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-Pero miren quien es -en frente de una celda, Nysa observa a su hermano mayor con desprecio
Se agacho a la altura del hombre sin brazos y vendaje podrido.
-Amo ver a mis víctimas caer -sonrió
Tenía los ojos desorbitados, el cabello desordenado cubriendo parte de su rostro, la oscura cabellera de los Lunnette al igual que los ojos plateados es una característica que representa a la Familia Real
Aunque el cabello de su víctima ahora era tan oscuro como su sombra y estuviera muriendo lentamente, ella no sintió una pizca de lástima, sonreía con admiración al ver cómo su hermano padecía.
-Veo que te puedes mantener, ¿listo para morir mañana?
-No... no... voy a morir -declaró -mi alma te seguirá -su voz era tan débil, que le causó gracia verlo como un día había estado
-No, mi madre no te soltará...
Observó a uno de sus guardias de reojo.
-Avisa a la manada que mañana, el Alfa será ejecutado en la plaza principal.
-Sí, su majestad -se llevó la mano al pecho mostrando su lealtad -nos vemos mañana hermanito
Nysa se levantó del suelo, caminó hasta la salida de su mazmorra atravesando varios pasillos de piedra, su consejero la seguía por la espalda.
Su mirada se mantenía fija en la alfombra roja que pisaba, quien la veía caminar se inclinaba.
Su mirada fuerte traía a sus espectadores ilusión.
Nysa no se dejaría caer nuevamente, si estaba ahí, en la cima, era por ella.
Una vez abandonada, jamás volvería a ser rechazada.
-Eros -nombró -quiero que organice el harén del alfa, hágalo adecuado para mí.
Él la observó sorprendido
-¿Quiere deshacerse del harén?
-No seas tonto, lo quiero para mis concubinos, tú incluido -sonrió