Capítulo 3 Capítulo 3

Al mirar sus manos suaves y blancas y el cabello ligeramente rizado sobre sus hombros, Aimee comprendió de repente.

"¡Quizás haya renacido!" Pensó Aimee.

Antes de que Aimee pudiera darse cuenta, le dolió el cerebro de repente, como si fuera a explotar. Y algunos recuerdos que no le pertenecían se iban aclarando en su mente...

Resultó que el dueño original de este cuerpo también se llamaba Aimee y también tenía 18 años. No sólo tuvo una madre, sino que nació en una familia adinerada.

Pensando en volver a la vida y tener una vida sin preocupaciones ahora, ¡Aimee estaba tan feliz que estuvo a punto de saltar!

Aimee estaba eufórica, pero de repente, algo sucedió fuera de la habitación.

Sonó una voz fría. "¿No dijiste que no había comido nada durante unos días y que ahora se está muriendo? ¿Dónde está?"

La persona habló en voz baja y encantadora. Por supuesto, si no fuera por el tono del interrogatorio, sonaría mucho mejor.

Sin embargo, no hubo ninguna respuesta a su pregunta.

Aimee se sentó en la cama, adivinando que la gente de afuera debía estar familiarizada con esta Aimee. De lo contrario, no se molestarían en venir en la oscuridad de la noche.

Respirando profundamente, Aimee decidió salir y echar un vistazo.

De todos modos, nunca hubieran pensado que el alma en este cuerpo se hubiera transformado en otra persona.

Cuando Aimee salió del dormitorio, mantuvo la cabeza gacha y se sintió un poco culpable.

Ella dijo con voz apagada: "Yo... estoy aquí".

Luego esperó la respuesta en silencio.

"¿No les llamaste para decirme que te estabas muriendo? ¿Es este tu último momento de muerte ahora?"

La voz indiferente volvió a sonar, y esta vez con cierto desprecio y desdén.

Al oír esto, Aimee de repente levantó la cabeza.

Descubrió que había tres personas paradas en la habitación. Uno de ellos que acaba de hablar fue el hombre de las fotos.

Cuando vio las fotos por primera vez, Aimee ya había pensado que era muy guapo. Ahora que vio a la persona con sus propios ojos, quedó casi atónita.

El hombre era extraordinariamente guapo, por lo que fácilmente podía destacarse entre gente hermosa.

Según los nuevos recuerdos que acababa de tener, Aimee sabía que su nombre era Kyle Hall, a quien siempre le había gustado el dueño original.

Sin embargo, la trataba como a una hermana pequeña y nunca pensó en enamorarse de ella.

Incluso se sintió disgustado por su enredo.

Aunque era guapo, a Aimee no le gustaba la forma en que le hablaba. Ella quedó atónita por unos segundos e inmediatamente respondió enojada.

"¿El último momento de la muerte? Me siento absolutamente maravilloso, ¡gracias!"

Al oír esto, el rostro de Kyle se ensombreció.

Antes de que pudiera decir algo, un caballero que llevaba un par de anteojos se paró junto a él, se detuvo por un momento y luego caminó hacia ella con un botiquín médico.

"Aimee, si no te sientes bien, siempre puedes pedirme ayuda".

Aimee sabía que esa persona era el cuñado de Kyle. Su nombre era Nelson Brown y ahora es el médico jefe del hospital.

Ahora que alguien le estaba hablando amablemente, Aimee dejó de responderle. Cuando estaba a punto de responder, Kyle volvió a hablar.

"Ella no parece sentirse mal."

Lo que dijo hizo que Aimee se sintiera aún más incómoda. "¿Puedes juzgar el estado de salud de una persona con sólo una mirada?" pensó.

En ese momento, ella realmente no se sentía bien y sabía que era hambre. El dueño original de este cuerpo no había tenido nada durante mucho tiempo y ahora Aimee sufría dolor de estómago.

"¡Hablas como si fueras mejor que un médico!" Aimee miró a Kyle con los ojos en blanco y se cubrió el vientre con las manos.

Tan pronto como terminó sus palabras, todos quedaron atónitos.

¿Cómo se atrevía Aimee a hablarle así a Kyle?

¿No había sido siempre amable y había querido entregarse a Kyle?

¿Por qué ahora es tan difícil como un erizo?

Al ver a Aimee cubrirse el vientre con las manos, Nelson, como médico, no pensó mucho en sus extraños comportamientos. En cambio, preguntó: "Aimee, ¿tienes dolor de estómago?".

Aimee asintió pero luego negó con la cabeza.

Temiendo que no entendieran, explicó rápidamente.

"Me duele el estómago porque... tengo hambre".