El Amor Equivocado
img img El Amor Equivocado img Capítulo 4 Sin dignidad
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Capítulo 13 Regresar con él img
Capítulo 14 Comienza la aventura en el casino img
Capítulo 15 Ella me pertenece img
Capítulo 16 Su acompañante img
Capítulo 17 Una situación muy delicada img
Capítulo 18 Resolver el problema img
Capítulo 19 Hay que seguir las reglas img
Capítulo 20 El malentendido se hace más grande img
Capítulo 21 Una hospitalización accidental img
Capítulo 22 Encontrarse en el hospital img
Capítulo 23 Cámbiame el vendaje img
Capítulo 24 No escaparé img
Capítulo 25 Qué coincidencia img
Capítulo 26 Escasos de personal img
Capítulo 27 Por qué lo habrá hecho img
Capítulo 28 Impulsivo img
Capítulo 29 La diferencia entre educada y distante img
Capítulo 30 Viejas conocidas img
Capítulo 31 Ella es diferente img
Capítulo 32 Llegó a tiempo img
Capítulo 33 Devolverlo a su dueño original img
Capítulo 34 Rescatarla img
Capítulo 35 El coraje img
Capítulo 36 No puedo hacer esto img
Capítulo 37 Devolviendo el favor img
Capítulo 38 Desayuno caro img
Capítulo 39 Débil afecto familiar img
Capítulo 40 Ayuda img
Capítulo 41 Cadáver img
Capítulo 42 Eliminando img
Capítulo 43 Wanda desapareció img
Capítulo 44 Incapaz de cumplir su deseo img
Capítulo 45 Mía img
Capítulo 46 Consecuencias img
Capítulo 47 Encuentro inesperado img
Capítulo 48 Su historia img
Capítulo 49 Trátalo como cualquier cliente img
Capítulo 50 Casi se cae a pedazos img
Capítulo 51 Hacer preguntas img
Capítulo 52 Dilema img
Capítulo 53 Un hombre amable y cálido img
Capítulo 54 Deja de decírselo a todo el mundo img
Capítulo 55 Coincidencia intencional img
Capítulo 56 Faltaba el señor Qin img
Capítulo 57 ¿Te has enamorado de Quincy img
Capítulo 58 No puede ser él img
Capítulo 59 Recordando el pasado img
Capítulo 60 En problemas img
Capítulo 61 Vete para siempre img
Capítulo 62 Demasiado frío img
Capítulo 63 Pidiendo la renuncia img
Capítulo 64 Reiniciar img
Capítulo 65 El regreso img
Capítulo 66 Mentiras o verdades img
Capítulo 67 La enfermera exclusiva img
Capítulo 68 Heridas horribles img
Capítulo 69 Regreso img
Capítulo 70 Irse en secreto img
Capítulo 71 La mercancía img
Capítulo 72 A Country img
Capítulo 73 Ser denunciada img
Capítulo 74 Recibió un disparo img
Capítulo 75 Sangre por sangre img
Capítulo 76 El perro img
Capítulo 77 Entrometerse en los asuntos de otras personas img
Capítulo 78 Una cuestión de vida o muerte img
Capítulo 79 Demandarte por molestar img
Capítulo 80 Mientras estuviera vivo img
Capítulo 81 Actuando raro img
Capítulo 82 Mi mundo img
Capítulo 83 La herida en su espalda img
Capítulo 84 Dos caras img
Capítulo 85 Los secretos img
Capítulo 86 ¿Quincy había vuelto img
Capítulo 87 La verdad inesperada img
Capítulo 88 Siguiendo a Seif img
Capítulo 89 No te hagas ilusiones img
Capítulo 90 Desvergonzada img
Capítulo 91 Persuadirlo img
Capítulo 92 Soportando el dolor img
Capítulo 93 Un error img
Capítulo 94 La noche fría img
Capítulo 95 Dos opciones img
Capítulo 96 Regresemos a mi ciudad natal img
Capítulo 97 No saben quién eres img
Capítulo 98 ¡Cásate! img
Capítulo 99 La cita img
Capítulo 100 El plan de la boda img
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Capítulo 4 Sin dignidad

Cuando Wanda bajó las escaleras, el costoso auto seguía estacionado afuera de su casa. Quincy estaba parado a un lado del auto, esperando por ella, jugaba con un encendedor y ella lo miró.

Cuando él vio a Wanda, arqueó las cejas y guardó el encendedor.

"Súbete al coche", le ordenó y, sin esperar respuesta, se volteó y se dispuso a subir al auto.

Mientras tanto, el conductor colocó el equipaje de Wanda en el maletero. Quincy observó a través de la ventana y se dio cuenta de que ella se quedó quieta con la cabeza gacha. Wanda no pudo evitar mirar por última vez la casa en la que había vivido. Al darse la vuelta, sus ojos estaban empañados por las lágrimas. Después se subió al coche y se sentó al lado de Quincy.

"No seas tan dramática. No estarán separados para siempre. Yo nunca dije que no podrías regresar a casa a ver a tu patético tío", dijo Quincy de inmediato al ver la expresión en su rostro. Ni siquiera él podía entender por qué sentía lástima por ella.

Sin embargo, la razón por la que ella estaba triste no era porque pensara que no podía regresar a casa nunca más. Simplemente se sentía un poco afligida en ese momento. Su tío era la única familia con la que contaba. Durante muchos años, había sufrido por la pérdida de su familia, pero nunca se sintió desesperada por ello. Solo había tenido una meta en su mente y era ahorrar lo suficiente para el tratamiento de su tío.

Wanda había vivido como una especie de máquina que solo estaba para ganar dinero, por eso nunca había tenido amigos ni había salido con ningún chico. Nunca se imaginó que terminaría en esa situación.

En el momento en que Quincy le pidió a su tío que se la vendiera, su tío accedió sin dudarlo siquiera por un momento. Incluso parecía aliviado de haberlo hecho.

Resultaba cierta la teoría de que quizá para él, en efecto, era una máquina de hacer dinero.

Después de unos segundos, Quincy solo se reclinó con indiferencia en su asiento y la observó en silencio. "¿Te sorprendió el cómo resultaron las cosas? Todo esto también es tu culpa. ¡Nunca quisiste aceptar que él es un apostador!", le dijo con frialdad.

"Lo que piense sobre el asunto es algo que a usted no debería de importarle. Mi vida y lo que pase en ella no tiene nada que ver con usted. Ahora estoy aquí. Así que por favor, deje de mirarme de esa forma", murmuró Wanda. En su voz había un dejo de desafío y de disgusto por Quincy.

Él simplemente resopló sin decir nada más. Sin duda se trataba de una mujer atrevida. Era la primera vez que alguien se dirigía a él en ese tono.

Aunque el interior del coche era lo suficientemente espacioso, era la primera vez que Wanda se hallaba tan cerca de un hombre, en especial, de un hombre tan peligroso. Ella se apretó contra la ventana, para por lo menos sentir que se encontraba lejos de él, aunque seguía sintiendo que su aliento le rosaba la piel.

Al notar la inquietud de la mujer, una sonrisa juguetona se formó en los labios de Quincy. "¿Estás aterrada? ¿Acaso me tienes miedo?", le preguntó.

Wanda no le contestó y se dispuso a bajar la ventanilla. En el momento en que la brisa del exterior le rozó la cara, ella exhaló un suspiro de alivio. Él tenía razón, ya que le tenía miedo. Él le daba muy mala vibra y Wanda sentía que tenía la sangre pesada. Sin embargo, era tan guapo que fácilmente podría ganarse el corazón de cualquiera.

De pronto, Quincy se le acercó. Wanda se acurrucó más cerca de la ventanilla y le preguntó vacilante: "¿Qué está tratando de hacer?".

De hecho, él solo estaba tratando de cerrar la ventana, pero a Wanda se le sonrojó la cara ante su acercamiento tan repentino. Aunque, pensándolo bien, ¿aquello había sido por el viento frío rozándole la cara o por su innegable timidez? Ella se puso en estado de alerta, como si fuera un animalito a punto de ser atacado, lo cual, divirtió mucho a Quincy.

"Lo que trato de hacer es precisamente eso que estás pensando", dijo y pasó sus dedos por la piel clara del rostro de Wanda, quien abrió los ojos de par en par, casi como los de un ciervo asustado. "Ahora eres mía. No tienes derecho a rechazarme".

Wanda lo había empujado con todas sus fuerzas. Los ojos de Quincy se oscurecieron rápidamente y Wanda comenzó a sentir mucho miedo. "La única razón por la que estoy aquí es porque intento trabajar para pagar mis deudas. No me pida que haga algo que no quiero hacer, señor Qin, ¡espero que pueda cumplir su palabra!".

Él pasó los dedos por su espalda hasta su cintura con la mirada llena de ira y luego la arrastró hacia él. De tal modo que ella se quedó pegada a su cuerpo, sus caras estaban tan juntas que sus respiraciones comenzaron a mezclarse. Wanda estaba asustada y frenéticamente trató de alejarse de él, pero no lo logró. Con un rápido movimiento, apartó la cara de él y cerró los ojos.

"¿Qué te hace pensar que puedes devolverme los cinco millones que me debes con tan solo un trabajo de medio tiempo? ¿De verdad eres tan ingenua? ¿O es que te estás sobrestimando? Debes saber que no soy un filántropo. Lo único que me importa son mis intereses. Sin embargo, siempre hay formas más rápidas de ganar dinero. Si quieres que te dé tu libertad mucho antes, yo sé cómo ayudarte".

De pronto, el coche se detuvo. Wanda abrió los ojos lentamente. Al darse cuenta de dónde se había detenido el auto, sus ojos se llenaron de lágrimas de inmediato. "Señor Qin, ¡prometo pagarle el dinero lo antes posible! ¡Pero, por favor, no me vaya a vender a este tipo de lugares!", Wanda le dijo con sollozos.

"Está bien. Así es como deben actuar quienes me deben dinero". Quincy se rascó la barbilla y continuó: "No me gusta cuando me desafían. ¡Será mejor que recuerdes quién eres cuando me hables!". Al decir eso, abrió la puerta del auto y salió.

El conductor se dio la vuelta para abrir la puerta de Wanda, pero ella sujetó la puerta con todas sus fuerzas y no estaba dispuesta a soltarla. Después se le quedó viendo a Quincy con consternación y desesperación al mismo tiempo. En esos momentos, lo único en lo que podía pensar era en pedir clemencia a aquel hombre tan malo.

Quincy le dijo con una sonrisa maliciosamente atractiva: "Te daré tres segundos para decidir si quieres salir del auto o no. Si para entonces no has decidido, te cortaré la mano y te arrojaré a la piscina. Por cierto, en un momento te diré qué es la piscina". En eso, Quincy se inclinó hacia ella y sonrió. Wanda podía sentir en su mirada su sed de sangre. "Apuesto a que esos hombres nunca antes se han divertido con mujeres tan bellas pero sin manos".

La cara de Wanda palideció en un instante y no pudo evitar soltar la puerta. Era, por demás, evidente que él no estaba fanfarroneando. Si era capaz de decir algo así, era porque realmente se atrevería a hacerlo, por lo cual, no se atrevió a desafiarlo de nuevo.

El conductor la sacó fuera del auto. Ella se tropezó y cayó en el suelo torpemente. Al sentir el dolor agudo en sus palmas, no pudo evitar derramar algunas lágrimas. Pero rápidamente extendió una de sus manos para limpiárselas. Si lloraba frente a él, le daría más razones para burlarse de ella. Ya la había vendido su familia, ahora Quincy trataba de hacer lo mismo. ¿Cómo podría siquiera pensar en hablarle de dignidad en esos momentos?

Como pudo, la chica levantó la cabeza y se le quedó viendo al club nocturno frente a ella. Era un lugar lleno de suntuosidad y depravación en South Sea City y a la vez un paraíso para los hombres. Ella podía olvidarse de su deuda con Quincy mientras dejara atrás su dignidad en aquel lugar.

Quincy la miraba ponerse de pie lentamente con toda frialdad y ella se veía llena de determinación en los ojos. Entonces él le sonrió y dijo: "Entra conmigo".

Wanda lo siguió, aunque parecía algo aturdida. Sabía que en el momento en que se atreviera a poner un pie en el edificio frente a ellos, no habría marcha atrás.

            
            

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