Ámame cruel esposo Mafioso
img img Ámame cruel esposo Mafioso img Capítulo 7 Despiadado y cruel
7
Capítulo 8 En todo su esplendor img
Capítulo 9 ¡Un demonio con suerte! img
Capítulo 10 Otra mujer img
Capítulo 11 Le mintieron al mundo img
Capítulo 12 Una idea traviesa img
Capítulo 13 Desperdicio de polla img
Capítulo 14 Una verdadera reina img
Capítulo 15 Un paseo por el bosque img
Capítulo 16 Rotundo rechazo img
Capítulo 17 Su bebé img
Capítulo 18 Un gatito curioso img
Capítulo 19 Bomba de tiempo img
Capítulo 20 Sonido enfermizo img
Capítulo 21 Susurro de las sábanas img
Capítulo 22 Atracción momentánea img
Capítulo 23 Pasos calculadores img
Capítulo 24 Obligado y decidido img
Capítulo 25 El calor de la ira img
Capítulo 26 Acorralada y enjaulada img
Capítulo 27 Belleza y cerebro img
Capítulo 28 Su devoción intacta img
Capítulo 29 A su merced img
Capítulo 30 Un placer para la vista img
Capítulo 31 Melodrama img
Capítulo 32 Hombres incompetentes img
Capítulo 33 Trato con el diablo img
Capítulo 34 Enemigos indefensos img
Capítulo 35 Primeros auxilios img
Capítulo 36 Dulce aroma img
Capítulo 37 Chupetones img
Capítulo 38 En medio de una tormenta img
Capítulo 39 Lealtad y devoción img
Capítulo 40 Cuento de hadas img
Capítulo 41 Un día perfecto img
Capítulo 42 Abeja enferma img
Capítulo 43 Ojos hechizantes img
Capítulo 44 Estaba tan jodido img
Capítulo 45 La dueña de su corazón img
Capítulo 46 Autoridad absoluta img
Capítulo 47 Manera mas cruel img
Capítulo 48 Magma caliente img
Capítulo 49 Horror y culpa img
Capítulo 50 Secuestrada img
Capítulo 51 Opresión img
Capítulo 52 Impecable img
Capítulo 53 Gorda y redonda img
Capítulo 54 Bestia peluda img
Capítulo 55 Una reina nunca es indeseada img
Capítulo 56 Kings Hotels img
Capítulo 57 Deslumbrante img
Capítulo 58 Oscura y seductora img
Capítulo 59 Bailé img
Capítulo 60 Corazonada img
Capítulo 61 Su nervio sensible img
Capítulo 62 Su dolor será su ungüento img
Capítulo 63 Más ligera que el viento img
Capítulo 64 Suspiros Cachondo img
Capítulo 65 Besos húmedos img
Capítulo 66 Chupetones rojos img
Capítulo 67 Lucir sexy img
Capítulo 68 Varias veces img
Capítulo 69 Excesivamente posesivo img
Capítulo 70 Perfección con la imperfección img
Capítulo 71 Sexo vainilla img
Capítulo 72 Un cadáver viviente img
Capítulo 73 Furiosos nervios img
Capítulo 74 Amante increíble img
Capítulo 75 Sonrisas soñadoras img
Capítulo 76 Alma romántica img
Capítulo 77 Castillo img
Capítulo 78 Perfecta vista img
Capítulo 79 Pertenecían únicamente a él img
Capítulo 80 Pelea real img
Capítulo 81 Aura centelleante img
Capítulo 82 En coma img
Capítulo 83 Sentimiento confuso img
Capítulo 84 Feroz batalla img
Capítulo 85 El divorció img
Capítulo 86 Jodido divorcio img
Capítulo 87 Estéril matrimonio img
Capítulo 88 Vía de escape img
Capítulo 89 Mentiroso infiel img
Capítulo 90 Rey de la mafia img
Capítulo 91 Sonrisa enfermiza img
Capítulo 92 Una maravilla img
Capítulo 93 Idiota autoritario img
Capítulo 94 Un playboy img
Capítulo 95 Advertencia img
Capítulo 96 Anhelaban su dolor img
Capítulo 97 Una noche fría img
Capítulo 98 Orgulloso de ser tu marido img
Capítulo 99 Celos img
Capítulo 100 El monstruo de su marido img
img
  /  1
img

Capítulo 7 Despiadado y cruel

Lisa miró a su alrededor alarmada, lo que provocó que el joyero cayera y se abriera.

El miedo a ser atrapada se apoderó de ella por un segundo, antes de finalmente dar un respiro cuando vio a un gato blanco esponjoso y gordo, persiguiendo a una pelota, mientras el hermoso collar que lleva en su cuello sonaba en un tintineo.

Cuando estuvo segura de que nadie los había atrapado, se llevó las manos al pecho suspirando aliviada mientras se agachaba para agarrar la caja.

Ares desviando su mirada de aquella bestia peluda que le hizo erizar la piel, si había una cosa que odiaba era los gatos. Estuvo a punto de lanzarlo por la ventana, pero se abstuvo ya que tenia cosas más importante que hacer.

-¿Qué es? -preguntó fijando su mirada en la hermosa joya.

-Un regalo de Charlotte -respondió Lisa secamente mientras cerraba la caja y se levantaba. El collar se había roto.

-¿Ella te dio esto? -preguntó Ares, confundido.

-Si -respondió Lisa.

Ares parecía inseguro, pero no dijo nada y guio a Lisa hacia su estudio para ir por Theo.

Cuando ambos habían desaparecido del pasillo, una figura que estaba escondida entre las sombras emergió. Marta aún tenía los ojos bien abiertos y ambas manos cubría su boca. Estaba totalmente en Stock.

Marta había subido a buscar a su señora a su habitación, junto a bola de algodón en sus brazos que había llegado del veterinario después varias semanas de estar enfermo. Lo que menos había esperado cuando salía del cuarto de Charlotte al no encontrarla, fue ver semejante cosa que de la sorpresa había dejado caer a bola de algodón con la pequeña pelota, con la cual siempre le encantaba jugar bola de algodón.

Había descubierto algo realmente prohibido y sobre todo bochornoso. Si no se hubiera permitido ocultarse en la habitación de su señora rápidamente. Ella ya hubiera sido historia, sabiendo muy bien la fama de despiadado y cruel que gozada Ares King.

Marta volvió a su sentido cuando bola de algodón ronroneo pasando su cola entre sus pies.

-¡Por Dios! Hoy has salvado mi vida bola de algodón. ¡Gracias! -murmuro Marta tomado en sus brazos a la cosita peluda, mirándolo a los ojos, suspiro sintiéndose impotente por su señora.

Ahora no sabía cómo enfrentarla después de lo que descubrió. No tenia el coraje para confesárselo, su vida peligraba si llegaba abrir la boca y segundo tampoco quería destrozar mas de lo que estaba el corazón de su señora.

Sintiéndose en un dilema Marta decidido dejar a bola de algodón en el pasillo jugando mientras se retiraba a su habitación.

...

Charlott estaba en el pasillo acariciando el suave pelaje de su gata, bola de algodón cuando Ares regresó. Caminó hacia su habitación como siempre sin notar su presencia.

-¿Todo bien en el camino? -Charlotte preguntó, haciéndolo detenerse.

-Si -una breve respuesta fue todo lo que ofreció antes de continuar caminando.

Charlotte no preguntó nada más y continuó acariciando a su mascota dormida.

Ares recordó algo que le hizo detenerse. Él se volvió para mirarla.

-¿Por qué le diste ese collar a Lisa? -preguntó, sospechando si había algún motivo detrás de esto.

Charlotte hizo una pausa sin esperar que él dijera otra palabra y lo miró. Tal vez fue por las luces tenues, pero Ares, por primera vez, se sintió golpeado por el brillo de sus orbes marrones cuando chocaron con los suyos. Tan brillante. Parecía como si el sol mismo brillara en ellos. Sus labios se abrieron en una tierna sonrisa, haciendo que sus ojos brillaran más.

-A ella le gustó mucho esa pieza -explicó simplemente.

Ares, que había logrado recuperarse de sus ojos luminosos, arqueó las cejas con duda.

-¿Lo regalaste porque a ella le gustó? -parecía poco convencido-. Nadie regala una joya muy rara y cara así porque a alguien le ha gustado.

Ares no sabía mucho sobre joyerías, pero sabía un par de cosas. Esa pieza era súper cara.

Sus cejas formadas se fruncieron en confusión sobre por qué a Ares le resultaba tan difícil de creer.

-Si -respondió ella. Y entonces algo hizo clic en ella y sus ojos se abrieron al darse cuenta y con un leve horror. Ella levantó las manos para explicar su punto-. No... estás pensando mal. Créeme. No tenía ningún motivo oculto. No la estaba sobornando ni nada, lo juro. Parecía muy aficionada a esa pieza, así que se la di -explicó seriamente sin querer que tenga ideas equivocadas.

Ares no había pensado en eso, pero ahora que lo dijo, no podía negar las posibilidades.

-¿Entonces no te gustaba lo suficiente? -no sabía por qué, pero se sintió tentado a interrogarla un poco más y se cruzó de brazos, plenamente consciente de lo intimidante que se veía en ese momento.

Su explicación simplemente no parecía correcta. Nadie es tan dulce. Y especialmente alguien que pertenece a la mafia.

-Me gustaba, por supuesto, pero me gustan más las caras sonrientes -respondió Chralott con sinceridad.

Eso era cierto. Le gustaba hacer sonreír a la gente. Le gustaba hacer feliz a la gente. La mujer conocía la importancia de la sonrisa. Esto era lo que la había mantenido adelante a pesar de todo. Sabía sonreír y hacer sonreír a los demás. Tampoco le gustaba ver miradas melancólicas en los ojos de la gente. Esa fea sombra de anhelo y melancolía que apaga el brillo de uno. Le dolía sentir nostalgia. Dolía anhelar algo con todo el ser y no conseguirlo al final. La expresión melancólica de Lisa le había recordado a sí misma. Estaba melancólica, esperando algo que se le escapaba constantemente. Ella no podía ayudar en su situación, pero podía ayudar en la suya y así lo hizo.

Eso era algo que Ares no estaba preparado para escuchar, su mirada se desvía hacia la bola de pelo que estaba cómodamente y su ceño se profundizo más.

-¡Tira a esa cosa fuera de mi casa! -estalló mirando con disgusto al gato.

Charlotte lo miro confundida. -¡Es mi mascota! Además, esta también es mi casa, puedo tener la mascota qué yo quiero -se negó a ceder firmemente-. De toda forma no es que estés aquí todos los días.

Por un par de momentos Ares la miró fijamente con el ceño ligeramente fruncido antes de darse la vuelta y alejarse con su rostro desencajado.

-Buenas noches -le deseó Charlotte mientras se retiraba, pero él continúo caminando sin molestarse en desearle que regresara.

Ella suspiró su decepción y se dirigió a su habitación, estaba apunto de tocar la manilla de su puerta cuando su celular sonó haciendo que bola de algodón levantara sus orejas.

Charlotte frunció el ceño al ver que era la mano derecha de Ares.

-El señor se va a Holanda por unas semanas. Quiere saber si esta libre para que le acompañé -el sabio Stefan había convertido la orden de su jefe en una solicitud, pero Charlotte no necesitaba saberlo.

                         

COPYRIGHT(©) 2022