La mas consentida de la mafia
img img La mas consentida de la mafia img Capítulo 4 Comienza el viaje
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Capítulo 6 Guardando la calma img
Capítulo 7 Cual es la virgen img
Capítulo 8 Descubriendo a la virgen img
Capítulo 9 Solo es una broma más img
Capítulo 10 Médico especialista img
Capítulo 11 La despedida img
Capítulo 12 Viaje en avión img
Capítulo 13 Explotación sexual img
Capítulo 14 El último piso img
Capítulo 15 Elegida para subastar img
Capítulo 16 Empieza la subasta img
Capítulo 17 La mas explotada img
Capítulo 18 Vendidas parte 1 img
Capítulo 19 Vendidas parte 2 img
Capítulo 20 La mafia img
Capítulo 21 Mis condiciones img
Capítulo 22 Venganza img
Capítulo 23 Donde más duele img
Capítulo 24 Adiós dignidad img
Capítulo 25 La creatividad de sintia img
Capítulo 26 La base más grande en usa img
Capítulo 27 El lider de la mafia kitsune img
Capítulo 28 La mafia y el kitsune img
Capítulo 29 El papel de Sandra y soo ah img
Capítulo 30 Las muñecas de la mafia kitsune img
Capítulo 31 La despedida de las muñecas de la mafia img
Capítulo 32 La asistente del líder img
Capítulo 33 La esposa del líder img
Capítulo 34 La suerte de Sandra img
Capítulo 35 A cargo del líder img
Capítulo 36 El líder cae en comas img
Capítulo 37 Continúa el comas del lider img
Capítulo 38 Mi Sandra es intocable img
Capítulo 39 Mi hermana img
Capítulo 40 Infiltración img
Capítulo 41 Escape exitoso img
Capítulo 42 Los daños de amanda img
Capítulo 43 Mi venganza img
Capítulo 44 De regreso a casa img
Capítulo 45 Seguimiento img
Capítulo 46 Por qué lo niegas img
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Capítulo 4 Comienza el viaje

Sandra se despertaba una vez más por la mañana, cerca de las 8:00 a. m. Como de costumbre, se dio una ducha, lavó sus dientes con un cepillo nuevo que sacó de su estuche, y luego de eso se colocó una ropa casual que sacó de su armario. Ya estaba todo listo, así que comenzó a bajar dirigiéndose al comedor.

Una vez más estaban todos reunidos, incluso Amanda estaba sentada. Su madre apenas estaba sirviendo el desayuno, así que llegó en el momento justo para acompañar a todos.

En medio de la degustación de su platillo tradicional, Tomás Hill, con cubierto en mano, señala a sus hijas.

-Su madre me acaba de informar que un amigo de ustedes les va a patrocinar un viaje hacia una de las ciudades céntricas. ¿Es eso cierto?

Sandra tragó fuerte, además de sentir un malestar en el estómago por los nervios. A causa de eso, no pudo responder, sino que siguió comiendo para esquivar la pregunta.

En cambio, Amanda lo miró a los ojos.

-Es un amigo que conozco desde hace mucho tiempo, es muy confiable. Ese es el regalo de cumpleaños para mi hermanita, no hay nada de qué debas preocuparte, papá.

-Tú siempre has hecho contigo lo que te da la gana, pero no metas a tu hermana en tu libertinaje y putería.

-¿A cambio de qué es el viaje? ¿Así surges ahora? Apuesto a lo que sea que le vendiste tu cuerpo a cambio de eso. Sé prostituta si quieres, sin embargo, Sandra no es como tú.

-Además, ni siquiera se tomaron la molestia de decirme con anticipación del viaje, sino el mismo día.

Tomás Hill ya comenzaba a ruborizarse, además de elevar mucho su tono de voz.

-¡En esta casa se me respeta! -dice mientras golpea fuertemente la mesa, haciendo que los platos salten un poco al aire.

Su esposa pide que se calme un poco y agrega:

-La próxima vez te avisarán con antelación. Deja que Sandra disfrute de un viaje que se nos dificultaría costearle en estos momentos, además ya no son niñas.

Un poco más tranquilo, Tomás pregunta a Sandra, viéndola justo en su dirección:

-¿A qué ciudad quieres ir?

Ella, un poco tímida en su expresión, le dice luego de tragar la comida:

-Me gustaría ir a Perugia, si es posible déjame ir con mi hermana.

-Ah, la ciudad del chocolate, ¿por eso quieres ir, no? Desde siempre has sido muy proclive a él, a pesar de que casi no lo comes para cuidar tu figura.

-Bueno, la verdad me quedaría más tranquilo si no tuvieses una apariencia tan destacada.

-¡Haaa! -exhala el padre, un poco abrumado-. Está bien, también les daré un dinero extra para que puedan disfrutar su estancia y no tengan inconvenientes con el dinero.

Las tres mujeres en el comedor quedan perplejas. No solo había cedido rápido, sino que las estaba apoyando con dinero.

Sandra estaba empezando a pensar que, después de todo, no fue humillada en vano, porque ella quería ir a visitar esa gran ciudad y conocer sus lugares más concurridos, ricos en arte e historia, además de su espectacular chocolate.

Ambas se levantaron emocionadas y salieron corriendo a arreglar sus cosas porque la salida era hoy en la noche por taxi.

Amanda ya contaba con el dinero de Peter, así que solo estaba pendiente el permiso del padre, el cual había postergado porque no sabían cómo tratar con él. Con eso listo, solo quedaba alistarse, porque les esperaba un mes entero de vacaciones todo pago, ida y vuelta, con más que suficiente dinero como para visitar los mejores sitios del lugar.

Pasó el tiempo, haciéndose de noche. El taxi vino directamente a la puerta de su casa. Las hermanas se despidieron con un largo abrazo y un beso en la mejilla.

-¡Cuídense! No salgan solas por la noche en la ciudad, es muy peligroso.

-No son unas niñas, deja de ser tan sobreprotector, Tomás -dice Bianca.

Sandra sonríe a su padre mientras se despide con la mano y el taxi arranca.

El taxi salió a las 8:00 p. m. A eso de las 9:30 comenzó a llover y el camino comenzó a ponerse muy borroso. Amanda se había quedado dormida, en cambio, Sandra aún estaba despierta, pero a punto de dormirse.

Suena la corneta de los autos de afuera y el ruido interrumpe su sueño. Entonces, ve por la ventana de su lado. Sus ojos se encuentran con un tráfico enorme.

"Parece que llegaremos más tarde", pensó Sandra.

A eso de tres minutos, una figura comenzó a delinearse a través del cristal húmedo, lleno de agua de lluvia.

No se veía claramente, sin embargo, ella notó que eran más de una silueta y que cada vez se acercaban más.

-¿Por qué hay personas caminando en medio de una autopista? -pregunta al chófer.

El chófer, un señor de aproximadamente 40 años, un poco corpulento, voltea para ver a través de la ventana contraria, la del lado del chófer. Esta estaba menos ahumada, así que logra ver con más claridad.

-¡Oh! ¡Qué demonios!

Dice mientras activa los seguros en todas las puertas. Un sujeto encapuchado llega directamente al vidrio y le da un golpe con un arma de fuego.

-¡Ahh!

Sandra grita y Amanda es despertada.

El hombre encapuchado da un segundo golpe más, logrando así romper el vidrio.

El chófer, antes de que fuese apuntado, estaba buscando algo. Quizás un arma para defenderse, fue lo que a Sandra se le cruzó por la cabeza antes.

Pero fue interrumpido.

-Dame todo el dinero que tengan, incluido el de las chicas. Si no me lo entregan por las buenas, les dispararé.

-Yo no traigo dinero encima -dice el chófer con un poco de desdén en el tono.

El sujeto encapuchado abre la puerta, luego se acerca y le da con el arma en la cabeza.

Sandra y Amanda se alarman, luego piden ayuda.

-¡Auxilio!

-¡Cállense! Si no, serán ustedes las siguientes. Sé que llevan dinero encima, los he estado averiguando desde hace tiempo.

El chófer se agarra la cabeza porque el golpe había sido lo suficientemente fuerte como para partir una pequeña parte. Sintió la sangre al tocarse.

Rápidamente recobró la postura, colocó la mano en su bolsillo hasta que consiguió lo que buscaba. Al sacarlo, mostró un fajo de billetes de no menos de 10 000 euros a la vista. El encapuchado agarró el dinero rápidamente.

Sandra logró ver en sus ojos una expresión de sorpresa, lo que corroboró cuando este corrió rápidamente sin robar a las mujeres, como si la sorpresa del dinero fuese mayor de lo que tenía previsto. Además, actuó rápido para no ser atrapado porque parece que ya había conseguido una cantidad con la que estuvo a gusto.

Corrió rápidamente, montándose en una motocicleta.

-¡Arranca! ¡Arranca! -grita desesperado mientras se monta de parrillero en una moto.

Al mismo tiempo, otro sujeto sale de otro carro, montándose en una moto cerca de donde había sido el robo del chófer.

Encapuchado también. Saltaba a la vista que venían juntos, por eso se fueron por lugares distintos las motos.

            
            

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