Capítulo 2 1. Capítulo

Katherine

«Acepto»

Una palabra formada por seis letras. Una pequeña palabra que antes, tan solo unos meses atrás, me hubiese hecho tan feliz escuchar de su boca... y que ahora detesto.

Es curioso el daño que puede hacer algo tan pequeño y que sin duda ha generado en mí, tantas cosas, cuando he escuchado al hombre que amo pronunciar esa palabra ante otra mujer.

Aún puedo escuchar el eco de esa maldita palabra en mi interior. Me araña de manera cruel y me deja sin respiración, pero ya no hay nada que hacer. Jayden ha escogido y ha sido a ella.

La sala se rompe en los incontables aplausos de los invitados, mientras que yo no puedo apartar la vista de los ojos del hombre que amo, el mismo que me busca entre la multitud a pesar de que su esposa tira de él, alejandolo de mi vista.

Me levanto y avanzo por el pasillo opuesto por el que han desaparecido Jayden y Mónica tras el "sí quiero". Me alejo rápidamente de la marea de invitados que aún celebran su unión y me decanto por volver a la habitación que me asignaron ayer por la tarde cuando llegué, recoger todo y volver a casa, antes de ver algo que me haga más daño.

Llego a la habitación y me deshago rápidamente de el vestido, que se me ciñe tanto al cuerpo que incluso me corta la respiración. Preparo mi maleta con las pocas prendas que traje para la boda y me siento para buscar en mi móvil, ya que no quiero hacer que mi hermano se separe de Belle ni un segundo, si puedo evitarlo.

Navego por internet en busca de un vuelo de regreso a casa, aunque sea una reserva de última hora. No planeo quedarme aquí ni una sola noche más, y menos cuando Jayden se marchará a su luna de miel en pocas horas. Maldigo para mis adentros cuando me doy cuenta de que no puedo encontrar ni un solo vuelo que esté libre para esta noche. Así que sin tener otro remedio, me decido por llamar a Brian.

Jayden

Esquivo con facilidad a todos los invitados a la boda y miro a mi alrededor en busca de Katherine, quien se marchó en cuanto los labios de Mónica tocaron los míos y todo el mundo se puso de pie. O al menos es ahí cuando la perdí de vista, antes de que Mónica me arrastrara por el pasillo que había tras el pequeño altar de la ceremonia.

En cuanto nos alejamos de la vista de los invitados, me deshago de su fuerte agarre sobre mi brazo y salgo del estrecho pasillo hacia el salón principal. Rápidamente alcanzo a ver el inicio de las escaleras y una vez que llego a ellas, subo los escalones de dos en dos, mientras las incesantes quejas de Mó se escuchan cada vez más lejanas.

Lo cierto es que en este preciso momento solo tengo cabeza para una cosa, y puedo asegurar, que no se trata de las quejas absurdas de Mónica, ni mi total falta de interés por nuestra boda. En este momento tan solo me preocupa localizar a Kate, antes de que se marche.

Cuando recuerdo la razón por la que estoy aquí, en este mismo lugar y alejado de la mujer que amo. El día que me vi obligado a dejar su lado en aquella maldita cama de hospital, me juré que la protegería de todo esto, pero al ver su rostro mientras aceptaba como mía a otra mujer supe que había fracasado. Mó no tendría que haberme obligado a hacer esto, la Mó que yo creí conocer jamás hubiese hecho algo así. Jamás me hubiese amenazado cuando me citó en aquella cafetería.

Flashback

-Jay-Jay qué alegría verte, quería decirte algo que seguramente te gustará escuchar, si tanto amas a tu Katy claro está -pronuncia su nombre con tanto desdén, que algo me dice que esto no va a salir bien.

Trato de mantenerme lo más calmado que puedo, hacer daño a mi amiga es lo último que deseo, pero con su maldita actitud lo dificulta todo.

-Esta va a ser la última vez que nos veamos -le informo para que no se lleve una sorpresa cuando no reciba más llamadas suyas. Sin embargo algo en su respuesta facial me sorprende, no es para nada lo que me esperaba. Sus ojos verdes se oscurecen, llegando a ser casi tan negros como el ébano y me mira con algo que hasta el momento, me parecía impensable ver en ella. Una sensación cruda y gruesa, tanto que no se puede cuestionar. Lo que veo es odio.

-Me temo que no va a ser posible Jayden. Así que hazme el favor de tomar asiento, si no quieres que monte una escenita-. Suelta con aire amenazador y la ira que veo en su gesto, me hace obedecer sin lugar a dudas. Si en un inicio pensaba que esto podía salir mal, ahora en mi pecho no habita ninguna duda de que así va a ser.

En cuanto nos sentamos en la mesa del fondo de la pequeña cafetería, la camarera que hasta el momento se encontraba tras la barra, se coloca a nuestro lado con una pequeña libreta y un bolígrafo entre sus manos.

-Buenos días, me llamo Sandra y hoy seré vuestra camarera. ¿Sabéis ya lo que vais a tomar? -dice la chica de pelo moreno y con una gran sonrisa en la cara, sin embargo en este momento no me encontraba para responderle de la misma manera.

-Si, yo quiero otro café -pide Mónica cómo si nada, antes de terminarse de un sorbo, la taza de café que sostenía entre sus manos cuando entré al local- ¿Y tú Jay-Jay? ¿Qué quieres?- pregunta con una sonrisa socarrona que no me gusta en absoluto y simplemente desecho la idea con un leve movimiento de mi mano.

-Bien, en seguida le traigo su café, señorita.

-¿Qué rayos quieres de mí? -le pregunto molesto a Mónica, en cuanto Sandra se aleja lo suficiente de nuestra mesa como para no escuchar nuestra conversación.

Sus ojos verdes se fijan en los míos antes de contestar a mi pregunta.

-Te quiero a ti, siempre te he querido Jay-Jay -suelta con tanta normalidad que incluso me deja pasmado.

-Eso es imposible Mó.

-Claro que no lo es... -, se detiene así misma cuando Sandra regresa con una nueva taza cargada de café para ella -y si esa maldita estúpida no se hubiese interpuesto entre nosotros, ahora...

-Ni se te ocurra hablar así de ella -la detengo antes de que se atreva a decir algo peor sobre Kate -¿Está claro? No tienes derecho ni si quiera a mencionarla.

-Puedo hacer lo que quiera -espeta con esa nueva actitud suya, tan altiva que no me gusta en absoluto -¿No lo ves? Todo esto lo hago por ti. Soy la única que se tomaría tantos riesgos por ti, por estar a tu lado.

Tomo aire antes de hablar y decido tomar las cosas con calma, lo último que quiero es tener una pelea con Mónica, por que por lo visto todo esto se nos puede salir de las manos.

-Mónica... eres una mujer extraordinaria y preciosa. Estoy completamente seguro de que cualquier hombre en su sano juicio estaría perdido por tí.

-No me vale cualquier otro hombre. Te quiero a ti.

-Yo amo a Kate y eso no cambiará pase lo que pase. Detén esta locura Mónica, eres muy importante para mí y no te quiero perder.

-Noo, no lo entiendes. Amor así tú nunca me perderás, ¿no lo ves? Me ganarás como tu mujer. Somos el uno para el otro sin esa mocosa malcriada de por medio.

-No hables así de ella, ya te lo he dicho en otras ocasiones -exclamo con una amargura que me es imposible ocultar-la amo y eso no lo cambiará nada, ni si quiera lo que siento por ti.

Tú eres muy importante, pero sin Kate... Sin ella no puedo respirar.

Veo la ira crecer en el rostro de Mónica. No la reconozco, jamás la he visto con ese gesto de rencor, odio. Rozando incluso la locura.

-No pienso dejar que esa don nadie me robe lo que he anhelado por años. Yo soy más poderosa que esa mocosa, te merezco más que ella. La aniquilaré, pienso arruinar cada cosa que le sea de importancia a esa estúpida, si es eso lo que se necesita para que estés a mi lado. Si no quieres que tu preciada Kate sufra... -el tono despectivo que adquiere su voz cuando menciona a mi pequeña, cargado de asco y burla no me pasa desapercibido-, la dejarás y te quedarás conmigo.

-¿Qué tratas de decir?

-Fácil. Sé mío y dejaré en paz a Katherine.

-¿Qué estás diciendo? Aún no me puedo creer todo lo que está saliendo de tu boca. Tú no eres así, tú no eres mi Mó. Esa chica dulce con la que crecí.

-Soy exactamente así Jay-Jay pero tú nunca has querido verme ni aunque estaba justo a tu lado. Pero ahora podrás hacerlo, claro si quitamos a kate de la ecuación.

-¿Qué pretendes insinuar? -pregunto alterado por su tácita amenaza.

-No querido. Te equivocas nuevamente. Yo no insinuo nada, más bien te lo estoy advirtiendo. Deshazte de Katherine o lo haré yo por ti.

Eso es lo último que me hace perder los nervios. Golpeo ambas manos contra la mesa, provocando que los otros clientes miren hacia nuestra dirección un tanto molestos.

-¡Maldita sea! No me puedes amenazar con ella Mónica. No te lo pienso permitir. Tú no vas a hacer nada -le digo antes de tomar mi camino hacia la salida de la cafetería.

-Tienes menos de una semana para arreglarlo todo Jayden. No me pongas a prueba -es lo último que llego a escuchar antes de que la puerta se cierre tras de mí.

Fin de Flashback

-Jay-Jay será mejor que quites ya esa cara de muerto que traes contigo. No sé si te has enterado... -hace una pequeña pausa y mira a nuestro al rededor como si estuviera a punto de contarme un secreto de vital importancia -. Pero esto es una boda, no un funeral.

-Déjalo ya Mónica, no puedes obligarme a estar siempre a tu lado -pronuncio hastiado por su continua persecución.

-Te equivocas Jay-Jay. Esto... -dice señalando el anillo que viste su dedo, el cuál ella misma eligió por que yo me negaba a hacerlo-. Dice todo lo contrario.

Katherine

Camino lo más rápido que puedo, a la vez que intento no llamar la atención de los demás invitados. Todo lo que quiero en este momento es irme de aquí sin ninguna interrupción, regresar a casa y olvidar este terrible día. Camino hacia el mismo coche que ayer me trajo a la villa, sin embargo cuando estoy a un paso de tomar el pomo de la puerta trasera, un agarre sobre mi brazo me lo impide.

-Katherine espera -, me detiene el hombre que acaba de partir en mil pedazos mi corazón-no te vayas-. Su súplica me lastima aún más.

Doy media vuelta para encontrarme con un Jayden, demasiado diferente al que vi hace apenas unas cuantas horas, cuando amaneció a mi lado. A pesar de que su traje sigue tan impoluto como momentos antes de la ceremonia, su pelo está revuelto, su rostro pálido y me atrevería a decir que sin vida. Y esos hermosos ojos que siempre me han llamado, ahora se ven oscuros y perdidos.

-No me puedes hacer esto... -le digo en un susurro con la poca fuerza que soy capaz de reunir en este momento.

-No me dejes... Dame tan solo un momento, te lo puedo explicar Kate... Esto es importante.

En el momento en el que esas últimas palabras abandonan sus labios, siento como algo se rompe dentro de mí. Me suelto de su agarre y pongo la mejor de la sonrisas en un intento por no demostrar lo rota que me siento.

-¿Sabes? Las personas que más amas son las que te pueden hacer más daño Jayden. Y debo decir que eso lo he aprendido de ti.

-Kate yo te...

-¡No! -lo detengo en el acto -no te atrevas a ensuciar las palabras que antes me decías con tus mentiras. Ahora estás casado y lo nuestro no tiene marcha atrás-. Me alejo de Jayden los pocos pasos que me separan del coche que espera por mí, y lo miro por encima de mi hombro una vez más -. Esto no será nunca un error que esté dispuesta a perdonarte. Espero que lo sepas-. Le digo antes de subirme al coche que me espera para ir al aeropuerto.

***

Llegó finalmente a la zona de embarque y a lo lejos veo esperando por mí al avión de mi familia.

Me acerco lentamente, sintiendo como el cansancio acumulado del día me comienza a pesar, dificultando mi avance. Pero nada de eso me detiene de llegar hasta el avión cuando veo asomar a mi hermano por la pequeña compuerta. Hudson baja las escalerillas de dos en dos y en un momento se encuentra frente a mí, rodeándome entre sus brazos.

-Kity-Cat he venido por ti -dice feliz mi hermano a la vez que me deja un beso en la frente que me deja sin palabras.

Simplemente no es necesario, ya que mi hermano continua con su abrazo mientras lloro en silencio sobre su pecho.

***

Siento las lágrimas cubrir mi rostro, hay demasiadas lágrimas que limpiar y llega a ser desesperante, pero aún así Hudson no me suelta en todo el trayecto. Lo acababa de decidir, hoy lloraría todo lo que fuese necesario, pero desde mañana no soltaría ni una sola lágrima por Jayden.

            
            

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