Capítulo 4

Después del desayuno, mi abuela me llevó a mi habitación para ayudarme a elegir un vestido para ir de compras, se sentó en el borde de mi cama mientras una sirvienta me ayudaba a ponerme un lindo vestido amarillo.

"Mi niña, lamento que tengas que ver estas cosas" , dijo mi abuela, acariciando mi cabello, "Esa mujer no debería estar en esta casa" .

Su voz sonaba cansada y llena de preocupación.

Me acerqué y la abracé por el cuello, apoyando mi cabeza en su hombro.

"No te preocupes, abuela, estoy bien" .

Sentí cómo se relajaba con mi abrazo, ella siempre había sido mi ancla, mi protectora.

"Es que no soporto ver cómo esa... esa arribista intenta manipular a todo el mundo" , dijo con frustración, "Tu padre a veces es tan ingenuo" .

Era el momento perfecto para echar más leña al fuego.

Me separé un poco, mirándola con mis grandes ojos redondos, fingiendo tristeza.

"Abuela..." , comencé con una vocecita temblorosa, "Ayer... ayer Elena me dijo algo" .

La atención de mi abuela se centró completamente en mí, su expresión se volvió seria.

"¿Qué te dijo esa mujer, mi amor? Cuéntamelo todo" .

Bajé la mirada, jugando con los dedos de mis manos como si estuviera nerviosa o asustada.

"Me dijo... que pronto ella sería mi nueva mamá" , solté la mentira, asegurándome de que mi voz sonara como la de una niña confundida y herida, "Y que cuando eso pasara... tú ya no vivirías aquí con nosotros porque... porque los viejos estorban" .

El silencio que siguió fue pesado, cargado de una furia que podía sentirse en el aire.

Levanté la vista lentamente, vi que los ojos de mi abuela estaban rojos y sus labios temblaban de ira.

"¿Qué... qué dijiste?" , preguntó con la voz entrecortada.

"Dijo que se casaría con mi papi y que ella sería la nueva señora de la casa" , continué, añadiendo más detalles a mi invención, "Y que yo tenía que quererla más a ella que a ti, porque si no, se enojaría mucho conmigo y con mi papi" .

Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, esta vez eran lágrimas de una actriz consumada.

"No quiero una nueva mamá, abuela, ¡yo te quiero a ti!" , sollocé, lanzándome a sus brazos.

Mi abuela me abrazó con una fuerza protectora, su cuerpo temblaba de rabia.

"¡Maldita sea! ¡Esa víbora!" , exclamó, su voz era un gruñido bajo y peligroso, "¡Cómo se atreve a decirle esas cosas a una niña! ¡Cómo se atreve a amenazarme en mi propia casa!"

Sentí una satisfacción oscura al ver su reacción, mi plan estaba funcionando a la perfección.

En mi vida anterior, Elena había usado mi inocencia para acercarse a mi padre, ahora, yo usaría esa misma inocencia para destruirla.

Mi abuela se puso de pie bruscamente, su rostro era una máscara de furia.

"Quédate aquí, mi amor, la abuela tiene que arreglar un asunto muy importante" .

Salió de la habitación a grandes zancadas, su elegante vestido de diseñador ondeando detrás de ella como una capa de guerra.

Escuché sus pasos decididos alejándose por el pasillo y luego el sonido de su voz gritando el nombre de María.

Sonreí.

Sabía exactamente lo que iba a pasar, Elena iba a recibir otra lección, una mucho más dura que la de ayer.

Me senté en mi cama, balanceando mis pies, una niña en un vestido amarillo con pensamientos más oscuros que la noche.

La venganza era un plato que se sirve frío, y yo apenas estaba empezando a preparar el banquete.

No bastaba con que mi abuela la castigara, yo necesitaba que Elena supiera, en el fondo de su ser, que era yo quien movía los hilos.

Pero todo a su tiempo.

Por ahora, disfrutaría del espectáculo desde la barrera.