincidencia. Escuché que se volvió a casar con Lyla, y tienen un hijo juntos. El niño debe haber cumplido tres años".

Sin embargo, Ximena no parecía convencida y lo miró decepcionada. "¿Vas a seguir mintiéndome?".

Marcel guardó silencio. Tenía conocimiento de que a su hermana no le gustaba que su hijo reconociera a otra mujer como su madre. Sin embargo, estaban tratando con Ramon, y nadie podía impedirle hacer lo que quisiera.

Mantener a Ximena en la oscuridad de que Neil era su hijo era la mejor opción para evitar complicaciones no deseadas entre la familia Griffin y la familia Mitchell. Ramon tenía a Neil, mientras que ella tenía a Shawn y Alina. El resultado era aceptable para todos.

"Le debes esto a Lyla, Ximena. Solo considéralo como un punto final. No te preocupes más, ¿de acuerdo? El niño ahora es heredero de la familia Mitchell. Apuesto a que es amado y apreciado por la gente a su alrededor. Está feliz".

Ella se burló, "¿Escuchas lo que estás diciendo, Marcel? ¿Le debo algo a Lyla? ¿Por qué debería mi hijo llamarla madre? ¡Es mi carne y sangre! ¡Lo llevé dentro de mí durante nueve meses! ¿Aún no crees que no le hice nada a Lyla? ¿Por qué mentiste respecto a Neil?".

Miró con dureza a su hermano y continuó: "¿Sabes que Neil fue llevado al hospital hoy, cubierto de sangre y con tres costillas rotas? Además se lastimó los brazos y espalda. Estaba luchando por su vida en mi mesa de operaciones mientras lo operaba. ¿Y tú me dices que está bien en esa familia? ¿Que es feliz?".

Marcel frunció el ceño debido a la sorpresa. "¿Neil resultó herido? ¿Qué sucedió? ¿Cómo se lastimó de esa manera?".

"¿Cómo iba a saberlo si ni siquiera tú lo sabes? Está bien. Iré allí y lo averiguaré por mí misma", dijo Ximena para irse. Él entró en pánico y la detuvo apresuradamente. "No puedes ir allí".

"¿Por qué no?", espetó.

"Si Ramon descubre que sigues con vida, no te dejará escapar," advirtió Marcel.

Los ojos de Ximena ardían de ira. "Él permitió que lastimaran a mi hijo. Yo tampoco lo dejaré escapar".

Marcel sabía que en este punto su hermana no se detendría, pero aún así tenía que disuadirla.

"Por favor, Ximena. No actúes impulsivamente. ¿Crees que tienes alguna oportunidad contra Ramon? Estamos hablando del hombre más poderoso de la ciudad. ¿Cómo piensas vencerlo en esto? ¿Quieres que también te quiten a Shawn y Alina?".

"¿Entonces quieres que solo mire y no haga nada mientras Neil vive con esa gente irresponsable? ¡Ellos no están cuidándolo!", replicó con fuerza.

Él dijo: "Ximena, escucha. ¿De qué te servirá esto, de todos modos? ¿Cómo crees que competirás contra Lyla? ¿Crees que puedes ganarle de alguna manera? Por el momento, Ramon solo sabe de Neil. Si se entera de Shawn y Alina, ¿qué crees que hará? ¡Sin dudas, te los quitará!".

Sus palabras eran como un afilado cuchillo clavado en el corazón de Ximena.

Ella se rio con amargura. Ramon nunca le creyó, ¡nunca!

Todo lo que pasó fue parte de su egoísta plan.

Pensando en eso, las lágrimas estaban a punto de salir por sus ojos. Sin hablar, se dio la vuelta y entró en la casa. Comió un poco, se dio una ducha y se cambió de ropa.

Ya estaba a punto de salir cuando Marcel la alcanzó. "Ya es tarde. ¿A dónde irás?".

"Neil aún se encuentra inestable. Voy al hospital a cuidar de él", dijo Ximena con tono plano.

"Entiendo. Sin embargo, no es seguro que conduzcas hasta allí a esta hora tan tarde", expresó el otro preocupado.

"No puedo confiar en esas personas para cuidar de Neil. No lo voy a dejar solo con ellos", dijo ella y salió.

Mientras Ximena conducía de vuelta al hospital, no pudo evitar recordar la imagen de Neil cubierto de sangre. Sentía como si le estuvieran destrozando el corazón al pensar en lo que el niño había pasado. Pisó el acelerador para llegar al hospital deprisa.

Cuando llegó a la UCI, Neil seguía inconsciente. Tenía la cara un poco hinchada, pero su parecido con Shawn era realmente increíble. Al observarlo más de cerca, notó una marca de bofetada en su mejilla. Se dio cuenta de inmediato de que la hinchazón había sido causada por un golpe en la cara.

Las lágrimas cayeron de inmediato mientras la ira se apoderaba de ella. Extendió la mano hacia la pequeña de Neil y la sostuvo firmemente. Se acercó a su oído y le susurró: "Mami está aquí ahora, Neil. Nunca dejaré que nadie te lastime de nuevo".

Luego de quedarse junto a Neil por un rato, se secó las lágrimas y salió de la UCI.

Su cabeza comenzó a latir por la falta de sueño. Se recostó contra la pared mientras caminaba a su oficina.

El hospital estaba muy silencioso a esa hora. La puerta de su oficina se encontraba cerrada. Ximena la empujó abierta, esperando no encontrar a nadie dentro. No obstante, al encender las luces, una cara familiar apareció ante ella, deteniéndola en seco.

Ramon volteó la cabeza cuando le escuchó abrir la puerta, y sus ojos encontraron de inmediato los suyos. "Tanto tiempo sin verte, Ximena".