Mi exmarido se arrepiente
img img Mi exmarido se arrepiente img Capítulo 1 Abandonada y desamparada
1
Capítulo 5 Ya morí una vez img
Capítulo 6 No sabes quién soy img
Capítulo 7 Deseas ser la señora Mitchell img
Capítulo 8 Ella es simplemente una extraña img
Capítulo 9 Dos Neil img
Capítulo 10 Su corazón sangraba de dolor img
Capítulo 11 Quieres llevarte a Neil img
Capítulo 12 Si mamá pudiera besarme img
Capítulo 13 Un rostro familiar img
Capítulo 14 El regreso de Ximena img
Capítulo 15 Neil es hijo de Ximena img
Capítulo 16 Nos parecemos tanto img
Capítulo 17 No llores, yo te protegeré img
Capítulo 18 El papá del llorón img
Capítulo 19 Papá, ¿estás saliendo con alguien img
Capítulo 20 Te gusta ella img
Capítulo 21 Por qué te eligió img
Capítulo 22 Estás aquí para seducir al señor Mitchell img
Capítulo 23 Anhelando el amor de una madre img
Capítulo 24 Eres indigna de mencionarla img
Capítulo 25 El acoso de Ramon img
Capítulo 26 Era la señora Mitchell img
Capítulo 27 Cuánto vale un papá img
Capítulo 28 No dejes que se acerquen a tu papá img
Capítulo 29 Una propuesta para volver a casa img
Capítulo 30 Rumores img
Capítulo 31 Ella no es una destructora de hogares img
Capítulo 32 Casi me atrapan img
Capítulo 33 Cómo puedes decir eso img
Capítulo 34 Quién era ese niño img
Capítulo 35 Segura de que era su hijo img
Capítulo 36 Era su mamá img
Capítulo 37 Dejar de buscar a su papá img
Capítulo 38 Él era su padre img
Capítulo 39 Un rompecorazones img
Capítulo 40 Quería volver a casarse img
Capítulo 41 Era suya img
Capítulo 42 Soy la exesposa de Ramon img
Capítulo 43 Cómo puede seguir viva img
Capítulo 44 Su única esposa legítima img
Capítulo 45 Mi buen hijo img
Capítulo 46 No te miento img
Capítulo 47 Arrodíllate y discúlpate img
Capítulo 48 Me gustas img
Capítulo 49 Un paciente img
Capítulo 50 Quería a su mamá img
Capítulo 51 Quiero ser su hijo img
Capítulo 52 Durmamos juntos img
Capítulo 53 Es realmente mi hermana img
Capítulo 54 No está al nivel de la señora Mitchell img
Capítulo 55 Estaba loco img
Capítulo 56 Luchar contra la muerte img
Capítulo 57 Por favor, sálvalo img
Capítulo 58 El colapso de Ximena img
Capítulo 59 Beso accidental img
Capítulo 60 Cerrar tu boca img
Capítulo 61 Papá, tu esposa se fue img
Capítulo 62 Deja que mi papá te lleve a casa img
Capítulo 63 Cómo se atreve a casarse con otra persona img
Capítulo 64 Quédate con Neil o muere img
Capítulo 65 No mereces saber quién es img
Capítulo 66 Enamorada de Ramon img
Capítulo 67 Solo te importa la doctora Griffin img
Capítulo 68 Ustedes dos dormirán juntos img
Capítulo 69 Es una mala persona img
Capítulo 70 Mi papá quiere verte img
Capítulo 71 El villano despreciable img
Capítulo 72 Elige entre él y yo img
Capítulo 73 Juntos por siempre img
Capítulo 74 Cualquiera menos ella img
Capítulo 75 Cita img
Capítulo 76 Superior a las mujeres que te rodean img
Capítulo 77 Ella es mía img
Capítulo 78 Bastardo img
Capítulo 79 Qué puedes hacer para protegerme img
Capítulo 80 Abandonar a su familia img
Capítulo 81 Llevarse a Neil img
Capítulo 82 Reunión img
Capítulo 83 Bloquear Fairedge img
Capítulo 84 Fuera de control img
Capítulo 85 Salvar a mami img
Capítulo 86 Le tienes miedo img
Capítulo 87 Señor, ¿puede ayudarme img
Capítulo 88 Ramon estaba con Alina img
Capítulo 89 Alina chantajeó a Ramon img
Capítulo 90 Llevarla a casa img
Capítulo 91 No te entrometas en nada más img
Capítulo 92 Huelga de hambre img
Capítulo 93 Él estaba celoso img
Capítulo 94 La luna img
Capítulo 95 Había dejado de ser su hijo img
Capítulo 96 Sin miedo img
Capítulo 97 Salir con dos hombres a la vez img
Capítulo 98 Ayúdame a derrotar a Ramon img
Capítulo 99 Era ese tu novio img
Capítulo 100 Nadie podrá protegerte img
img
  /  7
img
img

Mi exmarido se arrepiente

Alfons Breen
img img

Capítulo 1 Abandonada y desamparada

Ximena Griffin había perdido la cuenta del número de veces que marcó el número de Ramon Mitchell en la última hora. En cada intento se encontraba con el mismo silencio decepcionante. Acababa de dar a luz a su hijo y él no aparecía por ninguna parte. ¿Cómo podía ser tan insensible?

Aferrada a la manta esterilizada del hospital, su visión se nubló por las lágrimas no derramadas. En su frustración, se mordió el labio inferior con tanta fuerza que sintió el sabor de la sangre. En el exterior, distinguió débilmente a alguien que suplicaba al médico que salvara la vida del bebé. Fue entonces cuando recordó que era el día de la boda de Ramon, con otra mujer.

Ella sabía que él solo quería al bebé, no a ella.

Ya había elegido un nombre para su hijo y una nueva madre para sustituirla.

¡Qué audacia!

Luchando contra las lágrimas y soportando el dolor agonizante que sacudía su cuerpo, Ximena se aferró con fuerza a su recién nacido.

De repente, la puerta de la sala de partos se abrió de golpe. Entró un grupo de personas, entre ellas Melanie Griffin. Ximena perdió el color de su rostro. Sujetó a su bebé con más fuerza y su mirada se endureció al ver a los intrusos.

Melanie la contempló con desprecio y exigió: "¡Entrégame al bebé, Ximena! Se lo debes a mi hermana. Si le pasa algo, Ramon te lo hará pagar".

"¡Yo no le hice daño a Lyla!", replicó la joven, desafiante.

Sin inmutarse, Melanie se burló: "Que lo hicieras o no es irrelevante. Si Ramon cree que eres culpable, entonces lo eres. Dame al bebé. Es la clave para que Lyla entre en la familia Mitchell y se case con Ramon. Mi familia lo celebrará. En cuanto a ti, ¡te pudrirás en la cárcel por lo que le hiciste!".

"¡No! ¡No tuve nada que ver con lo que le pasó! ¡No pueden llevarse a mi bebé!", protestó Ximena enérgicamente.

¡Era inocente! ¿Por qué Ramon creería tales mentiras y la castigaría de forma tan injusta? Llevó nueve meses al niño, y lo quería con toda su alma. No permitiría que nadie se lo llevara.

Con manos temblorosas, tomó el celular y marcó repetidamente el número de Ramon, pero fue en vano. Finalmente, su celular se apagó.

Melanie se burló: "¿De verdad crees que Ramon contestará? No eres más que una herramienta para él. Ahora que has dado a luz, no sirves para nada. Ramon se divorció de ti por asco y prefiere casarse con Lyla, incluso en estado vegetativo, antes que estar contigo. ¡Despierta, Ximena! ¡Ramon nunca te quiso!".

Las palabras de Melanie fueron como una daga en el corazón de Ximena. No podía creer que Ramon fuera tan cruel. Sus dos años de matrimonio no significaban nada para él, y ella no era más que un peldaño para que Lyla pudiera unirse en matrimonio a la familia Mitchell.

De repente, un dolor agudo brotó de su bajo vientre. Ximena jadeó horrorizada. Sentía como si le estuvieran desgarrando el cuerpo. Notó el goteo caliente de la sangre que le bajaba por las piernas y se acumulaba en el blanco piso. Su respiración era entrecortada y sintió que perdía el conocimiento.

"¡Tiene una hemorragia!", gritó asustada una enfermera.

Melanie observó con indiferencia cómo Ximena se desplomaba en el piso y luego gritó: "¿Qué están esperando? ¡Traigan al bebé! ¡Rápido, o lo lamentarán!".

El bebé fue rápidamente arrebatado de los brazos de Ximena.

Aunque su cuerpo cayó sin conocimiento, el grupo que había irrumpido parecía indiferente a su situación.

Inmediatamente después, el equipo quirúrgico del hospital se apresuró a obtener el consentimiento para una operación de urgencia, pero nadie estaba dispuesto a firmarlo.

Todos sabían que Ramon no amaba a Ximena. Ella y su bebé no eran más que peones para facilitar que Lyla Griffin se uniera a la familia Mitchell. A nadie le importaba el bienestar de la joven; para ellos, su muerte sería un resultado más favorable.

Poco después de que Ximena fuera llevada a urgencias, el médico salió con expresión sombría, anunciando que había sufrido un paro cardíaco. Melanie no mostró sorpresa y se marchó con el bebé.

Las duras luces del hospital proyectaban un brillo espeluznante sobre el piso empapado de sangre, y el formulario de consentimiento sin firmar yacía olvidado, manchado con la sangre de Ximena.

Sin embargo, en cuanto Melanie y los demás se hubieron marchado, un asistente médico salió corriendo de la sala de urgencias e informó al médico: "¡Tenemos un problema, doctor! La paciente... ¡Tiene otros dos bebés en el vientre...!".

Cuatro años después de aquel fatídico día, un niño estaba sentado tranquilamente en su habitación de la propiedad de la familia Griffin.

El pequeño, Neil Mitchell, tenía unos ojos profundos y expresión madura que contradecían su edad. Su rostro era perfecto, salvo por la leve marca de una bofetada en la mejilla.

La puerta se abrió de repente, dejando ver a Melanie con su vestido rojo de alta costura y tacones altos. Su irritación fue evidente al ver que el niño seguía sin vestirse para el evento.

"Los invitados están aquí, Neil. ¡Cámbiate de ropa ahora y sal conmigo!".

"No voy a salir", respondió con frialdad.

El rostro de Melanie se contorsionó de ira mientras se abalanzaba sobre él.

"¡Dije que te pusieras tu ropa formal ya mismo!".

"¡No quiero hacerlo!", replicó Neil, mostrando su mejilla hinchada.

Los ojos de Melanie se posaron en el castillo de Lego que él había construido con tanto esfuerzo, y lo tiró al piso en un arrebato de furia.

El pequeño observó incrédulo cómo su pieza se hacía añicos, con los ojos llenos de lágrimas. Se las secó y gritó: "¡Tía Melanie! Pasé toda la noche construyéndolo. ¿Por qué lo rompiste?".

Oír la palabra "tía" no hizo más que avivar la indignación de la mujer. Era un recordatorio constante de que todo lo que tenía era gracias a Neil. Sus ojos eran fríos cuando dijo: "Eso te pasa por testarudo. ¡Ahora baja!".

"¡Te odio!", siseó Neil, recogiendo la ropa de etiqueta del piso y arrojándosela a Melanie.

Ella lo agarró de la muñeca y lo miró fijamente. "Escucha, Neil. De no ser por mí, te habrían abandonado en el orfanato. Así que no me importa que me odies, pero tienes que aguantarte hasta que acabe la fiesta y se hayan ido todos los invitados. ¡Si no, te enviaré al orfanato!".

Era la primera vez en cuatro años que Ramon organizaba una gran fiesta de cumpleaños para Neil. Y para Melanie se trataba de una preciosa oportunidad de acercarse al hombre después de tantos años. Nunca dejaría que este niño obstinado arruinara su futuro.

"¡Si no quieres bajar, quédate aquí para siempre y no salgas nunca!".

Melanie salió furiosa del dormitorio y cerró la puerta por fuera.

El miedo inundó inmediatamente el rostro de Neil. La última vez que estuvo encerrado, se asustó mucho porque todo estaba oscuro y espeluznante, y solo tenía ratones como compañía. Aquello lo traumatizó tanto que desarrolló una fobia a estar solo y en la oscuridad.

El pobre niño corrió hacia la puerta cerrada y la golpeó con sus pequeñas manos, llorando y suplicando: "¡Tía Melanie, lo siento! ¡Por favor, abre la puerta! ¡No quiero estar solo! ¡Tengo miedo! ¡Prometo portarme bien! ¡Tía, por favor!".

            
            

COPYRIGHT(©) 2022