Capítulo 2

El mayordomo, John Norris, empacó en silencio todo lo que pertenecía a Asher en la mansión.

Sus armas de fuego, su preciada colección de habanos y el colgante de obsidiana al que dedicó varias noches a confeccionarlo para mí con esmero.

En aquel entonces, sus manos estaban cubiertas de pequeños cortes, pero él sonreía y decía que valía la pena siempre con tal de que a mí me gustara.

John temblaba de ira a mi lado. "Señorita Dixon, no debería haberlo salvado en ese momento, y mucho menos recomendarlo como jefe de la sucursal en el Triángulo Dorado. Si no fuera por usted, ¿cómo habría osado Asher hablarle hoy de esa manera? ¿Cómo se atreve a traer de vuelta a una mujer de origen desconocido?".

No dije nada y arrojé a la chimenea los gemelos que le había encargado para su banquete de celebración.

Justo entonces, una sirvienta se me acercó con expresión sombría. Me entregó una caja.

Dentro había un amuleto de jade protección, roto en varios pedazos.

Esos amuletos eran de mi difunta madre. Y yo le había dado uno a Asher.

Una nota, escrita con una letra infantil, estaba adjunta en la caja. "Nicola, soy torpe y rompí accidentalmente el amuleto que le diste a Asher. Pero él dijo que no era nada importante, así que pensé que lo mejor era devolvértelo".

Escuché el sonido del motor desde el jardín. Levanté la vista para ver a Asher ayudando con delicadeza a Gretchen a salir del auto.

Hacía mucho tiempo que no lo veía tan cariñoso.

La mujer llevaba un vestido suelto y sencillo, y su vientre estaba ligeramente redondeado.

Captó mi mirada y sonrió cálidamente. "Nicola, la villa de Asher en la ciudad del sur aún no está lista. ¿Podríamos quedarnos aquí unos días más? No te preocupes. Prometo que no te molestaremos".

Asher, por instinto, puso a su amada detrás de él. Dijo con un toque de súplica en su voz: "Nicola, ella está embarazada. Por favor, sé considerada".

En el pasado, él me había protegido a mí así, sin dudarlo.

Solté una risa leve y le dije a John: "Tira todas sus pertenencias".

Todos obedecieron mi orden.

El hombre puso mala cara. "Nicola, ¿de verdad tienes que hacer esto?".

Dije: "¿No es este el camino que elegiste?". Luego me disponía a irme.

Gretchen rápidamente se adelantó para bloquearme el paso. "Nicola, no culpes a Asher. Realmente fue un accidente que quedara embarazada del bebé de Asher. No puedes dejar a Asher sin descendencia, ¿verdad? Si lo amas, ¿no deberías pensar en lo mejor para él? Además, no te has quedado embarazada de su bebé porque él resultó herido cuando te salvó después de que te secuestraran en aquel entonces".

La miré fijamente. "¿Quién eres tú para decirme eso? Ya es bastante bondad de mi parte permitirte estar parada aquí".

En aquel entonces, la posición de Asher era inestable y fue emboscado por sus rivales.

Fui secuestrada como resultado.

Después de sufrir interminables tormentos y humillaciones, mi salud quedó dañada, por lo que me resultaba difícil concebir.

Asher una vez me prometió que guardaría el secreto para siempre y que nunca me dejaría.

Pero en realidad le contó a Gretchen al respecto y permitió que ella lo dijera públicamente.

Asher dio un paso adelante y me agarró la muñeca. Dijo ansiosamente: "Nicola, ella habló sin pensar. No se lo reproches".

Lo aparté y saqué el puñal que él me dio una vez para defensa personal de mi bota. Lo dirigí hacia Gretchen con fuerza.

Él lo bloqueó con su brazo, y al instante la sangre brotó de la herida.

Retiré mi mano fríamente. "Gretchen, si realmente vales algo, haz que Asher deje la familia Dixon. De lo contrario, no me provoques. Puedo elevarlo a su posición actual, y también puedo quitarle todo".

Ella tembló por completo. Su rostro se puso pálido mientras apoyaba a Asher.

El hombre me miró con decepción. "Nicola, ¿qué quieres decir con esto? Ahora soy el jefe de una de las sucursales. Tengo bajo mi mando la mitad de las sucursales en el sur. ¿Qué derecho tienes para hacerme irme?".

Me quedé allí, atónita.

Cuando tenía dieciséis años, mi padre, Jacob Dixon, fue engañado en casa por su enemigo.

Asher estaba cubierto de sangre y luchó hasta llegar a mí. Me llevó a cuestas y escapó. "Nicola, no tengas miedo. Estoy aquí".

Aunque casi murió después de ser herido en el pecho, nunca me abandonó.

Pero al final, incluso eso no pudo resistir el desgaste del tiempo.

Él sostenía a Gretchen, que parecía frágil. Dijo con una voz suave, que nunca había usado conmigo: "Gretchen, no tengas miedo. Te llevaré a ver al médico".

"Asher, lleva a tu mujer y márchate de aquí. A partir de ahora no tenemos ninguna relación".