El ardiente capricho de la CEO.
img img El ardiente capricho de la CEO. img Capítulo 4 Primer encuentro con una Lunática de pelo rojo. Parte 1.
4
Capítulo 6 El final de un mal día: la ira de una CEO. img
Capítulo 7 Segundo encuentro con una lunática. Parte 1. img
Capítulo 8 Segundo encuentro con una lunática. Parte 2. img
Capítulo 9 La venganza del Vader bombero. Parte 1. img
Capítulo 10 La venganza del Vader bombero. Parte 2. img
Capítulo 11 Comienza la guerra, la primera incursión de la CEO. 1. img
Capítulo 12 Comienza la guerra, la primera incursión de la CEO. 2. img
Capítulo 13 Una provocación no deseada. img
Capítulo 14 El castigo de fuego, y una humilde venganza. img
Capítulo 15 La decisión de una madre. img
Capítulo 16 Buscando el segundo encuentro para una batalla. img
Capítulo 17 La información en líneas enemigas, segundo encuentro. img
Capítulo 18 Sorpresa, errores y conflictos 1. img
Capítulo 19 Sorpresa, errores y conflictos 2. img
Capítulo 20 La traición de un felino. img
Capítulo 21 El primer punto para la Lunática CEO 1. img
Capítulo 22 El primer punto para la Lunática CEO 2. img
Capítulo 23 Las manipuladoras se conocen 1. img
Capítulo 24 Las manipuladoras se conocen 2. img
Capítulo 25 Prólogo de otro accidente extraño. img
Capítulo 26 El rescate, una nueva costumbre 1. img
Capítulo 27 El rescate, una nueva costumbre 2. img
Capítulo 28 El rescate, el Vader bombero sube en el tanteo 1. img
Capítulo 29 El rescate, el Vader bombero sube en el tanteo 2. img
Capítulo 30 Cambios no deseados en la vida de la CEO. img
Capítulo 31 Preparando una fiesta trapa. img
Capítulo 32 Dos manipuladoras con una misión.: La trampa. 1. img
Capítulo 33 Dos manipuladoras con una misión.: La trampa. 2. img
Capítulo 34  El error del Vader 1. img
Capítulo 35 El error del Vader 2. img
Capítulo 36 Aprovechando las oportunidades.: Una solución creativa e indeseada 1. img
Capítulo 37 Aprovechando las oportunidades: Una solución creativa e indeseada 2. img
Capítulo 38 Un ultimátum que provoca desastres 1. img
Capítulo 39 Un ultimátum que provoca desastres 2. img
Capítulo 40 Buscando soluciones: la idea 1. img
Capítulo 41 Buscando soluciones: la idea 2. img
Capítulo 42 Un negocio envenenado 2. img
Capítulo 43 Un trato con muchas advertencias 1. img
Capítulo 44 Un trato con muchas advertencias 2. img
Capítulo 45 La mudanza del Vader. img
Capítulo 46 Un almuerzo de psicoanálisis. img
Capítulo 47 Cuando la realidad no ayuda a las intenciones. img
Capítulo 48 La primera cena incomoda del Vader y la Lunática 1. img
Capítulo 49 La primera cena incomoda del Vader y la Lunática 2. img
Capítulo 50 Un favor impuesto. img
Capítulo 51 Iniciando un plan peligroso. img
Capítulo 52 Una recepción con celos 1. img
Capítulo 53 Una recepción con celos 2. img
Capítulo 54 Vader Bombero conoce al enemigo. 1. img
Capítulo 55 Vader Bombero conoce al enemigo. 2. img
Capítulo 56 Celos, astucias, y reacciones:  El inicio de los problemas. img
Capítulo 57 Seducción y reto: Una mala decisión. img
Capítulo 58 Descontrol y consecuencias: Preludio. img
Capítulo 59 Descontrol y consecuencias: Rendición. img
Capítulo 60 Descontrol y consecuencias: Descubrimientos. img
Capítulo 61 Al día siguiente. img
Capítulo 62 Al día siguiente: El Vader Bombero. img
Capítulo 63 Las primeras pistas del enemigo. Parte 1. img
Capítulo 64 Las primeras pistas del enemigo. Parte 2. img
Capítulo 65 Acción y reacción: Gestionando sentimientos. img
Capítulo 66 Acción y reacción: Un plan. img
Capítulo 67 Un intento fallido: El ataque. img
Capítulo 68 Un intento fallido: Contrataque. img
Capítulo 69 Preludios para nuevos acuerdos. Parte 1. img
Capítulo 70 Preludios para nuevos acuerdos. Parte 2. img
Capítulo 71 Nuevos acuerdos de dos almas enamoradas. Parte 1. img
Capítulo 72 Nuevos acuerdos de dos almas enamoradas. Parte 2. img
Capítulo 73 Nuevos acuerdos de dos almas enamoradas. Parte 3. img
Capítulo 74 Una trampa para atrapar a una rata. img
Capítulo 75 Un movimiento extraño antes de una trampa. img
Capítulo 76 Inseguridades antes de una boda real. img
Capítulo 77 La ceremonia de la boda de una trampa. img
Capítulo 78 El último intento de una rata cazada parte 1. img
Capítulo 79 El último intento de una rata cazada parte 2. img
Capítulo 80 El fin de un desalmado. img
Capítulo 81 La huida de dos almas diferentes, pero afines. img
Capítulo 82 Epílogo. img
Capítulo 83 Nota de la autora. img
img
  /  1
img

Capítulo 4 Primer encuentro con una Lunática de pelo rojo. Parte 1.

Brandon.

Boston, 2024, Parque de bomberos del distrito doce.

- "Si llego saber lo que me esperaba este día, no me hubiera levantado de la cama."- esta va a ser la frase que me voy a repetir más veces en mi cabeza, y en más de una ocasión, durante todo el día.

Un día que empezó como otro cualquiera, excepto porque mientras me despertaba en mi habitación de jefe de la unidad dos de parque de bomberos del distrito doce de la ciudad de Boston, ya mi madre y una de mis hermanas, había venido a incordiar al cuerpo.

Quizás no entendáis mi queja, pero sólo el que entienda mi historia entenderá a que me refiero, provengo de una familia mixta, ósea, mi padre es mexicano, de Veracruz, y mi madre era, hasta que conoció a mi padre, lo que mi abuelo llama "gringa pelos de elote", ósea, mi madre había nacido en una familia norteamericana, rica de Manhattan, en su vida, mi madre había lavado un plato, ni hecho una cama, de hecho, muchos de sus bolsos valían más que el coche que conducía mi padre en esa época.

Los padres de mi madre, a quién yo no considero mis abuelos, porque ni siquiera los he conocido, pusieron el grito en el cielo cuando mi madre les habló del hombre del que estaba enamorada, un "chicano" bombero, recién salido de la academia, sin un lugar donde caerse muerto, un maldito aprovechado, según el padre de mi madre.

Mi madre conocida, y se enamoró de mi padre, desde que puso sus ojos sobre él, tras quitarse el caso de bombero. Emiliano Hernández a sus veinte cinco años, intervino en un incendio que se produjo en una de las aulas de la universidad bostoniana a la que asistía mi madre, al parecer mi padre, y otros compañeros bomberos, la rescataron de un armario, donde mi inconsciente madre, y otros estudiantes, se habían escondido huyendo del fuego.

La señorita Kiara Malcon, fue a reclamar al bruto bombero que la cogió en peso, obligándola a dejar detrás "su maravilloso bolso recién comprado Gucci de doce mil dólares", según nos contó mi madre sus quejas airadas murieron en su boca al ver como un moreno mexicano, atractivo, de ojos oscuros como la noche, y más fuerte que hércules, apareció debajo del casco, dejándola sin palabras. Que quede claro que no son palabras mías, son reproducciones literalmente exactas, de la protagonista de la historia.

Mi padre desde el principio rechazó los avances de mi madre, pero nadie conoce lo que Kiara Malcon, ahora Kiara Hernández, es capaz de hacer cuando quiere algo. Mentira, nadie no, mi padre, y sus hijos, sí que lo sabemos, creo que eso fue lo único que le quedó a mi madre de su época de niña rica, siempre quiere salirse con la suya. El acoso de todo tipo que recibió mi padre fue implacable, se puede decir que se enamoró de mi madre, por cansancio, o porque esa rubia de ojos azules, y cuerpo escultural, consiguió lavarle el cerebro y robarle el corazón al pobre mexicano, si es así, debió de ser una lavada de cerebro nivel dios, porque hoy en día, mi padre es su completo esclavo.

Después del rechazo de sus padres, al hombre que amaba, y el desprecio que le hicieron, cuando ni quisieron conocerlo, la actual señora Hernández, sin decirle nada a sus padres, volvió a su último año de su diplomatura de la universidad en diseños gráfico, como si nada hubiera pasado, para no regresar nunca más, borrando hasta su apellido tras casarse con mi padre, pese a la insistencia de mi padre a lo largo de los años de que arreglara las cosas con su familia.

"La gringa pelos de elote" se convirtió en una auténtica madre mexicana, gracias a reeducación de mi abuela, que la tomo bajo sus alas, convirtiéndola en la madre más mexicana que existe, justo por esa razón estaba en el parque de bomberos.

Una madre mexicana tiene dos misiones en la vida, sobre todo con sus hijos de las edades que tenemos mis hermanas y yo, la primera es casar a sus dos hijas, gemelas y solteras, de veintidós años, recién salidas de la universidad, una de ellas, Megan, con un buen trabajo estable, así que un parque de bomberos lleno de amigos, y compañeros, solteros de su hijo, es una oportunidad imposible de desperdiciar para mi madre.

La segunda misión, es acosar psicológicamente a su único hijo soltero de veintiocho años, para que abscede asistir a alguna cita a ciegas que de seguro habrá montado con las hijas casaderas de alguna de sus amigas o conocidas, todo vale para esa mujer, que conoce de la parroquia, colegio, o empresa, para que como dice ella "su hijo siente la cabeza, y le dé nietos".

Así que no me sorprendió, después de una noche que fuimos requeridos dos veces, cuando bajé a la zona de descanso, comedor y cocina del parque, y ver a mi madre en la cocina haciendo chilaquiles rojos, huevos rancheros, guajolotas, tamales y tacos, un auténtico desayuno de Veracruz, tal como le enseñó mi abuela, mientras mi hermana Megan, que libraba hoy, servía el desayuno a los ocho bomberos de mi unidad, mientras coqueteaba descaradamente con un serio y callado Louis Turner, mi compañero y mejor amigo, al que mi hermana Megan, cuyo carácter es un maldito calco de mi madre, acosaba día sí, y día también.

- "¡Mamá, otra vez! Son las diez de la mañana, ¿No tienes que estar en casa sirviendo el desayuno a mi padre?"- le dije en español, con un suspiro de desesperación, mientras apartaba a mi hermana cogiéndola en peso de la cadera con un solo brazo, como cuando éramos pequeños, alejándola así del pobre de Louis, mientras ella pataleaba insultándome en español, por interponerme entre ella, y su objeto de deseo.

- "Suéltame, maldito idiota, bruto. ¡Mamá, dile que me suelte!"- se quejaba la tonta de Megan, colgando de mi brazo, mientras me golpeaba inútilmente el brazo.

- "¡Por dios hijo!, Deja a tu hermana en el suelo, ¿no puedes ser más educado con ella?, así no conseguirás una mujer en la vida..."- no la deje continuar, o ese discurso dudaría horas.

- "Ha tardado diez segundos en sacar el tema que te la ha traído aquí, estas superando su récor, señora Hernández."- le dije mirando mi reloj, con la mano libre que me quedaba, ya que otro lo tenía ocupado sosteniendo de manera nada educada, a una veinteañera llorona y quejica, que aullaba improperios en español, poco oídos en una señorita educada trabajadora, como era mi hermana ... a veces.

Mis hombres, acostumbrados a estas sesiones de acoso materno, engullían sus desayunos felices, no solo porque la señora Hernández fuera una muy buena cocinera, que lo era, quizás la mejor, gracias a que mi abuela la educó como a una hija más, cuando se casó con mi padre, sino porque también, se libraban, mientras la madre del jefe estuviera allí, de sus obligaciones de cocinar y limpiar, lo que pagaría con turnos dobles de cocina y limpieza, en la próxima semana.

- "No sé a lo que te refieres, hijo, y deja de ser tan irrespetuoso, soy tu madre, ¿qué es eso de señora Hernández? Ni creas que por ser más grande que yo, no puedo darte una tunda, Brandon Miguel Hernández, como cuando eras un crio, o crees que me olvidado como usar mi "chola"."- me dijo mi madre amenazándome con la espátula de madera que tenía en la mano, al mismo tiempo que decía mi nombre completo, algo que mis hombres sabían que yo odiaba, privilegios de madre.

- "¡Increíble!, ¡Esto es increíble!"- dije en alto cogiendo mi móvil, para llamar a la única persona razonable en mi familia, aunque habiendo elegido a la mujer que eligió como esposa, podría plantearse serias dudas de su capacidad de raciocinio.

- "Papá, puedes venir a recoger a tu mujer, y a tu hija mayor, por favor, estamos trabajando, y tu esposa no deja de ..."- no pude acabar, tuve que esquivar una espátula de manera que salió, volando certeramente, hacia mi cabeza, mientras mi padre hacia un gruñido, muy explícito que demostraba su cansancio, al otro lado del teléfono.

- "¿Así que ahí es donde se escaparon? ¿Por qué no me sorprende? Voy a buscarlas. Hijo, ¿Sabes que esto terminará cuando encuentres a una mujer y te cases?, ¿verdad?"- me dijo mi padre burlón.

No pude contestar como se merecía ese comentario, a mi padre, justo en ese momento saltó la alarma del parque, que nos avisaba de que éramos requeridos, y mecánicamente, por instintos profesional, todos los bomberos corrimos a prepararnos, para salir lo más rápido posible, abandonado el comedor de descanso, que quedó vació, con comida a medio comer, el fuego aún encendido, el café caliente en las cafeteras, y dos mujeres acostumbradas a que esto pasara, que apenas miraron como desaparecíamos, al mismo tiempo que una de ellas, la mayor, permanencia de píe, y tras apagar la comida que tenía medio hacer, recogió la sobras que había sobre la mesa, para ponerla en recipientes de conservación en la nevera, para cuando, horas después, los hambrientos bomberos regresaran se alimentaran.

Y la otra mujer, medio apoyada en un banco, con los brazos cruzados y furiosa, tras soltarla bruscamente del brazo de su hermano mayor, al que estaba maldiciendo ahora, por no dejarle estar cerca del bombero que le gustaba.

Tuve el tiempo justo de terminar de ponerme el equipo, e ir al control para recibir las órdenes de la central, antes de reunirme en mi puesto en el camión de bomberos que se dirigía al hotel el InterContinental Boston IHG, al parecer se había producido un incendio en la última planta, ya aunque el sistema anti incendios había funcionado para que no se expandiera otras plantas, en donde habla instalado saltado los aspersores, al parecer en la última planta, la del incendio, habían fallado, se estaba expandiendo rápidamente por la planta, era urgente que llegáramos.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022