La Pareja Misteriosa del Alfa
img img La Pareja Misteriosa del Alfa img Capítulo 3 La solución
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Capítulo 7 Tenía que estar con ella img
Capítulo 8 La fiesta img
Capítulo 9 Ella es mi pareja img
Capítulo 10 La acusación img
Capítulo 11 El caos img
Capítulo 12 Yo nunca img
Capítulo 13 En la fiesta de cumpleaños img
Capítulo 14 Sembrar la discordia img
Capítulo 15 La chica que me salvó img
Capítulo 16 Recuerdos de la infancia img
Capítulo 17 La persona que sobra img
Capítulo 18 Las lobas en la piscina img
Capítulo 19 La desaparición de los adolescentes img
Capítulo 20 Una chica con el corazón roto en la oscuridad img
Capítulo 21 Estoy lista para ser tu mujer img
Capítulo 22 Una clase de educación sexual img
Capítulo 23 El vestido de novia img
Capítulo 24 El enredo img
Capítulo 25 Deseo sexual img
Capítulo 26 El placer img
Capítulo 27 Dejar la marca en mi pareja img
Capítulo 28 Un conflicto img
Capítulo 29 El rescate img
Capítulo 30 Boda a la vista img
Capítulo 31 Estar en problemas img
Capítulo 32 Transformación img
Capítulo 33 Secreto al descubierto img
Capítulo 34 Alguien ha desaparecido de la manada del Arce Rojo img
Capítulo 35 Aceptada img
Capítulo 36 El plan de una mujer img
Capítulo 37 Ayudar a Aitor img
Capítulo 38 El plan de Catalina img
Capítulo 39 Ceremonia de Luna img
Capítulo 40 Una sorpresa debajo del vestido de novia img
Capítulo 41 Los intrusos img
Capítulo 42 ¡Te prometo un helado de vainilla! img
Capítulo 43 Una Luna diferente img
Capítulo 44 Los altibajos en la relación img
Capítulo 45 Verdad o reto img
Capítulo 46 El viaje de luna de miel img
Capítulo 47 La conspiración con la Bruja Negra img
Capítulo 48 Una cita romántica img
Capítulo 49 Lobos en celo img
Capítulo 50 Luna era una gran detective img
Capítulo 51 Romance bajo el cielo estrellado img
Capítulo 52 La visita del tío de Serena img
Capítulo 53 Celos img
Capítulo 54 El entrenamiento img
Capítulo 55 Tras las pistas de Alejandro img
Capítulo 56 La Luna contra la violencia doméstica img
Capítulo 57 El temor de volver a amar img
Capítulo 58 Pedro fue atrapado img
Capítulo 59 La verdad sobre aquel año img
Capítulo 60 El verdadero enemigo img
Capítulo 61 La confesión de Anabel img
Capítulo 62 Estamos al borde de la bancarrota img
Capítulo 63 La Luna es multimillonaria img
Capítulo 64 Fóllame hasta llorar img
Capítulo 65 La venganza img
Capítulo 66 Nicolás img
Capítulo 67 Identidad expuesta img
Capítulo 68 La votación img
Capítulo 69 El plan de Camille img
Capítulo 70 Humillación pública en la playa img
Capítulo 71 Alfa estaba celoso img
Capítulo 72 Castigo de mi pareja img
Capítulo 73 La aparición de una bruja y una carrera en la playa img
Capítulo 74 La llegada de una amante del pasado img
Capítulo 75 Teresa estaba embarazada img
Capítulo 76 Exponer la mentira img
Capítulo 77 La infertilidad img
Capítulo 78 La obra de teatro img
Capítulo 79 Las sospechas de Pedro img
Capítulo 80 Un beso real img
Capítulo 81 La pelea img
Capítulo 82 Alejados img
Capítulo 83 La muerte de Hernán img
Capítulo 84 De copas img
Capítulo 85 La verdadera identidad de Nicolás img
Capítulo 86 Expulsar a Bruno img
Capítulo 87 Nos animó a tener un bebé img
Capítulo 88 El desastre img
Capítulo 89 Vida y muerte img
Capítulo 90 Borrar sus recuerdos img
Capítulo 91 El funeral de Serena img
Capítulo 92 Un trato en la mazmorra img
Capítulo 93 Una nueva Luna img
Capítulo 94 Serena había quedado embarazada img
Capítulo 95 Las maquinaciones de Camille img
Capítulo 96 Mi Luna está viva img
Capítulo 97 El escape de Bruno img
Capítulo 98 El deseo de Nicolás img
Capítulo 99 El rapto de Serena img
Capítulo 100 Una confesión img
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Capítulo 3 La solución

Punto de vista de Serena:

Salí rápido de la mansión de los García sin mirar atrás y me dirigí a mi cobertizo.

Dejar la manada de la Luna Negra era mi única opción, puesto que ya no podía quedarme ahí por más tiempo. Era verdad que irme siendo aún menor de edad sería bastante peligroso, pero creí que tenía mayores posibilidades de una vida mejor si me escapaba que si me quedaba. Vivir en la calle sería mucho más seguro para mí que este miserable lugar.

Cuando Alfa Teodoro me acogió, ellos se aseguraron de que yo no viviera a costa de él. Todos estos años trabajé igual o más que muchas sirvientas, lo que debió ser suficiente para compensar la amabilidad que tuvo de darme cobijo.

Suspiré. ¡Qué idiota fui! Yo era demasiado inocente. Durante muchos años, me tragué los insultos y humillaciones por la promesa que Bruno me hizo, pero pensándolo bien, él nunca contribuyó mucho a nuestra relación. Al parecer, me abandonaría en cuanto se le presentara una mejor candidata. Cuando esa perra me golpeó, él simplemente miró y agarró mi mano para evitar que le devolviera una bofetada. Más aún, cuando ella me golpeó por segunda vez, lo pasó por alto.

Debería haberlo visto venir, honestamente. Bruno no era un hombre lobo cualquiera, sino el futuro Alfa. Si en todo este tiempo realmente me hubiera querido proteger, no me habría dejado en un rango tan bajo en la manada de la Luna Negra por tanto tiempo. Cada vez que venía a mí, siempre era en secreto por temor a que lo descubrieran. Cuando algunos hombres lobo me intimidaban, él casi nunca estaba ahí para defenderme y, las pocas veces que estaba, lo único que hacía era decirles que se fueran.

Era ridículo que yo siempre encontraba excusas para defenderlo. Solía decirme a mí misma que, por ser el futuro Alfa, ya tenía suficientes problemas, así que necesitaba cuidar su imagen ante los demás. Me repetía que no podía ser severo con los que abusaban de mí, porque sospecharían de él si defendía a una sirvienta tan humilde.

Bueno, al menos ahora sabía la verdad: Bruno no era más que un maldito cobarde.

Mientras empacaba mis pertenencias en el cobertizo, dos hombres lobo se me acercaron de repente.

"Serena, el Alfa quiere verte ahora mismo", dijo uno de ellos en tono autoritario. Era una orden, no una petición, así que, frunciendo el ceño, los seguí sin decir una palabra.

Me llevaron a un salón más pequeño y tan pronto como entré por la puerta, sentí otra bofetada.

Aún sentía el zumbido en mis oídos al abrir los ojos y darme cuenta de que fue Luna Zoe quien me golpeó. Su cacheta fue mucho más fuerte que la de Silvia, pues me mareó e incluso creí sentir el sabor de la sangre en la boca. Me quedé quieta, incapaz de escuchar durante un rato.

"¡So puta! ¿Cómo te atreves a seducir a Bruno? ¿Qué diablos crees que estás haciendo? Te acogimos, te dimos ropa y comida y... ¿así es como nos pagas? ¡Maldita desgraciada! ¡Perra! ¡Puta!". Zoe pateó en el suelo y maldijo con exasperación.

Teodoro, que también estaba furioso, se sentó al otro lado de la habitación. En todos estos años que vivimos bajo el mismo techo, era probablemente la primera vez que de verdad me miraba. A su lado estaba parada Silvia, con una sonrisa diabólica en el rostro.

Esa puta, probablemente fue ella quien se quejó con Teodoro y con Zoe por lo sucedido.

Bruno también estaba ahí, parado en la esquina del salón. Parecía que el cobarde había aprendido una lección de sus padres. Desde allí bajó la cabeza, sin atreverse a mirarme ni por un segundo. Al verlo, solo tuve que acordarme de su pene flácido para llenarme de odio y disgusto. ¡No podía creer que alguna vez me enamorara de un idiota así! Debí estar loca.

"Serena, parece que tenemos que recordarte quién eres. Una chica como tú nunca será digna de alguien como Bruno. No puedes estar con él, es así de simple. La Diosa de la Luna ya designó a Silvia como compañera de Bruno. Tiene sentido, porque ese matrimonio será beneficioso para nuestras manadas. Te advierto desde ahora que no intentes interponerte en su relación o, de lo contrario, no tendremos más remedio que echarte de nuestra manada", dijo Teodoro amenazándome y no pude menos que dejar escapar una risa de mis labios.

"Si eso es lo que les preocupa, entonces les aseguro que no tendrán que decírmelo dos veces. Después de hoy, puedo prometerles a todos que ya no siento nada por Bruno. Nunca más me acercaré a él ni intentaré destruir su nueva relación con Silvia. Sinceramente, deseo que sean felices, después de todo, creo que se merecen el uno al otro".

Un cobarde y una fastidiosa arpía... tendrían una vida caótica por delante.

Teodoro y Zoe me miraron con recelo, probablemente dudaban de la sinceridad de mis palabras. Quizás pensaron que sería mucho más difícil lograr que una chica como yo se mantuviera alejada de su encantador hijo. Tal vez esperaban la resistencia o las súplicas de una chica desconsolada; sin embargo, aquí estaba yo, tranquila e indiferente hacia su hijo.

No vi la necesidad de explicar nada más, así que como muestra final de desinterés, decidí irme, quizás así Teodoro y Zoe finalmente me creerían.

Vi a Bruno levantar la cabeza al escuchar mi comentario y mirarme sin entender nada. La expresión arrogante de Silvia se le borró del rostro y me fulminó con la mirada, pero los ignoré a todos. Antes de que Teodoro y Zoe pudieran hacerme las cosas más difíciles, di la vuelta y salí del salón.

Punto de vista de Silvia:

La forma más rápida de castigar a Serena era informarles a Alfa y Luna de lo sucedido. Después del regaño de sus padres, Bruno no se atrevió a decir una palabra e incluso se disculpó conmigo sinceramente.

Sin embargo, yo no podía olvidar cómo esa puta de Serena se atrevió a pelear conmigo después de que la golpeara. Fue algo bueno que Bruno la pusiera en su lugar al detenerla.

Aun así, no estaba satisfecha. Como Serena se marchaba pronto, Teodoro y Zoe podrían pensar que el problema estaba resuelto, lo cual no me convenía. Esperaba que Serena luchara por Bruno y, ante esta muestra de irrespeto, a mis suegros no les quedaría más remedio que castigarla severamente. Pero por alguna razón Serena accedió a alejarse de Bruno en cuanto entró al salón. Ya no teníamos motivos para castigarla.

¿Y qué hacía con el agravio que me causó? Aunque nunca durmieron juntos, Serena sedujo a mi Bruno. Había que castigarla, o de lo contrario mi ira no quedaría satisfecha en absoluto.

A juzgar por la forma en que Bruno miró a Serena en ese momento, él aún sentía algo por ella. Esto fue para mí inaceptable e irrespetuoso por completo. El hecho de que Serena se marchara no era seguro. ¿Y si ella aparecía un día frente a Bruno y lo convencía de tener una aventura? No, necesitaba desaparecer del mundo para siempre. Que continuara viva en algún lugar era demasiado peligroso para mí, simplemente no iba a poder dormir tranquila por el resto de la vida.

"Alfa Teodoro y Luna Zoe, si me permiten hacer una sugerencia, no creo que debamos dejar ir a Serena así como así. Aunque dijo que nunca volvería a acercarse a Bruno, ¿quién puede asegurar que mantendrá su palabra? Puede que sea una huérfana a la que sacaron de la nada, pero miren lo que ha hecho, logró seducir al futuro Alfa de la manada. Por lo que sabemos, ella podría ser una loba conspiradora. ¿Y si continúa seduciendo a Bruno en secreto? ¿Qué pasa si ella difunde rumores por ahí y daña nuestra reputación para siempre?".

Teodoro frunció el ceño cuando escuchó mis proposiciones hipotéticas.

"Papá y mamá, conozco a Serena. Ella no es el tipo de chica que...", se oyó decir a Bruno desde la esquina.

"¡Cállate, Bruno! Eres el futuro Alfa, pero tuviste una aventura con una pobre sirvienta. Cometiste un gran error y lastimaste a tu pareja. ¿Cómo te atreves a defender a esa puta intrigante?", le espetó Zoe a su hijo.

"Tienes razón, Silvia. Si la dejamos ir ahora, podría causar posibles problemas en el futuro...", reflexionó Teodoro.

"Tengo un plan para resolver este problema nuestro, Alfa Teodoro". Una brillante idea me vino a la mente.

"¿De verdad? Bueno, dímela".

Le susurré al Alfa algunas palabras al oído y, acto seguido, él se apartó y asintió con la cabeza.

"Vaya, ese es todo un plan, Silvia. Tienes madera para convertirte en nuestra futura Luna. Haremos lo que propones".

            
            

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