Aspiré hondo antes de abrir los ojos. Deleitándome lo más que podía con su aroma que, justo allí me parecía algo tan familiar, tan cómodo.
Los vidrios se encontraban empañados por la lluvia y el calor que emanaban nuestros cuerpos.
Se sentía bonito.
Poder estar así, sin ninguna defensa sobre mi cuerpo y simplemente poder dormir.
Una noche sin h