Capítulo 2 Te quise en cuanto te vi llegar...

Hydra

Me maldije internamente por haber encendido los datos móviles, su mensaje de WhatsApp se filtró por mi retina inevitablemente, ¿Por qué simplemente no dejaba de empeorar la situación? Ni si quiera para preguntar si sería padre o no, tenía tacto o educación.

"¿Qué fue? ¿Nos cagaste o no la vida?"

No era que me afectara en algo o me doliera su insensible pregunta, lo único que me molestaba era el hecho de que yo también estaba en la incertidumbre y sobre todo me odiaba a mí misma por no haberme cuidado mejor.

"No imbécil, aún no lo sé. Bebe que yo haré lo mismo y ya no me molestes. Bye"

Decidí apagar el teléfono, le pedí Alana que lo guardara en su cartera y me serví un trago, sin pensarlo mucho lo tomé de golpe y sin pestañear. <> Ahora que lo mencionas... <>

-No me ayudes tanto, por favor.- Rodé los ojos con la completa certeza de que más de uno me había mirado como si estuviera loca, hasta mi propia consciencia me irritaba en estos momentos. Volví a servirme un trago y me crucé de brazos en mi lugar, miré hacia la pista de baile y no pude evitar que mi mente comenzara a divagar y volar entre mis pensamientos.

-¿Podrías al menos fingir que te estas divirtiendo?- Negué con la cabeza aún sin despegar la mirada de un infinito desconocido que tenía frente a mí, de eso o de como una chica, indudablemente ebria, bailaba sobre el escenario; no pude evitar recordar la vez que había hecho algo parecido para el cumpleaños de Pía, la diferencia es que yo le baile a Claudio y no fue un baile muy sexy que digamos. Parecías un pingüino con ganas de ir al baño, se realista. Gracias, mi autoestima te lo agradece.

-Alana, enserio no quería venir.- Era la cuarta o quinta vez que decía esa misma frase en lo que iba de la noche, eran la misma cantidad de veces en que Alana o me pellizcó o me fulminó con la mirada.

-Es tu primo, ya compórtate.- Sin decir más se giró dándome la espalda y caminó hasta dos chicos que habían llegado recién, supongo que debían ser el tal Damián y Luke. Bufé desesperada y me dejé caer en un banco vacío que encontré, ya había saludado a mi primo, eran apenas las doce y él ya estaba perdiendo poco a poco la consciencia. <> Joder, es nuestro primo. <<¿Y? Quien lo manda a tomar si no sabe hacerlo.>>

La nuca comenzó a picarme y sentía que alguien me estaba observando, busqué con la mirada tratando de dar con el o la causante de ese sentimiento. Cuando fijé la vista en el autor de mi leve incomodidad no pude evitar regalarle una media sonrisa en señal de saludo, me correspondió el gesto y entabló conversación con Agnus, nuestra pequeña minion. Sigo sin comprender el motivo de haberle sonreído, ni si quiera hemos hablado alguna vez. <> Ah bueno, por lo que sea me da igual. <> Eres tan inteligente, aún recuerdo su medio vaso de trago en mi ropa. <> Pues no.

Sonreí sin darme cuenta y seguí bebiendo, después de casi seis tragos sentí como la euforia comenzaba a invadir mi cuerpo. Fue algo que inició con un leve golpeteo de mis pies contra el suelo, luego fue mi cabeza y terminé parándome de mi asiento al tiempo que movía mi cuerpo al ritmo de la música. Busqué a mis amigas o a mi prima pero todas se encontraban en medio de la pista bailando. Fabiana le bailaba provocativa a su novio, Ryan, es un cretino completo y sigo sin comprender por qué seguía con él. Pía bailaba con el chico que me presentaron ni bien llegamos a la discoteca, Gabriel. Paloma bailaba con mi primo o bueno mejor dicho él la pisaba cada cinco segundos y Alana pues, con un chico cuyo nombre no sabía.

Quería bailar, pero no con cualquiera. Quería bailar con alguien que no tratase de seducirme o bueno que creyese que lo hacía, quería solo bailar un rato sin que implicase un ligue antes de irme; últimamente me sentía vacía y aburrida de todo, nada me contentaba, ya no me sentía como yo misma. <>

Sin refutarle nada a mi consciencia, me bebí lo poco que quedaba de mi trago en el vaso. Recién ahí me di cuenta de que a mi lado derecho se encontraban Damián y Luke con Agnus, el segundo bailaba y conversaba con ella; cuando Damián notó que los miraba hizo ademán de querer acercarse, por su forma de ser se notaba que era limeño y era justamente del tipo de chico que quería librarme. No sé si para su mala o mi buena suerte Agnus se sentó y me llamó al pequeño grupo que habían formado, saludé a todos.

-¿Qué mierda te pasó en el rostro?- Me mordí la lengua una vez que las palabras escaparon de mi boca sin ningún tipo de filtro. <<¡Qué delicadeza para hacer preguntas! Tienes un don único y especial para cagarlas, ¿Te sale natural o te esfuerzas?>>

-Digamos que tuve un pequeño colerín y pues se me paralizó la mitad del rostro.- Achiné un poco los ojos para poder verlo mejor. Damián, era de tez morena, sus ojos eran oscuros y su cabello era de color negro azabache o bueno eso me pareció por la poca luz del lugar. Era de contextura un tanto gruesa y todas sus actitudes denotaban al típico adolescente de ciudad, del tipo que se cree muy vivo y que puede llevarse a la chica que quiera, aunque la realidad sea muy diferente y sea una presa fácil de ligarse con una giñada de ojo y una bonita sonrisa.

-Lo siento.- Fue todo lo que dije, aparté la mirada de él y la fijé en Agnus que se removía inquieta en su lugar, ya estaba algo picada por la forma en que se reía de todo aunque ninguno hubiera dicho ni una sola palabra.

-¡Bailemos!- Gritó después de unos segundos. <> Pero, ¿Y si vuelve a derramarme trago encima? <>

Tiré de la mano de Luke en un impulso acelerado, él me miró sin decir nada y no se me ocurrió nada mejor que sonreírle. Me devolvió la sonrisa.

Había demasiada gente en la pista de baile así que los cuatro bailábamos a un lado de la mesa que colindaba con una escalera hacia el escenario.

Olvidé todo y comencé a mover mi cuerpo al ritmo de la música, no había intención de hablar por ninguna de las dos partes, cerré los ojos y sonreí al tiempo que las canciones iban cambiando.

-Te apuesto a que no cambias mi coronita ya casi vacía, por esa que está casi llena en el último escalón.- La voz de Agnus me hizo abrir los ojos, Damián le sonreía negando con la cabeza.- Aburrido.

-Yo lo hago.- Dije llamando la atención tanto de mi pareja como la de los dos jóvenes, el contraste entre la altura de Agnus y Damián era demasiado notoria, bueno cualquiera era más alto que esa mujer.

-No te creo capaz. - Fijé la vista en Luke, era la primera vez que escuchaba su voz, era grave y ronca, algo dentro de mí se removió inquieto. Nadie me decía que no podía hacer lo que quería, le arrebaté la botella de las manos a Agnus que me miraba divertida y me acerqué con cuidado al lugar en el que estaba la coronita llena, las cambié con una rapidez que hasta a mí me sorprendió y volví a donde estaban.

-¿Decías?- Sonreí levantando una de mis cejas, hice ademán de brindar con él con la botella y tomé un pequeño trago de esta, se la devolví a Agnus y pasando mis brazos alrededor del cuello de Luke retomamos el baile.

-Te veo bien con Luke, wuuu.- La voz de Fabiana me sacó del trance en que estaba, negué con la cabeza y sin expresión alguna.- Si tú lo dices.- Se dio la vuelta y siguió "bailándole" a su enamorado que en ese instante parecía un poste de luz a un lado de la mesa, no me había percatado ni siquiera el momento en que ellos habían llegado.

De un momento a otro comenzó a sonar reggaetón antiguo, no sé por qué pero hice una pequeña broma con Damián. Siendo del mismo lugar, sabíamos cómo se había bailado ese tipo de música en su momento en Lima.

-Y uno pensando que eras tranquila.- Solté una carcajada por el comentario de Agnus. En una de esas bromas había colocado a Luke delante de mí dándome la espalda, hice que se inclinara ligeramente hacia delante y le di de nalgadas. Damián solo se reía por la imagen que tenía de ambos.

-Muy gracioso, a ver yo intento.- Se incorporó, me hizo girar quedando detrás de mí, levantó mis brazos, me hizo coger las barandas del escenario y colocando sus manos en mi cintura me bailó. Su respiración chocó contra el lóbulo de mi oreja haciendo que me estremeciera, me solté y volteé a mirarlo, me gustaba la sensación de sus manos en mi cintura así que no hice nada por apartarlas, compuse una sonrisa y seguimos bailando. Mientras lo hacíamos, me detuve en cada una de sus facciones. Sus cejas eran pobladas, sus labios eran finos y algo atrayentes a la vista, no era muy alto ya que me llevaba unos quince o quizás unos centímetros más, su piel era bronceada y lo que más captaba mi atención era el color de sus ojos. Sus ojos eran de un color marrón claro, con un halo negro que los hacía resaltar, ojos que se fijaron en los míos haciéndome bajar la mirada con vergüenza, soy consciente de que lo estaba mirando con demasiado detenimiento; pero, si había algo que hiciera que me sintiera aún más extraña era el sentir su mirada fija en mí.

******

Luke

No comprendía el motivo por el cual no podía apartar la mirada de ella. No es que no fuese bonita, en realidad era muy atractiva, pero había algo más que solo su físico. Su forma de bailar me estaba prendiendo poco a poco, ella sonreía, en sus mejillas se formaban hoyuelos y sus ojos se achinaban cada vez más. La realidad es que toda ella es muy llamativa y provocativa.

Se dio la vuelta quedando de espaldas a mí y se pegó, sentía su espalda contra mi pecho y su gran trasero rozaba mi parte más sensible, maldije por lo bajo al sentir como poco a poco comenzaba a ponerme duro. Para mi buena suerte la canción terminó, aún sin soltar su cintura y que ella volviera a estar frente a mí, le hablé al oído.

-¿Me esperas un momento? Necesito ir al baño.- Asintió levemente, sin regresar la mirada caminó hasta la mesa donde estaba el trago y se sirvió un vaso. Me obligué a despegar la mirada de su cuerpo y me dirigí al baño, cuando entré fui directamente al lavamanos y me mojé la cara, el cuello y los brazos.

-La vas a... ¿Cómo te lo digo sin que suene vulgar?- Observé el reflejo de Damián al lado del mío, sonrió divertido al verme algo contrariado.

-No me vengas con esas, eres más corriente que perro de la calle y me vienes.- Puso los ojos en blanco y se mojó la cara.

-Sólo te digo, piensa bien lo que haces.- Di media vuelta al mismo tiempo que él para quedar cara a cara.- Es amiga de Alana y Pía, si la cagas con ella lo arruinarás todo.- Damián tenía razón. Y aunque me costara aceptarlo, si ella seguía bailándome así y mirándome de esa forma no tardaría mucho en robarle un beso o quizás dos. <> Pero, podría conocerla, espera ¿no estaba hablando con cosa dos? <<¿Con quién?>> Es que les puse nombres, claro tenía que buscar algo que fuera fácil recordar, como tú eres la más calmada eres cosa uno y el otro por ser gruñón es cosa dos. <> Nos, es demasiada gente; solo a ti. Hay que ser sinceros hablas como mujer, mi madre es más masculina que tú y ella sí es mujer. <>. Oh, bueno igual eres cosa uno y el otro es cosa dos. <>.- Basura, reacciona.

-¿Eh?- Sacudí levemente la cabeza para disipar la extraña conversación que había tenido conmigo mismo, enserio tendría que cambiar de consciencias. <> Shh cosa dos, estoy meditando. <>.- Descuida, no arruinaré nada. Cambiemos de pareja.

-Sí, eso estaría bien. Agnus ya comenzó a mirarme raro y acercarse.- Solté una carcajada para nada delicada, digamos que sonó como un ganso ahogándose.

-Cierto, Agnus con un poco de alcohol encima atraca rápido.- Le guiñé un ojo con picardía.- Aplica gordo, es tu oportunidad de ser hombre.

-Ja ja ja Eres un idiota ¿Por qué no aplicas tú?- Negué con la cabeza, Eitan ya se había atragantado con ese pastel, no sería tan mal amigo como para meterme con su ex.

-Eitan.- Dijimos los dos al unísono, salimos del baño y regresamos al grupo, Alana volvía a pedir plata para el pozo y con sinceridad yo ya no tenía un mendigo sol más que poner, estuve a dos segundos de irme por otro camino e irme del lugar. Digo que estaba a dos segundos porque entonces la morena sonrió ampliamente al tiempo que le decía algo al oído a Alana y esta asentía sacando de su cartera un billete, cuando me di cuenta mis pies ya se dirigían hasta donde ella estaba.

-Ya volvieron.- Dijo Agnus cuando nos vio acercarnos, asentí sin mirarla, mi vista estaba sobre la chica que hablaba con Pía y Fabiana y sonreía mientras bebía otro trago; Pía le dio un pequeño golpe con el codo y ella se giró fijando sus ojos en los míos. Su cabello parecía negro, no estoy seguro ya que la luz del lugar no ayuda mucho, lacio hasta la mitad de su espalda; sus ojos eran oscuros y profundos, podían hacer que te perdieras en ellos, tan hechizantes es la realidad. Su sonrisa era algo digno de admirar y hasta podía embobarte de solo verla, sus cejas eran poblabas y tenía una nariz pequeña y perfilada. Un botón. Les dijo algo a las chicas, se levantó con elegancia del banquillo y comenzó acercarse a mí con una sonrisa. ¡Reacciona Luke! Cierra la boca, y por primera vez en tu vida di algo coherente.

-Volví.- <<¿En serio? ¿Volví? Ella se dio cuenta que volviste, te está mirando, idiota.>> Cosa uno, te estas poniendo muy agresiva. <<¡Ah! Eres insoportable.>>

-Ya. Me di cuenta.- Negó con la cabeza al tiempo que su sonrisa se ensanchaba, tomó mi mano entre la suya y me arrastró a un lado a bailar. Observé su mano con la mía y por alguna razón no quería apartarla, se sentía extrañamente bien. Volvió a cerrar los ojos al sentir la música, solté su mano y llevé las mías hasta su cintura, la cual podía cubrir muy bien; casi por inercia la acerqué a mí, abrió sus ojos, sus pestañas eran largas y rizadas, sonrío achinándose y mostrando sus hoyuelos, sus labios eran rojos y llamativos, no procesaba nada ni siquiera atinaba a devolverle la sonrisa, solo podía ver sus labios. Dejó de sonreír y en su mirada algo cambió, sin darme cuenta me había acercado lo suficiente como para sentir su respiración en mis labios, su mirada iba de mis ojos a mi boca y de regreso, solo un poco más y podría sentir sus labios contra los míos. << Con razón no te hace caso, eres tan aburrida.>><< Como sea cosa uno, déjalo divertirse.>> <¿Sabes qué? Jódanse y vean que hacen.>Okey, me están perdiendo, ¿Qué hago?<> Pero, es amiga de Alana y Pía. <> Pues sí, pero...<>

-¿Luke?- Moví la cabeza disipando la voz de mi cabeza. Enserio tengo que ir a un psiquiatra, el hecho de que tenga tres consciencias no es nada normal ¿Y a esta como le pongo? <> Okey, esto es cada vez más raro.- ¿Hey?

-Ah. Sí dime.- Ella no se había movido para nada y cada vez que hablaba podía sentir su aliento chocar contra mi piel, olía a menta combinada con alcohol.

-Vamos a por tequila, baby.- Dijo lo último con un tono gracioso y ambos reímos, volvió a cogerme de la mano y me guió hasta la mesa. ¡Qué pena, tío! Tan cerca y tan lejos a la vez.- ¡Luke!

-Perdona, ¿Qué pasó?- Extendió un shot de tequila hacia mí y volvió a girarse. <<¡Te da alcohol!. Esta mujer vale oro.>>< ¿En serio Rafael? ¿Te emocionas por qué una mujer te da alcohol?><< Ay ya cállate nenita.>>< Soy otra de sus consciencias.><< Pero tú eres mujer y yo hombre.>>< Ay por Dios, son igual de idiotas>.

-Te pierdes.- Moví la cabeza y dejé de escuchar a mis inusuales consciencias, ella se llevó un shot a los labios y se lo tomó sin pestañar.- Aún no te lo tomas.- Levantó una ceja observando el shot, hice lo mismo que ella y dejó escapar una pequeña carcajada de satisfacción. Se volvió a girar dándome una imagen de primera mano de su enorme trasero; pero como siempre el impulso fue más rápido que la lógica, cuando lo analicé bien mi mano ya había impactado contra su nalga derecha. Me quedé helado mirándola a los ojos cuando se giró, ladeó ligeramente la cabeza hacia la derecha y sonrió llevándose otro shot a los labios, depuró el tequila en su garganta y me llevó hasta la pista de baile un poco más alejado de la mesa y del grupo.

Volvía a tenerla frente a frente, esta vez no se me escaparía, la pegué más a mí, se mordió el labio y se dio la vuelta pegándome su trasero en mi parte sensible nuevamente. Sentí como lentamente mi amiguito iba levantándose, el celular me vibró en el bolsillo, le pedí un momento y contesté la llamada con un poco de fastidio. Era Damián.

- ¡¿Qué?!- Como siempre arruinando las cosas.

- ¡Que genio! - Solté un gruñido con impaciencia. - Oe ven a verme a la puerta. - Colgué la llamada y le pedí al oído que me esperara un momento ya que tenía que arreglar un problema, asintió y luego vi como Pía y Alana la arrastraban más al centro de la pista de baile, el grupo invitado estaba a punto de salir a escena. Apresuré el paso hasta la puerta, quería regresar a su lado.

- ¿Y ahora qué pasó, basura? ¿Qué quieres?

-Oe ya vámonos, estoy cansado. - Ella está esperándote adentro, aún no le has robado ni un solo beso. ¿Planeas desaprovechar la oportunidad?

-No jodas, gordo. Aún no son ni las dos de la mañana, anda tú solito. Solo déjame las llaves de la moto.- Estiré la mano en señal de que me las diera.

-Pensaba irme en la moto.- Dijo con toda la frescura del mundo, lo miré serio y luego solté una gran carcajada.

-Estas de broma ¿No?- Negó con la cabeza y sin expresión alguna, la sonrisa se me borró de inmediato.- ¿Y cómo se supone que me regrese a mi casa?

-Vete en taxi, te presto cinco soles para que pagues.

-Mejor me das mis llaves y tú, pagas tu taxi.- Frunció el ceño y se cruzó de brazos. Yo hice lo mismo, estaba bien idiota si creía que le daría mi moto y me iría en una particular. <> Gracias cosa dos. <>

-Oe tú me trajiste, no pensarás que me regrese en un taxi. Yo vine acompañándote, ¿Y me vienes con que te vas a quedar? Es por la morena, ¿Cierto?

-No es tu asunto. - Volví al sarcasmo, me estaba agobiando la estúpida discusión sobre algo que era de mi propiedad.- Hagamos algo, vete en la moto pero me vienes a recoger, te dejo en tu casa y luego yo me quito a la mía.

-Pero, ¿A qué hora planearás quitarte? - Sonreí victorioso.

-A las tres está bien, fue la hora que le dije a mi mamá.

-Ni un minuto más, ni un minuto menos. - Asentí y me giré emprendiendo el camino de regreso a la pista de baile. Había mucha gente y chicas gritando por todos lados, mis ojos solo buscaban a una de ellas. La ubiqué a un lado algo apartado del tumulto, estaba cruzada de brazos y observaba el escenario con una sonrisa, mecía su cuerpo al compás de la música. Caminé hasta ella con algo de vacilación y en un arrebato la rodeé con mis brazos por la espalda, se giró lentamente y en lugar de la cachetada que esperaba, ella solo me sonrió con calidez al tiempo que envolvía mis brazos con los suyos.

Ella observaba el escenario y coreaba las canciones con los ojos cerrados, yo solo podía observarla fascinado hacerlo. Tenía algo que no sabría explicar, se giró y quedó frente a mí. Nuevamente su aliento se mezclaba con el mío, necesitaba más de ella. <> No le refutaría nada a mi consciencia esta vez. Sin pensarlo dos veces me acerqué más a ella, sus labios casi rodeaban los míos, eran demasiado suaves. La besé. Correspondió mi beso, su lengua acariciaba la mía mientras sus dedos se enredaban juguetones en mis cabellos.

Terminó el beso con una sonrisa que no pude evitar devolverle, quería más de ella, necesitaba más de ella y la volví a besar; su mano se entrelazó con la mía y volviendo a darse la vuelta terminamos de ver el espectáculo abrazados, me sentía ebrio. No permitan que olvide esto mañana.

                         

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