¡Alto ahí!,¿cómo que teléfonos?, yo estaba en el<> comienzo a abrir los ojos rápidamente dejándome ver primero el techo blanco con algunos focos blancos, ahorradores, dándome cuenta que estoy acostada en un sofá plateado en forma de L como en mi departamento, una sábana blanda cubre mi cuerpo y una almohada debajo de mi cabeza, me siento, empezando a ver a mi alrededor, un gran ventanal abarca una pared dejando ver los rascacielos, un escritorio de vidrio con su computadora, varias carpetas encima, una mesa redonda con sus respectivas cuatro sillas alrededor de ella aun lado del escritorio principal, el piso pulido blanco donde de seguro puedes comer en él, pero algo o mejor dicho alguien me distrae de mi escaneo, de la puerta entra aquel sujeto que me tenía en su hombro <>.
-Por fin despertaste- pasa de lado, poniendo más carpetas encima de las que antes había visto
-¿Qué estoy haciendo aquí?- pregunto después que se acomodara en su silla de tras del escritorio de vidrio
-Te dormiste o desmayaste en mi hombro como no pretendía dejarte ir tan fácil por la manera en que me hablaste te traje aquí a mi trabajo-dice tecleando las letras de su computadora.
-Bueno gracias, me largo- me paro del sofá caminando a la puerta al abrirla me encuentro con los mismos hombres que lo acompañaban- con permiso me retiro- digo pasando por el medio de ambos, pero sus manos toman de mis brazos y soy arrastrada de nuevo hacia adentro, ni un paso me dejaron dar aquellos gorilas- quiten me sus sucias manos de mis brazos- les exijo, pero no me hacen caso.
-Ya suéltenla y tiene prohibido dejarla salir sin mi autorización- ordena un sentado en la silla, sin inmutarse de lo que pasaba alrededor suyo y eso me enfurecía más.
-Sí señor- dicen al mismo tiempo situándose en medio de la puerta, bloqueando la entrada y mí salida hacia la libertad.
-A ver- digo más tranquila- disculpa pero ¿quién chingados te crees tú? para otorgar esa tontería de no dejarme ir-digo poniéndome en frente de su escritorio poniendo la peor cara que tengo para intimidarlo.
-El dueño de esta empresa- contesta volteando me a ver, cruzando sus brazos en cima del escritorio y dejando lo que estaba haciendo con su computador.
-No sé quién eres, no te conozco, no puedes decirme que hacer o que no hacer, no eres mi padre- camino hacia la salida.
-Número uno te vienes a sentar y me escucharas- con tono demandante hacia mí, de nuevo como si yo fuera una niña castigada.
-Y si no quiero ¿qué harás?- le reto <>.
Veo que se para de su asiento, sus ojos negros están fruncidos, creo mejor dicho lo he hecho enojar, cuando se encuentra enfrente de mí, levanta el brazo apuntando al sofá donde anteriormente me encontraba dormida y para calmar las aguas y no hacer más escándalo, me siento viendo que él se sitúa enfrente de mí.
-Así me gusta obediente a todo lo que yo digo- repasa mi cara de total con función e indignación
-¿Qué es lo que realmente quieres de mí?-pregunto ya fastidiada de estar cerca de este sujeto sin nombre
-Quiero que estés con migo en todo momento y te sometas a mí- <> mi cara es un poema
-Te has vuelto loco, ¿quién te crees que eres?, para ofrecerme tal estupidez, me viste cara de prostituta o ¿qué?- me levanto de golpe y sin poder detenerme le golpeo en la nariz con el puño cerrado viendo como empezaba a sangrar- idiota- me volteo, viendo a los dos perros faldero que intentan agarrarme pero se detienen
-Llévenla a su casa ahora- escucho su profunda voz enojada, los gorilas me abren la puerta y salgo volada antes que él cambie de opinión
Ha pasado una semana de lo sucedido con ese hombre, ese día me trajeron a mi casa justo cuando llegaba la mudanza con mis cosas, entonces para distraerme un poco me puse a limpiar aquel departamento para poder amueblarlo, como lo dije anteriormente contaba con dos cuartos, el principal contaba con un baño completo haciéndola mi cuarto personal, poniendo una pantalla plana pegada en la pared enfrente de ella mi cama con dos mesas de noche y unas persianas corredizas para tener un poco de privacidad de las puertas de la terraza y del lado izquierdo una puerta que daba para el armario que no cubría ni la mirada de toda mi ropa, en el baño solo puse mis cosméticos, higiene personal y los primeros auxilios en un maletín, tengo una mala suerte que siempre me pasa algo ya que en París mis padres eran quienes me curaban pero como ahora vivo sola me tengo que atender para no gastar en médicos si no me quedo pobre antes de entrar a la facultad.
Retomando el tema que más importante, no he sabido nada de él ni me lo volví a topar nada por el estilo, a veces siento que alguien me sigue por las calles, pero cuando busco a esa persona no veo nada fuera de lo normal puesto estamos en N.Y. donde la gente camina y se persiguen entre todos, mi facultad empieza ya este lunes.
Hoy es domingo y me encuentro un poco nerviosa tanto que no puedo dormir esa misma noche, ya cansada de dar vueltas en la cama prendo la televisión y veo que en las noticias pasan un acontecimiento fuera de lo normal para mi persona o mi universo.
"Esta noche se encuentra un cuerpo sin vida, con una mordida de 4 cm en el cuello, no se sabe qué tipo de animal asesino de este hombre"
Se ve tan asqueroso su cuello <> apago la tele con ese recuerdo, lo cual siento que me ayuda ya que caigo profundamente dormida.
Despierto gracias a la alarma de mi tocador lo apago inmediatamente antes que me dé dolor de cabeza, volteándome debajo de las colchas e intento dormir de nuevo, pero recuerdo que si me quedo dormida no llegare a la parada de autobús perdiendo mis primeras clases que no iba a ser buen visto para una becada de 99.99%, brinco de la cama saliendo corriendo al baño duchando me en 10 minutos ya que me tarde en rasurarme, salgo de la regadera poniéndome un vestido pegado de la parte de arriba y suelto en la falda lo cual es floreado con su fondo blanco y flores con colores vivos puesto que estoy en la estación de primavera la más hermosa del año y mi favorita, me calzo mis zapatillas con tacón corrido, me hago una coleta alta pintándome natural ya que no me gusta llamar la atención, salgo corriendo a la parada de autobús y con tan solo dos minutos llega el autobús dejándome respirar aunque sea un minuto y el otro para hacer parada.
Al bajarme del camión veo a la universidad, grande un camp, enorme, autos de último modelo de gente rica, chavas con atuendos extravagantes para solo venir a estudiar, sin tomarle tanta atención comienzo con mi búsqueda de la dirección para que me den los horarios de mi semestre y el número con la contraseña de mi nuevo casillero, cuando por fin llego a mi destino llego saludando a la secretaria que es algo mayor.
-Hola buenos días-
-Buenos días ¿en qué te puedo ayudar?- me dice regalándome una sonrisa sincera, donde si le pidiera que me escuche ella con gusto aceptaría una taza de té sin rechinar
-Soy Sandra Feraud Ferrec, de la carrera lingüística- digo para que busque mi nombre en los archivos tanto como papelería o en su computadora
-¡A si claro!- busca rápidamente mis documentos- aquí tienes tu horario, ahorita pasa a la audiencia, ya que se les está dando una plática a los nuevos ingresos- me dice tendiéndome el horario, la clave y número del casillero y por ultimo me comunica donde está el auditorio que se encuentra al final del mismo pasillo.
Como no tenía nada que guardar en el casillero me encamino rápidamente a la audiencia ya que iba demasiado tarde por andar buscando mi papelería y la dirección, al llegar al auditorio abro la puerta dándome cuenta que efectivamente ya había empezado la plática y quien la estaba dando es aquella persona que me había olvidado por un tiempo es aquel hombre que había desaparecido estas dos semanas atrás.