Capítulo 2 Los planes de mi hermana

Marcia estaba reclinada en una silla, su expresión una mezcla de satisfacción y preocupación. El silencio en la habitación era pesado, y el único sonido era el suave zumbido del ventilador en el techo. Marcia había estado reflexionando sola sobre el éxito parcial de su plan.

El rostro de Marcia se iluminó con una sonrisa calculada mientras revisaba mentalmente los detalles de la noche anterior. La trampa había funcionado. Marcus y Rubí habían caído en su elaborado juego, y aunque no había sido perfecto, el impacto de su plan había sido significativo.

Marcia se preguntaba si había subestimado las consecuencias emocionales de su estrategia. El plan había sido diseñado para conseguir justicia y venganza, pero ahora, al ver el resultado, se cuestionaba si el costo había sido demasiado alto. ¿Realmente había logrado su objetivo sin causar un daño irreparable?

Así que, cuando vio el aviso de una llamada entrante y reconoció el número, respondió de inmediato.

-¿Cómo va todo? ¿Se ha completado el asunto? -preguntó con emoción mientras trataba de no subir la voz.

-Marcia, todo el plan falló. -El hombre respondió en un susurro, con voz alarmada-. Tu hermana entró en la habitación de mi jefe. Ella estuvo con él. Necesito que me ayudes. Deposítame cincuenta mil dólares.

-¿Qué? ¿Mi hermana estuvo con Marcus Santoro?

Marcia mordió su labio inferior, tratando de procesar toda la información que acababa de recibir.

-Así es, y no se como ella llegó hasta ahí. -El hombre tenía mucho miedo por su vida-. Mi jefe esta buscando a tu hermana. No podré trabajar como su guardaespaldas sin que sepa que yo tuve que ver con todo esto. Necesito ese dinero para huir, debes enviarlo ahora mismo.

-¿Cómo se supone que te voy a enviar esa cantidad de dinero ahora mismo? Ni siquiera a amanecido. -Marcia estaba molesta-. ¿Cómo te atreves a exigirme dinero cuando las cosas no salieron como planeamos?

-Marcia, creo que no estas entendiendo. ¿A caso no sabes qué tipo de hombre es Marcus Santoro? Si él me llega a atrapar, ¿Cuánto tiempo le das para que sepa quién está detrás de todo esto? Es mejor que consigas que tu hermana se case con él, estoy casi seguro de que se ha enamorado de ella. Si mi jefe llega a saber toda la verdad, fácilmente podría comprar la deuda de la familia Gibson, dejándolos en la calle -dijo el hombre.

La cara de Marcia se deformó estrepitosamente. Si su hermana se casaba con alguien tan poderoso como Marcus, tomaría una posición mucho mejor que la suya. No podía permitir que él descubriera con quien se había acostado y tampoco podría soportar la furia de Santoro cuando todo se supiera.

-Esta bien, te enviaré el dinero lo antes posible. -Marcia dijo apretando sus puños con frustración-. Pero tengo que esperar hasta el amanecer, en este instante no tengo modo de juntar tanto dinero en efectivo. Si intentas traicionarme, te aseguro que te hundirás conmigo.

-Y tú no intentes amenazarme.

Este hombre conocía muy bien la verdadera forma de ser de Marcia. Ambos se habían conocido hace varios años cuando ella era pobre. Sabiendo de ante mano las cosas sucias y perversas que era capaz de hacer con tal de obtener lo que quería. Marcia tenía un talento innato para manipular a las personas y salirse con la suya, y el hombre sabía que podría ser útil tenerla de su lado en lugar de en su contra, así que decidió que era buena idea llegar a un acuerdo.

-Espero tus noticias. Por lo mientras, me mantendré oculto... -El hombre colgó la llamada.

Marcia frunció en entrecejo mientras trataba de calcular los próximos pasos que daría.

Cuando Rubí llegó a la casa Gibson, estacionó su auto y no le importó abrir con brusquedad la puerta, estrellándola contra el lujoso Ferrari rojo de su hermana.

Sus padres se comportaban muy diferente con ella. Aún recordaba cómo le habían comprado ese auto de segunda mano después de que les rogara por meses que se lo obsequiaran, sin embargo, Marcia no tenía ni un mes en casa cuando su padre le dio este auto tan costoso.

Estas preguntas la perseguían constantemente, llenándola de amargura y resentimiento hacia su familia.

Los Gibson siempre le daría las mejores prendas y objetos de valor a su primogénita. Rubí ya se había acostumbrado a eso.

Cuando Rubí llegó hasta la habitación de su hermana, la abrió estrepitosamente, sin embargo, la escena que vio después solo hizo que su furia se intensificara. Marcia estaba en su cama, con su rostro demacrado, aparentando que estaba demasiado enferma.

Marcia levantó la mirada hacia Rubí, sus ojos mostraban una mezcla de sorpresa y desafío.

Junto a ella estaba una laptop y un montón de documentos importantes de la empresa, que sabía bien que había puesto ahí con intención.

Su madre estaba con ella, colocándole toallas húmedas para combatir la fiebre. ¿En verdad estaba enferma o solo estaba fingiendo? Pero no solo estaban ellas, en una esquina se encontraba Efraín, su padre, con una expresión sombría.

-Rubí, has vuelto. -Marcia habló tosiendo al final de cada frase-. Seguramente vienes hambrienta. Madre, ¿podrías decirle a una de las empleadas que le preparen algo de comer a Rubí?

Antes de que Rubí pudiera reaccionar, su hermana seguía hablando como si estuviera en su lecho de muerte.

Efraín se acercó a ella con la misma expresión fría y miró a su hija menor cuando preguntó.

-¿A dónde has estado?

-Padre, yo... -Rubí trató de explicarse, pero fue interrumpida por su hermana.

-Papá, aunque Rubí no haya llegado a dormir al departamento que alquiló, seguramente fue porque se la pasó con sus amigos, divirtiéndose. -Marcia habló con su tos fingida-. No la regañes. Yo me puedo hacer cargo de los asuntos de la empresa.

-Marcia, no te muevas tanto, querida, no estas en condiciones. -Eva miró a su hija haciendo que esta enarcara una ceja, como si le estuviera haciendo una señal. ¿Sería posible que sus padres supieran de los planes de Marcia?

No, Rubí no podía creer que esto fuera verdad.

Antes de que Rubí pudiera defenderse su padre habló de nuevo.

-Fuimos a buscarte a tu departamento, pero no estabas. ¿A dónde estabas metida? Deberías de fijarte en tu hermana, ella está enferma y no tiene las suficientes fuerzas, sin embargo, se la ha pasado toda la noche resolviendo los asuntos de la empresa. ¿Cuándo será el día que seas comprensiva? Espera... ¿Qué es eso que tienes en el cuello? A caso son... ¿Chupetones?