Capítulo 7 Recuerdos

Cuando se puso el sol, Daisy se sentó en el columpio adormilada. Daisy se iba a comprometer con Alex al día siguiente, así que no importaba lo rebelde que fuera, no podía soportarlo. Agarrando la cuerda a ambos lados del columpio, la sacudió suavemente, y luces de colores centellearon frente a sus ojos. Hace mucho tiempo, cuando todavía era una niña despreocupada, su madre todavía estaba viva. Pero ahora...

Bill empujó la puerta de cristal del salón de flores y entró. Cuando vio a su hija sentada en el columpio pensativamente, pensó amargamente en la muerta Irene. No estaba tan triste como hace una década, pero al ver el salón de flores, recordó muchos recuerdos.

"¿Por qué estás aquí?" El tono de Bill era un poco de reproche, lo que hizo que Daisy, que siempre había sido rebelde, se sintiera infeliz. A los ojos de Daisy, aunque el hombre que entró en la habitación era su padre, ya eran extraños "familiares".

"No tengo nada que hacer. Estoy aburrido."

Daisy le dijo a Bill en un tono duro, como si nada pasara al día siguiente.

Bill era conocido como un viejo zorro en el campo de los negocios. Era famoso por ser obsequioso con todos. Pero eso no significaba que fuera de buen humor en casa.

"¿Aburrido?" Sentado en la silla de caña junto al columpio, Bill sacó una bolsa de cigarrillos del bolsillo de su traje grande y anticuado y encendió uno. El humo rizado flotaba de su boca, trayendo a Daisy a los recuerdos.

Hace dieciocho años.

"¡Mamá, empujame un poco más alto!"

La joven Daisy estaba en el proceso de cambiar sus dientes, y los dos dientes frontales faltantes no impidieron que la joven riera alegremente. El salón del jardín hace dieciocho años era mucho mejor de lo que era ahora. Era mucho nuevo y ordenado.

Sentada en el columpio, Daisy rezó para que su madre la empujara más alto. Pero obviamente, Irene estaba muy preocupada por la seguridad de su hija y no quería que el columpio fuera más allá del rango seguro. En este momento, Bill entró por la puerta del salón de flores.

"Cariño, ¿estás jugando con mi hija?"

"¡Papá!" Daisy saltó del columpio hábilmente, lo que asustó a Irene.

"¡Margarita! ¡Estabas en peligro justo ahora! No lo vuelvas a hacer, ¿de acuerdo? "

Al ver a su padre, Daisy no temió la amenaza de su madre y rápidamente se escondió detrás de Bill.

"Irene. Es normal que las chicas sean traviesas, y ella es linda cuando es traviesa ".

Irene perdió los estribos por la ira. ¿Cómo podrían el padre y la hija cantar la misma melodía?

"¡La estás malcriando!" Aunque Irene parecía estar enojada, no estaba realmente enojada. En los últimos cinco o seis años, los dos nunca habían discutido. Sin embargo, desde que nació este pequeño señor supremo, la personalidad pacífica de Irene casi se volvió loca. Era cierto, "¡Un conejo morderá cuando se ponga ansioso!"

"Hoy es tu cumpleanos. Planeaba comprarte un gran pastel pero olvídalo. ¡Solo estoy cocinando fideos! "

Al escuchar esto, la pequeña Daisy se echó a llorar. Esto fue lo más útil para su madre. Cuando lloraba, Irene sentía pena por ella y aceptaba cualquier solicitud.

"Tú..." Irene estaba sin palabras. ¿Qué debería hacer ella ahora?

"Bien, bien. Te compraré un pastel ahora, ¿de acuerdo? "

Con una sonrisa brillante en su rostro, Daisy envolvió sus brazos alrededor del cuello de su madre y dijo: "¡Mami, te amo!"

Irene estaba realmente aturdida y sin palabras esta vez ... "Parece que mi hija podría ir a la universidad de teatro y convertirse en la ganadora del Oscar en el futuro".

"¡Mamá, quiero pastel de mousse de chocolate!" Siguiendo a su madre que estaba a punto de salir del salón de las flores, Daisy hizo todo tipo de peticiones sin vergüenza: "¡Y quiero condones!"

Irene sintió dolor de cabeza. '¿Por qué todavía necesitas condones?' Pero tan pronto como ella dijo "no", el matón lloró. Irene no tuvo más remedio que prometer y le ordenó a Bill: "Cariño, cuida a tu pequeño amante. Volveré pronto."

Bill chasqueó la lengua y dijo: "¡De qué estás hablando! Ya terminé con ella en mi vida anterior. Solo te amo en esta vida ".

Con la cara roja, Irene dijo: "Eres tan molesta". Luego salió por la puerta con su bolso de perlas. Daisy no esperaba que fuera la última vez que veía a su madre. En ese momento, la familia Chen era simplemente una familia rica ordinaria y no podía considerarse una gran figura en el círculo empresarial. Sin embargo, mientras una familia viviera junta, serían tan felices como pudieran. Era una familia que todos en la comunidad envidiaban.

Daisy estaba sentada en el columpio del salón del jardín, esperando a que su madre comprara pasteles y globos. El sol se hundió en el salón de cristal del salón de flores, y la luna comenzó a salir. Pero de alguna manera, su madre todavía no regresó. Su padre, que estaba jugando con ella en este momento, también salió corriendo del salón de flores. '¿Por qué? ¿Por qué mi familia no se preocupa por mí? Daisy no sintió nada malo en su corazón infantil. Solo podía sentarse sola en el columpio. Después de mucho tiempo, su padre no había vuelto a casa.

El rocío blanco se convirtió en escarcha en otoño. Daisy se sentó en el columpio durante mucho tiempo y se durmió antes de que sus padres volvieran. Después de eso, su padre a menudo no volvía en toda la noche. Daisy solo podía cocinar fideos instantáneos para ella todos los días. Más tarde, una mujer que decía ser su madre se mudó a su villa.

Poco a poco, Daisy supo que cuando su madre fue a comprar su pastel, le cortaron la soga alrededor de la mano. Mirando el globo de hidrógeno flotante, su madre estaba ansiosa y lo persiguió por el camino. Sin embargo, fue atropellada por un autobús y murió en el acto ...

El humo rizado ya no se alejaba, y la mente de Daisy volvió a la realidad. Ahora tenía veintidós años, que fue el mejor año de su vida. Después de que Bill terminó un cigarrillo, lo apagó en la silla de caña de una manera grosera, y luego tiró la basura a un lado.

"Tú y tu hermana se comprometerán mañana juntos. Alex es un chico agradable y guapo. Recientemente recibió una gran cantidad de pedidos comerciales ".

"¿Entonces me vendiste?" Su voz estaba llena de tristeza.

La cara de Daisy se oscureció. Ella siempre había sido rebelde, y este hombre no se había preocupado por ella desde que tenía cinco años. Los dos se habían convertido en extraños. Ella realmente no sabía lo desvergonzado que era este hombre, y cómo se atrevía a aparecer frente a Daisy.

"¡Mocoso! ¿Alguien te había enseñado cómo comportarte? ¿De qué estabas hablando ahora? ¿Es así como hablas con tu padre? Bill no supo qué decir por un momento. Trabajó duro para la familia, pero no esperaba que su hija fuera tan mala con él. Por un momento, descubrió que la maldecía consigo mismo.