Esposo Comprado.
img img Esposo Comprado. img Capítulo 5 INFORMACIÓN
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Capítulo 6 DESEOS DE VOLVER A VERLA. img
Capítulo 7 ES ELLA. img
Capítulo 8 ENGAÑO. img
Capítulo 9 ELLA QUIERE COMPRARME. img
Capítulo 10 HASTA QUE ACEPTÓ CASARSE. img
Capítulo 11 TRATANDO DE SER FUERTE. img
Capítulo 12 BODA EN LA PLAYA. img
Capítulo 13 SOY UN HOMBRE CASADO. img
Capítulo 14 QUIEN DIRIA QUE MI MADRASTA ES MI SUEGRA. img
Capítulo 15 QUE INCREÍBLE CASUALIDAD. img
Capítulo 16 RECORDANDO MI PASADO. img
Capítulo 17 SIENTO MARIPOSAS. img
Capítulo 18 UN TRIO img
Capítulo 19 MALDITOS CELOS. img
Capítulo 20 NOS AMAMOS. img
Capítulo 21 RECUERDOS DEL PORQUE SOY DIFERENTE. img
Capítulo 22 22. LADRONES. img
Capítulo 23 TEMOR img
Capítulo 24 ENFERMA Y EMBARAZADA. img
Capítulo 25 DESEOS DE SEGUIR VIVIENDO. img
Capítulo 26 DECISIÓN AFIRMADA. img
Capítulo 27 MORIR POR ELLA. img
Capítulo 28 MALAS NOTICIAS. img
Capítulo 29 CASSANDRA ES FUERTE. img
Capítulo 30 DESPERTE. img
Capítulo 31 ¿DONDE SE ENCUENTRA FRANCO img
Capítulo 32 32. FUISTES MI PRIMER AMOR img
Capítulo 33 MOMENTOS DE FELICIDAD. img
Capítulo 34 FELICIDAD. img
Capítulo 35 PENSAMIENTOS DEL PASADO. img
Capítulo 36 FELICES POR SIEMPRE. img
Capítulo 37 CUANDO CONICI A FRANCO EN EL PASADO. img
Capítulo 38 PLANES PARA LA FIESTA DE ANIVERSARIO img
Capítulo 39 EPÍLOGO img
Capítulo 40 BUSCANDO A LA MEJOR MODELO. img
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Capítulo 5 INFORMACIÓN

CASSANDRA.

Sostengo varios documentos en la mano, leyendo cada uno de ellos con detenimiento. El tal Elian vive solo con su pequeña hermana, trabaja todo el dia y a veces hace trabajos extras en un taller. Su hermana padece de una discapacidad congénita en la agudeza visual. Su madre los abandonó por un hombre rico y, para colmo, los dejó endeudados.

-¡Maldita bruja, qué desnaturalizada! -chasqueo la lengua y paso a revisar la siguiente información.

Resulta que tiene una novia llamada Nidia, tres años mayor que él, pero la tipeja lo engaña y él, el estúpido, aún no lo sabe.

¡Mierda, es un idiota!

Sigo leyendo y veo que debe meses de renta y un préstamo que hizo para los gastos de su hermanita. A pesar de todo, es un hombre humilde.

Muerdo mi labio, cierro los ojos y suspiro. Decido que debo hacerle una oferta. Quizás acepte por necesidad. Voy a comprarme un marido para reclamar lo que por ley me pertenece.

Elian necesita dinero y yo necesito un marido. Exactamente eso es lo que haré, le propondré una oferta tentadora, una que no podrá rechazar.

Sonriendo, salgo de mi despacho y entro en el salón de modelaje para observar cómo les va a las chicas nuevas. Golpeteo mis dedos en mi brazo, pensando en cuál será mi próxima jugada para ganar el próximo Grammy.

-¿Señorita Morretti qué le pareció el modelaje? -pregunta Kimberlig. Aparto mis cavilaciones y me centro en mi asistente.

-Aburrido -comento, observando uno de los vestidos que yo misma diseñé y usé cuando empecé con esta agencia. A estas modelos sin profesión y sin deseos de trabajar les queda horriblemente.

Las chicas, al oír eso, empiezan a cuchichear entre ellas.

-Bueno, si quiere, podemos darles una segunda ronda -ofrece Kimberly algo nerviosa, aunque mantiene su postura recta.

-No me gusta. Así que págales por los días que estuvieron y contrata a otro grupo. Es mi última palabra -Mi asiste asiente, le paso la Tablet y me retiro sin decir ni una sola palabra.

Es molesto ver chicas plásticas, ninguna atina a lo que quiero, y encima la ropa no les queda bien. En mis tiempos todo me quedaba espectacular.

Llego a mi hogar, aparco mi coche en la entrada. Al salir, le tiro la llave al guardia de turno para que lo guarde. Me saluda con un asentimiento de cabeza, y al entrar, lo primero que hago es ir a la cocina e inhalo el olor de la comida que está preparando mi Nana.

-Mi niña, has llegado -elevo la comisura de mis labios y asiento. Me siento en el taburete junto a la encimera. Mi Nana me observa y seguro hará preguntas. Ella sabe que esta sonrisa estampada en mis labios es por algo-. Cass, estás reluciente y eso significa que algo tramas -Declara afirmando.

-Digamos que pronto me casaré -mi Nana abre los ojos sorprendida y, dudosa, se me acerca, toca mi frente y luego la suya. Ahora piensa que estoy enferma con fiebre.

-Vaya, no tienes fiebre, cariño. Bueno, no creo que estés de broma; te conozco muy bien. ¿Quién es el pobre diablo desafortunado? -inquiere burlona. Mi Nana sí que es sagaz.

-Nana, ¿por qué tanta grosería? Me ofendes. Quizás yo soy la desafortunada, ¿no lo crees? -comento con un puchero, disimulando indignación.

-Mi reina, conozco tus intenciones. En fin, ¿quién es ese pobre hombre? -me mira de reojo mientras sirve un poco de caldo de ternera con verduras. Pruebo un poco y casi grito por lo delicioso que está.

-Bueno, aún él no sabe que será mi esposo -expreso frunciendo el ceño al ver a mi gatita cerca de mis pies, meneando la cola y maullando, seguramente de hambre.

-¿Estás diciendo que el tipo no sabe que te casarás con él? -Asiento y bajo del taburete para darle comida a mi gatita.

-Así es. Pero, Nana, ¿por qué no le has dado de comer a Misty?

-Es una rebelde como tú; no come si su dueña no está.

-Ah, ya veo. Si yo no estoy, seguro morirás de hambre -le replicó a mi gata-. Está mal acostumbrada, Nana. Bueno, te cuento, si consigo casarme con ese sujeto -y sea como sea, lo haré-, vendrá una pequeña de ocho años a quedarse con nosotras. Ella es muy linda, es la hermana pequeña de Elian.

Mi nana aplaudió, riendo feliz. Sé que le gusta la idea.

-Eso quiere decir que conoces al sujeto -inquiere mientras asiento. Ella tapó la boca, imaginando ya todo lo que vendría, y luego se sirvió un poco de comida antes de sentarse a mi lado, dándole un bocado a mi gatita. Quiero mucho a mi nana es quien me crio después de que mi madre falleció. Ha dado todo por mí y es la única que se quedó a mi lado después de aquel fatídico día en que empecé a ser otra persona. Hubo un tiempo en que contraté a varias domésticas, pero ninguna duró mucho debido a mi mal humor. Después de un tiempo, mi nana sugirió que no era necesario contratar a nadie más, ya que ella se encargaría de todo mientras tuviera fuerzas para hacerlo. Aun así, contraté a su ahijada y a su prima para que la ayudaran con la limpieza. Sin embargo, como es terca, a veces insiste en hacer todo el trabajo de la casa.

La noche pasó lenta. Estuve chateando con mis amigos, hablando de todo y de los ligues que hemos tenido. Pero ya aburrida, me desconecté, dejé el móvil a un lado y busqué el viejo álbum de fotos de mi madre.

Recordarla me hace sentir melancólica, pero a la vez me da seguridad en mis planes.

Observo el viejo álbum, decorado con tela fina de color rojo. Al abrirlo, veo a mi madre. Ella era tan bella, con ojos verdes como los míos, labios gruesos y una piel morena. Su cabello negro y lacio caía en cascada. La mayoría de las fotos son de cuando estaba embarazada y de cuando nací, hasta que cumplí 12 años. Me amaba tanto, pero por desgracia padecía de leucemia y estuvo mucho tiempo internada. Nadie sabe exactamente cómo sucedió, pero un día amaneció muerta. Apenas tenía doce años cuando eso pasó. Sin darme cuenta, una lágrima solitaria baja por mi mejilla, pero la reprimo y decido sonreír al recordar los momentos vividos con ella.

"Una semana después"

El show de esta noche fue uno de los mejores. Competir con Victoria's Secret fue algo fenomenal, y lo más grandioso fue llevarme el premio de oro y el primer lugar en los Grammy. Los paparazzi y reporteros estaban más que eufóricos; no dejaban de tomarme fotografías y videos. Sonreí ante las cámaras, y fue la primera vez que lo hice. Por eso estaban tan sorprendidos. Lo que más les cautivó fue cuando di la pasarela junto a las chicas nuevas, vestida con mi propio diseño. Fui el espectáculo del año; esta noche fue mía y triunfé como nunca pensé hacerlo.

Leí la noticia en "Las mejores DModa" y en algunos enlaces donde aparezco sonriendo. Varios reportes decían que la "mujer de hielo" por fin sonreía ante las cámaras, mientras otros insinuaban que mi sonrisa era fingida y no me lucía. Un sinfín de comentarios. Sin embargo, ninguno me molestaba; me daba igual la opinión de los demás.

-Señorita Morretti, el señor Misael está insistiendo en verla.

Alcé una ceja y comencé a golpetear mis dedos en el escritorio. Me pregunto qué deseará ese idiota. La última vez me dijo que yo era una falsa y ladrona de diseños. Estúpido. Es todo lo contrario; todos mis diseños nacen de mi imaginación. No necesito hacer copias baratas, ni soy de esas que pierden el tiempo robando lo ajeno.

-Haz pasar a ese idiota -espeté, sin dejar de mirar la pantalla de la tablet.

-Perfecto, mi señorita -respondió Kimberli, con una sonrisa estampada en sus labios.

Misael Balderamos entró con aires de grandeza a mi oficina. Lo observé detalladamente y quise reírme de él. Según él, soy una ladrona. ¿Y ahora qué quiere?

-Hola, preciosa, es un gusto volver a verte -comentó, sonriendo mientras levantaba su mano para saludarme. No acepté su saludo; solo lo miré con seriedad.

-Vaya, tú no cambias, querida.

-¿Por qué debería cambiar? ¿Para darle gusto a las personas estúpidas? -respondí. El idiota me miró y negó con la cabeza, rodando los ojos.

-Vengo a proponerte un trato que no podrás negar -ofreció , y yo alcé las cejas-. Quiero que seamos socios. Tú me vendes tus diseños y yo los promocionaré en varias páginas y a algunos de mis patrocinadores. ¿Estás de acuerdo?

Negué suspirando. Me levanté de mi acolchonada silla y me acerqué a él. Sus ojos recorrieron mi cuerpo de la cabeza a los pies, luego se detuvieron en mis pechos con una mirada lasciva. Es un degenerado. He escuchado que tiene mala fama de mujeriego. Me puse a su altura y, de manera algo seductora, espeté.

-Tu oferta es tan, pero tan mediocre, que ni siquiera los necesito he tenido mejores ofertas que las tuyas.

Su mirada lasciva se tornó sorpresiva al escuchar mis palabras.

-¿Estás diciendo que mi oferta es malísima?

Asentí con la cabeza. Él se levantó molesto de la silla.

-Estás perdiendo una gran oportunidad que ni Casacrouse te ofrecería, ni siquiera porque eres una de las mejores diseñadoras.

-No importa. Soy original y cualquiera puede patrocinar o vender mis diseños. Trabajar contigo es perder el tiempo, querido. Ahora lárgate, que tengo mucho que hacer.

Misael me miró enojado, abrió la puerta para irse, pero se detuvo un momento.

-Eres una estúpida. Por eso tu esposo te dejó vestida y alborotada. Dudo mucho que alguna vez te cases; eres una amargada.

Encogí los hombros y bajé la mirada hasta mis uñas pintadas de negro, que ya necesitan de una buena manicurista. El tipo se fue, cerrando la puerta con un portazo.

No importa lo que opine este estúpido, ya que sigue siendo el amigo de ese maldito. Todos los que tienen algo que ver con ese hombre son mis enemigos.

                         

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