Capítulo 2
Habían pasado seis años desde que decidí que mi vida no giraría alrededor de un anillo o de lo que otros esperaban de mí. El tiempo, como siempre, me había mostrado que el camino hacia la felicidad rara vez es recto, pero también me había dado lo que siempre quise: mi propio espacio para ser quien soy. Para ser alguien que no dependiera de otros, ni de su apellido, ni de su dinero. Pero, sobre todo, para demostrar que, a pesar de todo lo que había dejado atrás, aún podía crecer. Y lo había hecho.
Las puertas del aeropuerto de Heathrow se abrieron con un zumbido automático, y un aire fresco de Londres me dio la bienvenida. Al principio, no sentí la emoción de antes. Ya no era la misma persona que había dejado esta ciudad hace años, buscando la aceptación de un mundo que no entendía bien. Pero ahora, al respirar el aire frío, sentí una especie de satisfacción al saber que Londres ya no representaba el miedo a lo que podría ser mi vida. Ahora era una ciudad de oportunidades.
Desde que me fui, mi vida había cambiado de maneras que nunca imaginé. Mi nombre ya no solo era conocido en el mundo de la moda, sino también en el de los cosméticos, gracias a la empresa que mi padre había llevado a nuevas alturas. Mi propia marca de belleza, que había lanzado con mucho esfuerzo, ya se había convertido en la más valiosa del mercado. Pero, más allá de las cifras y las luces brillantes, lo que realmente importaba era que me había encontrado a mí misma. Y aquí estaba, una modelo aclamada, mi familia más unida que nunca, y el mundo a mis pies.
Al bajar las escaleras mecánicas y atravesar la terminal, vi una figura familiar esperándome con una sonrisa amplia y radiante: Lili. Con su característico cabello corto y su energía vibrante, era imposible no notar cómo brillaba.
-¡Ava! -gritó, corriendo hacia mí con los brazos abiertos. La abracé fuerte, dejando que su alegría me envolviera, como siempre lo hacía.
-Lili, ¡cuánto te extrañé! -respondí, sonriendo mientras nos separábamos.
-¿Lista para la temporada? -preguntó con un brillo travieso en los ojos. Yo asentí.
-Lo estoy. Mi primera vez representando a Venus en la semana de la moda. Estoy más que emocionada. -Sonreí.
-¡Te has convertido en una leyenda! -dijo Lili, y me hizo reír. -¿Cómo te va todo con la marca de cosméticos? Cuéntame todo.
-Ha crecido mucho. Los productos se venden por sí solos ahora, y la línea de skincare se ha convertido en la favorita de muchas celebridades. Mi padre se encarga de la gestión, mientras yo me concentro en la parte creativa. Ha sido un reto, pero muy gratificante. -La miré con una sonrisa satisfecha.
-¡Eso es increíble, Ava! -exclamó, claramente orgullosa de mí. No pude evitar sentirme agradecida por tener una amiga que siempre creyó en mí.
Justo cuando estábamos avanzando por el aeropuerto, una multitud de periodistas comenzó a acercarse a paso rápido. El bullicio se intensificó, y la seguridad de la terminal empezó a rodearnos.
-¡Ava! ¡Ava! -gritó uno de los periodistas, empujando a la multitud. Todos querían una palabra conmigo, querían mi atención. Era lo que venía con el territorio. A pesar de mi fama, aún me sorprendía lo intrusivos que podían ser. Mi equipo de seguridad intentó apartarlos, pero era inútil. Sabía que no podía ser grosera. Por eso, decidí hacer lo que siempre hacía: responder con cortesía, pero con rapidez.
-Sí, estoy de vuelta para la temporada de moda. Va a ser una experiencia increíble -respondí, alzando la voz para ser escuchada.
-Ava, ¿cómo te sientes al regresar a Londres después de tanto tiempo? -me preguntó otro periodista, mientras trataba de ajustarse la cámara.
-Me siento bien, es un lugar que siempre será especial para mí. -Sonreí, aunque mi mente estaba en otra parte. Había regresado por mi carrera, pero había algo en esta ciudad que me hacía recordar viejos sentimientos que preferiría haber dejado atrás.
-¿Y qué tal la relación con tu familia? -preguntó otro, de una forma más incisiva
.
Justo cuando estaba a punto de responder, una periodista se adelantó, mirando fijamente a mi rostro con una expresión curiosa.
-Ava, desde que dejaste Londres hace años, no hemos escuchado nada sobre tu vida amorosa. Sabemos que tu ex prometido, Elliot, ha sido visto con varias mujeres en estos últimos años. ¿Hay algún hombre especial en tu vida desde entonces?
Mi respiración se detuvo por un segundo. La pregunta me sorprendió, y aunque traté de mantener mi compostura, una parte de mí no pudo evitar sentirse incómoda. No esperaba que tocaran ese tema. Mi mente recordó los años en los que Elliot y yo estuvimos juntos, la promesa rota y el dolor que sentí al descubrir que su amor por mí nunca fue más que una necesidad económica. Aún me dolía, aunque había aprendido a vivir con ello.
-No hay nadie especial, en este momento -respondí, con una sonrisa que no llegó a mis ojos. Fue lo más neutral que pude. La verdad era que no quería hablar de Elliot, ni de lo que podría haber sido entre nosotros. Había aprendido a guardarlo todo muy bien.
Pero Lili, al ver que la situación se complicaba, no pudo contenerse. Se adelantó y se dirigió a los periodistas con una mirada desafiante.
-¿Por qué no dejan a Ava en paz con ese tema? Ella está aquí para trabajar, no para hablar de su vida personal.- La intervención de Lili hizo que los periodistas, aunque sorprendidos, retrocedieran un poco. La seguridad aprovechó la oportunidad para guiarnos hacia la salida, mientras yo trataba de recomponerme. Cuando finalmente salimos del aeropuerto y nos encontramos fuera de la vista de los periodistas, Lili me miró y puso una mano sobre mi hombro.
-No les hagas caso, Ava. Ellos solo buscan morbo. Tú eres mucho más que un chisme de tabloide. - Agradecí su apoyo, aunque sabía que, por dentro, no todo estaba tan claro. Mi vida había cambiado, pero las cicatrices seguían allí, invisibles para todos, menos para mí.