Mi misterioso marido resultó ser mi jefe
img img Mi misterioso marido resultó ser mi jefe img Capítulo 3 Cliente pervertido
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Capítulo 9 Compras de ropa img
Capítulo 10 El nombre de su esposa img
Capítulo 11 ¿Sientes algo por mí img
Capítulo 12 Acoso en línea img
Capítulo 13 El video img
Capítulo 14 Queja de borracha img
Capítulo 15 Miedo al abandono img
Capítulo 16 Viaje de negocios img
Capítulo 17 Claustrofobia img
Capítulo 18 Dos pueden jugar el mismo juego img
Capítulo 19 A Protesta img
Capítulo 20 Extraña preocupación img
Capítulo 21 Atrapada bajo la lluvia img
Capítulo 22 Compras juntos img
Capítulo 23 Suposición errónea img
Capítulo 24 Modelo sustituta img
Capítulo 25 Es mía img
Capítulo 26 Emborracharse img
Capítulo 27 En la misma habitación img
Capítulo 28 Orden impactante img
Capítulo 29 Empalagosamente dulce img
Capítulo 30 Mujer intrigante img
Capítulo 31 Un esposo guapo img
Capítulo 32 Esposa audaz img
Capítulo 33 Mateo envió un mensaje img
Capítulo 34 Otra vez img
Capítulo 35 Mujer despreciada img
Capítulo 36 Soluciones propuestas img
Capítulo 37 Ayudar a los demás img
Capítulo 38 Mudanza img
Capítulo 39 La sospecha de su amigo img
Capítulo 40 Un flechazo img
Capítulo 41 Perdida img
Capítulo 42 Nunca he visto a la señora Clark img
Capítulo 43 Orden secreta img
Capítulo 44 Abuelo enojado img
Capítulo 45 Sintiendo una amenaza img
Capítulo 46 Despido img
Capítulo 47 Lina Castro img
Capítulo 48 ¿Disidente también está aquí img
Capítulo 49 La obra de Mateo img
Capítulo 50 Un hombre idéntico img
Capítulo 51 Su tipo ideal img
Capítulo 52 Otra enemiga en el trabajo img
Capítulo 53 Bulldog desdentado img
Capítulo 54 ¿Te escuchará img
Capítulo 55 Última advertencia img
Capítulo 56 Fantasía de boda img
Capítulo 57 A Punto muerto img
Capítulo 58 Enfermarse img
Capítulo 59 La promesa de Neville img
Capítulo 60 Su esposo la está cuidando img
Capítulo 61 Demasiado atento img
Capítulo 62 Daño emocional img
Capítulo 63 Llévala a los tribunales img
Capítulo 64 ¿Es bipolar img
Capítulo 65 Consejos matrimoniales img
Capítulo 66 Una admiradora img
Capítulo 67 Deshonrar a Mateo img
Capítulo 68 Fuerte excitación img
Capítulo 69 ¡Con todo! img
Capítulo 70 Solo eres mi empleada img
Capítulo 71 Coopera conmigo img
Capítulo 72 Gracias a Stella img
Capítulo 73 Lista filtrada img
Capítulo 74 Un problema que pone los nervios de punta img
Capítulo 75 Un truco exitoso img
Capítulo 76 El culpable img
Capítulo 77 Ayuda secreta img
Capítulo 78 Restaurante para parejas img
Capítulo 79 Tu novio pagó la cuenta img
Capítulo 80 El vídeo obsceno de Mateo img
Capítulo 81 El mismo video img
Capítulo 82 He decidido casarme img
Capítulo 83 Encubrimiento deliberado img
Capítulo 84 Pies fríos img
Capítulo 85 Un romántico empedernido img
Capítulo 86 A Presumida img
Capítulo 87 Al final la matará img
Capítulo 88 Su incredulidad img
Capítulo 89 Regalo inesperado img
Capítulo 90 De copas img
Capítulo 91 Divorcio de inmediato img
Capítulo 92 Solamente la adoptaste img
Capítulo 93 El certificado de matrimonio img
Capítulo 94 La novia no es Stella img
Capítulo 95 ¿Por qué no vino tu esposo img
Capítulo 96 Stella es su esposa img
Capítulo 97 Solo grita más fuerte img
Capítulo 98 Disidente la salvó img
Capítulo 99 Vuelve a Marisma Marina conmigo img
Capítulo 100 ¿Es irreversible img
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Capítulo 3 Cliente pervertido

Diana condujo a Stella al departamento de Relaciones Públicas y la presentó a los demás empleados. "¡Escuchen, chicos! Ella es Stella Anderson, su nueva colega".

Con una sonrisa cortés, la joven dijo: "Encantada de conocerlos a todos. Es un honor formar parte de este departamento. Espero que nos llevemos bien".

Los otros se sorprendieron por la rápida incorporación de la chica y susurraron entre ellos.

"Es la oficial de Relaciones Públicas que trasladaron aquí para trabajar para el señor Clark personalmente, ¿verdad? Se ve muy bonita. Me pregunto si es una belleza con cerebro o solo una cabeza hueca".

"Vamos, debes saber que el señor Clark tiene buen ojo para los talentos. Apuesto a que es buena en su trabajo".

"Estoy tan celosa de ella, trabajará de cerca con el señor Clark. ¡Qué afortunada!".

Stella lo escuchó todo, pero su sonrisa permaneció igual y no dijo nada.

Por otro lado, el rostro de Diana se puso un poco más rojo y frunció el ceño hacia Stella.

Estos comentarios avivaron las llamas de su insatisfacción.

Era de conocimiento público que Mateo sometía a los posibles empleados a un riguroso proceso de entrevista, pero antes, ella había sido testigo de lo indulgente que había sido con Stella.

Diana la miró de pies a cabeza, y estaba segura de que la recién llegada no era más que una inútil.

Llena de rencor, juró hacer sufrir a Stella, y su mente retorcida se puso a trabajar de inmediato. Decidió darle a la joven la tarea más difícil del momento.

"Aquí tienes, esta es tu primera tarea ordenada por el señor Clark. Actualmente, todos están a punto de completar los proyectos en los que han estado trabajando. La única tarea que queda es la relacionada con la elección de la música de fondo para la próxima fiesta de aniversario de la empresa". Mientras Diana sostenía el documento correspondiente, su tono sonaba natural. "Tu trabajo consiste en comunicarte con la contraparte y asegurarte de que la música de fondo quede confirmada lo antes posible".

La joven frunció el ceño y preguntó: "¿Hay algo más que deba saber al respecto?".

La elección de la música era uno de los aspectos más sencillos que implicaba la preparación de un banquete. Por eso, resultaba extraño que aún no estuviera lista.

Diana estaba empeñada en hacer sufrir a la joven, así que no se molestó en explicarle. Simplemente le lanzó el documento y dijo: "El cliente involucrado vendrá más tarde. Ya lo sabrás todo cuando se encuentren".

Con eso, se fue directamente a su escritorio.

La joven se encogió de hombros en vez de hacer más preguntas y, para tener un poco de paz y silencio, se dirigió a la sala de reuniones mientras hojeaba el archivo.

En el instante en que se cerró la puerta, se desató de nuevo una discusión en la oficina.

"La recién llegada está condenada. Enrique no es una persona fácil de tratar. No solo es exigente, sino también un pervertido. Me da escalofríos pensar en lo que le haría".

"No eres la única. De todas formas, le deseo buena suerte".

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En la sala de reuniones, Stella estudió todo lo que necesitaba saber sobre la tarea y el cliente con el que se encontraría.

Se trataba de un pianista llamado Enrique Scott.

La dirección de la empresa estaba interesada en usar su pieza de piano en la fiesta del treinta aniversario, que estaba a la vuelta de la esquina. Por alguna razón desconocida, aún no habían llegado a un acuerdo.

Acababa de terminar la última página del archivo cuando la puerta de la sala de reuniones se abrió y entró un hombre vestido con un par de jeans y una camisa casual con las mangas arremangadas.

Stella se levantó de inmediato y sonrió. "Hola, señor Scott. Gracias por venir. Soy Stella Anderson y seré la encargada de discutir la cooperación sobre el uso de su pieza para el próximo banquete de aniversario. Por favor, tome asiento".

"De acuerdo", respondió Enrique, y apartó la silla que había junto a la joven.

Con los brazos cruzados sobre el pecho, se reclinó en el asiento y la miró fijamente.

Ella evitó su mirada y, al sentarse, movió un poco la silla. Luego, comenzó en un tono profesional: "Aún no ha llegado a un acuerdo con nosotros para el uso de su pieza de piano. ¿Hay alguna razón para eso? Si tiene alguna reserva al respecto, díganoslo. Le aseguro que lo complaceremos siempre que esté a nuestro alcance".

Enrique permaneció en silencio mientras sus ojos la recorrían de arriba abajo.

Un escalofrío de advertencia recorrió la espalda de Stella. Se sintió incómoda bajo su mirada, pero aun así sonrió. "Sé que se está preparando para iniciar pronto una gira nacional. Le prometo que esto no afectará a sus preparativos. Al contrario, dedicaremos un tiempo a promocionar su gira en el banquete como muestra de nuestro agradecimiento. ¿Qué le parece?".

Enrique se frotó la barbilla un momento antes de decir: "Tengo que decir que me hace una oferta bastante atractiva". Le dedicó una mirada de reojo y luego sonrió.

Stella le tendió el contrato preparado. "Por favor, léalo. Si tiene algún problema con alguna de las cláusulas, puedo hacer que la modifiquen de inmediato".

Sin tomar el documento, Enrique se echó hacia atrás y se puso las manos detrás de la cabeza. "Leer es mucho trabajo. Y lo peor es que el contrato parece muy extenso. No quiero revisarlo".

Al escuchar esto, Stella se encontró en un dilema.

"¿Qué tal si te acercas y me lo lees?". Los ojos del hombre brillaron con interés mientras la observaba.

La joven apretó los labios y respiró hondo.

Después de muchos años trabajando en el sector de las relaciones públicas, se había topado con todo tipo de clientes que solicitaban cosas extrañas, y leer un contrato en voz alta no parecía gran cosa.

Con eso en mente, se acercó un poco más, asegurándose de mantener una distancia segura de él. Luego se aclaró la garganta y comenzó a leer.

Sus ojos estaban fijos en el documento, pero podía sentir su mirada abrasadora recorriendo todo su cuerpo.

Le daba escalofríos.

No obstante, se enderezó e intentó concentrarse en lo que estaba leyendo.

De repente, el hombre se inclinó bruscamente hacia ella, y la joven se agachó por instinto.

Sonriendo con aire de suficiencia, él se acercó aún más. "Qué collar tan bonito tienes. Combina bien con tu piel radiante".

Mientras hablaba, extendió la mano con la intención de tocarle el cuello.

A Stella le costó mucho contenerse para no apartarle la mano de un manotazo. En cambio, se echó más hacia atrás y lo fulminó con la mirada mientras su asco se hacía más fuerte.

"Si le gusta este collar, le ayudaré a pedir uno y enviárselo a su empresa después de la reunión. ¿Podemos volver ahora al asunto?".

La mano del hombre se quedó congelada en el aire y se burló: "Creía que Grupo de Prosperidad quería trabajar conmigo, pero resulta que me equivoqué. Soy un hombre muy ocupado, así que no debería perder mi precioso tiempo hablando con gente insincera".

Alzó las cejas y la miró con un toque de amenaza.

De repente, la puerta se abrió.

"¡La cooperación se cancela!". Con una expresión impasible, Mateo entró. Se paró frente a Stella y encaró a Enrique.

            
            

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