Los adorables gemelos y su papá, que es director ejecutivo.
img img Los adorables gemelos y su papá, que es director ejecutivo. img Capítulo 2 Conoce tu lugar
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Capítulo 14 Un café amargo img
Capítulo 15 No eres digno de ser mi tío img
Capítulo 16 ¿Te ha tratado bien img
Capítulo 17 Coraje inesperado de una mujer img
Capítulo 18 El gigoló más formidable img
Capítulo 19 Reencuentro con papá img
Capítulo 20 El tío diablo img
Capítulo 21 Un sueño erótico img
Capítulo 22 ¿Qué estabas mirando img
Capítulo 23 Intimidad en público img
Capítulo 24 Despedida img
Capítulo 25 Una propuesta indecorosa img
Capítulo 26 Un deseo de cumpleaños img
Capítulo 27 Ni en tus sueños img
Capítulo 28 : He visto ese anillo antes img
Capítulo 29 El brutal señor Moran img
Capítulo 30 Un asesinato img
Capítulo 31 : El peligro acecha img
Capítulo 32 El hábito de robar img
Capítulo 33 ¿Él también tenía una cicatriz img
Capítulo 34 Ir a la fiesta img
Capítulo 35 El precio de su compañía img
Capítulo 36 Un escudo img
Capítulo 37 Amor verdadero img
Capítulo 38 El beso inminente img
Capítulo 39 Fuego y hielo img
Capítulo 40 La noche img
Capítulo 41 Hazte responsable de ella img
Capítulo 42 El trato exclusivo para el mejor cabecilla img
Capítulo 43 Ese cabrón presidente img
Capítulo 44 Nuera img
Capítulo 45 Un hombre mezquino img
Capítulo 46 Un escándalo en el jardín de infantes img
Capítulo 47 Una figura poderosa img
Capítulo 48 Que vuelva al trabajo img
Capítulo 49 Te aprovechaste de mí img
Capítulo 50 El anillo apareció de nuevo img
Capítulo 51 Un pacto secreto img
Capítulo 52 ¿Quién es ese hombre img
Capítulo 53 Un gran cliente img
Capítulo 54 No entender a este hombre img
Capítulo 55 Un diamante rosa Argyle img
Capítulo 56 Más te vale no atarte el cabello img
Capítulo 57 Nana volvió img
Capítulo 58 No tienes por qué mentirme img
Capítulo 59 Paga extra img
Capítulo 60 ¿Por qué tanto enojo img
Capítulo 61 La reliquia de su madre img
Capítulo 62 El anillo estaba en sus manos img
Capítulo 63 Dos tazas de café img
Capítulo 64 Cargo por servicio img
Capítulo 65 El señuelo de los diamantes img
Capítulo 66 Una trampa img
Capítulo 67 Un arrebato de celos img
Capítulo 68 Una herida oculta img
Capítulo 69 Su preocupación img
Capítulo 70 La mujer que era valiosa img
Capítulo 71 Sé dónde encontrarlo img
Capítulo 72 Sabía que vendrías img
Capítulo 73 Atrapada en su abismo img
Capítulo 74 ¿Tienes miedo de mí img
Capítulo 75 Castígala con un beso img
Capítulo 76 La oportunidad de vengarse img
Capítulo 77 Una lección de humildad img
Capítulo 78 Negociación img
Capítulo 79 Confianza incondicional img
Capítulo 80 Ocúpate de tus propios asuntos img
Capítulo 81 Sé que soy guapa img
Capítulo 82 Algo extraño con el cachorro img
Capítulo 83 Nuestro reencuentro tiene que ser cosa del destino img
Capítulo 84 ¿Conoces bien al señor Moran img
Capítulo 85 Solo dos opciones img
Capítulo 86 ¿Te gusta Eliana img
Capítulo 87 Mauricio le estaba haciendo pasar un mal rato img
Capítulo 88 Evelynn Se Da Aires img
Capítulo 89 El dúo madre e hija img
Capítulo 90 Una historia lamentable img
Capítulo 91 Su afecto hacia ella img
Capítulo 92 No más cooperación con la familia Jarvis img
Capítulo 93 Besándose en la calle img
Capítulo 94 Estoy molesto por culpa de una tonta img
Capítulo 95 Mauricio agraviado img
Capítulo 96 El padre de los niños img
Capítulo 97 El pasado de Nana img
Capítulo 98 ¿Qué le pasa a Bolos img
Capítulo 99 Estoy enamorada img
Capítulo 100 La caída de la familia Jarvis img
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Capítulo 2 Conoce tu lugar

En un instante, el aire a su alrededor pareció congelarse.

Mauricio Moran bajó la mirada hacia la niña que se aferraba a su pierna.

La pequeña tenía una carita adorable. Vio su propio rostro reflejado en los grandes y brillantes ojos de la niña y no pudo apartar la mirada.

Un impulso de llevársela lo invadió.

Sin apartar la vista de ella, le preguntó con voz suave: "¿Dónde está tu familia?".

"¡Papi! ¡Tú eres mi papi!". La niña le sostuvo la mirada, sin rastro de timidez. Le regaló una sonrisa tan dulce que le derritió el corazón.

"Cárgame, no quiero caminar", murmuró.

Estaba a punto de extender los brazos para levantarla cuando percibió un perfume de mujer. Justo en ese momento, una mujer apareció y tomó a la niña en brazos. "Disculpe, señor", dijo ella, apenada. "A mi hija le da por decir que cualquier hombre guapo es su papá. No fue su intención molestarlo, de verdad lo lamento".

Hizo una leve inclinación de cabeza y se dio la vuelta para marcharse.

Mientras la veía alejarse, lo asaltó una extraña sensación de familiaridad.

Eliana le pellizcó suavemente la mejilla a su hija. "¿No me prometiste que ibas a dejar de hacer esto?".

"Pero es que era muy guapo...". La niña hizo un puchero, como si fuera a protestar, pero su madre le lanzó una mirada de advertencia y la pequeña guardó silencio.

Eliana se reunió con Kimora y juntas se dirigieron al estacionamiento.

Kimora acomodó a los gemelos en el auto y luego fue a ayudar a su amiga con el equipaje. Justo al bajar del auto, Eliana se encontró de frente con dos figuras conocidas.

A Asher se le cayeron las llaves de la mano con un estrépito metálico del que ni siquiera pareció percatarse. "¿Eliana?", preguntó con incredulidad. "¿Estás... viva?".

Ella se quedó paralizada un instante, pero su expresión se endureció de inmediato. Su mirada se posó primero en él y luego en Erica, que estaba detrás.

"Sí, lo estoy. No merecía morir, ¿o sí, Erica?". Eliana pronunció cada palabra con deliberada lentitud.

Erica estaba tan conmocionada que retrocedió tambaleándose, horrorizada. Se torció un tobillo y cayó al suelo con un gemido ahogado.

Alzó la vista y vio que Eliana ya no era la mujer desaliñada de cinco años atrás. Incluso sin una gota de maquillaje, Eliana resplandecía, erguida y hermosa. Erica se estremeció ante la sonrisa burlona que se dibujó en los labios de Eliana. Instintivamente, se volvió hacia Asher en busca de ayuda, solo para encontrarlo mirando a Eliana con una obsesión evidente. Asher caminó lentamente hacia Eliana, le extendió la mano y le preguntó: "¿Por qué no me has contactado en todos estos años?".

Ella retrocedió un paso, esquivando su mano. "No me toques. Me das asco".

Él se quedó de piedra, sin saber cómo reaccionar.

Erica estaba lívida de rabia. ¡No podía creer que Asher todavía estuviera obsesionado con esa zorra!

Eliana los observó a ambos con absoluto desprecio. Luego, articuló lentamente: "Ya lo verán. Nos volveremos a encontrar. ¡Y me aseguraré de que paguen por lo que me hicieron!".

Justo en ese momento, Kimora cerró el maletero de un portazo, cuyo estruendo hizo estremecer a Erica y a Asher.

Eliana sonrió con desdén, subió al auto y se marchó.

Al llegar a casa, Eliana y Kimora se pusieron a desempacar.

"¡Mami, queremos ayudarte!". Los gemelos corrieron hacia Eliana y la llenaron de besos en las mejillas.

Una oleada de ternura la invadió. Les devolvió los besos y les dio algunas bolsas ligeras para que llevaran.

"¡Mira qué hombre tan guapo!", le dijo Aileen a Adrián, mostrándole una foto. "¡Es el abuelo!", exclamó la niña.

Adrián se quedó sin palabras.

Eliana se detuvo en seco. Vio que Aileen había abierto el álbum de fotos en una página que mostraba a su padre en su juventud. La niña soltaba risitas.

"Déjame ver".

Eliana tomó el álbum de las manos de su hija.

Acarició suavemente las fotos, una por una, y las lágrimas rodaron por sus mejillas mientras miraba los rostros sonrientes de sus padres.

Recordó lo que Asher le había dicho: la muerte de sus padres ocultaba algo más. El Grupo Moran había adquirido el Grupo Pierce poco después de su bancarrota. Seguramente, todavía quedaban antiguos empleados.

¡Tenía que descubrir la verdad!

Tomó una decisión mientras miraba la oferta de trabajo del Grupo Moran en su celular.

El Grupo Moran se alzaba majestuoso en sus Torres Gemelas, un imponente complejo en el corazón del distrito financiero.

La recepcionista condujo a Eliana a la oficina y le susurró: "Es la señora Gabrielle Aston, la directora del Departamento de Diseño".

Eliana asintió y entró.

Una mujer sentada en un sofá la escudriñó de pies a cabeza. Aunque su mirada la inquietó, Eliana mantuvo la compostura y sonrió con cortesía. "Hola, soy Eliana Pierce".

"Bienvenida al Grupo Moran", respondió Gabrielle con una sonrisa. Le dedicó una mirada significativa y sentenció: "Esta noche me acompañarás a una reunión con un cliente".

"¿Esta noche?", preguntó Eliana, sorprendida, pero se recompuso al instante. "Está bien".

Gabrielle asintió con satisfacción y caminó hacia la puerta, contoneando las caderas. "Sígueme".

Eliana la siguió para formalizar su contratación. Al salir del ascensor, notó que los rostros de los empleados se tensaban, intimidados por una presencia imponente.

De una oficina emergió un hombre alto, rodeado de altos ejecutivos. Llevaba un traje impecable y su sola presencia imponía respeto.

Eliana parpadeó, mirándolo fijamente; le resultaba familiar.

De pronto, él se detuvo en medio del pasillo y giró la cabeza.

"Eliana", la llamó Gabrielle desde atrás. Antes de que pudiera reaccionar, Gabrielle la apartó bruscamente.

El rostro de su nueva jefa se ensombreció y su mirada se volvió gélida. "Tienes que aprender a ubicarte. El señor Moran es un hombre implacable y distante. Si muestras el más mínimo interés en él, te despedirán en el acto".

Era Mauricio Moran, el director ejecutivo del Grupo Moran.

Eliana tardó un segundo en asimilarlo y bajó la cabeza. "Entiendo".

La directora resopló y entró en la oficina, pero Eliana permaneció inmóvil en su sitio. En cuanto se quedó sola, levantó la cabeza y su mirada se perdió en el pasillo, en la dirección por la que él se había marchado.

            
            

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