Amor Robado, Alma Liberada
img img Amor Robado, Alma Liberada img Capítulo 2
2
Capítulo 5 img
Capítulo 6 img
Capítulo 7 img
Capítulo 8 img
Capítulo 9 img
Capítulo 10 img
Capítulo 11 img
Capítulo 12 img
Capítulo 13 img
Capítulo 14 img
Capítulo 15 img
Capítulo 16 img
Capítulo 17 img
Capítulo 18 img
Capítulo 19 img
Capítulo 20 img
Capítulo 21 img
Capítulo 22 img
Capítulo 23 img
Capítulo 24 img
Capítulo 25 img
Capítulo 26 img
Capítulo 27 img
Capítulo 28 img
Capítulo 29 img
Capítulo 30 img
Capítulo 31 img
img
  /  1
img

Capítulo 2

Ese correo era mi vida antes de la cárcel. La oportunidad de unirme a un proyecto de investigación de vanguardia, de escapar de la sombra de mi familia. Calista lo sabía. El accidente ocurrió dos días antes de que tuviera que volar a mi entrevista final. Fue todo planeado.

Respondo al correo inmediatamente.

"Confirmo mi participación. Estaré lista para viajar en diez días. Gracias por esta oportunidad".

Envío el mensaje y siento que una pesada carga se levanta de mis hombros.

El sistema me responde con un correo automático confirmando la recepción y los detalles del vuelo. El boleto ya está comprado. En diez días, a las diez de la noche, un vuelo sale de la Ciudad de México. Mi nueva vida.

Tengo que aguantar. Solo diez días. Diez días de humillación, de desprecio. Puedo hacerlo. He soportado cinco años en el infierno, diez días no son nada.

Al día siguiente, la casa está llena de actividad. Hay flores, música y risas. Mis padres han organizado una fiesta de "bienvenida" para Calista, para celebrar que "ha superado" su última crisis depresiva. Nadie mencionó mi regreso.

Bajo las escaleras y los veo a todos en el jardín. Calista está en el centro, vestida con un delicado vestido blanco, luciendo pálida y frágil. Mis padres la rodean, atentos a cada uno de sus caprichos. Leonardo está a su lado, sosteniéndole la mano, mirándola con una devoción que nunca me dirigió a mí.

Me quedo en el umbral, una sombra en su brillante celebración. Nadie me nota, o fingen no hacerlo.

Leonardo finalmente me ve. Su rostro se tensa. Se disculpa con Calista y camina hacia mí.

"Adela, ven, únete a nosotros. Estamos celebrando que Calista se siente mejor".

Su voz es baja, como si temiera que alguien lo oyera.

"No, gracias. No quiero interrumpir", respondo con frialdad.

Calista nos está mirando. Sus ojos, que parecen tan inocentes, brillan con malicia.

"Leo, ven aquí", dice con una voz débil y temblorosa. "Tengo frío. ¿Puedes traerme mi chal?"

Es una orden, no una petición. Y es una prueba.

Leonardo duda por un segundo, mirándome a mí y luego a ella. Pero la fragilidad de Calista gana, como siempre.

"Ahora vuelvo", me dice y corre a cumplir el deseo de Calista.

Yo me doy la vuelta para irme.

"Qué maleducada", oigo decir a mi madre en inglés, pensando que no la entiendo. "Después de todo lo que hemos hecho por ella, ni siquiera puede mostrar un poco de gratitud".

"Déjala, mamá", responde mi padre, también en inglés. "Es una salvaje. Nunca aprenderá a comportarse como una Osorio. Solo tenemos que aguantarla hasta que se case con Leonardo. Después, será su problema".

Me detengo en seco. Aprieto los puños. Ellos no saben que en la cárcel tuve mucho tiempo libre. Tiempo que usé para aprender. Aprendí inglés, francés y hasta un poco de mandarín con las otras reclusas. Entiendo cada palabra de su veneno.

Pero no digo nada. Sigo caminando, subiendo las escaleras hacia mi cuarto de servicio. No les daré la satisfacción de una reacción.

Esa noche, me doy cuenta de algo. Nadie se ha acordado de que hoy es mi cumpleaños. Cumplo veintiocho años. Cinco de ellos los pasé en una celda. Y a nadie le importa.

La decisión se solidifica en mi mente. No solo me iré. Desapareceré. Y cuando lo haga, me aseguraré de que nunca puedan olvidar el daño que me hicieron.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022