La heredera repudiada por mi esposo
img img La heredera repudiada por mi esposo img Capítulo 4
4
Capítulo 5 img
Capítulo 6 img
Capítulo 7 img
Capítulo 8 img
Capítulo 9 img
Capítulo 10 img
Capítulo 11 img
Capítulo 12 img
Capítulo 13 img
Capítulo 14 img
Capítulo 15 img
Capítulo 16 img
Capítulo 17 img
Capítulo 18 img
Capítulo 19 img
img
  /  1
img

Capítulo 4

POV de Elara:

Dante corrió al lado de Sofía, sus manos revoloteando sobre ella como si buscara heridas.

-¿Estás bien? -preguntó, su voz cargada de preocupación.

Ella asintió débilmente, apoyándose en él.

Él me dirigió su mirada furiosa.

-Ya basta, Elara. No puedes dejar el pasado atrás, ¿verdad? -hizo un gesto vago hacia Sofía-. Así que ella miró mientras sus amigas hacían unas pendejadas en la prepa. Fue hace años. Supéralo.

Lo trivializó. Descartó años de trauma, las cicatrices visibles e invisibles, como "pendejadas".

Sofía, fingiendo un deseo de paz, me dedicó una sonrisa triunfante y burlona por encima del hombro de Dante. El mensaje era claro: *Yo gané. Tú perdiste.*

Los ignoré a ambos. Mis ojos se posaron en el suelo donde había caído la caja de Luca, sus pocas y preciosas pertenencias esparcidas por el pavimento sucio. Me arrodillé en silencio, mis dedos temblando mientras alcanzaba su avión a escala favorito, un Spitfire de madera que había pasado meses construyendo.

Justo cuando mis dedos rozaron el ala delicada, un tacón de suela roja se estrelló contra ella.

*CRAC.*

La madera de balsa se astilló, el modelo se hizo añicos bajo el peso deliberado de Sofía.

Algo dentro de mí se rompió. Un grito crudo y primario de rabia salió de mi garganta. Me abalancé sobre ella, mi único pensamiento era arrancarle esa sonrisa de suficiencia de la cara.

Nunca la alcancé.

Una patada dura me dio en el estómago, enviándome a volar hacia atrás. El aire se me escapó de los pulmones y caí con fuerza al suelo, aterrizando sobre un trozo afilado de plástico del modelo roto. Me atravesó la piel de la espalda, un dolor abrasador y candente.

Dante se paró sobre mí, su rostro una máscara de fría furia.

-Sigues atacándola -gruñó, ignorando por completo la sangre que ya comenzaba a empapar mi camisa.

Las lágrimas corrían por mi rostro, calientes y furiosas.

-Eso era de Luca -sollocé, las palabras ahogadas por el dolor-. Era todo lo que me quedaba de él.

Dante bufó, su expresión despectiva.

-Es un juguete. Le compraré uno más caro.

El mundo se detuvo. Los sonidos de la ciudad, el viento frío, el dolor en mi espalda, todo se desvaneció.

Lo había olvidado.

En los siete días desde que mi hermano murió, el hombre que afirmaba que Luca era "familia para él también" había olvidado que estaba muerto. Lo había olvidado todo.

La lucha se desvaneció de mí, reemplazada por un vacío tan vasto que sentí como si un agujero negro se hubiera abierto en mi pecho. Mi corazón, mi amor, mi esperanza, todo se había ido, consumido.

Me puse de pie, ignorando el dolor, y me di la vuelta para irme. Solo quería desaparecer.

Dante bloqueó mi camino, su camioneta encendida como una bestia gruñendo. Se asomó por la ventana, su ira repentinamente reemplazada por una apariencia de preocupación.

-No has comido, ¿verdad? Estás demasiado delgada.

Me estaba invitando a almorzar. Después de todo.

Entumecida, entré. ¿Qué más podía hacer?

Me deslicé en el asiento trasero, prisionera en mi propia vida. Adelante, Dante y Sofía charlaban íntimamente, sus voces un murmullo bajo. Él le peló una naranja, dándole los gajos uno por uno.

Cerré los ojos, recordando cada corte, cada humillación que Sofía me había infligido desde que había reaparecido en nuestras vidas. Cada una era una herida fresca, y Dante había sostenido el cuchillo cada vez.

Una sacudida violenta me lanzó hacia adelante. El sonido de llantas rechinando y vidrios rompiéndose llenó el aire.

Un tráiler enorme se había estrellado contra el costado de la camioneta.

                         

COPYRIGHT(©) 2022