Con el corazón roto
img img Con el corazón roto img Capítulo 1 Prólogo: Destrozada
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Capítulo 16 chico33 img
Capítulo 17 Tierra trágame img
Capítulo 18 El juego del CEO y la directora de banca img
Capítulo 19 Fresas con nata img
Capítulo 20 El bombón turquesa img
Capítulo 21 Una conversación que tendrás que tener img
Capítulo 22 Una conversación bastante incómoda img
Capítulo 23 El baño de mujeres img
Capítulo 24 Cambio de sala img
Capítulo 25 Harley's Saloon img
Capítulo 26 Tu "Devil" img
Capítulo 27 No debes sentir vergüenza img
Capítulo 28 Deseo de besar img
Capítulo 29 Demasiado tarde img
Capítulo 30 El ascensor img
Capítulo 31 Encerrada en el baño img
Capítulo 32 El taxi img
Capítulo 33 El Taxista Pelirrojo img
Capítulo 34 El cine img
Capítulo 35 El Rubio Cinéfilo img
Capítulo 36 El Rubio Cinéfilo (2°Parte) img
Capítulo 37 Cuando una mujer dice no, es no img
Capítulo 38 Una semana img
Capítulo 39 La violación img
Capítulo 40 El jefe de departamento img
Capítulo 41 Un buen lío img
Capítulo 42 La cultura del honor img
Capítulo 43 Golpe justiciero img
Capítulo 44 Lilian img
Capítulo 45 Un buen hombre img
Capítulo 46 La seducción img
Capítulo 47 Roces img
Capítulo 48 Un poco de charla img
Capítulo 49 Tu Policía img
Capítulo 50 Remordimientos img
Capítulo 51 La paciente 3619 img
Capítulo 52 Instant Erect Supreme img
Capítulo 53 Mal de muchos, consuelo de tontos img
Capítulo 54 Rosas rojas de terciopelo img
Capítulo 55 El centro comercial img
Capítulo 56 Quitamanchas img
Capítulo 57 Tu Camarero Vikingo img
Capítulo 58 Las mujeres tienen que aguantar el dolor img
Capítulo 59 Compras navideñas img
Capítulo 60 Struffoli img
Capítulo 61 Muy importante a nivel emocional img
Capítulo 62 Celos, amor y mucho sexo img
Capítulo 63 Una forma de ligar agresiva img
Capítulo 64 Tu Hombre de Negocios img
Capítulo 65 Curiosidad img
Capítulo 66 La mujer del vestido blanco img
Capítulo 67 El piso veinte img
Capítulo 68 Sexo en el ascensor img
Capítulo 69 Algo humedecido img
Capítulo 70 El cirujano img
Capítulo 71 La peor noticia img
Capítulo 72 Nochebuena img
Capítulo 73 Tronco de Navidad img
Capítulo 74 Tortura china img
Capítulo 75 Un increíble orgasmo img
Capítulo 76 Una pregunta inevitable img
Capítulo 77 El regalo de Santa Claus img
Capítulo 78 Dolor y frustración img
Capítulo 79 Un buen regalo para Navidad img
Capítulo 80 Miedo img
Capítulo 81 Para confirmar img
Capítulo 82 Egocentrismo img
Capítulo 83 Inhalar y exhalar img
Capítulo 84 Tu tía abuela Margarette img
Capítulo 85 Vestido de noche img
Capítulo 86 Los Marqueses de Pirantel img
Capítulo 87 Regalos img
Capítulo 88 Una pequeña pega img
Capítulo 89 No se va a acabar el mundo img
Capítulo 90 No hay mayor desprecio que no hacer aprecio img
Capítulo 91 Atando cabos img
Capítulo 92 Necio img
Capítulo 93 Antoine img
Capítulo 94 Tu madre img
Capítulo 95 Complot de primas img
Capítulo 96 Vestido de fiesta img
Capítulo 97 Cotillón img
Capítulo 98 Perreo img
Capítulo 99 El Moreno Salvaje img
Capítulo 100 Un pedazo de bombón img
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Con el corazón roto

Palomy
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Capítulo 1 Prólogo: Destrozada

Los mechones negros se rizaban bajo el torrente de sus lágrimas. La cabeza caída hacia delante, reposaba entre sus manos, que se turnaban para sujetar el pelo de sus sienes y tapar sus ojos negro azabache.

Los hombros hundidos se movían por el temblor que le ocasionaba su llanto. Su piel aceitunada brillaba exóticamente bajo la luz de la luna que se filtraba por la ventana del dormitorio.

-Oh mi niña, vamos ...

Levantó la mirada para poder ver a su amiga.

-Pero .. es que ... no lo ha visto ... y ...

–Tranquila cielo, con tanto llanto casi no te entiendo.

Pasaron unos minutos en silencio hasta que se calmó lo suficiente para poder hablar.

-Ay Elena, -soltó un suspiro desesperado- me ha dejado ...

-¿Cómo que te ha dejado?

-Si Elena, ha sido esta mañana. Juan me ha llamado para que llegase al hospital media hora antes de la reunión del departamento de Ginecología y Obstetricia diciendo que tenía una urgencia y que necesitaba la ayuda de otro ginecólogo -hizo una pausa para calmarse, pues las lágrimas amenazaban con volver a inundar sus ojos-. En cuanto he llegado he bajado a quirófano pero estaba vacío. Entonces he subido a urgencias y tampoco había nadie, en consultas tampoco y ... no ... -el llanto ahogó sus palabras de nuevo.

Elena se sentó junto a ella. Sabía que si la decía que no se lo contara si no estaba preparada su amiga se sentiría mucho peor. Jacqueline necesitaba desahogarse contándolo todo a una buena amiga, por lo que le puso una mano en su hombro y esperó sin decir nada.

-Verás -prosiguió Jacqueline- al no encontrar a Juan me dirigí a su despacho y allí estaba. Lógicamente le pregunté por la urgencia y me dijo que no existía ninguna urgencia, que me había llamado para hablar conmigo. Puedes imaginar mi cara de asombro, pero me quité la bata y me senté frente a su escritorio con una sonrisa creyendo que quería darme una sorpresa.

»Y vaya si me la ha dado -soltó un suspiro-. Me ha soltado que ya no tenía sentido nuestra relación, que llevaba un tiempo pensando en ello y que por fin había llegado a la conclusión de que en realidad no funcionabamos bien como pareja.

Los ojos de Jacqueline se desplazaron hacia la distancia a través de la ventana.

-Lo siento mucho cielo -dijo Elena.

-¿Sabes qué es lo peor? Apenas faltaban unas semanas para la preboda, y en tan solo cuatro meses ya habríamos pasado por el altar.

Jacqueline comenzó a examinarse los pies descalzos, que se estaban empapando de nuevo con las lágrimas.

-Mi niña, es un canalla -dijo Elena.

¼Bueno, al menos ha tenido el valor de decírmelo en persona -Jacqueline se encogió de hombros y mostró una sonrisa sarcástica.

-Levántate.

-Elena no me apetece.

-Vamos nena, ven, ponte frente al espejo.

-Debo estar ridícula con los ojos rojos y ...

-¡Jacqueline, arriba! -dijo Elena mientras encendía la luz.

Rápidamente, Jacqueline se levantó y se acercó al espejo arrastrando los pies. La mujer del espejo tenía los ojos rojos e hinchados, el pelo negro enmarañado a la altura de las sienes, donde ella llevaba toda la tarde ahogando su frustración a base de tirones para tratar de mitigar el dolor, con algunos mechones pegados a ambos lados de la cara que se rizaban por estar mojados.

-Estoy horrible, doy pena, -un nudo le atascó la garganta y tuvo que luchar para hacerlo bajar de nuevo- no me extraña que Juan me haya dejado con lo fea que soy.

Elena se acercó a ella y le aparto los mechones de la cara

-Mira tu cuerpo, tus piernas son largas y delgadas. Tus ojos negro azabache son preciosos. Tienes un vientre plano, una cintura bonita. Tienes una cara preciosa, una melena suave y brillante y... ¡mira qué busto!

-Si, me operé porque quería gustarle más a Juan, nada exagerado. Sólo tener el pecho firme y en su sitio, un pequeño implante de silicona debajo del músculo y ¡Voilá!, Un pecho bonito y de aspecto totalmente natural, incluso al tacto. Pero ...

-¿Pero?

-Juan ni siquiera lo ha notado. Y eso que siempre miraba embobado los escotes de todas las demás...

-Nena, tienes unos pechos bien turgentes -dijo Elena-. Al hombre que consiga hacerse con eso o le da un infarto o lo vuelves loco.

Jacqueline se contempló pensativa en el espejo. La verdad es que estaba muy contenta con el resultado de su operación y Juan no se merecía que a ella dejara de gustarle. Se ajustó la camiseta del pijama y, al no llevar puesto puesto sujetador, constató una vez más que había quedado perfecto.

Elena la giró suavemente para que se pusiera de perfil y le dio una palmada en el trasero.

-¿Esto no ha sido operado verdad?

-No -a Jacqueline se le escapó una risita.

-Y aún así, míralo. Terso, firme, incluso duro.

-Supongo.

-Amiga, eres preciosa y si el tonto de Juan no lo ve ese es su problema. ¿Por qué no disfrutas con lo que te apetezca? Él ni siquiera merece tus lágrimas.

Jacqueline se miró en el espejo de perfil, de frente e incluso de espaldas.

-Tienes razón, si Juan no sabe valorarme será porque no me merece.

-Vamos a hacer una cosa: date una ducha, vístete y arréglate. Esta noche vas a acompañarme a casa de Andrés y no, no acepto un no por respuesta.

Andrés, Andy cómo le llaman todos, es el compañero de trabajo de Elena y su mejor amigo.

-Andy lo está pasando realmente mal -explica Elena -. Hace una semana encontró a su novia con otro hombre, le estaba poniendo los cuernos. El pobre está destrozado, he conseguido que me invite a cenar esta noche para tratar de animarlo.

-¿Te ha invitado? Pero a mí no me espera -dijo Jacqueline.

-Digamos que me he autoinvitado con su consentimiento y tú también necesitas ánimo, así que te vienes conmigo.

-Pero ...

-No hay peros que valgan, conozco bien a Andy y sé que no le importará. Esta noche cenamos los tres en su casa.

>> Ale venga, a la ducha -dijo Elena empujando suavemente a Jacqueline hacia el baño, dando de esta manera por zanjada la discusión.

            
            

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