La Malicia Bajo Los Ojos Llorosos
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Capítulo 4

Esa misma tarde, reuní a mi familia en el estudio.

Necesitaban entender la gravedad de la situación.

"No crean que Valeria se irá en silencio," les dije, mi voz era seria. "La hemos expuesto y la hemos echado. Su ego está herido y buscará venganza. Es manipuladora y no se detendrá ante nada para hacernos daño."

Mi madre parecía preocupada.

"¿Pero qué puede hacer, hija? Es solo una chica."

"Ese es el error que cometimos antes," respondí, y me corregí mentalmente, "el error que cometeríamos si la subestimamos. No es 'solo una chica'. Es inteligente, cruel y no tiene escrúpulos. Va a intentar volver, a manipularlos, a hacernos quedar mal."

Mi padre, que había estado callado, asintió lentamente. La revelación sobre el dinero del curso falso lo había afectado profundamente.

"Sofía tiene razón, Laura. Hemos sido demasiado confiados. La hemos tratado como a una hija, y nos ha mentido en la cara."

La comprensión del engaño de Valeria empezaba a calar en ellos, pero aún no veían la verdadera malicia que se escondía detrás de sus ojos llorosos.

No tuvieron que esperar mucho.

A la mañana siguiente, el caos llegó a nuestra puerta.

Literalmente.

Valeria apareció en la entrada de nuestra casa, pero no estaba sola.

La acompañaba un grupo de unas diez personas, hombres y mujeres de aspecto rudo que no pertenecían a nuestro círculo social.

Y también había traído a varios de sus antiguos compañeros de la preparatoria, chicos que siempre la habían admirado.

"¡Esta es mi casa!" gritó Valeria, señalando nuestra residencia con un gesto dramático para su audiencia. "¡Esta es la casa en la que crecí!"

Los guardias de seguridad de la entrada intentaron detenerla, pero ella los ignoró y se abrió paso, seguida por su séquito.

Yo bajé las escaleras justo cuando entraban en el vestíbulo.

Mis padres venían detrás de mí, pálidos y conmocionados.

Valeria me vio y una sonrisa triunfante se dibujó en su rostro. Se dirigió a los compañeros de prepa que había traído.

"Miren, aquí está," dijo, con un tono de falsa lástima. "Ella es Sofía. Es una chica muy lista que mis padres becaron. Le dieron una oportunidad, la trajeron a vivir aquí para que pudiera estudiar. Y así es como nos paga, intentando echarme de mi propia casa."

La audacia de su mentira era impresionante.

Estaba tratando de invertir los papeles por completo.

Me estaba pintando a mí como la intrusa, la becada desagradecida, y a ella como la heredera legítima y víctima.

Los compañeros de prepa me miraron con una mezcla de confusión y desprecio.

Era una jugada brillante y malvada. Si lograba sembrar esa duda, podría destruir mi reputación y recuperar su posición.

Me quedé quieta, observándola.

Mi mente trabajaba a toda velocidad, analizando sus motivaciones.

No se trataba solo de la casa o el dinero. Se trataba de estatus. De poder.

Quería humillarme de la misma forma en que yo la había humillado a ella.

Valeria se acercó a mí, bajando la voz para que solo yo la oyera, aunque su séquito observaba cada movimiento.

Su rostro se contrajo en una mueca de súplica falsa.

"Por favor, Sofía," susurró, con lágrimas brotando de sus ojos al instante. "Sígueme la corriente. Solo por hoy. Diles que es verdad. Si no lo haces, mis padres se enfadarán mucho contigo por crear este escándalo."

Estaba usando la última arma que le quedaba: la amenaza de poner a mis propios padres en mi contra.

La manipulación emocional, el chantaje.

Era su movimiento característico.

Pero esta vez, chocó contra un muro de piedra.

                         

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