Brillantez desenmascarada: el frío magnate quiere a su reina vengativa
img img Brillantez desenmascarada: el frío magnate quiere a su reina vengativa img Capítulo 5 ¿Te conseguiste un sugar daddy
5
Capítulo 8 ¿No fue tu brillante idea img
Capítulo 9 Llámalo karma img
Capítulo 10 Eres demasiado blanda img
Capítulo 11 Sabes cómo contactarme img
Capítulo 12 Me lo gané img
Capítulo 13 ¡No te metas en esto! img
Capítulo 14 ¡Déjame salir! img
Capítulo 15 Malas finanzas img
Capítulo 16 Sigue así img
Capítulo 17 Ni siquiera eres de la competencia img
Capítulo 18 ¿Llevas perfume img
Capítulo 19 No te quedes ahí parada img
Capítulo 20 No vuelvas a acercarte a nosotras img
Capítulo 21 Sé más cauteloso la próxima vez img
Capítulo 22 Todavía tengo información img
Capítulo 23 ¿Has visto el video en línea img
Capítulo 24 ¿Ahora tienes miedo img
Capítulo 25 Te conseguí un lugar img
Capítulo 26 Nadie volverá a lastimarte img
Capítulo 27 ¿Cómo te atreves a hacerme esto img
Capítulo 28 ¡Les debes una explicación a todos! img
Capítulo 29 Estás expulsada img
Capítulo 30 ¡Esa mujer es insoportable! img
Capítulo 31 Solo no te pases img
Capítulo 32 Recuerda tu lugar img
Capítulo 33 ¡Déjala! img
Capítulo 34 ¡Este lugar es mío ahora! img
Capítulo 35 Soy toda la familia que te queda img
Capítulo 36 ¿Hay alguna esperanza img
Capítulo 37 Dime, ¿quién eres img
Capítulo 38 Es fascinante cómo has tergiversado las cosas img
Capítulo 39 Te equivocas con Elissa img
Capítulo 40 ¿Nos perdonará Daisy alguna vez img
Capítulo 41 Ustedes dos hacen la pareja perfecta img
Capítulo 42 ¡Devuélvanme la casa! img
Capítulo 43 Prepárate para la acción legal img
Capítulo 44 ¿Esperabas encontrarme aquí img
Capítulo 45 Solo quería expresar mi gratitud img
Capítulo 46 Déjame cantártela otra vez img
Capítulo 47 La competencia me asusta img
Capítulo 48 ¿Te gustaría decir unas palabras img
Capítulo 49 Devolver el dinero img
Capítulo 50 Déjame ocupar tu lugar img
Capítulo 51 No iré a ninguna parte img
Capítulo 52 ¿Qué la hace tan especial img
Capítulo 53 ¿Por qué no intentarlo con Asher img
Capítulo 54 Te arrepentirás de haberte metido conmigo img
Capítulo 55 Ser guapa no es un delito img
Capítulo 56 ¿Fue esta tu trampa desde el principio img
Capítulo 57 No me despeines img
Capítulo 58 ¿Es tu novia img
Capítulo 59 ¿Por qué no dejas que él te ayude img
Capítulo 60 Te creo img
Capítulo 61 ¿Por qué eres tan duro img
Capítulo 62 Tu hermana despertó img
Capítulo 63 Yo también te protegeré img
Capítulo 64 ¿Tienes una estrategia img
Capítulo 65 ¿Qué me hiciste img
Capítulo 66 ¿Voy a quedar inválida img
Capítulo 67 El verdadero espectáculo está a punto de comenzar img
Capítulo 68 ¡Los destruiré a ambos! img
Capítulo 69 No necesito mucho img
img
  /  1
img

Capítulo 5 ¿Te conseguiste un sugar daddy

El estudio de baile quedó en silencio, como si alguien hubiera pulsado pausa. Todos los ojos se fijaron en Arabella, pero ella actuó como si no viera nada y se dirigió con confianza hacia la parte de atrás, donde comenzó a estirarse como si fuera un día más.

Joyce apretó la mandíbula. "¡Daisy, qué descaro aparecer así de la nada!", gritó mientras se acercaba y le lanzaba una patada. "¡Que hayamos sido indulgentes contigo no significa que no debas obedecernos!".

Pero Arabella se movió con agilidad, esquivando la patada sin esfuerzo. Joyce perdió el equilibrio y cayó al suelo de bruces con un golpe seco y doloroso.

"¿Me esquivaste?", chilló incrédula. Se le encendió el rostro de furia y levantó la mano para abofetearla. Pero, igual que antes, la muchacha se escabulló como una sombra. El golpe de Joyce solo rozó el aire, y trastabilló hacia adelante, llevándose la mano a la espalda con una mueca de dolor. "¡Maldita sea!".

"Lo siento", dijo Arabella suavemente, su voz casi inaudible.

Joyce quiso estallar, pero algo en la calma de la muchacha la hizo dudar. No se atrevió a volver a golpearla y, en cambio, espetó: "¿Qué haces ahí parada? ¡Ven aquí y ayúdanos a estirar!".

'Así que Daisy volvió... Sigue siendo la misma chica patética que hace los recados', pensó con desdén.

La mirada de Arabella se oscureció brevemente, pero asintió con cortesía, como una alumna obediente.

Se arrodilló junto a Joyce y empezó a ayudarla a estirar las piernas. Esta sonrió con aire burlón. "Te ves aún más miserable que antes. Francamente, es patético".

Pero entonces, un grito de dolor atravesó el aire.

A Joyce se le sacudió la pierna y empezó a sudar frío, agarrándose el muslo. "¡Mi pierna! ¡¿Qué demonios hiciste?! ¡¿Me la rompiste?!".

La clase se agolpó a su alrededor frenéticamente.

"¿Está bien? ¡Que alguien pida ayuda!".

"¡Miren, la profesora acaba de entrar!".

El pánico se acalló cuando la maestra entró en la clase.

Arabella todavía tenía la pierna de Joyce entre las manos y, con calma, como si nada, le dio un ligero giro.

"¡Aaah!", gritó Joyce aún más fuerte, casi llorando de dolor.

"¿Qué está pasando aquí?". La profesora frunció el ceño, observando el caos.

"¡Mi pierna! Parece rota... No puedo...". Joyce gimió y luego parpadeó confundida. Solo unos segundos después, pudo volver a moverla. "Espera... ¿Qué?".

"A mí me parece que estás bien". La profesora le dedicó una mirada que no era precisamente comprensiva.

Llevaba años viendo las travesuras de estas chicas. "No me importa qué drama estén montando en su tiempo libre, pero hoy es un día importante. Es la selección de la Compañía de Danza Griridge. El decano y los profesores más veteranos llegarán en breve, así que espero que todas se comporten como profesionales".

"Lo juro, yo...", comenzó a protestar la chica.

"Ya basta, Joyce. No perdamos más tiempo. Solo cálmate", interrumpió Elissa, dando un paso adelante con una sonrisa despreocupada.

Su tono lo dejaba claro: no era momento para peleas.

Joyce no tuvo más remedio que morderse la lengua y tragarse su ira, aunque la mirada que le lanzó a Arabella podría haber derretido el acero.

La profesora dio una palmada y comenzó la clase.

En los últimos veinte minutos, llegaron otros profesores para observar.

Cuando terminó la clase, la sala estaba llena de una mezcla de nerviosismo y charlas animadas.

"Dios, espero que me elijan. Bailar junto a Elissa sería un sueño hecho realidad".

"Elissa, ¡no te olvides de nosotras cuando seas famosa!", bromeó alguien.

Ella les dedicó su característica sonrisa angelical. "Por supuesto que no. Todas son mi gente".

Entonces alguien soltó un nombre que hizo que toda la clase se quedara en silencio. "Dicen que Isabella podría estar mirando hoy".

Un murmullo recorrió la sala, e incluso Elissa parpadeó sorprendida, conteniendo el aliento.

Isabella Wallace era un ícono de la danza moderna. Sus actuaciones eran legendarias, y sus coreografías inigualables. Un solo vistazo suyo podría abrir muchas puertas.

'Si Isabella se fija en mí, lo habré conseguido. Será mi gran oportunidad', pensó Elissa, con la mirada más intensa y llena de ambición contenida.

Pero entonces alguien rompió el silencio. "Vi a Daisy bailar antes. La verdad es que no lo hacía nada mal".

Joyce se burló tan alto que todos en la sala pudieron oírla. "¿Daisy? ¡Por favor, es patética! ¡No hay forma de que la elijan!".

Luego, dirigió su atención a la aludida y le dijo: "Oye, ¿qué haces aquí todavía? Ve a buscar nuestra comida. ¿Te acuerdas de nuestro pedido, verdad?".

Sin decir palabra, Arabella asintió con la cabeza y se alejó, su alta figura moviéndose con una elegancia silenciosa a pesar de la caída de sus hombros.

"Uf... Incluso su forma de caminar es irritante. ¿De verdad piensa que es elegante o algo así? ¡Qué horror!", se burló Joyce.

Cuando ella, Elissa y el resto del grupo aparecieron en la cafetería, riendo y contando chistes, Arabella ya tenía preparada la comida. Sus ojos los observaban en silencio, tranquilos, inexpresivos, sin revelar nada. Pero en su mente lo estaba anotando todo.

Joyce, cuyo padre dirigía el Grupo Lambert, era increíblemente mimada y ricachona.

A su lado estaba Kenzie Marsh, la tímida estudiante de música con gafas, que admiraba a Elissa con devoción.

Y detrás, los dos chicos que no eran más que simples seguidores. Eran puro músculo, sin cerebro.

Joyce miró la comida que había comprado Arabella y frunció el ceño. "Vaya, vaya... ¿De dónde sacaste el dinero, eh? ¿Tienes un sugar daddy? Pensé que estabas arruinada, parásita".

Seguía hablando sin parar, pero no dejaba de comer; todos estaban hambrientos después de bailar toda la mañana.

Sin embargo, a mitad de la comida, algo salió terriblemente mal. Joyce tosió con violencia, y la sangre brotó de sus labios mientras se agarraba la garganta con las manos y abría los ojos con pánico. Los demás la imitaron, jadeando, con las manos alrededor del cuello, como si algo afilado les estuviera desgarrando la garganta.

"Arde, ¡¿qué está pasando?!", jadeaban, luchando por hablar mientras el dolor los atravesaba.

Elissa la miró con incredulidad, todavía agarrándose la garganta. "Daisy... ¿qué hiciste?".

"¡Esa zorra se está vengando!", gritó Joyce, completamente fuera de sí. "¡¿De verdad crees que por venir con Elissa vamos a tratarte bien?! ¡Estás muerta!".

Furiosa, le lanzó la bandeja de comida a Arabella, mientras los dos chicos a su lado se abalanzaban hacia ella, dispuestos a agarrarla sin dudarlo.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022