"Ricardo, ¿qué clase de espectáculo es este? ¿Estás tratando de humillar a nuestra familia? Después de todo lo que hemos hecho por ti" .
Solté una risa amarga. "¿Ustedes han hecho por mí? Señora, con todo respeto, esta boda la pagué yo. El vestido de su hija, lo pagué yo. La casa en la que planeábamos vivir, la pagué yo. ¿Qué exactamente han hecho ustedes por mí, además de dar a luz a la mujer que me acaba de humillar frente a todo el mundo?" .
La señora Pérez se quedó sin palabras, con la cara roja de ira.
"¡Fue solo un beso, por el amor de Dios!" , gritó Sofía, acercándose. "¡Eres un exagerado, un dramático! ¡Siempre arruinas todo con tu inseguridad!" .
La miré por primera vez desde mi anuncio. Sus ojos estaban furiosos, no arrepentidos. No había ni una pizca de culpa en su rostro. Solo ira porque su plan perfecto se había arruinado.
"¿Mi inseguridad?" , repetí, incrédulo. "Besas a otro hombre en nuestro altar y la culpa es de mi inseguridad. Tu lógica es fascinante, Sofía" .
Sus amigas, un grupito de chicas superficiales que siempre se habían beneficiado de mi generosidad, se unieron al coro.
"Sofía tiene razón, Ricky. Siempre has sido muy celoso" .
"Sí, déjala respirar un poco. Pobre Luis, solo era una broma" .
"No tienes sentido del humor, de verdad" .
Las miré una por una. "Claro, como ustedes siempre han vivido de la 'generosidad' de Sofía, que en realidad era mi dinero, es normal que la defiendan. Se les acabó la fiesta, chicas" .
Sus caras se transformaron. La falsa simpatía desapareció, reemplazada por puro veneno.
El señor Pérez, su padre, un hombre que siempre me había parecido calculador, intentó un enfoque más suave.
"Hijo, cálmate. Pensemos las cosas con la cabeza fría" , dijo, poniendo una mano en mi hombro como si fuéramos grandes amigos. "Un malentendido. Eso es todo. La gente comete errores. Sofía te ama. Somos una familia, no podemos dejar que algo tan pequeño nos separe. Piénsalo, nuestros negocios, nuestra reputación..." .
Ahí estaba. La verdadera preocupación. No la felicidad de su hija, no mi humillación. Su reputación y el dinero.
Aparté su mano de mi hombro con firmeza.
"Señor Pérez, usted y yo no somos nada. Y desde este momento, mi familia y la suya no tienen ninguna relación. No me interesan sus negocios ni su reputación. Me interesa la mía, la que su hija acaba de intentar destruir" .
Miré a Sofía, que me miraba con odio puro.
"¿Así que esto es todo? ¿Vas a tirar cinco años a la basura por una tontería?" .
"No fue una tontería, Sofía. Fue una elección" , le dije, mi voz tan fría como el hielo. "Tú elegiste a Luis. Yo elijo mi dignidad. Ahora, si me disculpan, tengo invitados que atender" .
Intenté pasar, pero ella se puso delante de mí, bloqueándome el paso.
"No te vas a ir. Esta es mi boda. ¡Tú no la vas a arruinar!" .
"Te equivocas" , le dije, mirándola directamente a los ojos. "Esta era 'nuestra' boda. Y tú la arruinaste en el momento en que tus labios tocaron los de él. Ahora es tu fiesta, tu problema. Disfrútala" .
La rodeé y comencé a subir las escaleras, sin mirar atrás. Podía sentir su mirada quemándome la espalda, pero no me detuve. Cada escalón que subía era un paso más lejos de ella, un paso más cerca de mi libertad.