Solo escucho el sonido de aparatos de hospital, intento abrir los ojos pero me pesan, los alcanzo a abrir un poco, estoy en un sillón en un balcón, a mi alrededor solo veo árboles, intento levantarme suave con firmeza pero me da una migraña bastante fuerte y me vuelvo a sentar, volteo a ver mi mano, estoy conectada a una bolsa de suero, pero, al detallar mejor mi mano me percato de mis heridas, tengo los nudillos con costras y los brazos con varias heridas y morados, también tengo una venda en la parte baja de mi cabeza cubriéndome casi la mitad de ella.
Escucho pasos provenientes del interior de la casa y vienen directo hacia mí, entro en pánico e instintivamente me hago la dormida.
-No ha despertado. Si, lo sé, estamos perdiendo bastante dinero, pero recuerda que fue tu culpa, intentaremos reanimarla forzosamente, no haremos eso olvídalo, adiós -escucho una voz joven, podría calcular entre la edad de 20 a 25 años, siento su respiración cerca de mi rostro, me asusto y lo pateo fuertemente
Al abrir los ojos presencio al chico retorciéndose en el suelo, al observarlo mejor me percato que tuve la suerte de patearle la entrepierna.
- ¿Qué te pasa? -me regaña fuertemente. Esa voz, siento que la he escuchado antes, se me hace demasiado conocida
- ¿Quién eres? – refunfuñe insistentemente pidiendo una respuesta lógica
-Ese golpe debió ser demasiado fuerte como para que no me recuerdes, al menos, ¿te acuerdas de tu propio nombre? -musita levantándose mientras se sigue sobando la entrepierna
Siento la respuesta en la punta de mi lengua, pero no me llega a la cabeza y no la puedo decir
- ¿Cuál es mi nombre? -sinceramente es algo extraño no saber tu propio nombre
-Vaya estoy demasiado sorprendido, bueno te explico tu nombre es Conny Morrison, yo soy Carlo, pero eso no es importante, ya que por fin despertaste debo hacer mi debido trabajo, revisaremos tus vendas, te bañaras porque hueles a muerta, comes y nos vamos inmediatamente.
Me toma fuertemente de la muñeca y me hace levantar, enseguida una muchacha con uniforme de enfermera me hace recostar en otro sillón, me cambia rápidamente las vendas y el chico me señala la dirección hacia el baño.
Entro al pequeño baño y lo primero que hago es verme al espejo, me asusto ante mi reflejo, tengo mis ojos cafés inyectados en sangre, en la parte baja de mi pómulo derecho tengo un gran golpe y en mi labio inferior tengo una pronunciada cortada.
- ¿De qué película de peleas he salido? -me pregunto a mi misma en un susurro, ignoro mi reflejo y empiezo a desnudarme rápidamente, entro a la ducha sintiendo mis músculos contraerse ante la temperatura helada del agua. Mientras termino de ducharme escucho a alguien entrar y salir rápidamente del baño, me asomo y veo varias prendas encima el retrete.
Me visto rápidamente y salgo del baño, un señor más robusto se planta frente mío y me voltea amarrándome las manos fuertemente y me lleva a rastras hacia la salida de la casa, puedo ver una gran camioneta negra esperándonos en la entrada
- ¿A dónde vamos? -pregunto entrando en pánico, no veía por ningún lado a Carlo
-No te hagas la estúpida, tu sabes a donde, vamos a llevarte donde el jefe, tienes cuentas pendientes con el
En el momento en que me dijo eso quede más perdida que dálmata entre vacas.
Casi me da un ataque cardiaco cuando entro a la camioneta, al lado mío había un señor con un arma apuntándome. No se cuanto tiempo paso hasta que el auto para en una enorme casa con estilo mediterráneo, pero al mismo tiempo estilo moderno, una combinación muy atractiva al ojo humano
Me hacen bajar fuertemente, en la entrada de la casa hay más hombres robustos con armas, en el camino hacia la entrada varios hombres se ponen al rededor mío apuntándome con ellas, en la puerta una señora con un vestido bastante elegante de color rojo nos hace pasar con un movimiento de cabeza
-El jefe los está esperando, adelante
El señor frente mío solo asiente de forma de afirmación y seguimos hacia lo que parece un bar privado, en la barra se encuentra un viejo tomando wiski de la botella directamente.
-Por fin te tengo aquí, tenemos cuentas pendientes de las que hablar, ven siéntate -me señala la silla al lado de él, para no causar problemas tomo puesto obedientemente. -Me vas a pagar todo el dinero que tuve que invertir en esta operación que tuve que hacerme por tu culpa -se señala la entrepierna, yo solo frunzo el ceño desconcertada. Uno de los señores de alrededor habla
-Con todo el respeto que se merece, se nos fue informado que la chica perdió la memoria ante el golpe que recibió por parte suya
El viejo me toma rápidamente del pelo y me jala hacia el y me pone la punta de una pistola en la nuca, mientras yo lloro con desesperación
-Esta perra no perdió la memoria, solo está fingiendo para poder escaparse más fácil, y si es asi le restringiremos todo, o bueno, no seré tan malo, si realmente perdió la memoria te recordare lo que me hiciste y como me lo tienes que pagar -me habla rabioso mientras sigue con la pistola insistente en mi nuca
-Si... si señor no recuerdo nada, y lo que tenga que pagar se lo pagare, pero no me haga daño, por favor -digo entre sollozos
-Te creere perra, bueno te explico me hiciste amputar un maldito huevo solo porque te dio una rabieta porque no soportaste la idea de que tu mama te hubiera vendido a mí, asi que ahora me lo vas a pagar trabajando para mí y ni siquiera intentes escapar porque te ira muy mal, asi que piénsalo dos veces antes de intentar alguna estupidez
-Sí señor, yo haré lo que me ordene, pero por favor suélteme, me está lastimando -el me suelta con rabia y asco hacia tirándome al suelo
-Llévensela no quiero ver más a esta perra hasta cuando sea necesario
-Si señor -responde el señor de antes y me toma del brazo levantándome
El me lleva al tercer nivel de aquella casa, me dirige por un pasillo largo y desolado, pero con varios cuadros en las paredes, hay varias puertas de madera y me dirige a una en particular con mi nombre y mi edad

Abre la puerta y me encuentro con un cuarto bastante simple pero grande, tiene una ventana la cual tiene una reja que solo permite entrar la luz del sol por pequeños espacios, al otro extremo del cuarto hay una cama súper grande y bonita, a su lado una gran librería y en otro extremo hay otra puerta, supondré que debe ser el baño.
-Te quedaras aquí hasta que te llamemos a trabajar -me dice y cierra la puerta fuertemente
- ¿Cuál será mi trabajo? -grito y corro hacia la puerta para abrirla, pero no cede. Me dejo resbalar por la puerta hasta sentarme en el suelo de madera a llorar desconsoladamente.
Lo peor no es estar aquí o tener que trabajar, es no acordarme de nada, aunque los recuerdos fueran horribles los deseo, vivir sin pasado es desalentador, es mejor tener conocimiento del pasado aunque sea una mierda a no tenerlo y vivir sin saber que errores no volver a cometer, pero aunque no tenga recuerdos estas personas no me dan buena vibra, si realmente hice lo que me dijeron debí tener una razón, también, uniendo cabos ese señor fue el causante de la perdida de mi memoria, asi que está muy lejos de ser buena persona.
Mi instinto en este momento es que debo salir de aquí a cualquier precio, o eso espero. Empiezo a golpear fuertemente la puerta gritando, pero nadie viene, todos me ignoran. Tengo que pensar con cabeza fría, primero tengo que hacer un plan, luego ejecutarlo. Pero por el momento estoy demasiado cansada para pensar, voy al baño el cual es muy sencillo y simplemente me limito a entrar en la bañera y relajarme hasta quedarme dormida.
-Déjenme salir, por favor, seré juiciosa, sáquenme, me equivoque, no volverá a pasar -grito mientras oigo gritos de dolor, estoy encerrada en el armario, pero alcanzo a ver a un señor tocando en sus partes a mi mejor amiga, mi boca me sabe a hierro, me limpio con la mano y veo sangre, tengo sangre en mis labios y nariz. Sigo gritando hasta que me saca, pero en este momento me arrepiento, el señor me toma de la muñeca y me tira hacia el piso mientras se sube encima mío y me golpea
-Eres una maldita puta, haces lo que digo o te ira muy mal
Me despierto entre gritos, me toco la cara desesperadamente, estoy sudando demasiado, no puedo sacar esa horrible voz de la cabeza. Salgo rápidamente de la bañera, tengo la piel de los dedos arrugada, no sé cuánto tiempo estuve dormida, me visto con una sudadera y una pantaloneta y me dirijo a la cama, al lado de la puerta, en el suelo, hay una bandeja con comida, pruebo algo parecido a un flan pero lo escupo instantáneamente, sabe a comida de hospital, voto todo en la papelera y me limito a revisar la librería, encuentro un libro bastante interesante, aunque no se cual sea el nombre, la tapa esta muy desgastada, lo empiezo a leer y luego de un rato el sueño me toma por sorpresa