Capítulo 4 Reclamar sus vidas

La inevitable reorganización empezó con el regreso de Emily al Grupo Morris. Sus primeras reformas provocaron conmociones en toda la empresa.

Una reestructuración radical provocó el despido o reasignación de varios funcionarios de alto rango, incluyendo los aliados de Kyson y Logan, quienes se habían atrevido a confrontar a Emily a su llegada.

Por la mañana, la oficina de Kyson era todo un caos. Podían escucharse voces enojadas, puñetazos en las mesas y ruido de sillas. "¡Es indignante! Después de todos los años que he dedicado al Grupo Morris, poniendo mi corazón y mi alma, ¿por qué me despiden de esta forma? ¡Su familia me debe una buena explicación! Ustedes se reconciliaron con su sobrina, ¿y yo soy el que sufrió daños? ¿Acaso es justo?".

La oficina estalló con otros que compartían el sentimiento. Tenían los rostros enrojecidos de ira, un contraste con su habitual comportamiento refinado.

En medio del alboroto, Kyson luchó por restablecer el orden. "Por favor, calmémonos por un minuto...".

Cómodamente sentado en un rincón, Logan jugueteaba distraídamente con su pulsera. Encarnaba la tranquilidad y no se veía afectado por la agitación. Como estaba seguro en su papel de subdirector, no le interesaba el destino de los demás. Mientras él no fuera el objetivo, el caos que lo rodeaba no era de su incumbencia.

Kyson intentó tranquilizar a sus antiguos aliados, pero también mantuvo la compostura internamente. Su principal preocupación era resguardar su propio estatus y beneficios, sin importar los cambios de personal por debajo de él.

De hecho, Emily le había consultado sobre los ajustes del personal; era una decisión que había surgido de sus discusiones mutuas.

"Tío Kyson, el Grupo Morris no es tan estable financieramente como antes. No podemos cargar con un peso muerto. He invertido todos mis ahorros para salvar la empresa. Si dejamos que esas personas con bajo rendimiento sigan agotando nuestros recursos, tendremos que liquidar nuestros activos. Me enteré de que tú y Logan invirtieron hace poco en un terreno en los suburbios del norte, ya que quieren desarrollar un campo de golf...".

Cuando se trataba de intereses personales, el hombre no tardó en ser convencido. La furia que había sentido se evaporó y fue reemplazada por la aceptación. Esas personas tuvieron que irse para eliminar el peso muerto.

Emily no tenía mucha paciencia para sumergirse en largos debates con estos veteranos, así que prefirió que ellos mismos resolvieran sus problemas. Dejando atrás la empresa, se dirigió a la casa de su familia.

La Mansión Morris, conocida como Mansión Rose, se encontraba en lo que antes había sido un extenso jardín de rosas. Tanto ella como su madre amaban las rosas, por lo que Joshua, su padre, compró el terreno y construyó ahí una casa para su familia.

Después de tres años, a su regreso, Emily se encontró inesperadamente ansiosa.

En todo este tiempo, había actuado impulsivamente por amor. No pudo evitar preguntarse si sus padres, quienes la cuidaban desde el cielo, lo habrían desaprobado.

Como ahora era mayo, las rosas de Merden estaban en plena floración, contrastando con el frío clima de Vilgate. Cuando salió de la Mansión Collins, las rosas seguían sin florecer.

Pensar en ese hombre todavía hacía que su corazón le doliera tanto que parecía estar destrozado. Sin embargo, como había tomado la decisión de irse, sabía que tenía que esforzarse por olvidarlo.

Cuando su auto ingresó a la mansión, Emily esperó ansiosamente la visión de las rosas. Pero, al bajar, su emoción se convirtió en consternación. El jardín de rosas que su padre había cuidado con tanto amor ya no estaba. Había sido reemplazado por peonías, con la maleza creciendo a su alrededor.

La furia la envolvió completamente. No solo se habían apoderado de su casa, sino que también habían destruido su amado jardín de rosas.

¿De verdad esos descarados intrusos habían creído que estaba muerta?

De repente, escuchó una risa y se volvió para mirar a dos mujeres elegantemente vestidas que salían de la casa, cada una del brazo de un hombre.

La mujer del frente tenía un vestido de encaje blanco y una pequeña tiara de diamantes en su cabello recogido. Se puso de puntillas y lo besó directamente en los labios, ajena al mundo que la rodeaba.

Pero el momento se interrumpió cuando el hombre fue consciente de otra presencia. Al ver a Emily, alejó rápidamente a Ruby Morris. Su reacción fue de absoluta sorpresa, como si hubiera visto un fantasma. De repente, perdió el equilibrio, tropezó y cayó al suelo.

Con los ojos muy abiertos, la miró y tartamudeó: "¡E-Emily!".

Los otros tres también se volvieron hacia esta. Sus rostros reflejaban la sorpresa del hombre, por lo que se cubrieron la boca. "¿Eres real o un fantasma?", exclamó Ruby.

Con un vestido blanco, la joven mostró un comportamiento tranquilo. Sus labios se curvaron en una sonrisa irónica. Su voz, tan inquietante como cautivadora, se quedó flotando en el aire.

"La culpa engendra fantasmas y yo he venido a reclamar sus vidas. Mathew Graham, Ruby Morris, ¿están preparados?".