Ellie estaba apoyada de su ventana, era de noche, tenía la mirada fija en el bosque, una voz llego a su cabeza.
-Te extraño-
>>Ahora no<<
No lo demostró, pero se sentía cansada.
-Tengo sueño -susurro, cerro la ventana y corrió la cortina.
Intento dormir, pero fragmentos de recuerdos seguían apareciendo en sus sueños, su madre abrazándola y peinándola, aparecía una y otra vez, abrió los ojos cansada, odiaba soñar, se sentó y masajeo su cabeza, regulo su respiración. Eran las 7 de la mañana no había dormido, entro al baño y se colocó gotas para los ojos, sus padres se preocuparían si ven que no durmió. Al terminar las clases camino sin rumbo por la acera, no quería manejar, un auto se detuvo a su lado.
-Ellie, ¿A dónde vas?, ¿te llevo?
Zach bajo el vidrio, ella se inclinó sobre la ventana, del lado del pasajero.
-Solo estaba caminando, ya me voy a mi casa.
Una pelusa voló al lado del rostro de Ellie y aterrizo en la cabecera del asiento, palmeo la cabecera para quitarlo, y limpiarlo.
-¿Quieres ir a cenar?
-No, tengo planes, gracias pequeño. Lindo auto -acaricio de nuevo el asiento- nos vemos.
Se dio la vuelta y camino hacia la universidad. Estaba en su casa, se apoyó en su silla, cerro los ojos y se concentró, el acostumbrado dolor de cabeza volvió, lo ignoro, siguió concentrándose, quería encontrar a alguien, pensaba maneras de hacerlo, pero siempre que comenzaba, el dolor la invadía, su frente comenzó a llenarse de sudor, abrió los ojos seguido de un suspiro, no había encontrado ninguna manera para conseguirlo.
>>No tengo tanto tiempo<<
Miro su cama, quería dormir, espero no soñar esa noche. Estaba almorzando con Emily y Zach, a diferencia de la primera vez que se vieron, su química había mejorado considerablemente, se entretuvo mirándolos.
-¿Por qué sigues mirando a la nada?, ¿estas enfermo? -Emily lo empujo del hombro.
-¿Qué? Estoy pensando...
Había notado que desde hacía unos días se quedaba pensativo, pero no pregunto, no parecía que fuera grave.
-¿En qué piensas? Te ves preocupado -Ellie se apoyó en su mano mientras preguntaba.
-E-el jefe de mi esposa es muy exigente, yo la ayudo con su trabajo, pero casi no podemos dormir porque quiere que lo hagamos más rápido.
Hablo un poco incomodo, escucho a Emily susurrarle mentiroso, sus latidos lo habían delatado, estaba mintiendo. Ellie lo miro, supuso que era un problema privado y no quería hablar de eso, miró su mano.
>>Tal vez su esposa está molesta porque toco a su pareja, dejare de tocarlo<<
Era viernes, estaban a mitad de año, se estaciono en la universidad, se quedó un tiempo dentro del auto, el dolor de cabeza no se había quitado desde anoche, busco hasta el amanecer pero no consiguió lo que buscaba, estaba de mal humor, entro a clases, la profesora la miro con una sonrisa.
-Russell, ¿cómo estás?, casi no hemos podido hablar, ¿quieres ir a tomar algo? Te invito -acaricio su hombro lentamente.
>>Parezco ser el desahogo sexual de los maestros<<
-No es necesario, no bebo, gracias.
-Una copa, no será mucho -bajo su mano por su cuello, tocando su cabello- quisiera que conversáramos a solas.
Miro a la profesora, era alta, con cabello marrón oscuro y largo, sus ojos eran marrones, era linda, con un cuerpo delgado, ella le sonrió al sentir su mirada, el aroma de su perfume invadió sus sentidos.
>>Asqueroso<<
-Lo lamento, realmente no suelo beber, gracias por la invitación.
La ignoro y camino hacia el final del salón, no quería seguir oliendo su perfume, la profesora la miro con deleite. Salió apenas termino la clase, estaba harta de ir a la universidad, se sentó en las sillas de un café, se quitó la chaqueta por el calor, un olor la distrajo.
-¡Ellie! -Zach la saludo.
>>Llego rápido<<
-Hola pequeño, ¿cómo fue tu día? -pregunto de manera despreocupada.
-Bien, en la tar... -se calló abruptamente cuando la miro.
>>Olvide colocarme de nuevo la chaqueta<<
Su rostro no cambio, pero se molestó consigo misma por su descuido, Zach miraba fijamente su cuello, estaba impactado.
-¿Qué tienes pequeño? -le pregunto fingiendo ignorancia.
-¿Por qué tienes una marca de mordida en tu cuello? -sus ojos estaban fijos en ella.
-¿Esto? -toco su marca- hace tiempo un chico me mordió, dejo marca, nada grave.
-¿Un hombre lobo? -la miro serio.
-¿Un que? -se rio en voz baja- ¿qué dijiste?
-¿Te mordió un hombre lobo?, ¿eres la mate de un hombre lobo? -pregunto incrédulo.
-¿Mate? -parpadeo- ¿de qué hablas?, no te entiendo pequeño.
>>No es un tema del que hablare contigo niño<<
-N-no nada... el que te mordió.... ¿es tu novio? -bajo la guardia al ver que no sabía nada.
-No, no fue mi novio, solo le gustaba y me mordió.
-¿Y te dejo después de morderte? -la miro pensativo.
-Si, creo que murió, no estoy segura.
Siguió preguntando más cosas pero ella siguió evadiéndolo, no tenía ánimos de hablar de eso, al pasar los días noto como Emily miraba su cuello también, los ignoro a ambos, estaba caminando con ellos, conversaban de varias cosas, ella solo asentía y sonreía de vez en cuando.
-Ellie, vamos al cine -propuso Zach.
-¿Seguro?, pensé que seguías ocupado con el trabajo de tu esposa.
-Si, eso... -suspiro- necesito paz -la miro triste- no he podido dormir bien en meses.
-No deberías quejarte de tu jefe -Emily se rio de él.
>>Debe de ser realmente malo, ¿qué será?, si lo tocó solo un poco, ella no se molestara<<
Extendió su mano y toco su cabello, intento mirar pero algo la bloqueo, frunció el ceño extrañada.
>>¿Por qué no puedo ver?<<
Le comenzó a doler la cabeza.
-¿Qué tienes Ellie? -Zach le toco la frente.
-Estoy bien -sonrió, palmeo su hombro- intento animarte, ¿no funciona? La chihuahua siempre se alegra si le hago esto.
-¡Dime loba! -Emily protesto indignada- prefiero que me digas loba.
-¿Pinche? -susurro con buen humor otro nombre de perro.
-Es lo mismo, si seré un animal, seré una loba, no un perro -se apoyó del hombro de Zach.
Comenzó a hablar sobre la diferencia entre los animales, Ellie solo asintió y sonrió. Estaba conduciendo a su casa mientras seguía pensando en lo que sucedió cuando toco a Zach, su celular comenzó a sonar, era un numero desconocido, lo tomo.
-¿Qué haces pequeña? -una voz gruesa la saludo.
-Nada, ¿dónde estás? Llevas mucho tiempo sin venir, ¿estas bien? -estaba preocupada.
-¿Estas preocupada por mi? -se escuchó una risa- estoy vivo, ¿te gusto el auto?
-No cambies el tema, ¿dónde estás?
-Ven al parque que está cerca en la intersección cerca de tu casa, ¿no estas muy ansiosa?
-No lo estuviera si alguien dejara de hacer cosas innecesarias.
-¿Innecesarias? -su voz se volvió más grave- olvidar no es lo mismo que superar, pequeña, no te molestes conmigo, te tengo otro regalo.
Cuando iba a responderle colgó, estaba estresada, comenzó a regular su respiración, no le gustaba alterarse, odiaba que supiera sus cambios de emociones, acelero sin importarle las multas de exceso de velocidad, al llegar se bajó y comenzó a buscarlo, un olor la hizo caminar hacia unas bancas, escucho su susurro.
-¿Quién ganaría si jugamos a las escondidas?
Cuando se giró lo vio con un ramo de rosas y chocolates, levanto la ceja con ironía.
-¿Qué hiciste? Debe de ser malo para que me des regalos -tomo los obsequios.
El hombre comenzó a reírse, era alto, con cabello largo y negro, con un listón amarrándolo sus ojos eran azules oscuros, estaba vestido de negro, parecía tener alrededor de treinta años.
-No hice nada -la abrazo- ¿cómo va la universidad?, ¿alguien te molesta?
-No, todo bien -se sentó en una banca- hueles a pólvora, ¿por qué sigues con eso? Podrías morir, no quiero que te lastimes, ¿no puedes hacerme caso una sola ves?, ¿solo en esto?
-Ellie -suspiro, abrazo su hombro- todo estará bien, confía en mi -beso su cabello, la miro y sonrió- ¿te gusto el auto?
-Si, es hermoso, gracias, mi padre quería devolverlo -lo vio reírse- no te rías, es celoso.
-Me agrada -levanto el pulgar- ¿qué pasara si alguien se lleva a nuestra pequeña?
Siguieron hablando por más horas, hasta que el celular de ella sonó, lo tomo apenas vio él nombre.
-Hola, pequeño.
-Oh, nada, nada, solo que pensaba en ir a tu casa a regresarte las notas que me diste pero, no se tu dirección -la voz de Zach se escuchaba muy incomoda.
-Puedes solo llevarlo mañana y dármelo en tu receso -en ese momento su acompañante le pellizco la cintura, se rio- no tienes que ser tan serio con todo.
-Pero aun así... no conozco la dirección de mi amiga -él la miro con ojos decepcionado, Ellie reprimió una sonrisa.
-Bueno, te la puedo enviar, pero no estoy en mi casa ahora, me tengo que ir, te veo mañana -colgó sin esperar más.
-¿No puedes comportarte cuando estoy en una llamada?
-Tu amigo se escuchaba tenso, pensé que tu risa lo calmaría -sonrió.
-Quiero verte, ven a mi-
Una dulce voz invadió su cabeza, su rostro apenas cambio.
-¿Que pasa pequeña? -acaricio su cabello.
-Nada, ¿volverás más seguido para que sepa que sigues vivo o volverás a desaparecer?
-No te dejare sola -la abrazo- no puedo venir todos los días, pero te llamare más seguido.
No respondió nada, se quedó en sus brazos hasta que su aroma la inundó por completo.
-Me tengo que ir -le susurro- me están llamando, volveré y te traeré más cosas de chicas.
-Por favor no, tus regalos siempre son de bebés -se rio al recordar las orejas de gatos que le dio.
-¿No lo eres? -le dio un beso en la frente y se fue caminando hacia el bosque -si te metes en problemas llámame -susurro de buen humor.
Lo miro hasta que desapareció, se levantó, rumbo a su casa, era tarde, sus padres estaban durmiendo, entro sin hacer ruido, al cerrar la puerta de su habitación la vio.
-Te extrañe, ¿por qué tardaste? -una hermosa mujer estaba esperándola, estaba sentada en su ventana. Tenía el cabello largo y rubio, ojos marrones claros, tenía un sencillo vestido verde oscuro, parecía tener treinta años.
-Estaba ocupada, lo siento, ¿esperaste mucho? -dejo sus cosas a un lado y fue hacia ella, acaricio su mejilla.
-Estabas con ese hombre de nuevo -la miro- me siento celosa, no tienes tiempo para mí, pero si para otros...
-¿Como puedes estar celosa? -Ellie se rio en voz baja, la abrazo, enterró su nariz en su cabello- estoy aquí, contigo, ¿no es suficiente?
Sé sentía incomoda consigo misma, fingía delante de todos, a veces olvidaba lo qué era real para ella, amaba a la persona que tenía enfrente, pero una parte de ella la odiaba, estaba cansada de sentirse culpable de sus sentimientos, cubría con delicadeza y dulzura sus deseos más íntimos.
-Quiero que vuelvas -envolvió sus brazos alrededor de su cintura- me haces falta, te extraño mucho... -la mujer agrego mientras levantaba la mirada.
>>Odio que me veas así<<
-Todavía no, podemos vernos y hablar, como ahora -dijo Ellie mientras le acariciaba ambas mejillas- ¿no es suficiente?
-No -sonrió mostrando todos los dientes-. Mañana sucederá algo, ¿puedes encargarte?
>>No solo me uses<<
-Estoy un poco ocupada... tengo clases...
-Es importante cariño -acaricio su mano.
-Lo hare -vio el brillo en su mirada, sabía de qué hablaba- entiendo, yo me encargo.
-Si es difícil para ti yo lo puedo hacer -se veía arrepentida.
>>Cuanto quisiera odiarte<<
-Tranquila, yo puedo -respondió Ellie con una sonrisa.
-Gracias, ven -tomo su mano- vamos a dormir, quiero contarte una historia.
Ellie la siguió obedientemente, ella la acostó y la arropo con la manta, comenzó a hablar mientras acariciaba su cabello dulcemente. Sin darse cuenta se durmió, le gustaba cuando hacia eso, no presto atención a la historia, se dejó llevar por el momento, esa noche no tuvo más sueños del pasado, había pasado meses desde qué pudo dormir en paz.