Abuzador
img img Abuzador img Capítulo 1 Mientras crees que estás loca
1
Capítulo 6 Por favor, solo vive img
Capítulo 7 Él lo siente img
Capítulo 8 El primer paso hacia fuera img
Capítulo 9 Me miras... como si fuera otra img
Capítulo 10 Él lo siente img
Capítulo 11 El primer golpe img
Capítulo 12 Silencio img
Capítulo 13 Es que soy un hombre en la flor de la vida img
Capítulo 14 Ni lo sueñes img
Capítulo 15 Odiarse a una misma img
Capítulo 16 El primer paso img
Capítulo 17 La última oportunidad img
Capítulo 18 Ventana al miedo img
Capítulo 19 Él es otro img
Capítulo 20 Una grieta delgada img
Capítulo 21 Mis costillas abrazaron mis pulmones img
Capítulo 22 Porque todo tiene consecuencias img
Capítulo 23 Odio la compasión, me humilla img
Capítulo 24 El amor es dolor img
Capítulo 25 Un intento fallido de tener una familia img
Capítulo 26 Lo peor de todo: la culpa img
Capítulo 27 Él elige a sus amigos img
Capítulo 28 Nunca estuve sola img
Capítulo 29 Esto no es sobre el amor img
Capítulo 30 Él nunca me escuchó img
Capítulo 31 No soy un error. Estoy viva. Existo img
Capítulo 32 Un colgante con esperanza img
Capítulo 33 Una persona vitamina img
Capítulo 34 Solo dolor espeso img
Capítulo 35 Atravesarlo img
Capítulo 36 Él pudo haber tenido ese amor incondicional img
img
  /  1
img
img

Abuzador

Emilia Dark
img img

Capítulo 1 Mientras crees que estás loca

Desperté con un sobresalto, como si cayera al vacío. Otra vez. ¿Cuántos sueños así he tenido ya? Donde corro y el suelo desaparece. Donde alguien me sigue. Donde alguien grita, pero no entiendo las palabras, solo siento... ese ardor pegajoso, esa certeza de que hay alguien cerca. Demasiado cerca.

Me incorporé en la cama. El corazón me latía como loco, el pecho vibraba como después de una carrera. Pero no había corrido. Casi no salgo de casa. Él dice que no debería. Que no es seguro. Que el mundo se ha vuelto cruel. Que la gente es mala. Y que tengo que tener cuidado.

- ¿No dormiste otra vez? - su voz suena tranquila, incluso suave. Lo oigo en la cocina. El tintineo de la cuchara contra la taza. Lo sé: en tres minutos entrará con el café. Sin azúcar. Porque "el azúcar te altera". Porque "después te pones nerviosa y te irritas".

Tiene razón. A menudo estoy nerviosa. Tal vez por el azúcar. O... por intentar no equivocarme. Por mantener en mi mente todo lo que él ha dicho, todo lo que no le gusta. Cada día actualizo la carpeta mental con sus reglas.

Él entra con la taza, sonríe y me la ofrece como si nada hubiera pasado.

- Toma. Luego te cuento lo que soñé - dice, sentándose a mi lado. Su mano se posa en mi muslo - demasiado fuerte, demasiado precisa para ser un gesto de cariño. Es un ancla.

Bebo un sorbo. Amargo. Sin azúcar, como a él le gusta. Me observa mientras bebo. Sé que no dejará de mirar hasta que me termine todo. Y le dé las gracias.

- Gracias - murmuro.

Él asiente. - Así me gusta. ¿Ves? Cuando obedeces, todo está tranquilo.

Asiento. Por dentro, algo zumba. Una protesta leve, apenas perceptible. Pero la aplasto. Él tiene razón. Se preocupa por mí. Me prepara café. No grita. Hoy.

***

Estoy limpiando los estantes del salón, apretada contra el polvo, contra mi propia respiración. Ya pasé dos veces por el mueble de la tele, pero... ¿y si olvidé una esquina? No lo oigo entrar. Solo lo siento.

- ¿Esto te parece limpio? - su voz es baja. Peor que si gritara. Me sobresalto, me doy vuelta, miro donde apunta: una manchita microscópica de polvo junto al portarretratos.

- Perdón. Ahora mismo... - cojo el trapo, limpio, respiro rápido.

- ¿Te cansas cuando solo hay que hacerlo bien? Te lo he dicho: la casa debe estar en orden. ¿Es mucho pedir? - me mira como si lo hubiera traicionado. Como si lo hiciera a propósito. Siento las lágrimas subir.

Pero me contengo. No lloro. Porque él dijo: "Lloras para manipular. No lo hagas. Te veo a través."

Se va. Oigo cómo cierra la puerta de la cocina con fuerza. Una hora después, me trae flores. Lirios. Mis favoritos. Los envuelve en una sonrisa cálida y dice:

- Sé que eres la mejor. Solo que a veces te cansas. Estoy aquí, ¿sabes? No tengas miedo.

Asiento. Y la garganta se me cierra. No de alegría. De terror, por haber vuelto a creer.

***

Él lo llama amor. Dice que su severidad es porque no sabe hacerlo de otra forma. Porque teme perderme. Porque "el mundo es demasiado sucio, y tú eres demasiado pura".

Lo miro. Tiene manos bonitas. Uñas limpias. Se lava las manos más que yo. Dice que todo lo que hace es por mí. Quiere que sea mejor. Que aprenda a callar cuando toca. Que deje de hacer tanto ruido. Que deje de pensar que tengo talento.

- No eres bruja, solo impresionable - dice cuando adivino por tercera vez en la semana quién llamará. O cuando suena la canción en la que estaba pensando.

Ríe. Pero no de alegría. De superioridad. Como quien ve a un niño mostrar un dibujo feo y espera aplausos.

Río también. Para que no se note que duele. Quiero contárselo a alguien. Pero ¿a quién? Mamá hace tiempo que calla, las amigas "ocupadas", dejé el trabajo "a petición suya". ¿Para qué trabajar, si él me mantiene?

A veces pienso que si siguiera en ese trabajo, no estaría tan... susceptible. O al contrario: me habría dado cuenta antes de que vivo en una jaula dorada. Por las noches, me acaricia el pelo. Dice:

- Eres de porcelana. Frágil. No estás hecha para el ruido ni el caos. Todo lo que necesitas soy yo.

Me duermo con eso. Y ya no sé si le tengo miedo, o lo amo. O ambas cosas. O solo confundo apego con obediencia.

Si eres buena, todo estará bien

Hoy se fue a trabajar. Encendí la tele y justo estaban dando la película que vimos en nuestra primera semana juntos. Esa donde aparecía la misma frase que él me dijo:

- «Si eres buena, todo estará bien».

Me estremecí. Cambié de canal. Pero la siguiente canción en la radio era aquella que sonaba en el café cuando me dijo por primera vez que me amaba.

Miro por la ventana. Veo mi reflejo. Pálido. Tranquilo. Pero por dentro, alguien susurra. Muy bajito. Casi imperceptible:

"No estás loca. Estás empezando a despertar."

Apago la televisión rápido. Limpio la casa. Preparo la cena. Me pongo el vestido que a él le gusta.

Si soy buena, todo estará bien. ¿Verdad? Él me ama. Me compró flores. Y yo misma elegí quedarme.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022