Bilionaire encantador
img img Bilionaire encantador img Capítulo 2 sintiéndome hecho un desastre
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Capítulo 6 fuera la niña img
Capítulo 7 sintiéndome avergonzada img
Capítulo 8 Bueno muchachos img
Capítulo 9 Nuestea vida img
Capítulo 10 contacto img
Capítulo 11 primer sexo oral de mi vida img
Capítulo 12 brazos fuertes img
Capítulo 13 muy directo img
Capítulo 14 no quería contártelo img
Capítulo 15 terrible mentirosa img
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Capítulo 2 sintiéndome hecho un desastre

manera, es una gran empresa. Definitivamente tienen allí un gran departamento de marketing, con un equipo de diseño. Puedes intentar sondear y ser reubicado. Sólo por eso creo que hoy podemos salir a celebrar. - ¿Lo juras, amigo? ¡Mira mi condición! - Me señalé a mí mismo, sintiéndome hecho un desastre. -Tenemos horas y horas hasta la noche. También podrías vestirte decentemente, ¿y esto es lo que haremos? Hoy elegirás a un chico en un bar para besarte. Un chico muy caliente, muy caliente, y Dios sea testigo de que hay que cogerlo bien, así que ve y hazle caso al enviado.

- No pongas a Dios en medio de algo así - bromeé. - OK ok. ¿Pero qué opinas de mi idea? ¿Qué pensé? Estúpido, absurdo, loco y despistado. No era el tipo de mujer que salía de discoteca y besaba a un chico de la nada. Los pocos novios que tuve eran hombres que conocía desde hacía tiempo y con quienes había tenido más interacción. Chicos universitarios, o amigos de amigos, cosas así. ¿Cómo podría tener el coraje de dejar que un completo extraño me toque? ¿Pero hasta dónde me llevó todo este pudor hasta ese momento? Corazones rotos e idiotas que nunca supieron apreciarme. ¿Quizás la idea de pasar una noche en brazos de un extraño podría ser exactamente lo que necesitaba? ¿Besos calientes, besos en la pista de baile, todo sin compromiso? Sí, la idea empezó a gestarse en mi mente como algo muy interesante. -Está bien, Ale. Ganaste. ¡Vamos a volvernos locos esta noche! CAPÍTULO DOS Tres vasitos de tequila se alzaron en un brindis. Alessandra y Tamires –otra amiga mía de la universidad que nos acompañaba– se bebieron sus tragos de un trago, pero yo no me atreví tanto. No tan resistente. Si empezó así, no duraría tanto como planeó esa noche. Estaba emocionado, quería divertirme y celebrar. El bar estaba lleno, la música en vivo era buena y, sin duda, la perspectiva era mucho mejor que quedarse en casa sin hacer nada. - El nuevo trabajo de nuestra pequeña aquí - dijo Alessandra, ya bebiendo un segundo vaso, porque esa era una noche de dosis doble. Ella lo golpeó fuerte en la mesa y Tamires hizo lo mismo. Preferí seguir con el primero. - Hoy es su día. Tenemos que elegir un chico realmente guapo para que ella salga. - ¿Tú? Pregunté, levantando una ceja. - ¿Como asi? Tamires y Alessandra se miraron con expresión maliciosa. - Amigo, no te ofendas, pero tienes el dedo podrido. No tenéis la más mínima experiencia con los hombres, y nosotros dos, vuestros guardianes -Alessandra habló con voz solemne, pasando un brazo por los hombros de Tamires-, vamos a hacer lo mejor que podamos y elegir a un chico que Te hará ver estrellas con solo su huella. Crucé los brazos contra mi pecho y alcé una ceja con total incredulidad. - ¿Y vas a lograr esta hazaña sensacional con solo mirarle la cara al chico? -Hay hombres que emanan, ¿sabes? - Tamires comenzó a mover una de sus manos en el aire, imitando lo que pudiera "emanar" de alguien. - Ese hombre que tiene una mirada, una forma de moverse, que de lejos entiendes que tiene confianza, que tiene ese aura de sensualidad natural. - ¡Vaya, hasta me estoy mojando las bragas! - Habló Alê, quizás más alto de lo que debería, porque dos jóvenes, que estaban en la mesa de al lado, miraron en nuestra dirección, sonriendo. Eran hermosas, una negra y otra de cabello claro, que miraban fijamente a Alessandra mientras tomaba un sorbo de su cerveza. Los dos comenzaron a susurrar, pero no tomaron otra medida y continuaron hablando. Mis amigos no se dieron cuenta. Quizás tenía menos alcohol en mi sistema. Otro pedido de trago doble por parte del camarero, y apenas llegó el tequila –yo todavía estaba en mi primer vaso–, lo siguiente que decidieron hacer los locos fue tomarnos una foto, con las manos en alto, sosteniendo el bebidas, para publicar en Instagram. Fue agradable estar con ellos. ¿Quién necesitaba un hombre cuando tenías tan buenos amigos? Empezamos a hablar de otros temas, principalmente del mercado del diseño en Brasil. Tamires trabajaba haciendo portadas de libros, principalmente libros electrónicos, para autores nacionales e incluso extranjeros, y se las arreglaba para pagar bien sus cuentas. Alê solía prestar servicios a empresas, agencias, etc. Yo, por mi parte, tenía muchas ganas de poder ganarme la vida con lo que realmente amaba hacer, pero no fui tan valiente como para lanzarme al mundo freelance. El tema pronto pasó a ser mi nuevo trabajo y estaba sorprendentemente emocionado por la llegada del lunes. No veía la hora de recibir mi salario todos los meses, y por lo que Sílvia me envió por WhatsApp estaba bastante bien, sobre todo porque soy bilingüe. Investigué un poco en Internet sobre la empresa, pero no me decía el nombre del director con el que trabajaría, así que no pude buscar más detalles sobre él: si era joven, viejo, si era conocido por ser un tirano o gente buena. Realmente estaba apoyando la segunda opción, porque odiaba trabajar bajo presión. - ¡Aquél! - Alessandra, a mi lado, volvió a hablar en voz alta, sacándome de mis pensamientos, que surgieron cuando estuvimos en silencio por un rato. -Ahí está, Carol. El que tiene el pelo rizado. Miré en la dirección que ella señalaba y vi a un chico al mejor estilo Jesús Luz –sí, Madonna–, apoyado en el mostrador, pidiendo una bebida. Hermoso. Tipo de modelo. Por lo que pude ver, ojos color caramelo muy claros, camiseta de manga larga, jeans con algunos rotos. Me impresionó mucho, sin duda. - Maldita sea, Ale. ¡Es él, sin duda! - Asintió Tami, levantando la copa de la tercera ronda de tragos dobles, que ya habían pedido, y dándole la vuelta. - ¡Ve al bar, Carol! Párate junto a él, pide algo... agua, lo que sea. ¡Haz que se fije en ti! ¿Será? Bueno, no era tan incómodo hablar con los hombres. A pesar de lo inexperto y tímido que era, me las arreglé bien y sabía que era hermosa. Nunca fui dado al falso pudor, aunque tampoco me sentí engreído. Quizás funcionaría. Me puse de pie, decidida, y mis amigos rugieron emocionados, haciendo que los dos gatitos de la mesa de al lado los miraran nuevamente. Estaban tan concentrados en conseguirme un hombre esa noche que no se dieron cuenta de lo obvio. Entonces, antes de ir al bar con el chico guapo, toqué a Alessandra y le llamé la atención sobre lo que tenía justo debajo de la nariz. Los cuatro se saludaron levantando sus copas, pero nada más que eso. Sólo era momento de mirar hacia la barra para ver que el chico de piel oscura que llamó la atención de mis amigos ya estaba con alguien. Había llegado una hermosa rubia e intercambiaron un beso apasionado que me hizo creer que eran amantes. - ¡Guau! - Comenté observando indiscretamente el beso. -Teníamos razón, al menos, en lo de la huella -dijo Tamires. Sí ellos estaban. Fue un beso señor. Pero no lo intentaría. Tendría que elegir a otra persona. Y realmente lo intentaron. La más bella de las seleccionadas fue en realidad la primera, pero la segunda también resultó muy atractiva. Un poco más delgada, muy alta, pelo corto, boca bonita, ojos claros, y fui. Logré reunir todo mi coraje e hice lo que las chicas me indicaron. Me acerqué, fingiendo ser inocente, y comencé la conversación. A los dos minutos descubrí que era gay. Súper amable, amable, intercambiamos algunas palabras, pero tanto él como yo nos alejamos rápidamente, porque ambos buscábamos lo mismo. Encogiéndome de hombros, regresé a la mesa con

            
            

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