Mi dulce y suertudo millonario
img img Mi dulce y suertudo millonario img Capítulo 3 La cita
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Capítulo 6 Fortuna en camino img
Capítulo 7 Sorpresa en casa de Lara img
Capítulo 8 Una herida abierta en el corazón img
Capítulo 9 Tejiendo mentiras img
Capítulo 10 Sueños que se convierten en pesadillas img
Capítulo 11 Emociones intensas y notificaciones img
Capítulo 12 Vergüenzas e invitaciones img
Capítulo 13 La bienvenida img
Capítulo 14 Desliz entre las telas img
Capítulo 15 Sueños caóticos y responsabilidades img
Capítulo 16 La suerte de Mary img
Capítulo 17 Convenciendo a Mary img
Capítulo 18 Rumbo a la mansión de Danilo img
Capítulo 19 Propuesta tentadora img
Capítulo 20 Malos presentimientos img
Capítulo 21 Bienvenida a Alta Mira img
Capítulo 22 Reunión y sustos img
Capítulo 23 Ganando terreno img
Capítulo 24 Aterrizando en nostalgia img
Capítulo 25 Palabras no dichas img
Capítulo 26 Problema tras problema img
Capítulo 27 ¿Fin del problema img
Capítulo 28 Mar de tormento img
Capítulo 29 Jefe enfadado img
Capítulo 30 Rechazado, ¿a qué costo img
Capítulo 31 Destino incierto img
Capítulo 32 Dilemas y convivencia img
Capítulo 33 Guardaespaldas desafiante img
Capítulo 34 Pesadilla real img
Capítulo 35 Sueños y realidades I img
Capítulo 36 Sueños y realidades II img
Capítulo 37 La determinación de Danilo img
Capítulo 38 En busca de Mary img
Capítulo 39 Descabelladas ideas img
Capítulo 40 Operación Rescate img
Capítulo 41 Operación Rescate II img
Capítulo 42 Entre la vida y la muerte img
Capítulo 43 Despertar poco placentero img
Capítulo 44 Convaleciente tormento img
Capítulo 45 Decisiones poco elocuentes img
Capítulo 46 Emociones más allá del dolor img
Capítulo 47 Sentimientos y exigencias img
Capítulo 48 ¿Despedidos img
Capítulo 49 Los confusos sentimientos de Danilo img
Capítulo 50 Enfrentamiento femenino img
Capítulo 51 ¿Sueños cobrando sentido img
Capítulo 52 Conflicto y consuelo img
Capítulo 53 Caos y determinación img
Capítulo 54 Las cartas del destino img
Capítulo 55 Deseo al alcance de una rosa img
Capítulo 56 Reencuentros, propuestas y sospechas img
Capítulo 57 ¿Nueva constante img
Capítulo 58 Revoltijo de emociones img
Capítulo 59 La llegada triunfal de Jenny img
Capítulo 60 Tratando de reorganizar el caos img
Capítulo 61 Tratando de reorganizar el caos II img
Capítulo 62 Tratando de reorganizar el caos III img
Capítulo 63 Una tregua ponzoñosa img
Capítulo 64 Tormentosos sentimientos img
Capítulo 65 Descubrimiento y emboscada img
Capítulo 66 ¿Deseo cumplido img
Capítulo 67 Un sueño hecho realidad img
Capítulo 68 Curiosidad y rencor img
Capítulo 69 Placer conflictivo img
Capítulo 70 Aves de rapiña img
Capítulo 71 La llegada de Mary img
Capítulo 72 Una fiesta no tan amena img
Capítulo 73 Los celos de Danilo img
Capítulo 74 ¿Perdiendo a Mary img
Capítulo 75 De mal en peor img
Capítulo 76 Guerra silenciosa img
Capítulo 77 Descubrimiento poco agradable img
Capítulo 78 Dos vidas por una obsesión img
Capítulo 79 Luto y una gran verdad img
Capítulo 80 Terrible descubrimiento img
Capítulo 81 Arrepentimiento y redención img
Capítulo 82 Traición en el almacén img
Capítulo 83 Rebelión entre las penumbras img
Capítulo 84 Alarmante amenaza img
Capítulo 85 El crímen revelado img
Capítulo 86 La redención de Danilo img
Capítulo 87 Epílogo: Nuevo amanecer img
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Capítulo 3 La cita

Pues, al final del día las expectativas para Danilo habían resultado de cabeza con respecto a la "gran" noticia que había acabado de recibir por parte del señor Avery Pendragon, como estaba escrito e aquel papel que le dejó el hombre con su nombre y dirección. Y pensar que él casi brincaba en un pie para ir con el pito y el tambor con lo que consideraba, era su felicidad pura.

Aquella plática con Mary, en cuanto el señor Avery se hubiese marchado, le dejó un sinsabor extraño. Ella se había reportado enferma en el trabajo y regresó expresamente para que él le contara todo lo que había hablado con ese sujeto desconocido para ella.

Allí, sentados en la salita del apartamento se pusieron a charlar largo y tendido sobre el asunto.

-No, Danilo... -refunfuñó negando con la cabeza-. Creo que estás a punto de ser estafado de la manera más tonta del planeta.

Danilo miraba hacia el techo para no hacerle una mirada mortífera a su pesimista amiga.

-Piénsalo, Dani. Nadie, absolutamente nadie viene aquí a regalarte una mansión y esa inmensa cantidad de dinero en nombre de un primo lejano que ni siquiera conociste en vida... Es una estafa, ¡abre los ojos, por Dios!

-Mary, en primer lugar no es mi primo, es mi pobre tío Alberto difunto, que en paz descanse; más respeto. Además lo pensé muy bien mientras hablaba con el agente y en mi opinión, no tengo nada que perder ante el mundo. Ahora no soy nada, no tengo ni en qué caerme muerto -Danilo se encogió de hombros-. Si es que fuera una estafa simplemente me volveré a quedar sin nada, no es la gran cosa. Es peor no intentarlo, maldita sea.

Mary rodó los ojos ante aquella respuesta tan tajante de su amigo. Al parecer Danilo no tenía la mínima intención de cambiar de opinión; ni siquiera de considerar aquello como la estafa del siglo. Después de todo, él ya lo había dicho: no tenía ni reputación, ni renombre, mucho menos dignidad por lo visto.

Esa misma tarde, luego de la hora del almuerzo, Danilo se había dirigido hacia la casa de sus padres, pero nadie le abrió. Él no quiso pensar en el hecho de que no abrieran porque se trataba de él, sino que, quizá habrían salido o estarían en la hora de la siesta; cualquier cosa era mejor pensar, que el mero rechazo paternal.

Danilo, resignado se devolvió a casa de Mary, no sin antes hacer un desvío en su bicicleta y pasar viendo por la ventana de su amada Lara. Allí estaba ella, en su cómodo sofá, con las piernas cruzadas y un bowl de palomitas de maíz; se veía muy sumergida en el programa que estuviera viendo. Ella se veía bien de cualquier forma y en cualquier situación. Suspiró, despabiló y continuó su camino.

Cuando llegó a la casa, Mary estaba en la cocina; ella amaba ese arte culinario desde que la conocía. No quiso preguntarle nada, solo avisó de su llegada y se dirigió a su habitación improvisada, que constaba de un par de edredones de su amiga y una almohada; su Tablet aburrida y su mochila perdida por alguna esquina. Algo era mejor que nada, después de todo agradecía no haberse quedado en la calle como un mendigo.

Se recostó en su "cama" y se dispuso a soñar despierto. No podía esperar a que llegara el día siguiente y al fin poder obtener todos los beneficios de la vida que se merecía. Observaba el papel con el nombre del agente y abogado. Esa fortuna estaba al alcance de unos cuantos pasos. Aquella oficina estaba por el parque central de la ciudad. Si para algo era bueno Danilo era para ubicarse muy bien en la calle.

Y hablando de calle, después de una rica cena preparada por Mary –porque debía reconocer que todo lo que cocinaba ella sabía a gloria–, Danilo no pudo evitar sentir las ansias de salir una vez más a aquel bar de mala muerte, en el que siempre ahogaba sus penas.

«No, mañana es el gran día. Si te emborrachas de seguro todo sale mal».

Ahí estaba la voz de su conciencia, dictándole lo crítico que podía pasar al no ir en sus cinco sentidos a la dichosa cita con Avery. Y como siempre, una vez más pudo más el ansia y el vicio. Danilo había salido de una, con la excusa de ir por chicles a la tienda, lo cual Mary ni en los más imposibles sueños le creería. No obstante, ella no era su madre, ni su novia, mucho menos su esposa como para estarle queriendo detener; ya era un hombre hecho y derecho. Él debía aprender a luchar sus propias batallas, al menos Mary así lo creía.

Pasó lo que tenía que pasar: Danilo se quedó dormido, pero esa vez no dentro del bar, porque en esa ocasión lo habían sacado por pelearse con otro hombre de manera irracional. Resulta que, en sus alucinaciones él bailaba con Lara y ella no podía ser de nadie más.

Él ni siquiera dio un motivo o razón, simplemente en unos cinco pasos, el muchacho que bailaba de lo lindo con su pareja había volado hacia una de las mesas del bar; dejando en el suelo las bebidas y a las personas que estaban bebiendo con tranquilidad en sus respectivos lugares.

El muchacho, quien también tenía los estragos del alcohol, se levantó con la velocidad con la que cayó y tampoco quiso una conversación civilizada. La lluvia de golpes había caído sobre Danilo, haciéndolo caer de bruces en el duro suelo, ya que los niveles del alcohol alentaban sus movimientos. Las mujeres a las que le había tirado la mesa también estaban colaborando en el linchamiento. Así terminó aquella noche entre tragos, alucinaciones y turbas furiosas contra él.

Con un moretón en el ojo, el dolor de la paliza combinado con la resaca, todos los dolores en junto, dieron a Danilo el "mejor" de sus despertares. Y no solo eso... Era jodidamente tarde para su cita con el señor Avery. El día no podía comenzar de la peor manera para él, y todo por sus necedades. Ninguna cachetada mental podía hacerlo escarmentar, más que el hecho de no obtener esa herencia por su impuntualidad.

            
            

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