Utilizando los pocos recursos que le quedaban, primero viajó a la ciudad donde se asentaba el cuartel que dirigía su padre. El hombre no se tomó la molestia de recibirlo en persona y solo envió a uno de sus asistentes para pedirle al chico que escribiera el motivo de su visita.
'Padre, me atreví a buscarte porque ya he perdido todo contacto con mis hermanos. Gracias a mi excelencia académica, el instituto de medicina con mayor renombre en el país, y uno de los más importantes a nivel mundial, me ha aceptado como alumno. Afortunadamente, me concedieron una beca que cubrirá el 100% de los gastos de matrícula. Para mi mala suerte, al tratarse de una universidad privada, requieren el pago de una fuerte suma inicial como garantía. El poco dinero que tenía lo utilicé para venir a verte, ya que fue un largo viaje desde Paso de Ixtla. Requiero de un préstamo de tu parte solo para subsistir el primer año. Estoy seguro de que es justo el tiempo que necesito para encontrar un trabajo en la capital y continuar por mi propia cuenta. Una vez que me titule como médico profesional, pagaré cada centavo que hayas invertido en mí'.
El asistente tomó la carta, y después de 10 minutos, regresó con una respuesta escrita:
'A continuación unos hombres te escoltarán. Ve con ellos. En caso de requerir algo más, comunícate con mi asistente'.
Lázaro fue escoltado por unos soldados después de que el asistente le dejara su teléfono de contacto. Después de viajar en un avión privado, llegaron a la capital. Una vez allí, lo llevaron a un complejo residencial que se encontraba solo a unas cuadras de distancia del instituto de medicina. Cabe mencionar que esa zona era la más lujosa de la capital y el mundo en general. Al chico, que en aquel entonces tenía 18 años de edad, se le notificó que su padre había comprado un apartamento exclusivamente para él, además de pagar todos los gastos iniciales y futuros del instituto. Por último, recibiría una pensión vitalicia similar a la de sus hermanos. El muchacho no se sintió muy cómodo con esto, pero estaba decidido a pagar el préstamo, así que siguió luchando por su sueño.
Después de ese día, no volvió a tener contacto con su padre.
El 'mata-diablos' nunca reconoció públicamente a su hijo menor. Les hizo creer a todos que nació producto de una aventura con una mujer al azar. Lo que sucedió con este hombre y sus hermanos fue bastante curioso. A pesar de ser uno de los militares más poderosos y hombre de confianza de los gobernantes, un día de repente desertó y desapareció sin dejar rastro. Sus hijos 'oficiales' se percataron de su ausencia porque dejaron de recibir dinero. Con su hijo menor sucedió lo mismo, pero este último, al haber conseguido un trabajo en su primer año de estudios, nunca se percató de ello. Los hijos mayores perdieron toda protección y terminaron mal. El primero terminó en un manicomio de mala muerte, abandonado por su ex-esposa y su nuevo cónyuge. La segunda hermana y la tercera terminaron en la cárcel, debido a que se descubrieron los negocios que sostenían sus esposos, un político y un mafioso. Ellos huyeron e inculparon a sus ingenuas mujeres. La cuarta hermana terminó en un manicomio después de sufrir un atáque de histeria y asesinar a su esposo cuando lo descubrió en la cama con una joven. El padre de Lázaro murió muy viejo, pero la edad no fue la causa de su muerte. Esta información nunca se hizo pública, pero se descubrió que se unió a una guerrilla terrorista del extranjero que se encontraba en medio de un conflicto con un país muy rico. Los terroristas ganaron gracias al sacrificio de su líder, quien en sus tiempos de juventud era apodado 'El mata-diablos'. Después de infiltrarse al palacio del gobierno democrático, le arrebató la vida al presidente, quien al parecer murió de un infarto. Sucedió lo mismo con la esposa del mandatario. El agresor se quitó la vida con una pistola y su cuerpo fue hallado en la escena del crímen. Se presume que el agresor y la mujer provenían de la misma ciudad, Paso de Ixtla, pero no pudo ser comprobado.
Años después, Lázaro Garzaloff, de 40 años, ya era uno de los médicos más célebres del mundo. Especializado en Pediatría, emprendió varios hospitales y fundaciones dirigidas a toda clase de público, ajustando sus tarifas de acuerdo a las posibilidades de la familia de cada paciente. Con un total desapego a los bienes materiales y entregado por completo a su profesión, todo su dinero lo invertía en material médico, caridad e investigación. Nunca se preocupó por formar una familia, después de todo, su trabajo era lo único que le interesaba. Podría decirse que su única obsesión era el sexo. Constantemente pasaba la noche con féminas muy atractivas, las cuales eran cautivadas quizás por su inteligencia, quizás por su elegancia, tal vez solo por su galanura y fama. Lo único cierto era que él nunca formalizó una relación con ellas. De hecho, al no poseer una casa propia, las habitaciones de hotel se convirtieron en su hogar y testigos de sus encuentros.
Pero un día su historia de éxito cambió...
Lázaro Garzaloff era quien se encargaba de revisar personalmente los casos más complicados y raros. La mayoría eran resueltos con éxito, y los que no, servían de antesala para una investigación con la que se terminaba encontrando una cura o tratamiento. No obstante, un caso sin precedentes se cruzó en su camino. Se trataba de un chico que apenas estaba por llegar a la mayoría de edad. Fue internado porque en la mañana, después de despertar, descubrió que uno de sus dedos se había esfumado. No le dolía ni nada, pero el lugar donde debería estar esa extremidad ya no tenía nada y solo se veía piel. Un ejemplo para comprender la condición era partiendo del dibujo de una persona a quien se le borraba una parte de su cuerpo y se reemplazaba el vacío con una línea. Pasaron semanas y Lázaro no lograba encontrar una explicación razonable. Para desgracia de todos, se volvió a presentar otro caso en el mismo país. Ahora no se trataba de un dedo, sino de una mano entera. El chico tenía 15 años y sucedió de la misma manera: mientras dormía. Las investigaciones no avanzaban y todavía surgieron más casos, donde desaparecían dedos, manos y hasta extremidades enteras de otros pacientes. El gobierno tuvo que tomar acciones para mantener ocultos estos incidentes. Lázaro no se rindió y continuó investigando, esto a pesar de el caso más alarmante: un pequeño que perdió la vida porque desapareció su cerebro. Tristemente, el gobierno se dio cuenta de algo: los padres podían ser comprados. Resultaba más barato que seguir financiando una investigación sin frutos. A partir de ese momento, Lázaro perdió todo el apoyo gubernamental, y las mesas directivas de los hospitales y fundaciones también dejaron de confiar en él, por lo que permitieron que el gobierno resolviera el problema con dinero. Todo el dinero que tenía Lázaro solo duró 1 año. Curiosamente, su nombre fue borrado de todo registro público y parecía haberse convertido en un personaje de ficción pasado de moda.
Sin la posibilidad de hacer algo, y con más casos extraños purulando, Lázaro decidió buscar ayuda. Su única amiga, una periodista independiente muy hábil, descubrió varias cosas.
-Solo se habían detectado casos de la enfermedad en ese país, en ningún lugar más.
-Todos los padres de los afectados estaban afiliados a un programa de apoyo proveído por una organización privada de reciente creación.
-En ningún medio se había hecho cobertura del tema.
-Varios pacientes con la afección desaparecieron y sus padres fueron reubicados en otro país en calidad de refugiados.
Lázaro no pudo hacer mucho con esta información, ya que su amiga desapareció ese mismo día. Era obvio que varios individuos estaban detrás de la maldita enfermedad, pero un simple mortal como él no podía hacer mucho. Abrumado por la desesperación, y sin nada que perder, el hombre simplemente salió de casa y comenzó a correr sin rumbo alguno. Esa misma noche, las autoridades cercaron la zona donde se encontraba el último hotel donde se hospedó Lázaro y lanzaron un ataque con gas venenoso. Muchas personas enfermaron y otras tantas murieron, pero el gobierno lo anunció públicamente como un ataque terrorista.
Semanas después, Lázaro halló refugio en la cueva de un espeso bosque. Aunque no tenía conocimientos en el campo de la supervivencia, un instinto intrínseco lo guío desde los primeros días. Su dieta solo consistía en escasas plantas comestibles, por lo que no tardó en sufrir una descompensación. Al poco tiempo, mientras deliraba dentro de la cueva, un lobo de gran tamaño ingresó. Ya sin esperanza alguna, el hombre simplemente cerró los ojos y esperó que el destino siguiera su curso.
'Hoy es mi último día. Cuéntame una historia'. Lázaro escuchó una voz en su mente. Al abrir los ojos, descubrió que el lobo estaba del otro lado de la pequeña hoguera, viéndolo fijamente.
'Hoy es mi último día. Cuéntame una historia'. El hombre tenía los ojos abiertos en par en par.
-¿Me hablas a mí?
'Sí'.
-¿Qué eres?
'Un habitante de este mundo que vino desde muy lejos solo para que le cuentes una última historia. Me dijeron que tú lo harías'.
Creyendo que solo se trataba de una alucinación, Lázaro le siguió el juego y contó la historia de los 3 cochinitos.
'Gracias. Ahora corta mi carne y aliméntate con ella. Toma mi vida y no esperes a que se extinga'.
-No voy a comerte.
'Hoy es mi último día. Debes sacrificarme y elegir entre sabiduría, instino o habilidad. Yo te concedo ese honor. Si no lo haces, él vendrá a castigarte'.
-No.
La negativa de Lázaro hizo que el lobo fuera envuelto por un aura melancólica.
A la mañana siguiente, el hombre contempló el cuerpo sin vida del animal durante un par de horas. Definitivamente había enloquecido. La frustración y la impotencia lo transformaron en un maniático, o eso creía él. Lázaro decidó darle al lobo un funeral digno, así que lo enterró e improvisó una tumba.
Fue el peor error de su vida.
En la noche, una figura humanoide de más de 2 metros de altura lo despertó de manera violenta. Después de darle una golpiza, lo tomó del cuello y lo obligó a mirarlo directo a los ojos. Un rostro oscuro sin rasgos expresivos, solo una leve sonrisa asesina, anunciaron el inicio de una pesadilla.
-No te voy a matar, pero vendré a buscarte y te castigaré cada vez que no cumplas con tu labor. Es imperativo alimentarse con la carne de los animales que te visiten. Y procura contar historias originales, donde ellos sean los protagonistas, eso les fascina. No intentes escapar. Tu rival pronto llegará y solo uno de ustedes dos me va a acompañar.
Lázaro despertó todo golpeado y con el cuerpo adolorido. Lo que vivió fue real, pero no podía evitar pensar que iba más allá de la comprensión de un humano racional.