Esa mañana, las cosas no se tornaron para bien.
Nysa había llegado a altas horas de la madrugada a una aldea de bajo estatus, donde sus habitantes eran tan toscos como asquerosos.
Camina acompañada por dos hombres que por su belleza la capturaron, las cadenas habían sido sus amigas por un tiempo.
La princesa terminó en medio de un mercado de mujeres por confiar.
«En la noche, antes de llegar aquí y que mis poderes desaparecieran por completo, la figura de una niña me engañó por completo, tenía una tez hermosa color canela, ojos oscuros y cabello negro, reconozco a las lobas de esa región. Son de la zona amazónica, una región imposible de llegar, pero por alguna razón es muy fácil salir, su inocencia me marcó, y pensé que con ella podría llegar a una buena casa, tenía hambre, y sueño, por eso confié, me prometió llevarme a su hogar con sus hermanas, pero tan pronto avance hacia las profundidades de la aldea me di cuenta donde estaba, antes de escapar ya estaba rodeada y en poco tiempo me encadenaron y dejaron en un sótano. No sé controlar mi poder, no volví a hablar con Sky. No sé cómo llamarlo, no sé qué hacer, y lo único que de verdad deseo es escapar de aquí. Irme, no quiero más sufrimiento»
Nysa fue despojada de sus zapatos, caminando descalza entre calles con pequeñas piedras puntiagudas y uno que otro vidrio rotó.
Fue llevada a la casa de mayor renta para mujeres prostitutas, y la vendieron por veinte monedas de plata.
-¿Es todo por ella? -una anciana con sus pechos mayormente descubiertos observaba a la niña
-Sí, no queremos más, no creo que valga tanto -dijo uno de los hombres.
Nysa estaba en medio de los dos.
Observó a la abuela haciendo contacto visual con ella.
-No, realmente no -chasqueo sus dedos dos veces
Una de las mujeres se acercó a ella con una caja, la cual tenía exactamente el valor que los hombres habían pedido por ella.
En un cambio rápido, la niña fue intercambiada por veinte monedas.
No podían ofrecer más por ella, aunque fuera hermosa, no deseaban pagar más.
Solo era un estorbo para ellos.
Aunque el dinero, les beneficia un poco.
-Es un placer hacer negocios con usted. Escuche que esta noche vendrán varios nobles, prepárese mándame y buena suerte -con las manos juntas el hombre se inclinó un poco
Sin bajar la cabeza.
-Gracias, ustedes son muy amables -comentó
-Ah usted, que pase un lindo día -se despidió agitando la bolsa al aire.
No tenían alcalde, no había un hombre que de verdad sintiera compasión por las personas de allí.
Solo eran económicos por las fiestas nocturnas que se realizaban, por esa razón, todos dormían en el día semi-desnudos.
Por eso había vidrios en la plaza, y en sus calles.
Por eso el lugar lucía tan vulnerable.
La anciana observó las cadenas, detalló su óxido y basto con una de sus garras para soltar su brazo izquierdo.
Su piel marcada por el metal y sucia por el mismo fue limpiada por un pedazo de tela sucia.
-¿Cómo te llamas? -preguntó mientras la soltaba
-¿Qué ganaría al escuchar mi nombre?
-Buena pregunta Mocosa -contestó -¿no te molesta que te llamé así?
-Ya estoy acostumbrada a ese nombre -confesó
La anciana se quedó pensando un poco, procesando lo que le había dicho la niña.
-Ya sé, te llamarás Momo, ¿cuántos años tienes? -hizo una pequeña pausa al soltar su pie -eres muy joven y no entregó a niñas sin experiencia básicas... trabajarás limpiado la casa con otras niñas. Vamos Momo -la tomó de la mano guiándola a la casa
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♧Nysa♧
Me siento atrapada, tanto como antes en mi propia miseria, no sé cómo actuar, no sé cómo reaccionar, no puedo hacer mucho, tampoco hacer nada.
No quiero que me golpeen, no quiero lastimar a nadie.
Reconozco que maté a mi padre, pero ahora no tengo tiempo de reflexionar, los clientes están a punto de llegar y no he terminado mis labores.
A cada niña nos asignan a una mayor por un año, por lo que mi compañera, es una chica negra con cabello afro, es hermosa, a pesar de vivir en un lugar que demuestra su pobreza o al menos sus vicios, luce como una reina.
En el tiempo que hemos estado conviviendo no hemos podido hablar o no queremos.
Hay cosas que me llaman la atención, pero es mejor no hablar.
Escucho voces por el pasillo, no dudo un solo momento en girar mi cabello a ellas encontrándome con bellas mujeres con imitaciones de joyería, seda en su vestir y jabones distinguidos.
El aroma de sus pieles no es igual, tienen una razón y motivo, aunque es distinto al de mi compañera.
Ellas huelen a flores, y mi compañera huele a lodo.
Pasan por encima de nosotras, tienen miradas determinantes, pero solo una me ve con desprecio.
Una mirada que no tiene justificación.
«¿Cómo se atreve a verme así? Yo soy una princesa y ella una prostituta»
Me detengo tras pensar aquello, ¿de dónde salió?
Abrí los ojos con impresión, y siento como mi compañera se aleja con una cubeta.
-¡Oye!
Ella no voltea.
Voy detrás de ella caminando a su lado.
-Oye, ¿a dónde vas? No hemos terminado -le digo
Ella se dirige a la salida trasera de la casa donde arroja el agua sucia en unas plantas.
-¿Eres muda? Si es así, sé lenguaje de señas y podría...
Detengo mi comentario al escuchar unas voces con música venir del interior de la casa, la luz alegre se asoma como las risas de algunos lobos.
Doy pasos débiles en dirección a la salida, atraída por la luz, y las risas.
Mismas que escuchaba en el palacio.
Mis apariciones públicas nunca fueron bien vistas, por qué nunca pude asistir a un baile.
Asomé mi cabeza viendo a cada uno de los lobos entrar a la casa.
Las mujeres se les acercan con sensualidad, moviendo sus caderas, al ritmo de sus senos, con un movimiento así cualquiera quedaría impactado.
Detallo con admiración a cada uno de los invitados.
Una fuerza me empuja al suelo y al tocar la tierra veo a la chica con gran cabello enojada, con el ceño fruncido, manos a la cadera y una mueca en los labios.
-¿Qué estabas haciendo? -por fin escuchó su voz
Es algo gruesa, pero bella, aunque no puedo pensar mucho en ella cuando me toma del brazo con brusquedad y me levanta.
No logró apoyarme bien en mis piernas, su fuerza me arrastró y me cuesta poner los pies en la tierra.
Cuando logro estabilizarme solo doy dos pasos hasta por fin soltarme, se agacha soltando unas tablas de la parte trasera de la Casa.
Atenta observó cómo mueve su cuerpo metiendo las piernas a un agujero luego desapareciendo por completo.
Su mano se asoma segundos después, acto seguido de su voz.
-¡Entra! -grita moviendo su mano hacia adentro
Camino con cuidado hacia ella, obedeciendo su orden sin ningún problema, me di cuenta que tiene cicatrices en las manos. No imagino que las provocó, pero tampoco quiero saber.
Al metes las piernas no siento nada que me apoye, más me muevo un poco esperando qué entienda mi punto, aunque creo que se fue porque no la escucho.
Con la misma fuerza que anteriormente me tomaron del brazo, me tiran desde los pies al piso, cayendo sobre una superficie blanda.
-¡Ay!
-Deja de quejarte fastidiosa.
-Perdón por sentir debilidad -exclamó con enojo.
-Pues ya no la sientas -respondió
-¿Cómo dejas sentir algo que es normal?
-No es normal, si la dejas ver te van a matar -se quita el delantal que sostiene su cadera.
El lugar tiene un fétido olor a humedad, una potente humedad que se concentra en nariz, pero a ella parece no molestarle, al detallar las paredes me doy cuenta que solo los cuartos no tienen luz, las colchonetas, aunque tienen paja son duras, hay musgo entre las rocas.
Ella enciende una pequeña vela, la cual su débil llama ilumina su rostro.
-¿Cómo te llamas?
Me mira con asco.
-Que te importa
-Que grosera -respondí con la misma agresividad
Ella se acerca a mí dejando la vela a un lado de la cama.
-¿Cómo te nombró? -preguntó
-Momo -cortante con mi respuesta ella asiste con la cabeza
-Me llamo Negra, o me dicen "negra". No tengo nombre -ella se sienta en la cama del frente con las piernas cruzadas
La poca llama disminuye y danza con cuidados, las dos nos quedamos en silencio, me preguntó porque la llamaron de una manera tan horrible cuando su cara es tan bella.
-¿Por qué estás aquí?
Aunque no me interesa, me gustaría tener una amiga, alguien con quién conversar y alguien que espero no le haga daño.
Horus está perdido, yo vivo como esclava y ella me demuestra que este lugar no es muy santo.
Escuchamos algunos pasos provenir del techo, y la tierra cae de las tablas.
Volvimos nuestras miradas, en sus ojos oscuros quiero entrar con un misterio que quiero descifrar veo en su mirada un nombre que no tiene significado, pero que es un bello para mí.
-Zira
-¿Qué?
-Zira, en las regiones más calientes de este mundo, dónde tú tono de piel reluce con el oro y el brillo del sol. El nombre "Zira" significa: luz de luna. ¡Es perfecto para ti!
Ella ríe incredulidad, cubre su rostro dejando sus manos en medio de las piernas.
-Que ridículo -sonríe
Logró detallar en esa bella sonrisa los colmillos, y sus dientes de conejo separados.
Blancos como la plata que usa la luna en su vestimenta.
-Tómalo como quieras, pero no te voy a llamar "negra" -confesé -eres Zira
-¿No tengo derecho a opinar?
Me quedo en silencio, claro que idiota, ella es la que usará el nombre. ¿No le gustó el que escogí para ella?
Ella no responde y por su expresión sé que mi nombre no le gusta, perfecto trato de hacer algo en mi vida con alguien más y termina siendo un desastre, si no me hablo durante horas, definitivamente nunca me va a volver a hablar.
Relaje mis hombros y mi boca cayó en una expresión baja.
-Te entiendo si no te gusta...
-¿Te dije que no me gustaba? -un tono amable salió de sus labios
-¿Te gusta?
-No es feo que espante, pero tampoco bonito que encante. Es extraño, pero me gusta por qué te interesante en no llamarme "negra" gracias, Momo
Sonreí, y ella me devolvió su sonrisa, es hermosa. Debo admitir que me recuerda un poco a Anya.
Ella no pertenece a su región, lo sé, pero son vecinas, si mi geografía no falla, Zira debe pertenecer a una tribu llamada KIMAHRI.
Creyentes en el Dios sol y la diosa luna, veneran su bello romance y mantiene a sus hijos con la belleza de la luna al cazar y el sol les brinca calor para no temer a los espíritus de Ramai.
Son seres negros con esquelético cuerpo y máscaras con símbolos rojos en la cara, según la leyenda es la sangre de los cachorros que fueron asesinados, pero que ahora protegen a los demás cachorros de ese final. Son los Ángeles de KIMAHRI.
Además de los pasos también escuchamos sonidos extraños, tan agudos que la tortura parece otra.
-¿La están matando? -pregunte con los ojos elevados
Ella rio.
-Esto es un burdel, Momo. Si la ahorcan es placentero para ella. -explico
Parpadea un par de veces. ¿Cómo la agresión podría ser una fantasía sexual?
-Escúchame bien Momo, nosotras salimos en el día a organizar la casa y nos escondemos antes de que lleguen los clientes, cada noche hacen una fiesta por sabrá la Luna por qué, las damas de limpieza jamás nos aparecemos en la noche hasta que llegue el día de nuestra venta. A menos que queramos pagarle a la anciana más de mil monedas de platas, en conclusión, morir como criadas.
-¿Qué pasa si deseamos escapar?
-Nos ejecutarán. Los cazadores de la aldea lo tienen permitido porque entonces es una pérdida material -terminó de explicar
-¿A qué edad eres vendida?
-A los veinte años eres considerada adulta, ella no permite que toquen las cachorras. Por eso espera a que maduremos, oh en el peor de los casos cuando menstruamos.
Abro los ojos con impresión impactada por lo que es esta aldea.
Es una mierda, está gente es la peor que haya conocido, este lugar solo es un puesto para nobles que buscan libertinaje, y lo encuentran, ignorando los sentimientos de las lobas con las que tienen relación.
-Una cosa más, nunca subas o veas a un cliente -extiende su mano izquierda de la cual uno de sus dedos es más corto que cualquiera -a ella le gusta castigar.