Capítulo 5 Solo quería asegurarme de que estás bien

Cuando salió de la finca de los Morgan, Maia no dudó ni un minuto y sacó su celular para hacer una llamada rápida.

"Que se suspende toda colaboración con la familia Morgan. Inmediatamente".

Luego, colgó y deslizó nuevamente su celular en el bolsillo de su abrigo, girándose para darle una última y prolongada mirada a la casa frente a ella.

Ese lugar ya no se sentía familiar; de hecho, podría pertenecer a otra vida, pues había roto todo vínculo con los Morgan. De ahora en adelante, ya no había marcha atrás.

Maia inhaló lentamente para recuperar la compostura. Justo cuando se disponía a alejarse, chocó contra una figura sólida. Se tambaleó por el repentino impacto, pero antes de que se cayera, una mano se extendió y la agarró del brazo.

"¿Maia?", preguntó una voz profunda.

Ella alzó la cabeza y, por un momento, una emoción cruzó fugazmente su mirada habitualmente inescrutable. No había pensado que su corazón aún pudiera reaccionar así, pero de alguna manera, se había saltado más de un latido.

Era Vince Ward, quien estaba frente a ella, el hijo de la poderosa familia Ward de Wront, y su exprometido. Por instinto, ella se zafó de su agarre y puso unos pasos de distancia entre ellos.

Vince frunció ligeramente el ceño al observar su rostro frío e inescrutable. La mujer frente a él apenas se parecía a la joven alegre de la familia Morgan que había conocido.

"Tú... volviste", dijo suavemente, eligiendo sus palabras con cuidado. No usó "saliste", quizás para ayudarla a preservar la dignidad, pero eso solo hizo que a ella se le llenara el corazón con desdén.

Hubo un tiempo en que Maia lo amaba abiertamente con todo su coraje. Lo había consentido muchísimo, y aprendió a cocinar solo para verlo sonreír, todo con la intención de ganarse su cariño.

No obstante, él solo se lo pagó con silencio. Nunca la reconoció como su novia en público ni la llamó suya. Aun así, ella se mantuvo firme, convencida de que la amabilidad derretiría los fuertes muros que él había construido alrededor de su corazón.

El día que su mundo se derrumbó, cuando fue injustamente incriminada y acusada, él estaba justo allí. Sin embargo, se había puesto del lado de Rosanna; de hecho, el disgusto y advertencia en sus ojos coincidían perfectamente con los de los Morgan. Justo cuando ella más lo necesitaba, él no le dedicó ni una sola palabra de apoyo.

Hacía años, el abuelo de Rosanna había sacado al padre de Vince de los escombros de un accidente. Ese único acto de heroísmo había sellado una promesa de matrimonio entre dos familias.

En ese entonces, el título de hija de la familia Morgan lo ostentaba Maia, pero ahora era de Rosanna, así que, naturalmente, el arreglo recayó en esta última. Por ende, que Vince se pusiera de su lado no era algo sorprendente, sino esperado.

A pesar de ello, cada vez que Maia recordaba el episodio, un ligero dolor le apretaba el corazón. En ese momento, logró esconderlo con una sonrisa amable y alzando la barbilla. "Señor Ward, debes estar aquí por Rosanna. Escuché que su compromiso se acerca. Felicidades".

Ella solía llamarlo "Vince" con calidez, pero ahora que se había referido a él de manera tan formal le quedó claro que la brecha entre ellos se había ensanchado. Esa realización le causó un profundo y fuerte dolor.

"Maia, han pasado cuatro años... ¿y eso es todo lo que tienes que decir?", la cuestionó el hombre, con voz áspera y quebrada, mirándola fijamente.

En esa época, la chica le hablaba sin parar cada vez que estaban cerca, pero ahora, de ella emanaba una indiferencia, como un muro que no podía atravesar. La falta de respuesta de su ex lo hizo fruncir el ceño, mientras el silencio entre ellos se prolongaba demasiado.

Después de un momento, él hizo un gesto con la cabeza hacia la villa de los Morgan, que quedaba de espaldas a la chica, y comentó: "Escuché que tu familia fue a recogerte hoy. ¿Por qué te estás yendo?".

"Ese no es asunto tuyo", respondió Maia en un tono frío, aunque en sus ojos, brillantes y cautelosos, destellaba una emoción no dicha.

"Solo quería asegurarme de que estás bien", se defendió Vince, pues las palabras de su interlocutora lo había afectado más de lo que esperaba.

"Señor Ward, parece que estás mal enfocando tu preocupación. ¿No deberías dirigirla a tu novia? Estás casi comprometido, ¿no? Imagina que Rosanna te atrapara rondando a mi alrededor. ¿Cómo crees que lo tomaría? No me digas que, ¿ahora tu plan es darle la espalda a la verdadera hija de los Morgan solo para perseguir a alguien como yo, una mujer marcada por un pasado criminal?", inquirió Maia, con una risa amarga.

El aludido no respondió. Se quedó en silencio, al igual que lo había hecho cuatro años atrás.

"¿Por qué no nos haces un favor a ambos y te mantienes fuera de mi vista?", propuso ella, con una carcajada brusca y sin ápice de humor.

Como respuesta, Vince disparó su mano hacia su muñeca, deteniéndola antes de que pudiera dar otro paso. Mantuvo su agarre, negándose a soltarla. Luego, con los ojos enrojecidos, declaró en un susurro, cargado de emoción: "Maia, es cierto. Rosanna y yo estamos a punto de comprometernos, pero... las cosas entre nosotros no tienen por qué ser diferentes. Si estás dispuesta, podríamos recuperar nuestra antigua relación".