Cautiva del Alfa
img img Cautiva del Alfa img Capítulo 3 Secreto bien guardado
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Capítulo 6 Un pasado sin futuro img
Capítulo 7 Más que perfecto img
Capítulo 8 Apostando todo img
Capítulo 9 Solo confiar img
Capítulo 10 Lágrimas de hijo img
Capítulo 11 Al borde de la muerte img
Capítulo 12 Imposible img
Capítulo 13 Necesitaba... img
Capítulo 14 Un simple cuento de cachorros img
Capítulo 15 Fuera de sí img
Capítulo 16 Absoluta Sumisión img
Capítulo 17 Directo al vacío img
Capítulo 18 Ya no estoy sola img
Capítulo 19 Nebraska img
Capítulo 20 No soy hermosa y lo sé img
Capítulo 21 Parte de mi manada img
Capítulo 22 Una historia del pasado img
Capítulo 23 Lo que pasa en el baño se queda en... img
Capítulo 24 Me gusta tu contacto img
Capítulo 25 Blanca y cruel nieve img
Capítulo 26 Gracias por existir img
Capítulo 27 Ser amable no va con todo img
Capítulo 28 Culto a la leyenda img
Capítulo 29 El papel de los omegas img
Capítulo 30 Está prohibido img
Capítulo 31 Juicio img
Capítulo 32 Al fin mía img
Capítulo 33 Reunión en el comedor img
Capítulo 34 Prometida interesante img
Capítulo 35 El ojo de la tormenta img
Capítulo 36 Directo en la trampa img
Capítulo 37 Celo de alfa img
Capítulo 38 Un pequeño gran favor img
Capítulo 39 Secretos img
Capítulo 40 Reencuentro img
Capítulo 41 Alguien me espera img
Capítulo 42 Nuestra manada img
Capítulo 43 Nuestro pequeño secreto img
Capítulo 44 Respeto mutuo img
Capítulo 45 Pues vamos a perdernos img
Capítulo 46 Déjame tocarte img
Capítulo 47 Peligrosa sensación img
Capítulo 48 Aliviando tensiones img
Capítulo 49 Tensiones aliviadas img
Capítulo 50 Seré gentil img
Capítulo 51 Verdades img
Capítulo 52 ¿Qué hubiera hecho en mi lugar img
Capítulo 53 Una placentera borrachera img
Capítulo 54 No eres hermoso img
Capítulo 55 ¿Me amas img
Capítulo 56 Un lobo para mis nervios img
Capítulo 57 Un voto de confianza img
Capítulo 58 Ceremonia lobuna img
Capítulo 59 Inseguridades vs Curiosidad img
Capítulo 60 Consumación img
Capítulo 61 Ser feliz a su lado img
Capítulo 62 Después de la tormenta img
Capítulo 63 Sobre la espalda img
Capítulo 64 Otra vez sola img
Capítulo 65 No soy de hierro img
Capítulo 66 Todos son importantes img
Capítulo 67 Malas perspectivas img
Capítulo 68 Sigues siendo deliciosa img
Capítulo 69 Todo fue por ti img
Capítulo 70 Su único arrepentimiento img
Capítulo 71 Salvados por un pelo img
Capítulo 72 La reina es la reina img
Capítulo 73 Soy tuya img
Capítulo 74 Llora todo lo que quieras img
Capítulo 75 Ni te lo imagines img
Capítulo 76 No siento nada img
Capítulo 77 Celo peligroso img
Capítulo 78 Yo te protegeré img
Capítulo 79 Decisiones img
Capítulo 80 Te encontré img
Capítulo 81 Hija de Ma img
Capítulo 82 No me perderás img
Capítulo 83 Heridos sí, pero vivos img
Capítulo 84 Tengo algo que decirte img
Capítulo 85 Mi poderosa omega img
Capítulo 86 Epílogo img
Capítulo 87 Extra 1: Antojos de madrugada img
Capítulo 88 Extra 2: Regalo de Cumpleaños 1 5 img
Capítulo 89 Extra 3: Regalo de Cumpleaños 2 5 img
Capítulo 90 Extra 4: Regalo de Cumpleaños 3 5 img
Capítulo 91 Extra 5: Regalo de Cumpleaños 4 5 img
Capítulo 92 Extra 6: Regalo de Cumpleaños 5 5 img
Capítulo 93 Extra 7:Padre, tío y cachorros 1 4 img
Capítulo 94 Extra 8: Padre, tío y cachorros 2 4 img
Capítulo 95 Extra 9: Padre, tío y cachorros 3 4 img
Capítulo 96 Extra 10: Padre, tío y cachorros 4 4 img
Capítulo 97 Extra 11: Celo de alfa 1 2 img
Capítulo 98 Extra 12: Celo de alfa 2 3 img
Capítulo 99 Extra 13: Celo de alfa 3 3 img
Capítulo 100 Extra 14: Leoxi consuela a Rodrigo img
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Capítulo 3 Secreto bien guardado

Días antes

Noa miró sobre su hombro mientras corría, a toda velocidad, por el pasillo, cuidándose de su perseguidor. Los pulmones se le apretaban en busca que aire mientras su cabello marrón se alborotaba sobre sus ojos.

Dobló la esquina esquivando una mesa cuando el olor de su enemigo estaba detrás de él. Su cabeza era un torbellino como para pensar en un plan. Lo sentía tan cerca, pero dónde, no era a su espalda. No podía permitir que lo agarraran, no ahora.

Una figura más alta se cruzó por el camino. Noa se detuvo en seco y tensó sus músculos. Tenía que escapar, tenía que...

-Noa, desgraciado, cuando te atrape ya verás lo que te haré-

Una risa molesta salió de la boca de su hermano mayor que aún mantenía puesta la camisa manchada por algún líquido viscoso resultado de alguna broma.

-Eso es si me atrapas-

Alan frunció el ceño sabiendo que por más rápido que corriera nunca atraparía a su hermano, pero reconocerlo, eso jamás.

Un guardia que obstaculizaba el camino se giró hacia un lado dejando el camino libre a los dos príncipes que retomaron la acostumbrada persecución semanal. Quien viera la escena se reiría. Para su edad eran aun unos cachorros. Alan tenía 45 años pero apenas aparentaba 25 o 26 en términos humanos mientras su hermano, 38 y podía pasar por un adolescente. Y era lógico, los lobos alcanzaban su madurez cerca de los 50 años.

Noa dobló por varios pasillos sin aminorar el paso. Era un lobo pequeño pero ágil como pocos y aunque el mayor no se quedaba atrás, le faltaban las neuronas necesarias para superarlo.

Tal vez estuvieron una hora más así, no lo supieron. Dejaron caer sus cuerpos agotados y acalambrados por el intenso esfuerzo físico y con las panzas planas y duras rugiendo por un buen trozo de comida. Estaban seguros que serían regañados por su padre por el jaleo dentro de la mansión principal de la manada, pero les importaba lo mismo. Su padre no les prestaba tanta atención como para saber que estaban vivos, a veces ni se acordaba de sus nombres. Y Catalina y Nicolás tampoco escapaban de ese patrón.

Nicolás era el segundo hermano, después de Rodrigo, el primogénito y favorito del alfa. Era el más tranquilo de los cinco y siempre estaba cuidando a Cat, su hermanita menor y el amor de todos ellos, y aunque no se parecía en nada a su padre, mantenía rasgos en común con ellos como el cabello chocolate, y se excluían sus dos grandes ojos violáceos, cuando los de los machos de la familia se mantenían entre el color avellana y verde. Incluso el alfa había sospechado de la procedencia de ella pero el olor delataba, no importaba su físico.

Ellos cinco tenían un olor característico, que cualquiera externo a la familia sabría que estaba relacionados consanguíneamente. Así como de quien eran hijos por parte de madre y padre.

Ahora la pregunta del siglo y el tema tabú en la manada. ¿Quién era la madre? Ninguno lo sabía y su padre le cortaría la lengua al que osara mencionar el tema.

Solo era conocido que Rodrigo fue concedido por el vientre de la difunta reina, pero esa historia se había degradado con el tiempo. Ahora ya nada quedaba sobre la extraña loba. Como si nunca hubiera existido. Existían rumores que estaba viva pues todos los hermanos olían igual, pero el alfa negaba una y otra vez alegando que pertenecían a madres diferentes, y nadie era capaz de replicarle.

Noa se incorporó del suelo acomodándose la ropa y le extendió la mano a Alan.

-Volvamos, es casi hora de la comida y tenemos que cambiarnos. A padre no le gustara nuestras fachas-

-Ni que estuviera tan pendiente de nosotros-

-Alan- lo reprendió, con ellos los papeles estaban invertidos- Y tu hueles horrible, y más ahora que estas sudado-

-¿Qué? ¿Te gusta? ¿Quieres un abrazo?- abrió los brazos pero su hermano se agachó esquivándolo y se apartó.

-No más juegos por hoy, paz entre hermanos-

-No quiero oír eso de la persona que arruinó mi camisa favorita- Alan adoraba al chico por más que le hiciera cosas. Siempre estaban juntos al cuidado de Nicolás. Ahora el lobo mayor no tenía mucho tiempo para estar con ellos, tenía que hacer huecos en su agenda de mamá sustituta y ama de casa para atenderlos. No le reprochaban nada, gracias a él es que se mantenían en aquellas frías paredes.

Caminaron de vuelta cuando oyeron, a lo lejos, el grito agudo de su padre y un fuerte golpe sobre la mesa.

-¿Qué hizo qué?-

Los hermanos se arrodillaron en una esquina apartada pensando que había sido sobre ellos. A la distancia que estaban podían oír todo por su oído bien desarrollado y con el olor que tenía Alan sería imposible que los detectaran. Ralentizaron su respiración para ocultar su presencia. Si su padre los iba a regañar o castigar era mejor saber cómo seria.

-Lo siento alfa, pero al parecer no puede mantenerlo más tiempo dentro-

Otra persona lo acompañaba. Sonaba angustiada y temerosa.

-No me importa el método, no puede perderlo-

-Eso podría hacer que su vida peligre-

Sintieron pasos en el piso, su padre se había levantado de donde estaba.

-Te pago muy bien para mantenerla con viva y dándome cachorros para consumir su sangre cuando sean adultos. Dale medicamentos, opérala, cósele las piernas, pero no puede morir el cachorro-

Noa se pegó a su hermano con un ligero temblor. Eso no podía ser. Sus oídos lo estaban engañando. Sabía que su padre era cruel, pero aquello superaba las expectativas, como era posible que le hiciera algo así a alguien, incluso fuera un enemigo.

-Al menos podía mandarla para un lugar mejor. Las mazmorras no son el mejor para su barriga y las condicione...-

-Cállate. Tu trabajo es atenderla como doctor, yo decido donde tiene que estar. Y recuerda- la voz de su padre bajo tanto que les costó trabajo escuchar- Nadie puede saber que la antigua reina de esta manada está viva. Entendiste-

Alan miró a Noa con la misma expresión de terror. Aquello se estaba descontrolando. Había mencionado a la reina, la única lobaque había dirigido la manda sin tener los genes de alfa. La esposa del actual líder. Si sus palabras eran ciertas, todo lo que les habían contado era una vil mentira.

Ambos asintieron con la cabeza. Tenían que descubrir lo que ocurría en aquella mansión.

Caminaron hacia atrás con cautela sin hacer ruido, si su padre se enteraba que tenían esa información de seguro los mataría. Se alejaron, pero antes de girarse para volver a sus cuartos una mano cayó sobre el hombro de Alan.

-¿Qué hacen aquí?-

            
            

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