Capítulo 4 Te odio tanto, Jacob

"¡Cállate!", dijo Lola bruscamente. "¡No tienes ningún derecho de decir eso! ¡Vete! ¡No quiero volver a ver tu rostro nunca más!", exclamó la chica.

Jacob la miró entrecerrado los ojos, y dijo: "De no haber sido por tu voz y la manera tímida en la que apartaste tu mirada inmediatamente, ¡no me habría imaginado que eras la pobre chica Louisa que una vez conocí!".

"No entiendo de qué hablas", respondió ella, apretando la mandíbula con fuerza. Su olor le era tan familiar, tan tentador. Pero, ella simplemente optó por pasar a su lado y dirigirse a la puerta, exclamando: "¡Ya que no te retiras, entonces, me iré yo!".

"¡Detente de una vez, Louisa! No te he dicho que te vayas, así que, solo quédate ahí en silencio", ordenó el hombre. Ella antes solía ser demasiado obediente pero, en ese momento, ¡no quería ni dirigirle la palabra!

Jacob tenía mil preguntas en la cabeza, pero solo interrogó lo que más les intrigaba: "¿Ocultaste tu identidad a propósito? ¿Qué sucedió contigo durante estos dos años? ¿Cómo fue que cambiaste tanto?".

"¿Por qué?, ¿acaso hay algo malo en la manera en la que soy ahora? ¡Soy mi mejor versión!", afirmó ella, siendo incapaz de evitar hablar con total desprecio. "Yo, Lola Ming, ahora lo tengo todo: popularidad, estatus, ¡y lo gané con mi propio mérito! Nadie puede cuestionar cómo soy, así que, habla con mucho cuidado, ¡señor Jacob Gu!", objetó la cantante.

"Entonces, ¿no vas a admitir que eres realmente Louisa?", inquirió él.

Ella respiró profundamente, mientras cerraba los ojos, para luego humedecer con su lengua sus resecados labios, y dijo: "Louisa abandonó esta ciudad sin esperanzas, y con el corazón hecho trizas. Y la persona que regresó, la que está aquí frente a ti, no es otra que la famosa superestrella Lola Ming".

El tiempo le quitó el amor que siempre había estado dentro de ella.

Y todos esos sentimientos se fueron con la chica que ella solía ser.

En su renacer como la famosa celebridad que era, tenía un futuro brillante hacia la fama.

Jacob sintió como su corazón se llenó de ira al escuchar aquellas palabras. Así que sin pensarlo, tomó las manos de la chica y las sostuvo en alto, mientras la arrinconaba contra la pared.

Debido a que él era un poco más alto que ella, tuvo que inclinarse para poder mirarla directamente a los ojos, y decirle: "¿Hecho trizas? Esas son mentiras. Si tu corazón está realmente destrozado, ¿por qué volviste a esta ciudad? ¿Olvidaste las palabras que te dije hace años? ¡Creí haberte dejado claro que no quería ver nunca más! ¡Cómo te atreves a contradecir mis órdenes! ¿Ah? ¡Dime!".

Lola lo fulminó con la mirada al intentar deshacerse de su agarre. Sin embargo, él era mucho más fuerte que ella, por lo que lo único que logró hacer al intentar liberarse fue cortar el poco espacio que quedaba entre sus cuerpos.

"¡No tienes ningún derecho a darme órdenes! ¡Deja de gritar como si yo fuera la única culpable de todo! Si no me quieres ver, es simple, ¡no te metas en mi camino! Yo solo regresé por mi carrera. ¡No lo hice porque quisiera verte a ti! Han pasado dos años desde nuestro divorcio, ¡es obvio que ya no tenemos absolutamente nada que ver el uno con el otro!", recalcó la chica.

Las mejillas de Lola estaban rojas por la impotencia, pero en sus ojos penetrantes había determinación. Ella lucía maravillosa. No obstante, comparándola con Jacob, se veía diminuta y vulnerable.

Se asemejaba más a la Louisa que él había conocido en el pasado.

No, en realidad, sí era ella.

Lola Ming se trataba simplemente de un disfraz.

Jacob pensaba que podía ver a través de ella. Y, levantando las cejas con orgullo, dijo con ironía: "¿Eso quiere decir que nos vamos a ver más seguido?".

"¿Acaso no escuchaste nada de lo que acabo de decir?", cuestionó ella respirando profundamente, intentando encontrar la calma de alguna manera. "Escucha. Aun cuando estemos en la misma ciudad, finge que somos un par de desconocidos, y olvida todo lo que sucedió en el pasado. ¡Sigue tu camino de maravillas tranquilamente, y yo seguiré el mío sin problemas hacia mi propia prosperidad!", agregó ella.

"Nunca había escuchado algo como eso antes", dijo él, mirándola fijamente a los ojos, acercando un poco sus rostros. Parecía estar indagando intensamente en algo.

Mientras tanto, Lola luchaba internamente al sentir cómo su respiración se volvía irregular. Debido a la cercanía, se podía notar cómo su pecho subía y bajaba de manera rápida.

"¿Por qué estás tan nerviosa?", preguntó Jacob, en voz baja.

"Yo... No lo estoy", afirmó la estrella y, sin embargo, sus labios temblorosos hacían que sus palabras no sonaran tan sinceras. Los labios de ella... Lucían tan rojos y voluminosos, parecía que pedían a gritos ser mordidos...

Entonces, pese a estar contradiciéndose a sí mismo, Jacob se fue acercando poco a poco para poder saborearlos.

Lola simplemente cerró los ojos y sintió su respiración detenerse. Su cabeza estaba hecha un desastre, y tan solo sentía como si un montón de pétalos de flores estuviesen lloviendo sobre ella.

Parecía que el tiempo se había detenido.

Y la atmósfera que los rodeaba hacía daba la impresión de que existía una promesa silenciosa.

Los labios de Jacob rozaban levemente los de ella, hasta que lo sintió detenerse. Él la miró nuevamente a los ojos.

No recordaba haber estado tan cerca de ella antes.

Y tenerla así, a tan solo un palmo de su rostro, lo hizo darse cuenta de lo pequeños y delicados que eran sus labios, de lo largas y elegantes que eran sus pestañas, también notó lo regordeta y clara que era su piel. Estaba seguro de que si ella abría los ojos en ese momento, probablemente se perdería en la profundidad de estos. Realmente, ella era perfecta.

'¿Por qué nunca vi lo atractiva que es?', se preguntó él.

"¿Qué esperabas?", preguntó Jacob, burlándose entre dientes. La manera en la que habló hizo que Lola abriera los ojos rápidamente, volviendo a sus sentidos.

Ella parecía estar muy avergonzada, y cuando estuvo a punto de decir algo, vio que el rostro contrario se iba acercando más. Y luego, él finalmente la besó.

Ella abrió los ojos desmesuradamente, mientras sus mejillas se tornaban completamente rojas. La mujer intentó soltarse y resistirse al beso. Pero el hombre, de manera dominante, tomó las manos de esta, colocándolas detrás de su delgada cintura. En un segundo, no hubo ningún tipo de espacio entre sus cuerpos.

Ella luchó más fuerte, hasta poder liberar sus brazos. Y usó toda su fuerza para poder alejarlo, dándole una fuerte bofetada al conseguirlo.

Lola lo señaló con su dedo, temblorosa, mientras cuestionaba: "¿Qué demonios crees que estás haciendo? ¿Te volviste loco?".

Al escucharla, Jacob se quedó paralizado, pues, en eso ella tenía razón, ¿qué era lo que estaba haciendo?

"¡Jacob! Lo diré otra vez, ¡te odio! ¡Te odio con todo mi corazón!", exclamó ella.

"¿Por qué lo harías?", dijo el hombre, resoplando. "Antes me amabas mucho. ¿Acaso no eras tú quien siempre quiso que pasara algo entre nosotros? ¿A qué se debe tu odio ahora?", indagó él, puesto que, estaba seguro de ella solo estaba fingiendo.

Aquellas palabras lograron que Lola recordara aquella terrible noche de dos años atrás y, entonces, comenzó a sentirse mal. "No", comenzó a murmurar ella, con el rostro pálido. "Esto no es para nada lo que yo quiero. ¡No quiero esto! Te odio tanto, Jacob".

Aquella reacción tan arisca lo dejó atónito, por lo que se quedó en silencio, frunciendo el ceño.

La tensión se podía palpar en el aire.

La cual fue rota por un sonido en la puerta. "¿Lola? ¿Sigues ahí?".

"Jacob", dijo Lola con urgencia, aunque su voz apenas era un susurro. "Me pediste el divorcio y te lo di. ¡Así que no tienes ningún derecho para tocarme! Por favor, ignórame en el futuro, y nunca nos veamos innecesariamente. ¡Recuerda eso y no me hagas enojar!", indicó la mujer.

Tras aquellas palabras, ella pasó por su lado soportando el horrible dolor que tenía en sus pies.

La cantante chocó con Lily en el momento que abrió la puerta. La asistente tenía claras intenciones de adentrarse a la habitación, por lo que cerró la puerta antes de que pusiera un pie dentro, pero igualmente la mujer pudo distinguir a alguien más en aquel lugar.

"¿Pasa algo, Lola? Traje tus zapatos. ¿Por qué no vamos y te los pones la habitación...? ¿Hay alguien ahí?", indagó la chica.

Lola no respondió, simplemente tomó los zapatos con un rostro frío y sin expresiones. Luego, se los puso como si no estuviera pasando nada. "No hay nadie. Vamos", dijo la cantante, sin más.