Melodía Robada: Mi Corazón Destrozado
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Capítulo 3

El recuerdo de la traición de Sofía era una herida que todavía ardía, incluso en esta nueva vida.

En mi vida anterior, después de que Diego lanzara "Espejismo Eterno", ella dio una conferencia de prensa.

La vi en la televisión, desde el oscuro y solitario estudio de grabación, parecía una diosa bajo los flashes de las cámaras, su rostro, una máscara de tristeza y decepción.

"Estoy aquí hoy con el corazón roto" , dijo, su voz quebrándose en el momento justo, "como muchos de ustedes saben, he estado en una relación con Ricardo Mendoza" .

Hizo una pausa dramática, dejando que la anticipación creciera.

"He defendido a Rico, he creído en su talento, pero después de lo de hoy... no puedo seguir haciéndolo, el plagio es un crimen contra el arte, y no puedo estar al lado de alguien que le roba descaradamente a un verdadero genio como Diego Solís, mi querido amigo de la infancia" .

Sus palabras fueron como un cuchillo, cada una de ellas calculada para causarme el mayor daño posible.

Ella, la mujer que me susurraba al oído que yo era su inspiración, la que escuchaba mis borradores a altas horas de la noche, ahora me apuñalaba por la espalda en la televisión nacional.

Su declaración fue la chispa que encendió la pradera, sus millones de fans, los "Sofíaticos", se unieron a los "Prodigiosos" en una campaña de odio sin precedentes.

Mi nombre se convirtió en sinónimo de fraude, fui vetado de todas las estaciones de radio, mi contrato con la disquera fue rescindido con una cláusula de moralidad.

Perdí premios, colaboraciones, todo.

Los fans de Diego y Sofía no se detuvieron ahí, seguían acosándome, publicando mi dirección, amenazando a mi familia.

"Tu hijo es una vergüenza" , le escribían a mi madre.

"Dile a tu parásito que deje de robar" , le decían a mi padre.

Mis padres, en su desesperación por defenderme, se convirtieron en el blanco, vendieron su empresa, la que mi padre construyó desde cero, para financiar una batalla legal que nunca pudimos ganar.

Se aislaron, perdieron amigos, todo por mí.

Y al final, perdieron la vida en ese incendio provocado por la misma gente que Sofía había incitado.

El recuerdo era tan vívido, tan doloroso, que me doblé en el sofá, luchando por respirar.

El dolor, la rabia, la impotencia... todo volvió con una fuerza abrumadora.

Morí en esa vida, consumido por la desesperación, pero ahora estaba aquí de nuevo.

El universo, por alguna razón retorcida, me había dado otra oportunidad.

No para repetir mis errores.

Sino para vengarlos.

Me levanté, el dolor en mi pecho se transformó en una fría determinación, esta vez, las cosas serían diferentes.

Conozco sus movimientos, conozco sus mentiras, conozco el final del juego.

Y esta vez, yo escribiré las reglas.

            
            

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