Esposo Comprado.
img img Esposo Comprado. img Capítulo 2 PEQUEÑO ÁNGEL
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Capítulo 6 DESEOS DE VOLVER A VERLA. img
Capítulo 7 ES ELLA. img
Capítulo 8 ENGAÑO. img
Capítulo 9 ELLA QUIERE COMPRARME. img
Capítulo 10 HASTA QUE ACEPTÓ CASARSE. img
Capítulo 11 TRATANDO DE SER FUERTE. img
Capítulo 12 BODA EN LA PLAYA. img
Capítulo 13 SOY UN HOMBRE CASADO. img
Capítulo 14 QUIEN DIRIA QUE MI MADRASTA ES MI SUEGRA. img
Capítulo 15 QUE INCREÍBLE CASUALIDAD. img
Capítulo 16 RECORDANDO MI PASADO. img
Capítulo 17 SIENTO MARIPOSAS. img
Capítulo 18 UN TRIO img
Capítulo 19 MALDITOS CELOS. img
Capítulo 20 NOS AMAMOS. img
Capítulo 21 RECUERDOS DEL PORQUE SOY DIFERENTE. img
Capítulo 22 22. LADRONES. img
Capítulo 23 TEMOR img
Capítulo 24 ENFERMA Y EMBARAZADA. img
Capítulo 25 DESEOS DE SEGUIR VIVIENDO. img
Capítulo 26 DECISIÓN AFIRMADA. img
Capítulo 27 MORIR POR ELLA. img
Capítulo 28 MALAS NOTICIAS. img
Capítulo 29 CASSANDRA ES FUERTE. img
Capítulo 30 DESPERTE. img
Capítulo 31 ¿DONDE SE ENCUENTRA FRANCO img
Capítulo 32 32. FUISTES MI PRIMER AMOR img
Capítulo 33 MOMENTOS DE FELICIDAD. img
Capítulo 34 FELICIDAD. img
Capítulo 35 PENSAMIENTOS DEL PASADO. img
Capítulo 36 FELICES POR SIEMPRE. img
Capítulo 37 CUANDO CONICI A FRANCO EN EL PASADO. img
Capítulo 38 PLANES PARA LA FIESTA DE ANIVERSARIO img
Capítulo 39 EPÍLOGO img
Capítulo 40 BUSCANDO A LA MEJOR MODELO. img
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Capítulo 2 PEQUEÑO ÁNGEL

Cassandra.

Salir a esta hora de la empresa no es común en mí, pero tenía un antojo incontrolable de comprar unos deliciosos helados de fresa, un deseo tan fuerte como el de devorar a alguien. Na, miento un poco, o tal vez es una realidad. En fin me sentía nerviosa últimamente, a punto de hacer una locura para reclamar mi herencia robada por un sinveguenza hombre llamado Padre. Estacione el coche en el parking de la gran tienda de "Versace" Al bajar, aseguré la camioneta y caminé con desgano. Al entrar al vestibulo subir, escuché sollozos provenientes de una esquina cerca de la entrada. Me asomé y vi a una niña llorando, debe tener unos al rededor de ocho años. Parecía asustado. Me acerqué a ella inclinandome y le pregunté por qué estaba sola y llorando.

-Hola, pequeña -dije suavemente, intentando atraer su atención-. ¿Por qué lloras? ¿Dónde están tus padres?

Sus ojitos estaban fijos en un punto, como si estuvieran perdidos en un mundo invisible. Moví la mano varias veces frente a ella, pero no mostró ninguna señal de haberlo notado. Parecía tan pequeña y vulnerable, su rostro enrojecido por las lágrimas, mientras su pequeño cuerpo temblaba ligeramente. Su expresión era de confusión y miedo, como si no entendiera qué estaba pasando a su alrededor. Ahora entendía, tenía una discapacidad de visión.

-Estoy esperando a mi hermano. Su novia me dejó aquí y no ha vuelto por mí. Tengo miedo.

Esto es en serio. ¿Quién será el hermano de esta niña y por qué razón la novia de su hermano la tiene que dejar aquí? Quizás se fue a hacer alguna diligencia.

-No logro entender por qué te dejó aquí,- mencione mientras la niña baja la cabeza y sigue llorando.

-Ella me dijo que soy un estorbo en la vida de mi hermano. No sé qué significa eso, pero a veces ella es mala conmigo.

Qué maldita perra. Espero no encontrarme algún día con esa alimaña. ¿Cómo puede ser capaz de dejar a una pequeña indefensa a su suerte? La observo nuevamente. Sus ojos apagados son azules como el cielo. Mi corazón late tristemente, algo que no había sentido en años por nadie. La melancolía me invade. La llevaré a la estación de policía. Quizás su hermano la esté buscando. Pobre criatura.

-Vamos a tomar un helado. Luego te llevaré a la estación. Seguro que tu hermano, desesperado, llegará allí.-La pequeña sonríe alegremente. Es un angelito en medio de tantas cosas malas en este mundo.

La niña me comentó que su nombre es Ariadne, y no sabe del porqué no puede ver. Su hermano es su unica familia, trabaja todo el día, sin descanso. Por eso le pidió a su novia que fuera por ella. Qué absurdo que una chica trate de esa manera a un angelito indefenso. Dios, las cosas que uno debe ver en este país son crueles.

Pensé que yo era cruel, pero veo que hay personas peores que yo. En fin.

Mientras devoramos unos deliciosos helado, la pequeña habla alegremente y me cuenta un poco de su vida.

No tiene padres; su hermano la cría desde que ella tenía dos años. La pequeña derrama unas cuantas lágrimas mientras habla. Mi corazón se retuerce al escuchar estas cosas; a veces es mejor no saber lo que les pasa a las personas inocentes.

Cuando terminamos el helado, llevo a Ariadne a la estación. Ella parece más alegre y sonríe a menudo. Ya eran más de las cinco de la tarde, y tenía que ir a dejarla antes de meterme en lios. Al llegar a la estación de policía, registro a la niña como extraviada. La observo una vez más; está sentada con los ojitos aguados. Espero que su hermano pueda localizarla pronto. Es una lástima que no tengamos su número o dirección.

Indignada, me acerco a ella y le doy un suave beso en la mejilla. Ella sonríe ante mi gesto. Realmente no tengo idea, pero esta pequeña ha tocado lo más profundo de mi corazón. Sin saber por qué, una lágrima baja por mi mejilla. Ella está sola, sin una madre, al igual que lo estuve yo. Es una triste realidad. Agradezco a Dios haberla puesto en mi camino. Quizás es el destino, porque si otra persona la hubiera encontrado, quién sabe dónde estaría ahora. Hay tanta maldad en este mundo que no quiero imaginar a otra pequeña vagando por las calles de esta gran ciudad.

Dejé mis pensamientos a un lado al escuchar la voz de la niña.

-¿Señorita, cómo se llamas? - Sonriendo, le respondí.

-Cassandra Morretti, pero si algún día nos vemos, tú me puedes decir Cassi.

La nena sonrió posando una pequeña mano en mi mejilla. Dios mío, ¿por qué me siento tan triste y tan jodidamente necesitada de cariño o afecto de esta pequeña? Me alejé de ella y, antes de irme, saqué mi pulsera con diamantes, que tiene grabado mi nombre. Se la coloqué en la muñeca, Ella quedó sorprendida, pero luego me abrazó, dándome las gracias.

-Recuérdame siempre Ariadne.

Con un asentimiento, me abrazo derramando un par de lágrimas. Me despedí pidiéndole al guardia que la cuidara bien y que se fijara en la identificación antes de entregar a la niña. Al salir de ahí y me dirigí a casa, con el corazón saltando de tristeza por ese ser tan indefenso. Espero un día volver a verla. Y quizas ella sea la elegida de quedárse con todo lo que tengo, no importa, mi dinero, no importa nada, desde siempre he sido una mujer sin escrupulos, sumergida en una vida monotona, busco como divertirme, hasta que mis dias lleguen a su final.

Subo a mi coche y sonrio por que hoy conoci a un verdadero Angel.

            
            

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