Capítulo 3 Mes de marzo 2023, el perdón

Bien pareciera a veces ser imposible perdonar, porque el daño hecho a nosotros ha sido de tal magnitud que simplemente tenemos dudas de que nuestro perdón incluso sirva de algo. También el daño pudo recaer en alguien que queremos o simplemente en nuestro poblado o a nuestra nación.

Entonces dispongámonos a tener en cuenta lo siguiente: es necesario tener en cuenta que el perdón, aparte de ser reparador para la persona que lo recibe, tiene un mayor significado en nosotros mismos, que somos quienes lo damos. Es aquí donde tenemos en cuenta lo mucho que nos brinda este maravilloso poder que nos ha regalado Dios.

Entonces, tomemos en cuenta lo que dicen las escrituras en este sentido. No obstante, es necesario, antes, explicar acerca de los designios de Dios originalmente.

Adán y Eva, luego de ser expulsados del paraíso, tuvieron a su primer hijo, Caín, y luego a Abel. Caín era labrador de la tierra y Abel pastor de ovejas. Ambos llevaron sus ofrendas a Dios. La ofrenda de Abel fue bien vista por Dios, pero no la de Caín. Por ende, este último se ensañó de gran manera con Abel. Dios trató de que entrara en razón, pero él no lo hizo.

Génesis 4, 8

Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.

Entonces Dios explicó a Caín las consecuencias de su pecado, y él, dándose cuenta de tanta desventura, de no poder soportarla, tuvo miedo de morir. Es por eso que Dios actuó.

Génesis 4, 15

Y le respondió Yavé: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Yavé puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.

Tuvo Caín descendencia y Dios grande de amor y de dicha no lo dejó morir.

Génesis 4, 23 - 24

Y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: Que un varón matare por mi herida, y un joven por mi golpe. Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será.

Este es el principio del perdón de Dios que, aunque Caín mató a su hermano no permitiría que muriera a manos de alguien.

Esas últimas palabras de Lamec fueron dichas luego que naciera nuevamente un descendiente de Adán.

Génesis 4, 25 – 26

Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín. Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Yavé.

Como se ve, la diestra de Dios actúa en favor del hombre porque recompone, restituye, enmienda los caminos equivocados que pueda tomar. Sin embargo, muchos piensan que nunca debemos equivocarnos y que nunca debemos pecar. Ese es el camino único, pero Dios nos reprenderá en ese sentido. Jesús, la plenitud de la revelación, habla acerca de ello.

Mateo 18, 21 – 22

Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.

Guarda estrecha relación con lo que nos dice el Dios Padre en Génesis, que le pone una señal a Caín para que no lo maten, y si lo hiciesen, sería siete veces castigado. Y Lamec indica a sus mujeres, Ada y Zila, que él sería castigado setenta veces siete: "Que mataré a un varón por mi herida, y a un joven por mi golpe. Si siete veces será vengado Caín, Lamec, en verdad, setenta veces siete serán vengados".

Es de notar que, si bien Caín fue presa del pecado, ahora las generaciones siguientes que devinieron de él fueron también a encontrar propósitos de Dios pues Dios mismo dejó que tuviese descendencia.

Muerto Abel y sin un hombre que actuare conforme a la voluntad de Dios. Adán tuvo un nuevo descendiente; le fue dado un nuevo retoño el cual expresaría la misma voluntad que su hijo muerto a manos de Caín. Adán tuvo relaciones sexuales con su mujer, y les nació un nuevo hijo, Set, en sustitución de Abel.

Génesis 4, 19 – 22

Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila. Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados. Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta. Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal-caín fue Naama.

Dios al hacer que quienes pequen no continúen así y desperdicien su existencia hizo que de alguna forma se restituyesen sus caminos a través de los hijos de los hombres viendo que podían hallar ellos los caminos correctos de Dios, aquellos hijos mostrarían a sus padres de alguna forma la bondad del amor de Dios evidenciado en los hijos que se les fue dado.

Jesús menciona al respecto.

Mateo 12, 27

Y si yo por Beelzebú echo fuera los demonios, ¿vuestros hijos por quién los echan? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.

Aún apenas empezaba la historia de la humanidad cuando nuestro creador, Dios Padre, revelaba su amor a través de la naturaleza espiritual que nos dio. Jesús, el hijo del hombre, nos lo revelaría plenamente más adelante con todo esplendor y gloria cuando habitó entre nosotros.

También dijo Jesús.

Mateo 5, 22

Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

Este dicho lo dice Jesús indicando.

Mateo 5, 17

No crean que yo vine a suprimir la Ley o los Profetas. No vine a suprimirla, sino para darle su forma definitiva.

Hasta aquí se puede entender la verdadera significancia del perdón, ya que libera al hombre, lo encamina y le restablece completamente el alma, porque desde el principio Dios así lo quiso, desde que Caín se apartó de Dios.

Desde el capítulo cinco de génesis, posterior a los textos expuestos arriba ya no se habla de la generación de Caín, sino la generación de Adán que continúa con la de Set –quien es el nuevo Abel–.

Génesis 5, 1 – 4

Éste es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados. Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set.

Como ven, Dios restituye al hombre y olvida su pecado, pues Abel murió y se le restituyó a su padre Adán un nuevo hijo Set por el que murió a manos de Caín, Abel.

Quien tocare nuevamente o maldijere la generación de Caín o lo ofenda Lamec, será castigado setenta veces siete.

Es correcto decir que Jesús es el nuevo Adán y que en Él no cabe el pecado, por ser hijo del Dios verdadero. Por tanto, la ley indica no ofender a su hermano, pero si se cae en ello, debemos pedir perdón y se nos será otorgado porque desde el principio el hombre pecó, pero también se otorgó la gracia de conllevar con amor a aquellas personas que pecan. Así como nosotros pudimos perdonar las personas que ofendemos harán con nosotros lo mismo evidenciando Dios en todo esto.

Hay textos acerca del perdón y la forma de pedirlo. El rey David, de quien desciende Jesús, es quien escribió muchos Salmos.

Salmos 51, 1 – 3

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí.

Como se sabe, él también pecó como todo hombre; pero supo arrepentirse de todo lo que había hecho, y volvió a ser la persona alegre y llena de vida gracias al perdón.

En el evangelio del día en que se escribió este texto podemos ver cuán grande es la misericordia de Dios, al ver a su hijo caído reconocer su pecado.

Lucas 15, 1 – 3

Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Éste a los pecadores recibe, y con ellos come...

Pero los que no perdonan serán juzgados.

Lucas 11, 32

Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque a la predicación de Jonás se arrepintieron, y he aquí más que Jonás en este lugar.

Los frutos que nacen del arrepentimiento cobran vida en quienes lo acogen; pero en quienes no, Jesús quien es más que Jonás pues es el propio hijo de Dios, en una muestra de total voluntad de su Padre, hace que sus hijos o los frutos que nacen de su maldad actúe en pago contra de ellos mismos.

En otro texto se indica.

Isaías 1, 16 – 18

Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice Yavé, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.

En todo podemos decir que lo que menciona el libro de Isaías y las enseñanzas de Jesús dan cuenta que, van en la dirección de la voluntad de Dios para el bien de la humanidad.

Pues, así como Caín pensó que Dios despreciaba su ofrenda y se enfureció contra su hermano Abel, se adueñó el pecado en él, pensó restituirse a sí mismo despreciando la corrección de Dios.

Ahora es indispensable llegar hasta el final, al final de los tiempos donde cobra significancia el perdón, pues nos conduce a la vida eterna.

Apocalipsis 5, 5

Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.

En el final de los tiempos es Jesús el único que puede traer la salvación al mundo. Es como en el texto donde Él indica es quien hará prevalecer el libro y los siete sellos.

Antes de la parábola del hijo pródigo se ve a los fariseos reclamar porque Jesús come con publicanos y pecadores. Estos fariseos reflejados en el hijo mayor, quien no quiere entrar en el banquete que el Señor preparó para su hermano, que había vuelto arrepentido del pecado.

El Señor mismo sale y le ruega que entre al banquete, pero el hijo mayor da sus razones de por qué no acepta la actitud de su padre.

En otro texto bíblico se encuentra.

Mateo 21, 31 – 32

¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios. Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle.

Claramente indica que el camino es el arrepentimiento y el perdón, aunque llevemos una vida llena de pecado. El arrepentimiento nos hará reconocer a Dios como tal; es lo que nos quitará la venda de los ojos y nos hará saber que es el demonio quien nos lleva a la destrucción. En todo esto indica que aún los fariseos llegarán al reino de Dios, porque también podemos ver que dice: "Los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios". No indica que no entrarán, sino que serán precedidos por los que se arrepienten.

Mateo 19 – 29

Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros.

Mateo 20, 7b – 32

Él les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo. Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros. Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario. Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día. Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti. ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno? Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, más pocos escogidos.

Hermanos no tengan dudas que la misericordia de Dios nos alcanza cada día de nuestras vidas. Así como Dios acepta la ofrenda de Abel.

Génesis 4, 4

Y Abel también trajo de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de estas.

Génesis 4, 6 – 7

Entonces Yavé dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.

Dios conoce nuestro corazón, pero si encuentra algo que en nuestro comportamiento es inadecuado, ciertamente, nos reprende así que, como la generación de Caín está en las manos de Dios, no debemos despreciar la corrección.

Mateo 25, 41

Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

Mateo 25, 46

E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

Mateo 16, 25 – 26

Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.

Hasta acá pareciese que hay condenación eterna para el hombre que se aleja de Dios, pero no olvidemos que el más pequeño es el más importante en el reino de Dios. Jesús vino para recuperar a los hombres que estaban perdidos.

Lucas 14, 21 – 24

Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. Porque os digo que ninguno de aquellos señores que fueron convidados, gustará mi cena.

Los pobres, mancos, cojos y ciegos son quienes llegan al banquete, arrancados de las cosas que perdieron en vida, pero que dolorosamente se desprendieron para entrar en la gloria de Dios.

Pero los que no reconocen la voluntad del Señor, como dice en la parábola: "Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa". Son los hombres que nunca lograron enmendarse, pero en el final de los tiempos, cuando se devele el verdadero rostro del diablo, que es quien engaña y miente, serán alcanzados por la misericordia. Dios los alcanzará, porque el Reino de Dios está hecho para salvar a la humanidad de la barbarie del pecado. El diablo, que fue creado como portador de luz (Lucifer), no está permitido de entrar. "Porque os digo que ninguno de aquellos señores que fueron convidados, gustará mi cena".

Lucifer estaba destinado a tener la dicha de estar con Dios, pero se apartó, se rebeló y arrastró a un tercio de los ángeles. Desde que fue echado del trono de Dios, su destino es la condenación.

Mateo 22, 12

Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció.

            
            

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