/0/17308/coverbig.jpg?v=9b57e98e32ae6ace753db7a273266966)
-Thomas-
Estoy en mi habitación en el sanatorio, ordenando mis cosas y encuentro mi segundo diario. Me siento en la cama y tomo mi bolígrafo...
Bueno querido amigo, hoy nos vamos a casa. Mamá debe estar por llegar, así que te guardaré con mis otras pertenencias para que me acompañes en esta nueva etapa de mi vida.
Suena el golpeteo de la puerta, levanto mi cabeza y veo que es mi psiquiatra la que entra con una tremenda sonrisa, se nota que se quiere deshacer de mi.
-Hola ¿Cómo está mi paciente favorito?- con mi psiquiatra hemos entablado una buena relación , pero siempre he respetado su rol de doctor y ella el mío de paciente, aunque algunas veces le saco sus buenas risotadas. Estoy seguro que me va a extrañar.
-Aquí me ves, tratando de cerrar mi maleta- me encojo de hombros y guardo mi diario.
-Recuerda que nos veremos cada quince días.
-No se preocupe doctora, él estará aquí puntualmente, de eso me encargo yo.
-¡Mamá!-reclamo, pues ya saben quién es ¿no? Asi es, la señora Blue, que llega como un vendaval a mi habitación y mira a mi psiquiatra con ternura, mientras me reprende como un niño chiquito.
-Nada de berrinches, Thomas Scott Soré, ahora estarás bajo mis cuidados, así que soporta.
-Señora Scott, me simpatiza- mi psiquiatra suelta una risita queda y se acerca a ella para saludar.
-Y tú a mi, querida. Gracias por todo.- mi mamá le toma las manos a la psiquiatra y aunque ella se tensa, la deja ser, me he dado cuenta que ella no es dada a las expresiones de afecto, pero ¿quién se puede resistir a mi mamá?
-Solo cumplía con mi trabajo.
-Y veo que lo has hecho muy bien.- Uff... ahora le guiña un ojo, apuesto a que la adopta, como a mí.
-Gracias.
-Hola a las dos, ¿se les olvida que estoy aquí?- las saco de su conversación de chicas, pues literal, me han apartado.
-Para nada, cariño mío, solo te estaba ignorando.
-Eres una bruja, Blue Scott.
-A poco ¿no? Pues dale las gracias a esta bella dama y ahora vámonos a casa, que la familia te está esperando.
-Ya, señora mandona, estoy listo. Nos vemos doc.
-Nos vemos en quince días, chico listo.
Nos subimos al auto y Jex era quién venía manejando, me miró con cierto recelo, pero se aguantó y luego esbozó una sonrisa por cortesía aunque no dijo nada en todo el camino, es como si tratara, pero no sé por qué se contiene. En cambio, mamá parecía cotorra contándome las novedades de la familia. Haciendo énfasis en la caída de dientes de Sophía que ahora parecía una mini vampirita sin sus paletas, pero que no quería que la molestaran porque hacía unos escándalos de padre y señor mío y mi papá la secundaba para apoyarla en todo al ser su primera nieta. Me reí con ganas de mi pequeña ahijada y aproveché de preguntar por todos los demás, pero no necesité mucha información...
Cuando llegué a mi hogar, estaban todos esperando con mis pequeños levantado pancartas de bienvenida.
-Bienvenido, baboso- Alma fue la primera en acercarse a mí ¿con Alondra o será Catalina? Las gemelas se veían preciosas en vestidos similares, ya están más grandes y aunque lograba notar algunas diferencias, todavía me era difícil. Pero bueno, ya sería el momento en que me pueda preocupar de esos detalles, pues ahora se acercaba la loca de Val con mi mini vampirita.
-Ya suéltalo peque, lo vas a desarmar y ahí hay un toro bravío que se ve un pelín celoso.
-No me metas en tus dramas pasionales, Valentina Scott. Dilo por otro que está acá y no por mí.
-Ya cállate, Di Rossi.
Todos nos largamos a reír, pues Enzo tenía razón, la cara de Ethan era un poema, ya que en este momento tenía la atención de mis dos hermanas.
Entramos al salón y estaban todos los demás esperando, ¿me quejé de tanto abrazo y beso? Pues no, para nada, en lo absoluto. De hecho, recordé una de las visitas de Alma al sanatorio, en sus últimos meses de embarazo de las gemelas la primera vez que me interné y me recalcaba que necesitaba recargarme de energía positiva para mi pronta recuperación y pues que su recarga valía por tres. Así que, me dejé llevar por toda esa energía positiva que mi familia me estaba dando. Hasta que llegué al lado de papá.
-Es bueno tenerte de vuelta...
-Hola, papá...
Nos quedamos mirando frente a frente y ahora veía a mi viejo con sus canas más marcadas, pero esa aura imponente que siempre quería demostrar ante todos, me sentí como un niño chiquito y lo tomé por sorpresa abrazándolo, sentí el sollozo de mi padre en mi hombro y luego el mío. Ambos habíamos caminado juntos por el proceso de mi terapia y ahora no había más dolor, las lágrimas que fluían de nuestros ojos eran de alegría por estar nuevamente juntos.
-Basta de llanto, machotes que la fiesta de bienvenida va a comenzar.
-Idiota, déjame disfrutar de mi hijo.
-Eres el jefe en la oficina, aquí eres mi hermano, así que cállate, Scott- se nos sumó al abrazo Aston como siempre siendo el payaso de la familia...
Las risas y la algarabía de tenerme aquí había desbordado la casa y yo... por fin sentía que lo que estaba haciendo era lo mejor que me podría pasar.
Nos sentamos en la mesa que había preparado mi nanita para la ocasión y disfrutamos de una grata cena junto a mi familia.
Me enteré de todos los chismes familiares, pero los que me dejaron con la boca abierta fueron que Stuart se había casado con la bella Claudia y estaban en la dulce espera de su primer hijo. ¿Quién iba a decir que ese viejo loco sería papá a los cincuenta y siempre? le llevaba como 15 años de diferencia a la bella enfermera que había ayudado a salvarme la vida junto con mi hermano y ahora, la veía con Stuart tan amorosos juntos, que me daría un coma diabético. Pero lo que jamás me esperé en la vida, fue ver a mi nanita de la mano del odioso de Owen George, es que diablos esa si era una relación loca, tuve que agarrar a mi nanita para que me contara todo los pormenores y quedé con la boca abierta.
El viejo ese, le había pedido una cita después del matrimonio de los chicos y mi nanita ni tonta ni perezosa se la aceptó y ya llevaban casi dos años saliendo y al parecer iban bastante firmes en su relación.
Bruno, por otro lado estaba con su drama pasional con Hanna, la mamá de su hija y Jack con Mary nos dieron la hermosa noticia que esperaban a su primer bebé, aunque no se quieren casar y el abuelo Soré pegó el grito en el cielo.
Todos estaban contentos y más yo, no podía creer que ese yo de hace unos años no reparara en lo maravilloso que era disfrutar de una simple cena con todos los que te querían.
Al final de la cena y cuando los más pequeños ya estaban con sueño, Hanna, Cameron y Melanie ayudaron al enano de Elliot, Sofi y Kat, mientras las chicas se llevaron al cuarteto del demonio. Mamá, Gypsia y sus amigas, entre esas mi adorada Nanita, entraron a buscar algunas botanas y nosotros los machos nos quedamos solos tomando una buena cerveza, aunque la mía, obviamente, era sin alcohol.
-¿Cómo te sientes pulga? ¿No estás muy estresado?
-Para nada Ethan, echaba de menos todo esto.
-El griterío constante, te lo regalo, cuñadito.
Solté una carcajada al escuchar esas palabras de Enzo y los demás me siguieron.
-Que no te escuche mi hija o dormirás en el sofá, Di Rossi.
-Espera cuando lleguen a la edad de mi Hannita.- refunfuña Bruno y mi papá le extiende su botella para chocarla con la suya.
-Por eso prefiero que siga en la panza de su mamá, nuestro pequeño no molesta para nada.
-Esos son los peores, cuando nazca no te dejará dormir mi querido Jack.
-Ya cállate, Scott.- las risas no paraban y me sentía tan contento con todos aquí conmigo, es que ellos hacían como si nada hubiera pasado y en cierta forma se los agradecía.
-¿Se imaginan cuando ese grupito sea mayor? - pregunto como si nada, pero al ver las caras de todos me mato de la risa.
-¡Qué dios nos pille confesados! - ríe el abuelo Agustín y brinda conmigo.
-O que el diablo no meta su cola- respondo yo, mientras todos se ahogan con el trago que habían dado a sus botellas y terminamos soltando todos una hrisotada.
-Sabio, Scott, muy sabio.
-Gracias, abuelo.
Seguimos conversando, hasta largas horas de la noche y cuando llegaron de vuelta las mujeres, me encantó ver la complicidad en todos, eso era lo que quería en mi vida y esperaba, algún día, encontrarlo...
------------------------------