Capítulo 4 Tienes miedo de mí

Shawn había logrado mantener la compostura. Una vez que vio que era Danielle, la intención asesina que reflejaban sus ojos se desvaneció como humo en el viento.

Después de observarlo por un momento, la joven bajó la mirada con una sonrisa pícara. Él era justo su tipo de hombre.

"Tío Shawn...", comenzó a decir. "Me perdí. ¿Puedes ayudarme a encontrar la salida?".

El hombre apagó su cigarrillo, sintiendo algo de sequedad en la garganta. "Todavía no te casas con un miembro de nuestra familia. Y no me llames así".

Entonces, ¿cómo debía llamarlo? La chica no respondió.

Era de mala educación oír las conversaciones telefónicas de otras personas, y Shawn era lo suficientemente perspicaz como para saber que Danielle lo había escuchado. No obstante, decidió no confrontarla y ella no tenía ningún deseo de avivar el conflicto.

Lo más prudente sería que se mantuviera alejada de él, como los barcos que evitaban aguas traicioneras. En esos momentos, su máxima prioridad era la autoprotección...

El cielo de marzo estaba envuelto en penumbra y se oía un susurro de lluvia inminente. Tan pronto como ese pensamiento cruzó por la mente de la chica, comenzó a llover, lo cual le pareció muy desafortunado.

Shawn, siempre estoico, no era de los que corría bajo la lluvia. Y todo indicaba que tendrían que regresar juntos.

Por suerte, no era más una llovizna suave, por lo que era poco probable que los empapara por completo.

Justo cuando Danielle estaba a punto de hablar, Shawn desplegó un paraguas.

"Ven aquí", le instó con una voz baja y ronca, posiblemente porque acababa de fumar. "Démonos prisa".

Compartir el paraguas significaba que tendrían que acercarse más. Danielle hizo un esfuerzo por evitar cualquier contacto, a pesar de eso, el leve susurro de sus ropas rozándose persistía.

El trayecto le pareció interminable. Para evitar un silencio incómodo, decidió decir algo: "¿Por qué traías un paraguas? ¿Sabías que iba a llover?".

"No".

"¿Entonces?", preguntó la joven después de una breve pausa. "¿Sacaste este paraguas de la nada?".

Aligeró el ambiente con una broma, imitando la inocencia de una chiquilla. Luego, se avergonzó ante su propio tono.

Antes de que pudiera pronunciar otra palabra, Shawn ya le había dirigido una mirada significativa. "Tienes mucha imaginación".

El sutil aroma de la colonia del hombre se mezcló con el aroma de la lluvia, creando un ambiente agradable que disipó el nerviosismo de Danielle.

No obstante, la presencia de Shawn le provocó escalofríos y una sensación de peligro e inquietud.

"Tienes miedo de mí", afirmó el hombre con determinación.

"¿Cómo podría ser eso posible?", preguntó la chica mientras su corazón se aceleraba y sus palmas se humedecían.

Esa sensación, desconocida e intensa, nunca antes la había embargado en presencia de otra persona.

A medida que se acercaban al final del camino, la voz distante de una sirvienta que llamaba a Danielle llegó hasta sus oídos. Justo cuando la joven se preparaba para responder, Shawn intervino y la detuvo.

Su mirada se clavó en la de ella, como si estuviera sondeando sus pensamientos... "¿Disfrutas estar aquí?".

Luego de un breve momento de reflexión, Danielle sacudió la cabeza suavemente.

"Entonces, te llevaré a donde me indiques".

"Pero...", vaciló la chica.

"Yo me encargaré de todo", dijo el hombre con una voz suave, interrumpiéndola. El espacio debajo del paraguas era demasiado reducido. Al percibir la aprensión de Danielle, Shawn agregó en voz baja: "No me tengas miedo. Gozas de privilegios en nuestra familia. Cualquiera que te cause problemas se las verá conmigo".

Su tono tenía un aire confiado, pero sin ningún atisbo de arrogancia. Shawn hizo esa promesa porque podía cumplirla.

Danielle encontró consuelo en la seguridad que percibió en su voz. Con una sonrisa sutil, respondió: "En ese caso... Muchas gracias, tío Shawn".

El hombre no la corrigió esta vez...

Entretanto, al otro lado de la habitación, Tricia, acompañada por varias chicas de la familia Harper, buscaba afirmar su dominio sobre Danielle.

La mesa estaba llena de una gran variedad de postres exquisitos, dignos de un banquete entre señoritas.

¡Seguramente Danielle, quien solía vivir en el campo, nunca había visto manjares tan exquisitos!

La comida era tan delicada que un solo paso en falso en la etiqueta podría resultar en una cascada de migas. A Tricia le encantó la idea de que Danielle se avergonzara sola.

Exageró orgullosamente el comportamiento rústico de la susodicha ante las otras chicas, y muchas fueron influenciadas por sus palabras.

Para su sorpresa, Danielle nunca apareció.

Impaciente, Tricia le dirigió una mirada a Jeremy, quien se acercó rápidamente.

"¿Dónde está esa campesina...?". La chica se detuvo, cuando se dio cuenta de que su elección de palabras fue inapropiada. "¿Dónde está Danielle?".

El rostro del joven se ensombreció y su mirada se dirigió a los objetos que estaban esparcidos sobre la mesa y a las chicas reunidas a su alrededor.

Lo que nadie sabía era que la visita de ese día de Jeremy a la residencia de la familia Harper tenía un propósito completamente diferente: negociar la renovación de un proyecto de cooperación crucial.

La fortuna de los Elliott estaba en juego: la mitad de su empresa dependía de su sociedad con los Harper.

Jeremy había esperado con ansias que Tricia se ganara el favor de Shawn, lo que habría sido ideal para él. Sin embargo, para su consternación, descubrió que el susodicho planeaba confiarle el proyecto a otra familia.

A pesar de las reiteradas súplicas de Jeremy, Shawn solo le dio una respuesta ambigua. "Lo consideraré".

El joven estaba tan angustiado, que ni siquiera era capaz de sonreírle a Tricia, a quien adoraba. Además, se enteró de que Danielle se había marchado en el auto de Shawn...

¿Por qué alguien como este último se ofrecería llevar a alguien de regreso a su casa?

Jeremy no podía encontrar una respuesta lógica. Tal vez Danielle había intentado desfachatadamente congraciarse con él y metió la pata. Esa explicación parecía más plausible...

De lo contrario, ¿por qué Shawn cambiaría de opinión respecto al proyecto? ¡Debió de haberse sentido insatisfecho con Danielle!

Al observar el cambio en el rostro de su hermano Tricia frunció el ceño y le preguntó: "¿Qué sudece?".

El joven volvió en sí al instante; Tricia, con toda su inocencia, era el epítome de la pureza.

Le habían arrebatado a su prometido y ahora tenía que llevarse bien con Danielle, quien ni siquiera se había molestado en aceptar su amabilidad.

"No te preocupes. Me aseguraré de que consigas lo que quieres", le aseguró Jeremy a la chica.

Aunque Tricia no estaba al tanto de los acontecimientos que estaban desarrollándose, estos jugaron a su favor.

"Gracias", respondió ella con una sonrisa y con una confianza visiblemente reforzada.

Con el apoyo de toda la familia Elliott, dudaba que Danielle pudiera desbancarla de su posición.

Al mismo tiempo, el celular de Danielle sonó.

Como Austin había estado esperando ansiosamente una respuesta, le envió otro mensaje, en un ataque de inquietud. "Necesito que me hagas un favor. Puedes poner el precio".

"Quiero el nuevo código que desarrollaste", contestó Danielle.

El hombre se puso furioso al leer eso. "¡Podrías pedirme todo lo que poseo!".

Después de reflexionar un momento, la joven preguntó: "¿Me lo darás?".

Él se quedó sin palabras... Poco después, replicó: "Estoy siendo sincero. Hazme este favor, ¿sí?".

"Adelante, dime de qué se trata".

"¡Asesina a Shawn Harper!", contestó de inmediato.

Al leer eso, Danielle se quedó completamente incrédula...